Argentina: Encuentro para enfrentar la “recolonización del continente”

Desde la perspectiva de la educación popular, integrantes del grupo Pañuelos en Rebeldía vienen organizando una serie de talleres de investigación participativa con movimientos sociales. El objetivo es generar un conocimiento que permita “pensar alternativas colectivamente” a un escenario actual de “recolonización del continente”, marcado por el avance de las corporaciones transnacionales.

El pasado fin de semana el equipo de educación popular Pañuelos en Rebeldía reunió en Buenos Aires a un amplio abanico de organizaciones sociales y activistas de América Latina para intercambiar sus experiencias de resistencia popular. “Aquí hay gente que tiene que ver con las regiones del país en las cuales venimos trabajando (noroeste argentino, patagonia y litoral -la zona de la triple frontera-) y también compañeros y compañeras de movimientos de América Latina porque nos parece importante tener una mirada más coyuntural de la región”, explica Patricia Agosto.

La serie de encuentros orientados como una ‘investigación participativa’ se propone profundizar “las temáticas que nos interesan en relación a las políticas de recolonización, acompañando a los movimientos en las propias resistencias”. Y para que este acompañamiento sea más fructífero se producen materiales como libros y cuadernillos “que pensamos tienen que servir para el trabajo en las bases de las organizaciones. El objetivo es construir teoría a partir de la articulación y el contacto y generar espacios de encuentro para las organizaciones”, destaca Patricia.

Según señala Pañuelos en Rebeldía en una de sus publicaciones, “las batallas populares [están] ... amenazadas por el capitalismo en su etapa de transnacionalización, imperialismo y neocolonialismo”[1]. Esas luchas son encarnadas por múltiples sujetos sociales: según sea la agresión recibida por el capital se van conformando las resistencias. Esta ofensiva recolonizadora sobre los territorios “adquiere un papel destacado para la lógica de dominación del capitalismo ya que en ellos se concentran bienes naturales fundamentales para la disputa por la hegemonía sobre el planeta: agua, biodiversidad, petróleo, minerales, suelos ricos para diversos fines; además de presentar inmensas extensiones de tierras y climas óptimos para producciones agroindustriales”. El saqueo producido por el modelo vigente “tiene víctimas concretas, las poblaciones que viven en los territorios ricos en recursos, muchas de las cuales son comunidades campesinas e indígenas”[2].

Detrás de cada agresión a una población hay un interés económico que la impulsa en un escenario de capitalismo concentrado en etapa transnacional. Pero las resistencias a estos vectores económicos comienzan a unirse y elevar su voz. Patricia Agosto, integrante de Pañuelos en Rebeldía, analiza en este diálogo el complejo escenario planteado.

- ¿Qué implicancias tiene este concepto que utilizan ustedes, “la recolonización del continente”?

- A veces se nos plantea un debate sobre si es una recolonización o si alguna vez dejamos de estar colonizados. Pero más allá de esto, consideramos que hay una vuelta de los capitales extranjeros, de las empresas transnacionales, con la complicidad de los gobiernos locales, y no sólo en Argentina sino en toda América Latina. La avanzada de este modelo tiene que ver con la presencia concreta de las empresas en los territorios y con metodologías tendientes a acabar con las resistencias, lo cual también implica una avanzada en relación a la criminalización y a la militarización que estamos viviendo en la región. Las resistencias tienen múltiples formas de manifestarse, a partir de los pueblos originarios, movimientos campesinos, las asambleas socioambientales, las organizaciones de mujeres, por ejemplo. Y desde nuestro colectivo tratamos que todas esas voces se puedan escuchar de alguna manera en este trabajo de investigación participativa. Por ejemplo en este momento estamos escuchando una mesa que tiene que ver con géneros y hay muchas organizaciones que están presentes que no tienen acceso al tema de género, entonces es importante poder escucharse porque a la larga hay mucha coincidencia debido a que el enemigo es el mismo, aunque se manifieste de distinta manera en los distintos ámbitos.

- Uno de los conceptos que ustedes utilizan para entender y organizar las luchas es el de territorio. En una visión más clásica de la lucha anticapitalista el concepto clave sería el de clase y pensando la clase en la ciudad, sobre todo en la fábrica. ¿Cómo sería este planteo estratégico que piensa las resistencias a partir de los territorios?

