Cinco problemas crecientes: de la contaminación y la escasez, a las desigualdades y la vigilancia

Idioma Español
País Argentina

El investigador del CONICET y docente del Área de Historia de la Ciencia y Filosofía de la Biología Guillermo Folguera reflexionó sobre los modos de vida, producción, alimento, trabajo y usos del tiempo asociados a las formas de producción y de consumo, de donde surgen diferentes efectos ambientales y sociales.

La pregunta acerca de las consecuencias a mediano y largo plazo que tiene el escenario actual en Argentina nos obliga a reflexionar en los modos de vida, producción, alimento, trabajo, usos del tiempo. Y entonces, asociados a las formas de producción y de consumo, surgen diferentes efectos ambientales y sociales. Va un intento por nombrar y reconocer cinco de ellas que nos afectarán a nosotros y a nuestras generaciones en las décadas sucesivas. 

Incremento de la contaminación 

Nuestros suelos, aires y aguas están cada vez más contaminados. No es un asunto de debate, la ausencia de datos sólo habla de una política de Estado que se ha montado al respecto. A su vez, tenemos evidencias crecientes en nuestros propios territorios que simplemente tratamos de negar. Ahora bien, a pesar de lo que suele señalarse por parte de las corporaciones y los responsables del Estado, la contaminación no está dada por un descuido, por un error que acaso pudo evitarse.

La contaminación se asocia a verdaderos territorios sacrificados, aspectos no reconocidos de los modos en que se ha decidido producir. No hay errores, son aspectos inevitables silenciados. Y junto con el daño sobre nuestros territorios aparecen dañados nuestros cuerpos. Por ejemplo, difícil es explicar hoy la prevalencia del cáncer a escala local y global sin acudir a los daños ambientales y a la contaminación. 

Escasez de bienes comunes 

De manera creciente, los recursos, los denominados bienes comunes son y serán cada vez más escasos. Esto no sólo incidirá en su acceso, sino que es parte del modo en que logran conformarse como productos comerciables de muy alto valor.

El caso más claro es el agua potable, limitada en una parte importante de los territorios de Argentina. El agua se trata de uno de los principales recursos que consumen enormes emprendimientos extractivistas tales como la megaminería y las plantaciones de árboles para uso de celulosa. Este proceso se ve intensificado por la erosión de los suelos y el avance de los procesos de privatización y apropiación. Bienes cada vez menos comunes, bienes cada vez más excepcionales. 

Desigualdad

Los procesos de deterioro ambiental han generado consecuencias sociales muy diversas en las últimas décadas. Junto con el mencionado daño de la salud, se reconocen otros efectos claves. Por un lado, efectos demográficos directos que han incrementado la vida en las grandes urbes mientras se ha despoblado las zonas rurales.

La mayor producción y la creciente marginación no sólo no son procesos opuestos sino que son parte de un mismo movimiento. 

Por el otro, la concentración creciente en la propiedad y uso de ciertos recursos. Este doble juego de marginación y de concentración del capital ha mostrado consecuencias diversas que van desde la precarización del trabajo al modo en que, por ejemplo, el narcotráfico se dispone en América Latina. A pesar de los discursos del caso, las últimas décadas sólo han intensificado una desigualdad creciente en nuestros territorios. La mayor producción y la creciente marginación no sólo no son procesos opuestos sino que son parte de un mismo movimiento. 

Control

Cierto es que para el poder, el control no es algo novedoso. Históricamente, se han acudido a diferentes estrategias para garantizar su invisibilidad y permanencia. Sin embargo en las últimas décadas las formas de control y vigilancia se han multiplicado y diversificado. Ya no está en juego sólo el mirar y el ser mirado o el control de los cuerpos mediante recintos. Otras formas de control han aparecido y sólo sugieren que tendrán presencia creciente en los próximos años.

El caso paradigmático en la actualidad es el de las semillas, en la que los intentos por promulgar una nueva ley es una de sus manifestaciones más claras. 

Una de ellas, fuertemente asociada a los aspectos anteriores, es la degradación de los territorios que conlleva a aceptar nuevas formas de producción, etc. Generar un shock para tener que abrazar un nuevo escenario. También los modos de control entre personas, maneras de vigilarnos y calificarnos, puntuarnos sin que se precise un Gran Hermano. Y otro modo vigente de control, son las estrategias para incrementar dependencias. La búsqueda de las patentes y de la propiedad intelectual, a la vez que se logra la expansión del capital, trae aparejado controles diversos. El caso paradigmático en la actualidad es el de las semillas, en la que los intentos por promulgar una nueva ley es una de sus manifestaciones más claras. 

Ocultamiento y naturalización 

Todos los aspectos anteriores tienen una historia, un sistema económico, social y político que los sostienen. Pero además, cuentan con determinados medios de propaganda que lo ocultan -primero- y naturalizan después. Quizá las generaciones sucesivas logren quebrar los procesos de ocultamiento y naturalización que hay detrás de cada una de ellas.

Bajo el único norte de incrementar la eficiencia productiva, se presenta a la contaminación como un aspecto indeseable aunque inevitable. La escasez de los bienes comunes afecta cada vez más a las comunidades que ven cómo se privatiza y comercializa con elementos fundamentales para una vida digna. La desigualdad social se intensifica y es garantizada bajo regímenes crecientes de control. La desnaturalización de cada uno de esos aspectos es quizá el primero de los pasos para poder revertirlos en las décadas que se avecinan. 

Fuente: Revista Cítrica

Temas: Agronegocio, Sistema alimentario mundial

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