¡Berta vive, la lucha sigue!

Idioma Español
País Honduras

"Seguimos y seguiremos pidiendo Justicia para Berta, protección para sus familiares y para todas las personas integrantes del Copinh. Más de 80% de los feminicidios en Honduras quedan impunes. Pero se ha levantado una voz desde muchos rincones del mundo contra este crimen. Berta seguirá viviendo en nuestras luchas. Por eso nos sumamos a la voz del Copinh y las organizaciones hondureñas. Continuaremos su lucha por la defensa de la vida, las mujeres, los pueblos indígenas y negros, del Río Gualcarque y de todos los ríos. Exigimos la salida de DESA y de cualquier proyecto extractivo del territorio Lenca y el respeto del derecho al consentimiento previo, libre e informado del pueblo hondureño."

Este pueblo del maíz, de las fiestas a la luz de la luna,
Pueblo de cantos y tejidos de todos los colores.
Ni ella ni yo hemos muerto sin designio ni herencia.
Volvimos a la tierra desde donde de nuevo viviremos.
Poblaremos de frutos carnosos al aire de tiempos nuevos…
Danzarán sobre nuestras corolas
Nos fecundarán eternamente.
Viviremos en el crepúsculo de las alegrías
En el amanecer de todos los jardines.
Pronto veremos el día colmado de la felicidad.
Los barcos de los conquistadores alejándose para siempre.
Serán nuestros el oro y las plumas,
El cacao y el mango,
La esencia de los sacuanjoches.
Nadie que ama muere jamás.
Gioconda Belli, La mujer habitada

En la madrugada del 3 de marzo nos arrebataron a una gran compañera que como dice Gioconda Belli, no morirá jamás. Berta Cáceres Flores dirigente del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) fue asesinada pero deja un gran legado. Ese legado nos habla de una Berta valiente, aguda en su cavilar, pero sobre todo una Berta cariñosa con su pueblo, el pueblo lenca. Aquí celebramos a esas tantas Bertas que no morirán jamás.

Berta decía que la resistencia no empezó con el golpe de Estado militar-empresarial el 28 de junio de 2009. Que la resistencia ya llevaba 500 años de lucha de los pueblos indígenas y negros. Pero el golpe de Estado recrudeció fuertemente la situación de represión y persecución sobre el pueblo hondureño, al reforzar las estructuras militares —instalando nuevas o reponiendo las ya existentes— para avanzar sobre los territorios indígenas, entregando los bienes comunes al capital internacional. Este proceso de expoliación y despojo implicó necesariamente un tremendo proceso de persecución política, amenazas, hostigamiento y criminalización de luchadoras y luchadores sociales y ambientales.

En ese entorno se ha desarrollado el Copinh, organización nacida en los años ‘90 con el propósito de defender la cultura y el territorio de los pueblos indígenas hondureños. Durante más de veinte años el Copinh ha sido referente a nivel centroamericano y continental en lo que se refiere a derechos de los pueblos y lucha contra la discriminación, la militarización, y el despojo. El Copinh es fuente de esperanza para la consecución de la justicia, la democracia y la libertad en la defensa de la autonomía territorial.

Durante las últimas décadas Honduras ha sufrido la profundización del proyecto neoliberal, y ha tenido que hacer frente a centenares de megaproyectos extractivos y a las corporaciones transnacionales, que intentan aniquilar a sangre y fuego la resistencia de las comunidades. El avance corporativo sobre los bienes y recursos del pueblo hondureño viene junto con la militarización de los territorios, posterior al golpe de Estado de junio de 2009. Han sido años de saqueo, opresión y represión, pero también de enorme visibilización y revaloración de los pueblos indígenas y sus organizaciones, que están en la línea del frente contra el saqueo y la privatización de recursos y territorios.

