Argentina: Aapresid y los suelos. Un premio a los depredadores

Idioma Español
País Argentina

"Vamos a explicar brevemente por qué, desde nuestra perspectiva, Aapresid y sus aliados no sólo no protegen los suelos argentinos sino que son responsables del actual proceso de destrucción: por el monocultivo de soja, por la extracción excesiva de nutrientes, por la destrucción de materia orgánica, por la deforestación, por el crecimiento en el abuso de agrotóxicos, por el rol de los agronegocios en el cambio climático y por las inundaciones."

El miércoles 6 de diciembre la FAO entregó el Premio Mundial del Suelo Glinka[i] a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) “por promover prácticas sostenibles de gestión de suelos”. El premio se entrega a quienes contribuyen a “promover el manejo sustentable de los suelos y a proteger sus recursos”.

Vamos a explicar brevemente por qué, desde nuestra perspectiva, Aapresid y sus aliados no sólo no protegen los suelos argentinos sino que son responsables del actual proceso de destrucción: por el monocultivo de soja, por la extracción excesiva de nutrientes, por la destrucción de materia orgánica, por la deforestación, por el crecimiento en el abuso de agrotóxicos, por el rol de los agronegocios en el cambio climático y por las inundaciones.

Aapresid, la siembra directa y los monocultivos

La siembra directa consiste en sembrar sin arar la tierra. Como tal tiene muchos años, incluso antes de la invención de los agrotóxicos. La siembra directa en Argentina, impulsada por Aapresid, el Estado desde la mayoría de sus instituciones (incluyendo las de Ciencia y Tecnología) y las empresas transnacionales agrotóxicas, consistió en ser el experimento a escala masiva del paquete transgénicos – agrotóxicos – pooles de siembra y soja, sobre todo a partir de 1996.

Los precios internacionales favorables, la facilidad del manejo, la oportunidad de las comunicaciones, la adaptabilidad de la soja a distintos climas, el marco regulatorio favorable y el apoyo del Estado hicieron que la soja rápidamente se convierta en un monocultivo: hoy la superficie sembrada con soja creció hasta 20 millones de hectáreas de las 36 millones de hectáreas agrícolas totales.

 Argentina también sirvió como punto de entrada de la soja en la región. “La expansión del monocultivo de soja transgénica resistente al herbicida glifosato en el Cono Sur de América Latina es uno de los casos extremos de imposición de la agricultura industrial en el mundo y sus impactos en toda la región están ampliamente demostrados y cuantificados. Y Argentina fue la “cabecera de playa” desde donde se impuso la soja en toda la región” (Grain: Extractivismo y agricultura industrial o como convertir suelos fértiles en territorios mineros)

Los monocultivos argentinos y los suelos

Los monocultivos destruyen los suelos. Tanto si son en el siglo 19 bajo sistemas esclavistas, o en sistemas capitalistas como este, o incluso bajo sistemas socialistas. Ese hecho básico se enseña en las escuelas y lo sabe todo el mundo.

La soja en sistemas de monocultivo o en rotaciones con maíz configuran hoy un sistema extractivista que destruye los suelos de una de las llanuras fértiles más famosas del mundo: la pampa húmeda. “lo que de manera muy concreta define a la agricultura industrial como una actividad extractivista es la enorme cantidad de minerales y nutrientes que extrae del suelo sin ningún tipo de reposición ni compensación, destruyendo su estructura y agotándolos irremediablemente. Lo absurdo de todo el proceso productivo es que se asume que esto ocurrirá y la manera de “reponer” las sustancias extraídas es a través de la aplicación de enormes cantidades de fertilizantes químicos que, por supuesto, son una parte más del negocio de las corporaciones del agronegocio.[ii] “La gran paradoja es que el “ciclo” de la agricultura industrial se completa con esta incorporación de fertilizantes que deben ser extraídos del suelo (en el caso del fósforo y potasio por minería directa) o fabricarlos del petróleo (en el caso del nitrógeno). Todos estos productos no son renovables y es muy claro que a medio plazo se agotarán”.

La reposición de los nutrientes tiene sus desventajas. Y según muchos estudios especializados solamente alcanza entre el 25 y 50% de lo extraído.

La soja sobre soja sobre soja sobre soja (van 20 años en muchas partes…) destruye la materia orgánica de los suelos. Roberto Casas del INTA explicaba en el año 2007[iii] “Con el monocultivo de la soja es poca la materia orgánica que se incorpora al suelo y con los años el balance de ésta en el terreno se torna negativo". Además "En aquellas zonas que tienen más resiliencia como el área pampeana húmeda, con suelos bien dotados en materia orgánica, podemos seguir cultivando unos años más sin que haya un proceso de degradación muy profundo o notable. Pero en aquellos suelos de menor aptitud, en zonas marginales con texturas mas arenosas hacia el oeste de la región pampeana, ahí ya están apareciendo problemas serios de erosión, compactación y pérdida de fertilidad de los suelos por el monocultivo que no es bueno para ninguna superficie".

