Cumbre Climática: Por dónde pasan los debates y cuáles son los desafíos de los movimientos sociales

"El 30 de noviembre de 2015, dio comienzo en París (Francia) la Cumbre Climática Mundial (COP21/CMP11) que se extenderá hasta el 11 de diciembre, y que contará con la presencia de 147 Jefes de Estado y de Gobierno".

Ante la prohibición de realizar marchas en París, miles de franceses y personas de todo el mundo que viajaron con motivo de manifestarse frente a la Cumbre Climática mundial, dejaron sus zapatos en reclamo de medidas efectivas e inmediatas ante lo que se considera «la mayor amenaza contra nuestra civilización: el cambio climático global». Las movilizaciones se replicaron en distintas ciudades del mundo.

El 30 de noviembre de 2015, dio comienzo en París (Francia) la Cumbre Climática Mundial (COP21/CMP11) que se extenderá hasta el 11 de diciembre, y que contará con la presencia de 147 Jefes de Estado y de Gobierno.

Previamente, se ha conocido el texto presentado por la ONU. Sería lógico que la brecha entre lo que es deseable (2 °C o menos) y lo que es real (3 °C o más) estuviera en el centro de las negociaciones, pero esto no va a suceder, siendo así, este documento desde el vamos, es inaceptable |1|.

La COP21, otra vez, un gran simulacro:

Cada año los representantes de todos los gobiernos (196 Estados), que son “parte” de la Convención, se reúnen para «adoptar» decisiones y avanzar en el desarrollo de la misma. Las dos últimas reuniones fueron: COP 19 – Varsovia (Polonia) / COP 20 – Lima (Perú).

¿Qué ha pasado en estos 20 años de encuentros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC – 1994) y de sus órganos de gobierno denominados: Conferencias de las Partes (COPs)?

Es curioso, que desde importantes instancias de gestión global, supuestamente, democráticas, como las NNUU, se hable del Cambio Climático y sus consecuencias pero, no de sus causas profundas.

Tal vez, esa sea la principal respuesta ante el sistemático fracaso de todas las negociaciones. La realidad es que en ninguna de estas Cumbres se han abordado las causas estructurales de la crisis climática. Que sin duda tiene que ver, directamente, con el actual modelo de producción y consumo capitalista.

¿Por qué no se abordan las Causas Estructurales?:

La primera razón,a considerar, está ligada a que la mayoría de los gobiernos allí presentes están, absolutamente, involucrados con este sistema. Estos gobiernos, sobre todo de países industrializados, están preocupados por buscar estrategias de salida de la crisis capitalista global. Actitud que los conduce a salvar los Bancos y grandes empresas con miles de millones de dólares, a destinar cifras similares para los presupuestos de defensa, guerra y seguridad. Y, a pesar de ser los responsables históricos del cambio climático, sólo proponen destinar 100.000 millones de dólares anuales para el año 2020 con el fin de atender a las necesidades de los países en vías de desarrollo (PED).

La segunda razón, tiene que ver con la hipocresía, con que los principales actores del sistema capitalista global: las CTN (Corporaciones Transnacionales), operan en el marco de las COPs (Cumbres Climáticas), “pretendiendo” ayudar a las NNUU (Naciones Unidas) en la consecución de sus objetivos medioambientales.

Existen varios elementos que confirman esta afirmación y que dejan al descubierto un «doble discurso». Los ejes temáticos, para la Cumbre de París, cubren las siguientes áreas: agricultura, bosques, transportes, energías renovables, acceso a la energía y eficiencia energética, resiliencia, ciudades y regiones, financiamiento privado, empresas, innovación, edificios y contaminantes de vida corta. En el programa de actividades, observando uno de estos ejes al azar, por ejemplo, Transporte, vemos que los panelistas del día 05/12 son: Eduardo Paes, Mayor, Río de Janeiro, Brasil / Jean-Dominique Sénard, CEO, Michelín. Conjuntamente, con otros panelistas, entre los que se destacan CEOs de empresas como Uniliver, Walmart, Philips, Suez Environnement… etc. Esto se ve reforzado con lo manifestado por el Subsecretario General de la ONU para el Cambio Climático, Janos Pasztor, que hace pocos días manifestó que “El sector privado se ha dado cuenta que puede beneficiarse invirtiendo en el desarrollo de energías limpias que luego podrán vender”. A esto se suma la presencia de ONGs conservacionistas como WWF internacional, cuya Presidenta Yolanda Kakabadse estará, también, en un panel.