Hablar de Berta es hablar de todas esas luchas, porque ella entendió las luchas por la liberación de los pueblos de manera integral. Creía firmemente que la lucha anticapitalista, anticolonial y antipatriarcal son una y van de la mano. Decía Berta en entrevista a dos años del golpe1 “Se han puesto al servicio de las transnacionales y del poder oligarca —en bandeja de plata— todos los bienes naturales, las riquezas de este país, prácticamente subastándolos a través de eventos como el llamado: Honduras abierta para los negocios donde se entregó prácticamente a todo el país: privatización de agua, de proyectos de educación públicos, de salud. Se concesionaron territorios de los pueblos indígenas y negros para hacer hoteles de montaña, privatizando cordilleras para hacer desde discotecas gigantes flotantes frente a los pueblos garífunas, hasta bases militares, puertos para grandes cruceros de lujos, ciudades modelo que ya van a construir —dicen ellos”. Parte de ese incansable trabajo la llevó a ser reconocida internacionalmente como una importante defensora ambiental que recibió el Premio Goldman en 2015, lo que reflejó el mérito de miles de lencas hondureños, miles de Bertas.

Por todo el mundo diversas organizaciones y personas reconocen con cariño el trabajo de esta mujer indomable, que sobre todo fue y es admirada y respaldada en su propia tierra. Una de tantas es la voz del Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Honduras (Cofadeh). Su coordinadora, Berta Oliva, cuenta: “a Bertita la conocí jovencita, con su uniforme de secundaria, en medio de protestas. Siempre sobresalía por su fuerza y compromiso. Era un ícono en la defensa de los derechos humanos, en la defensa de su pueblo, de los bienes comunes, de la soberanía nacional. Era una antimilitarista convencida, siempre luchando contra la presencia de bases y tropas extranjeras en nuestro país, contra el modelo extractivista y neoliberal implantado en Honduras”.2

Hablamos de muchas luchas y miles de Bertas porque “querían matar muchas Bertas: la niña que cuida el río Gualcarque, la mujer de mirada profunda, la indígena, la rebelde, la comunera luchadora contra represas y atropellos en territorios de su pueblo lenca, la compañera fuerte y tierna a la vez, la que le plantó cara al patriarcado, al capitalismo, al racismo; la amiga tranquila y reflexiva que siempre tenía palabras de ánimo para los demás, aún desafiando la muerte, la madre que sembró esas rebeldías en sus hijas e hijos, los de su vientre y los de su pueblo, la hija de la otra Berta insumisa, la hija libre del río y la tierra que tejía talleres con las comunidades afirmando las razones de los pueblos contra las sinrazones de las empresas y transnacionales, contra las prepotencias machistas y la siembra de miedo de policías, militares y matones al servicio de esas empresas”.3

Desde 2009 han crecido de manera exponencial los proyectos extractivos, se han entregado concesiones a proyectos mineros, hidroeléctricas y se han expandido brutalmente los monocultivos de palma aceitera destinados a la producción de agrocombustibles. En una entrevista realizada para Biodiversidad en 2014, Berta denunció que el gobierno ya había aprobado más de 300 proyectos hidroeléctricos4. Ahora se sabe que un 35% del territorio nacional hondureño está concesionado para la minería o la generación de energía hidroeléctrica.

El golpe de Estado legitimó políticas neoliberales, intensificando la presencia de transnacionales en el territorio. Con el apoyo de Estados Unidos y de organismos financieros internacionales se ha subastado el país, profundizando el despojo de los territorios indígenas y negros. “Los pueblos indígenas en Honduras tenemos mucho que decir sobre las causas profundas del golpe de Estado del 28 de junio del 2009, porque está muy ligado al avance del proyecto de muerte contra nuestros pueblos. Sabemos en carne viva lo que se pretendió, y sabemos que ha marcado el afianzamiento del coloniaje más feroz, criminal e impune que hayamos visto desde hace mucho, y eso que hemos estado históricamente soportando el saqueo y exterminio. Esto se traduce en el incremento del racismo, del feminicidio con rostro indígena en nuestras zonas, de la triple dominación contra las mujeres indígenas por ser indígenas, por ser mujeres y por engrosar el 80% de las masas empobrecidas y marginadas en Honduras”.5