- El concepto de territorio lo fuimos aprendiendo. Desde nuestra experiencia, particularmente quienes fuimos trabajando con los pueblos originarios, hemos incorporado elementos del concepto de territorio utilizados por ellos. En un lenguaje cotidiano uno puede pensar en el territorio como un espacio geográfico, donde se vive, trabaja, etc. Lo que hemos aprendido de los pueblos originarios es que el territorio es mucho más que eso, en realidad es como el espacio donde se construye el sentido de la vida de las poblaciones. Siempre pongo el mismo ejemplo por lo impactante: cuando entrevistamos a los compañeros y compañeras de Famatina nos decían que 'el cerro Famatina no puede desaparecer por la avanzada de la Barrick Gold, el cerro es parte de nuestra vida, ¿cómo vamos a salir de nuestras casas y que el cerro no esté?'. Así se construye el sentido de territorio, con el cerro incluido, y es un concepto que tiene mucho que ver con lo territorial tal cual lo conciben los pueblos originarios a partir de una relación armónica con la naturaleza. Si el capitalismo en doscientos años destruyó el planeta, la idea es que ahora está muy en juego lo territorial, no sólo por lo territorial en sí mismo sino porque ahí se ha construido el sentido de la vida y es la vida misma la que está en juego muchas veces.

- Incluso los movimientos sociales más urbanos se comienzan a pensar desde lo territorial.

- Es como el trabajo concreto en el lugar donde la gente vive, con toda la implicancia que ese lugar tiene desde el punto de vista histórico, de la memoria de esas localidades urbanas y lo que significa ese territorio en el presente. Es la valorización del territorio en el lugar donde uno ha construido su historia como pueblo y lo que sigue construyendo en el presente con su vida cotidiana. Por eso cuando destruyen un territorio no es lo mismo para una población a la que le dicen 'los relocalizamos', como sucedió con la gente de Yacyretá, un lugar que recorrimos. La relocalización, más allá que se hizo muy mal desde el punto de vista de la eficacia, no era lo mismo para esa población: una cosa es vivir de la pesca artesanal y otra muy distinta es vivir a cincuenta kilómetros del río o la separación de sus vecinos y familia. Entonces ese era el sentido de la vida para ellos, la pesca artesanal, pero con la desaparición de ese espacio geográfico la vida ya no es la misma.

- ¿Cómo ves la posibilidad de un ejercicio del poder popular a partir de construcciones territoriales?

- En realidad creo que ese es el objetivo, el tema es que las organizaciones sociales van paso a paso. Me parece que desde hace un tiempo se está en una discusión concreta sobre qué es el territorio para cada una de las organizaciones y poblaciones. No es que haya un acuerdo total, pero de todas formas cada organización está construyendo poder popular en sus lugares, en sus territorios. Cuando pensamos en el método asambleario, en las decisiones colectivas, en la oposición a una organización vertical, creo que hay toda una discusión general sobre cómo nos construimos en nuestro territorio, desde qué punto de vista construimos el poder y qué es la autonomía. Una cosa importante para nosotros como educadores populares es la pregunta, es preguntarse sobre determinadas cosas porque implica no resignarse a las respuestas que tenemos. Entonces en la propia pregunta, ¿qué es el territorio? ¿qué es el poder popular?, creo que se está avanzando en pequeños pasos para responderlas. Ahora la construcción concreta a nivel general es un proceso muy largo, pero creo que las organizaciones en sus territorios empiezan de alguna manera a construir el poder popular.

- ¿Es posible desde esta diversidad de voces llegar a un proyecto común de alternativa, a una propuesta de transformación?

- Quienes estamos en la lucha y en la resistencia buscamos una alternativa. El tema es cómo se la construye colectivamente. Hay preguntas recurrentes que hoy aparecen, cómo por ejemplo la pregunta y el debate por el Estado. De todos modos la alternativa tiene que partir necesariamente del reconocimiento de las diversidades. Y sabemos que, como diría Freire, no tenemos que confundir al diferente con el antagónico. Con el antagónico no vamos a discutir absolutamente nada, pero con los y las diferentes tenemos que aprender y dialogar. Por ejemplo no van a dar la misma respuesta los pueblos originarios sobre la explotación petrolera que la que van a dar los ex trabajadores de la empresa estatal. ¿Cómo hacemos para conciliar eso? A veces parece imposible, pero no lo es.

- Lo interesante es que siempre donde hay una resistencia hay un germen de una propuesta alternativa.

- Necesariamente. No es que hay sólo un gran no a este modelo. Hay un no a la mina, un no a la explotación económica, un no a la dominación de género. El tema es cómo construir los si, el gran trabajo. En el gran no ya se empiezan a pensar alternativas, es un proceso, y es histórico.

Por ra.moc.oohay@70oiggamrm para la moc.liamg@aldoibaicnega

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Notas:

[1] Claudia Korol y Roxana Longo, Criminalización de la pobreza y de la protesta social, Bs.As., ed. El Colectivo, 2009, p. 17.

[2] http://www.cifmsl.org/

Temas: Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos

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