Por eso no es de extrañar que en el marco de las negociaciones climáticas se siga apostando al “crecimiento económico ilimitado”, a los “mecanismos de mercado”, a las nuevas tecnologías “verdes”. Pretendiendo someter a todos los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas que impone el sistema capitalista, y al dominio de la tecnología, la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, al mismo tiempo que somete, bajo una única lógica hegemonica mundial, a los saberes tradicionales de distintos pueblos y comunidades alrededor del mundo.

En relación a los mercados financieros especulativos a través de mercados de carbono, se explicita claramente en la página de la COP21 que los «criterios» de liderazgo empresarial son una de las líneas de trabajo de la Coalición de liderazgo de los precios del carbono dirigida por el Grupo del Banco Mundial |2|.

Se están desarrollando nuevos productos y servicios financieros en los que se integra a la naturaleza bajo la categoría de “capital natural”, aumentando los mercados financieros especulativos a través del pago por servicios ambientales, de compensaciones por biodiversidad y el mecanismo REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación evitada y degradación de bosques).

¿Por dónde pasan los debates?:

Según el «Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático» (IPCC), en torno al 80% de las reservas conocidas de combustibles fósiles, deben hallarse compromisos efectivos, para que estas permanezcan en el suelo si es que, la humanidad busca limitar las concentraciones de CO2 en la atmósfera por debajo de 450 partes por millón (450ppm).

En este sentido, parte de los movimientos ecologistas han quedado atrapados en una actitud posibilista, adhiriendo a las lógicas propuestas en el marco de las COPs. Hoy podemos señalar, a organizaciones que vienen impulsado, de cara a la Cumbre Climática en París, una campaña de firmas para exigir a los gobiernos del mundo que mantengan bajo tierra los combustibles fósiles, si bien sabemos, como lo plantea el IPCC, que para reducir a 2ºC el aumento de la temperatura para el año 2100, se necesitarían dejar en el subsuelo casi el 80% de los recursos fósiles conocidos y reemplazar la matriz energética por energías renovables, no se puede “mirar la mitad del vaso lleno” y conformarse con eso, cuando se sabe, que lo que afecta al clima y al ambiente hoy, no se resuelve solo con una discusión matemática de “más o menos” emisiones de carbono, o de “más o menos” calentamiento global.

El principal interrogante, tal vez, debería ser ¿cómo se sostiene el actual modelo de producción, distribución y consumo capitalista? ¿No será necesario ir más allá en nuestros debates y búsqueda de alternativas? ¿Basta con dejar bajo tierra los combustibles fósiles sin pensar en alternativas al actual modelo productivo y de desarrollo? ¿Se puede pensar en una transición energética sin poner en cuestión la lógica del actual Capitalismo Global, es decir, sin parar su necesidad intrínseca de crecimiento y acumulación constante, recurriendo para ello a todo lo que se tiene a mano, pero con una cierta impronta tecnológica “Verde”?. ¿Cómo se piensa esa transición energética? ¿Con los agrocombustibles que agravan el efecto invernadero a partir del corrimiento de la frontera agrícola, el desmonte, la agricultura industrializada dependiente de los combustibles fósiles de manera exacerbada? ¿Con megarepresas que se construyen no para las necesidades del pueblo, sino para dar energía a las grandes pasteras o a la megaminería?

No se pueden dejar de abordar estos interrogantes en los debates que emergen en el escenario de la COP21. Esto nos lleva a poner en cuestión y denunciar, insistimos, al actual modelo de producción, distribución y consumo capitalista, la “internacionalización del extractivismo”, las responsabilidades que mantienen los Estados (tanto del Norte como del Sur global) y el papel que desempeñas las corporaciones transnacionales.