Una de las principales luchas de Berta fue por la defensa del territorio Lenca, y los derechos de los pueblos indígenas, abogando por la implementación del derecho a la Consulta Previa, Libre e Informada (CPLI), consignado en el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Todas las concesiones otorgadas por el Estado hondureño han violado el derecho al “consentimiento previo, libre e informado”. Uno de los proyectos hidroeléctricos que se intentaba instalar en el territorio Lenca era Agua Zarca. El proyecto iniciado en 2011 es responsabilidad de Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA) y ha contado con financiamiento del Banco Centroamericano de Inversión Económica (BCIE), el Banco Holandés para el Desarrollo (FMO) y el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (Finnfund). DESA a su vez habría contratado a la multinacional china Sinohydro para el desarrollo del proyecto.

La resistencia de las comunidades al proyecto de Agua Zarca no se hizo esperar, pero a la par de las resistencias creció la militarización del territorio, poniendo en evidencia la complicidad de las fuerzas militares-policiales que actúan defendiendo intereses corporativos.

Berta fue amenazada de muerte en numerosas oportunidades, y fue judicializada, perseguida y detenida tan sólo por ser partícipe de las luchas del pueblo lenca. Días antes de su asesinato Berta denunció el asesinato de cuatro compañeros del Copinh, lo cual prueba que no son incidentes aislados; no son “crímenes comunes” como pretende decir el gobierno hondureño. Es una prueba de lo que Berta decía: es una estrategia por parte de las empresas, bancos y gobiernos para aniquilar a las organizaciones y movimientos hondureños.

El gobierno hondureño ha rehuido asumir su ineludible responsabilidad política para esclarecer el crimen de Berta, un crimen claramente político. Diversas estrategias se usan para correr el foco y despolitizar este asesinato, obstaculizando la búsqueda de la verdad y el justo castigo a los autores políticos y materiales —desde hacer pasar el asesinato de Berta como un crimen pasional, hasta los intentos de criminalizar a los propios miembros del Copinh. Los familiares de Berta y distintas organizaciones responsabilizan claramente a la empresa DESA a cargo del proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca: “Su asesinato es un intento de acabar con la lucha del pueblo lenca, en contra de toda forma de explotación y despojo […] Responsabilizamos a la empresa DESA, y a los organismos financieros internacionales que respaldan el proyecto Agua Zarca, Banco Holandés FMO, FinnFund, Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Ficohsa, y las empresas comprometidas CASTOR, grupo empresarial ATALA, de la persecución, la criminalización, la estigmatización, las constantes amenazas de muerte en contra de su persona, de la nuestra, y del Copinh. Responsabilizamos al Estado hondureño de haber obstaculizado en gran medida la protección de nuestra Berta, y haber propiciado la persecución, criminalización, y asesinato; al haber optado por proteger los intereses de la empresa por encima de las decisiones y mandatos de las comunidades”.6

La escalada represiva es alarmante. Pocos días después del asesinato de Berta, las fuerzas policiales asesinaron a Nelson Noé García, también miembro del Copinh, durante un desalojo en la comunidad de Río Chiquito, en la localidad de Río Lindo. “El asesinato de nuestro compañero Nelson García y el desalojo de la Comunidad de Río Chiquito se suman a la guerra en contra del Copinh, que busca acabar con su labor de defensoría, resistencia y construcción de más de 22 años. Estas agresiones se suman a la gran cantidad de amenazas, agresiones, asesinatos, intimidaciones y criminalizaciones dirigidas contra el Copinh. Desde el asesinato de nuestra compañera Berta Cáceres hemos sido objeto de una gran cantidad de incidentes que demuestran el nulo interés por parte del Estado hondureño por garantizar nuestra vida y la labor que desempeñamos”.7

El 15 de marzo, el mismo día en que fue asesinado Nelson García, Christian Mauricio Alegría, integrante de la Vía Campesina Honduras, sobrevivió a disparos de armas de fuego frente a las instalaciones de la oficina de ese movimiento campesino internacional en la colonia Alameda de Tegucigalpa, pocos días después del asesinato de Berta y del atentado contra el ambientalista mexicano Gustavo Castro Soto, integrante de la organización Otros Mundos Chiapas8. Todos acontecimientos que vuelven a poner a Honduras en la mira de la comunidad internacional.