El monocultivo y la desforestación

El paquete tecnológico permitió al monocultivo sojero y los productores de los agronegocios expandirse en otras regiones de la Argentina, sobre todo en la región chaqueña (provincias de Salta, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Tucumán, Catamarca, Santa Fe, San Luis y Córdoba). El último monitoreo de la Secretaría de Ambiente de la Nación es de marzo de 2017[iv]. Contabiliza a la fecha más de 3 millones de hectáreas desmontadas en los últimos 10 años (pág. 7).

Los pastizales, como dice la nota de FAO, secuestran carbono y protegen a los suelos. En la región chaqueña los pastizales naturales están bajo bosques nativos. Pero, y esto la FAO no lo quiso ver, Aapresid y sus aliados al aumentar la superficie sembrada con soja, maíz y algodón transgénicos, destruyeron literalmente ya más 3 millones de hectáreas de bosques emitiendo todo ese carbono a la atmósfera y destruyendo gran parte de la materia orgánica de esos suelos. No se entiende que les den un premio, ¿no?.

Los monocultivos y los venenos

Los agrotóxicos contaminan las aguas, el aire y las tierras y ponen en riesgo y dañan la salud humana: ningún agrotóxico es inocuo. El problema de los venenos agrotóxicos en Argentina es conocido mundialmente, incluso por la misma FAO que premia a Aapresid[v].

El paquete siembra directa – soja - agrotóxicos – pooles de siembra – agroindustria, es el responsable de que el consumo de herbicidas haya crecido 1279% entre 1991 y 2011[vi]. Y de 2011 para acá, aunque se haya puesto más difícil conseguir datos oficiales, sabemos que el problema de las malezas resistentes a herbicidas creció espectacularmente. Si nos queda alguna duda que las malezas son un problema bien grande dense una vuelta por la página de aapresid: ver aquí.

Esto empujó a que el Estado argentino siga aprobando eventos transgénicos de resistencia a herbicidas[vii].

Los que promueven el premio Glinka tienen un lema: “suelos sanos para una vida sana”. Y se lo dan a Aapresid… por favor…

Los venenos y los suelos

Los venenos, además, destruyen insectos, microorganismos y otros organismos que directa o indirectamente mantienen el funcionamiento de los ecosistemas en general y la fertilidad de los suelos, en particular.

Es bien conocido que los suelos bajo el sistema de cultivos transgénicos y agrotóxicos tienen bajísimas poblaciones de lombrices. Menos visibles pero no menos importantes son los microorganismos invisibles al ojo humano que los venenos destruyen.

Todos estos temas en relación al carbono y el cambio climático

El cambio climático es un problema grave. El monocultivo de soja en argentina es hijo de una lógica de mercantilización del sistema agroalimentario global. Y ese sistema emite el 60% de los Gases de Efecto Invernadero actualmente (“Juntos podemos enfriar el planeta”)[viii]

Elegir un indicador, en este caso carbono orgánico en suelo (sin ver si quiera por qué está ahí y quiénes lo amenazan) sin ver el resto de la realidad (el sistema como un todo) científicamente es inválido, corto, absurdo. Ahora si lo vemos desde lo político es al menos interesado, cuando no perverso y criminal.

¿Y las inundaciones?

La siembra directa ahorra agua. Eso, en regiones húmedas y subhúmedas puede no ser tan favorable. Si además tenemos ocupado el suelo 5 de los 12 meses del año, impidiendo que haya plantas vivas que tomen el agua o que al menos enlentezcan su recorrido por la superficie, tenemos grandes movimientos de agua y su acumulación abajo y encima de la tierra, lo que hoy en Argentina alcanza a 8 millones de hectáreas[ix] "prácticamente toda la cuenca del Río Salado, desde la desembocadura en la bahía Samborombón extendiéndose hasta zonas de La Pampa y sur de Córdoba, pasando por todo el oeste de Buenos Aires" según Carbap.

Basta de falsas soluciones: vamos con la agroecología hacia la Soberanía Alimentaria

Los sistemas campesinos y familiares de producción agroecológica alimentaron a la humanidad durante milenios. Hoy, pese a los avances de la agricultura industrial, lo siguen haciendo como queda clarísimo del informe del ETC Group “Quién nos alimentará”[x]

Argentina es uno de los países con más uso de transgénicos y agrotóxicos. Y ocupa un lugar lamentable en el mundo como ejemplo de lo que no se debería hacer en otros países.

En ese marco darle un premio a Aapresid por conservar los suelos es absurdo y lamentable.

Fernando Frank para Acción por la Biodiversidad. Febrero de 2018

moc.liamtoh@knarfmf

Referencias:

[i] http://www.fao.org/

[ii] https://www.grain.org/

[iii] https://www.infobae.com/

[iv] MONITOREO DE LA SUPERFICIE DE BOSQUE NATIVO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA Regiones forestales Parque Chaqueño, Yungas, Selva Paranaense y Espinal disponible en  http://leydebosques.org.ar/

[v] https://www.pagina12.com.ar/

[vi]  https://inta.gob.ar/

[vii]  http://www.agroindustria.gob.ar

[viii] “Juntos podemos enfriar el planeta” https://vimeo.com/140427376

[ix]  https://www.infobae.com/

[x] http://www.etcgroup.org/

Temas: Agronegocio

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