Los sujetos que luchan contra el cambio climático:

Son los pueblos, en los distintos continentes del mundo, los que luchan por sus derechos y en defensa de sus territorios. Son las comunidades las que luchan contra los megaproyectos mineros, contra los monocultivos de soja, eucaliptus, palma aceitera y el paquete tecnológico asociado, contra las grandes represas hidroeléctricas, contra el fracking… contra los grandes proyectos de Infraestructura que traspasan territorios, y océanos, como en la región de América Latina, Central y el Caribe, el proyecto IIRSA (Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana).

Son las organizaciones y movimientos en defensa de los humedales, bosques, ríos y glaciares, quienes combaten en lugares recónditos y con las más diversas estrategias, contra el cambio climático.

Las luchas contra el libre comercio: que denuncian incansablemente que, a través de mecanismos como los TLC (Tratados de Libre Comercio) o los tratados de protección de inversiones (TBI), se eterniza el modelo actual dependiente de combustibles fósiles, derrochador y consumista. Y a sus principales actores las corporaciones transnacionales (CTN).

Es preciso articular todas estas luchas para constituir y potenciar un Movimiento, a nivel global, por Justicia Social y Ambiental, en defensa de la Naturaleza y la Vida.

Hacia un Movimiento que impulse las Soluciones reales a la Crisis Climática:

  • La soberanía alimentaria: para proporcionar medios de subsistencia a millones de personas y proteger la vida en la tierra.
  • La agricultura sustentable a pequeña escala: que puede utilizar gran cantidad de trabajo, que necesita poca energía y puede, efectivamente, contribuir a detener el calentamiento y a revertir los efectos del cambio climático; que puede reemplazar los fertilizantes nitrogenados por agricultura ecológica y, hacer posible la producción, recolección y uso descentralizados de la energía.
  • La reforma agraria real, efectiva y popular: que fortalezca la agricultura campesina y familiar y promueva la producción de alimentos como el fin principal del uso de la tierra y que considere a los alimentos como un derecho humano fundamental que no pueden ser tratados como mercancía. Sabemos que la producción local de alimentos puede acabar con el transporte innecesario de alimentos y garantizar que lo que llega a nuestras mesas sea seguro, fresco y nutritivo.
  • Cambiar lo patrones de consumo y producción: la distribución justa y equitativa de los alimentos y los bienes necesarios, junto a la reducción del consumo innecesario debieran ser aspectos centrales de los nuevos modelos de desarrollo. Basta de días como el “Black Friday” de consumo desenfrenado (como suele realizarse en EEUU y otros países)
  • Investigación e implementación de sistemas energéticos descentralizados y diversos: que se basen en recursos y tecnologías locales, que no dañen el ambiente ni sustraigan tierra a la producción de alimentos.

Debates, movilización, organización:

Es preciso profundizar las resistencias locales, regionales y globales contra la implementación de las falsas y peligrosas soluciones al cambio climático, que se debaten en el marco de la COP21.

“Cesen los egoísmos, cesen los hegemonismos, cese la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño. Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo”, dijo Fidel Castro en la Cumbre de la Tierra en 1992.

Necesitamos llevar adelante las verdaderas soluciones que ya existen y provienen de los pueblos.

El desafío pasa por la construcción de convergencias desde nuestras luchas presentes, que sean capaces de convocar a nuevos procesos de lucha anticapitalista, en cada región, ciudad, país y en todo el Planeta. Por eso, la necesidad de articular en relación al debate sobre las causas estructurales de las crisis e injusticias sociales y ambientales, falsas soluciones y nuevas formas de acumulación del capital sobre los pueblos y territorios.

Notas:

[1] Ver aquí.

[2] Banco Mundial: Ver aquí

- Foto por Fundación Proteger.

Fuente: Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM)

Temas: Crisis capitalista / Alternativas de los pueblos, Crisis climática

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