Berta era una compañera internacionalista que sembró su palabra y sus luchas en múltiples rincones del mundo. Tejió redes, construyó amistades. Por eso en todas partes los pueblos salimos a pedir Justicia para Berta, nos encontramos en las calles, en las plazas, en las embajada. Por eso levantamos el grito “Berta vive, la lucha sigue”.

Seguimos y seguiremos pidiendo Justicia para Berta, protección para sus familiares y para todas las personas integrantes del Copinh. Más de 80% de los feminicidios en Honduras quedan impunes9. Pero se ha levantado una voz desde muchos rincones del mundo contra este crimen. Berta seguirá viviendo en nuestras luchas. Por eso nos sumamos a la voz del Copinh y las organizaciones hondureñas. Continuaremos su lucha por la defensa de la vida, las mujeres, los pueblos indígenas y negros, del Río Gualcarque y de todos los ríos. Exigimos la salida de DESA y de cualquier proyecto extractivo del territorio Lenca y el respeto del derecho al consentimiento previo, libre e informado del pueblo hondureño.

Hacemos nuestras las palabras de Miriam Miranda, referente de Organización Fraternal Negra Hondureña: “Berta ha sido una madre y una inspiración no solamente para el pueblo lenca, sino para muchos pueblos en el mundo. Lo menos que podemos hacer es multiplicar los esfuerzos e intensificar la lucha. Si piensan que asesinando a Berta van a acabar con la lucha social y popular están muy equivocados. Esta tragedia va a multiplicar el compromiso y el espíritu de lucha en miles de personas”.10

Alianza Biodiversidad

La lucha de mi mamá...

Su lucha es la de los pueblos y la lucha de los pueblos es su lucha. Es difícil entender para este sistema de destrucción y explotación que los ríos, los bosques, los animales son parte de nosotros y nosotros parte de ellos, que son nuestra espiritualidad, nuestra forma de vida, lo que nos mantiene vivos. Es muy difícil para ellos entender que no estamos dispuestos a que nos destruyan, nos exploten y nos pongan en venta nuestro territorio ancestral, que nos criminalicen, nos persigan y nos maten.

Mi mamá, una mujer nacida en medio del pueblo lenca, fue criminalizada y asesinada por no estar dispuesta a que el color verde de nuestras montañas, a que el sonido puro y espiritual de nuestros ríos, a que el canto armonizador de los pájaros, desa-parezca. Por ser firme y por entender lo profundo y lo que nos comunica nuestra naturaleza.

Su lucha está también junto a las mujeres que son madres, que convocan a nuestros ancestros, que son fuente de sabiduría, que son protagonistas de la lucha por la vida, de las que son golpeadas, de las que son asesinadas y que a pesar de eso sus voces no pueden ser calladas.

Los pueblos originarios han sido víctimas del racismo y del desprecio. La voz y el espíritu de mi mamá los acompaña y acompañará porque no es concebible un mundo así, donde no podamos entender que este mundo es plural, que tiene voces y sonidos diferentes, que dan riqueza a este mundo.

La asesinaron por entender que esta lucha va mucho más lejos de toda frontera. Que este sistema atenta contra la vida de nuestro planeta, atenta contra las cosmovisiones de este mundo y nos llama a la indiferencia, a no sentir cada injusticia en este mundo como algo que es injusto para todos, a convencernos de que no estamos juntos, a pensar sólo en nosotros.

Ahora toma forma de grito, de esperanza, de una utopía por cambiar este mundo, de puño alzado que clama por justicia, de un llamado a la hermandad de los pueblos. Es por eso que jamás podremos decir que Berta ha muerto.

Salvador Zúñiga

Somos seres surgidos de la tierra

En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo lenca, resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta.

El Copinh, caminando con otros pueblos por su emancipación, ratifica el compromiso de seguir defendiendo el agua, los ríos y nuestros bienes comunes y de la naturaleza, así como nuestros derechos como pueblos.

