Jeffrey M. Smith

Transgénicos

Cuando el Gobiernos de los Estados Unidos ignoró las repetidas amonestacio nes de sus propios científicos y permitió que cultivos genéticamente modificados (GM) que no habían sido probados entraran al medio ambiente y en nuestra comida fue un juego de proporciones impredecibles. La salud de todos los seres vivientes y sus futuras generaciones fueron puestas en riesgo por una tecnología infantil.

Video: Ruleta Genética

En unos pocos cientos de miles de años, después de que todos los efectos atmosféricos del cambio climático del siglo XXI hayan desaparecido de la faz de la tierra, después de que en ardiente silencio nuestros residuos nucleares se hayan extinguido, dos efectos destructivos con rastros de las políticas de George Bush aún van a permanecer. El primero son las extinciones. Las especies que han desaparecido, entre las cuales se cuenta el subgrupo resultante de las políticas ambientales de Bush, privarán para siempre a nuestra biosfera en desarrollo de su contribución. El segundo son los organismos genéticamente modificados (OGM) – los animales, plantas, bacterias y virus, cuyo ADN ha sido mixturado y mutilado mediante inserciones de especies foráneas.

EEUU: el legado ambiental de Bush en materia de transgénicos es irreversible

Después de que usted ha ingerido el maíz GM, parte de ese herbicida inactivo puede reactivarse en el interior de su intestino y causar una reacción tóxica. Además, el gen que fue insertado en el maíz se puede transferir en el ADN de sus bacterias intestinales, y producir efectos a largo plazo. Éstos sólo son un par de los muchos efectos colaterales potenciales de los cultivos GM que ponen en riesgo al público consumidor, al decir de los críticos

Los cultivos manipulados genéticamente podrían producir herbicida dentro del intestino humano

Ciudadanos de todo el mundo en procura de proteger su economía, ambiente, y/o salud, están estableciendo “zonas libres de OGM” - extensiones de tierra, incluso países enteros, donde los cultivos GM no pueden ser sembrados. Cerca de doscientas jurisdicciones en 22 países de Europa se han declarado a sí mismas zonas libres de OGM y lo mismo espera hacerse realidad en ciertas regiones de Nueva Zelandia, la mayoría de los estados de Australia, Venezuela, la mayor parte de Brasil, Angola, Sudán, y Zambia

El mito y la necesidad de zonas libres de OGM