¡Despertemos! ¡Despertemos Humanidad! Ya no hay tiempo.

Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de sólo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal. El río Gualcarque nos ha llamado, así como los demás que están seriamente amenazados. Debemos acudir.

La Madre Tierra militarizada, cercada, envenenada, donde se violan sistemáticamente los derechos elementales, nos exige actuar.

Construyamos entonces sociedades capaces de coexistir de manera justa, digna y por la vida.

Juntémonos y sigamos con esperanza defendiendo y cuidando la sangre de la tierra y los espíritus.

Dedico este premio a todas las rebeldías, a mi madre, al pueblo lenca, a Río Blanco y a las y los mártires por la defensa de los bienes naturales.

Palabras de Berta al recibir el Premio Goldman

el 20 de abril de 2015 en San Francisco

Asesinaron a un alma indomable

Giorgio Trucchi

Berta Cáceres deja un legado de compromiso firme e indoblegable con los derechos ancestrales de los pueblos originarios. “Durante toda mi vida he estado consciente de lo que puede pasar estando en esta lucha, como también estoy consciente de que nos estamos enfrentando a un poder oligarca, banquero, financiero y transnacional, al mismo Estado de Honduras y a sus cuerpos represivos, que históricamente se han plegado a los intereses de las grandes empresas transnacionales. ¡No me doblegarán!” (Berta Cáceres, junio de 2013).

Ni me acuerdo cuántas veces entrevisté a Berta Cáceres, a Bertita como le decíamos. Y no es fácil resumir toda una vida de lucha, de compromiso indoblegable, en una nota.

Mucho menos a pocas horas de haber sido embestido por una avalancha de mensajes, llamadas, comunicados de prensa, que me avisaban que Berta ya no estaba físicamente con nosotros; que a Berta la habían asesinado cobardemente en la madrugada de este 3 de marzo mientras descansaba en su cama tras la inauguración del Foro sobre energías alternativas desde la visión indígena.

De ella podríamos recordar que era coordinadora y militante histórica del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y que ha defendido, hasta las últimas consecuencias, los derechos ancestrales del pueblo originario lenca ante las embestidas de un modelo patriarcal, explotador y acaparador de recursos naturales.

Por esta lucha ha sido repetidamente amenazada, perseguida, enjuiciada, encarcelada, reprimida. No me queda la menor duda de que por esta lucha fue asesinada, de que se trata de un crimen fuerte y profundamente político.

La lucha indomable en la zona de Río Blanco contra el proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, impulsado por la empresa de capital hondureño Desarrollos Energéticos SA de CV (DESA) y financiado por instituciones financieras europeas y empresas constructoras de capital chino, corrió el mundo.

Por esta misma lucha, Berta recibió el Premio Ambiental Goldman 2015, el mayor galardón en el mundo para activistas de base en pro del medioambiente. Lo dedicó al pueblo lenca, al Copinh, a su valentía y resistencia histórica.

En aquella ocasión me dijo, un tanto emocionada, que tanto el pueblo lenca como los demás pueblos originarios de Honduras se enfrentaban “a un proyecto hegemónico impulsado por el gran capital nacional y transnacional, que tiene sus intereses puestos en el sector energético, la minería y la agroindustria. Todo eso implica la privatización de territorios y fuentes de agua, y constituye una amenaza muy grave”.

Aun más serias sus palabras cuando le pregunté si ese premio podía ser un elemento disuasivo para los responsables de tanta violencia en Honduras.

“El gobierno trata ahora de vincular los asesinatos de defensores ambientales y de la tierra con la violencia común, pero hay suficientes elementos para demostrar que existe una política dirigida, planificada, estructurada y financiada para la criminalización de la lucha de todos los movimientos sociales y populares”, me contestó Berta.

“La instalación y expansión de proyectos transnacionales en los territorios no sólo genera conflictividad, sino múltiples formas de violación de los derechos humanos, incluso asesinatos. Ojalá me equivoque, pero creo que en lugar de disminuir, la persecución contra las y los luchadores va a recrudecer”, agregó.

Y no se equivocaba.

En los últimos meses había arreciado en Río Blanco la campaña mediática contra Berta y el Copinh.

La organización indígena había denunciado la criminalización de la lucha, así como la presencia de grupos de choque vinculados al partido de gobierno y ataques indiscriminados, tanto verbales como físicos, a sus militantes.

Asesinato político. Maniobras para hacerlo pasar por crimen común

“Es un crimen político. Berta era una cipota linda, luchadora, valiosísima. Estuve con ella, con el Copinh y la Rel-UITA en Río Blanco, donde el pueblo Lenca estaba defendiendo el río Gualcarque de las amenazas del proyecto hidroeléctrico. Fue una luchadora en favor de la vida, de las mujeres, de la naturaleza”, dijo visiblemente conmocionado el reconocido dirigente sindical Carlos H. Reyes.

“Es una noticia impactante. Estamos, indignados consternados. Condenamos con fuerza este asesinato político, que se comete en el marco de un régimen que sigue militarizando al país y que defiende los intereses de unas cuantas transnacionales que se están apoderando de Honduras”, indicó el también presidente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS).

¿Y cómo no estar enojados? ¿Cómo no buscar, entre lágrimas, recuerdos, risas y abrazos, la fuerza de seguir adelante, de gritar con un fuerza un BASTA YA a tanto horror en Honduras?

Este 3 de marzo, el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) emitió un comunicado en el cual insta a los bancos internacionales, a las financieras multilaterales y a los gobiernos a “cesar su apoyo a esa alianza perversa del sistema económico transnacional, las fuerzas militares, policiales y sicarios locales que asesinan a las y los defensores de los bienes de la naturaleza que pertenecen a los pueblos originarios”.

“Durante toda mi vida he estado consciente de lo que puede pasar estando en esta lucha, pero no me van a doblegar”. Estas palabras me las dijo a pocas horas de uno de los tantos juicios, en el marco de una campaña de criminalización sistemática de la cual Berta Cáceres y el Copinh fueron víctimas.

Pueden ahora decir que fue un asesinato por robo o inventarse cualquier estúpido móvil. Pero sabemos la verdad; el pueblo hondureño sabe la verdad, el mundo entero sabe qué pasó la madrugada de este 3 de marzo, cuando con su sangre Berta regó la tierra sagrada de Intibucá y sembró otra semilla de libertad.

Desde la UITA condenamos este crimen político y vamos a seguir acompañando al valiente pueblo de Honduras, al Copinh, al indomable pueblo Lenca, que de esta tragedia seguramente sabrán encontrar la fuerza para continuar esta lucha.

¡Hasta siempre Bertita, que la tierra te sea leve!

Fuente: Rel-UITA

Notas:

1 Entrevista inédita de Claudia Korol, Buenos Aires, Argentina, 2015.

2 Entrevista de Giorgio Trucchi con Berta Oliva, del Cofadeh, 21 de marzo de 2015, ver aquí.

3 Silvia Riveiro “Tantas Bertas” Desinformémonos, México. 15 de marzo 2016.http://desinformemonos.org.mx/tantas-bertas/

4 “Honduras: una guerra declarada contra los pueblos y movimientos sociales” Entrevista de Biodiversidad, ver aquí.

5 Entrevista inédita de Claudia Korol, 2015, op.cit.

6 Comunicado de las hijas, hijo y madre de Berta. Ver aquí.

7 Comunicado de Copinh: http://copinhonduras.blogspot.com.ar/

8 Gustavo es integrante de la Organización Otros Mundos Chiapas/Amigos de La Tierra México, la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) y el Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero (M4), y único sobreviviente y testigo del asesinato de Berta Cáceres.

9 “Situación de los Derechos Humanos en Honduras” Comisión Interamericana Interamericana de los Derechos Humanos, diciembre 2015.

10 Miriam Miranda, a los 4 días de la siembra de Berta Cáceres, entrevista de Giorgio Trucchi.

Fuente: Biodiversidad, sustento y culturas 88

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos

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