Fundación Gates y la promoción de transgénicos en África - Boletín 611 de la RALLT

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"Sobre las ayudas de la Fundación Gates a la agricultura empobrecida de África podemos defender una tesis más atrevida aún: con los supuestos fondos solidarios, lo que busca la fundación no es frenar el hambre o la malnutrición en África, sino permitir el avance de los negocios agrícolas en los que ha depositado su dinero."

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS

 

BOLETÍN 611

 

 

Contenido

 

 

GATES, AYUDAS QUE LE AYUDAN

 

¿POR QUÉ EL MUNDO RICO ACAPARA LAS AYUDAS DE BILL GATES?

 

GATES, MONSANTO Y EL MAÍZ CON USO EFICIENTE DEL AGUA

 

 

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¿POR QUÉ EL MUNDO RICO ACAPARA LAS AYUDAS DE BILL GATES?

 

Rosa M. Bosch

 

04/11/2014

 

La Bill&Melinda Gates Foundation, uno de los mayores donantes en proyectos de desarrollo, ha invertido en la última década un total de 3.000 millones de dólares en subvenciones para desarrollar la agricultura en los países pobres; la paradoja, según GRAIN -organización que apoya sistemas alimentarios basados en la biodiversidad y controlados localmente-, es que sólo el 4% de esta cifra, unos 120 millones, ha ido a parar a organizaciones africanas. GRAIN lamenta que la Gates Foundation haya destinado el 50% de este capital a grandes corporaciones y a instituciones internacionales como el Banco Mundial o agencias de Naciones Unidas, y la otra mitad a centenares de centros de investigación y de desarrollo de todo el mundo, de los cuales el 80% están ubicados en Estados Unidos y Europa.

 

“La visión de Gates es que es bueno todo lo que viene de fuera y malo lo que hay en África. Pero en África hay capacidad de investigación, sobre todo a nivel local, que es lo que hacen los pequeños agricultores en base a su propia experiencia en el campo. El problema de Gates es que tiene tanto dinero que las subvenciones son de varios millones de dólares, cantidades que los pequeños grupos africanos no pueden absorber”, indica Henk Hobbelink, cofundador y coordinador de GRAIN.

 

El mayor receptor de fondos es CGIAR, un consorcio de 15 centros de investigación agrícola internacional. “En los años 60 y 70 fueron los responsables de implementar la controvertida Revolución Verde en zonas de Asia y América Latina, consistente en la distribución masiva de unas pocas variedades de semillas de alta productividad, con el generoso uso de fertilizantes y pesticidas químicos. Pero los esfuerzos para exportar el mismo modelo a África fracasaron y globalmente CGIAR perdía peso mientras corporaciones como Syngenta y el Monsanto (ambas gigantes de los transgénicos) tomaban el control del mercado de semillas”, apunta GRAIN. Gates ha inyectado 720 millones de dólares a las arcas de CGIAR desde el 2003. Universidades y centros científicos de todo el mundo -más del 75% de Estados Unidos y Europa- percibieron 678 millones durante el mismo periodo. GRAIN afirma que “no hemos podido encontrar el apoyo de Gates a programas de investigación o desarrollo tecnológico impulsados por agricultores o basados en el conocimiento de los campesinos, a pesar de la multitud de iniciativas de este tipo que existen en todo el continente. Sin ir más lejos, el 90% de los agricultores africanos utilizan semillas autóctonas”.

 

GRAIN hace notar que invertir tales cantidades de dinero coloca a la Gates Foundation en una posición de privilegio a la hora de influir en las políticas agrarias. “Los críticos afirman que Gates está promoviendo e importando el modelo agrario industrial basado en las semillas de alta tecnología y en los productos químicos comercializados por empresas de Estados Unidos”. GRAIN añade que también se le recrimina que “use su dinero para imponer una agenda política en África y que intervenga directamente en temas tan controvertidos como las semillas genéticamente modificadas”. En este sentido, Hobbelink apunta que, “en un momento en que África está debatiendo el tema de los transgénicos, Gates empuja a los gobiernos a apoyar este tipo de cultivo, a crear un clima favorable para su implantación”. Gates también ha apoyado con 95 millones de dólares, desde 2008, a la African Agricultural Technology Foundation (AATF), para el desarrollo y distribución de variedades de maíz y arroz híbridos. “Pero también usa los fondos de Gates para promover un cambio positivo de percepción hacia los transgénicos y actuar como grupo de presión para impulsar la adopción de organismos genéticamente modificados”.

 

La Fundación Bill&Melinda Gates ha replicado esta madrugada el informe de GRAIN insistiendo en que los pequeños agricultores, la mayoría mujeres, están en el centro de atención de su estrategia de desarrollo agrario. "Nosotros invertimos directamente en capacitar a los gobiernos para que impulsen sus propios programas agrícolas y para ello buscamos alianzas multilaterales con el Global Agriculture and Food Security Program, por ejemplo", dice Chris Williams, responsable de prensa de la fundación del filántropo de Seattle. Williams prosigue afirmando que GRAIN ofrece "una fotografía distorsionada sobre a dónde van a parar nuestros fondos y a quién benefician". En este sentido, rechaza que sólo una pequeña parte de sus recursos lleguen directamente a África al sostener que, a través de Alliance for a Green Revolution in Africa (AGRA) y de African Agricultural Technology Foundation (AATF), el porcentaje destinado a este continente se acercaría al 20%.

 

La Bill&Melinda Gates Foundation, con sede en Seattle, cuenta con un fondo de donación de 40.200 millones de dólares (desde 2006) y desde su creación ha pagado 28.300 millones de dólares en subvenciones en diferentes ámbitos. Entre sus principales donantes figura Warren Buffet.

 

Leer más: http://www.lavanguardia.com/...

 

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GATES, AYUDAS QUE LE AYUDAN

 

El Periódico de Catalunya, 9 de enero de 2015, Gustavo Duch.

 

Pensemos que usted o yo somos multimillonarios y desde los mejores sentimientos constituimos una fundación solidaria. Por ejemplo, para apoyar la investigación del cáncer de pulmón. Y que mientras entregamos fondos para dicha causa pensamos a la vez en cómo aumentar el patrimonio económico de la fundación. Es entonces cuando, escuchando a asesores de inversión económica, colocamos el dinero en acciones de empresas tabacaleras. Y ya hemos caído en la viciosa situación de que cuanto mejor funcione el negocio tabacalero, más bondadosos podremos ser.

 

Bien, pues más o menos así son las prácticas de la mayor fundación filantrópica del mundo, la Fundación Bill y Melinda Gates, con un fondo de donaciones de 40.000 millones de dólares. Así lo denunciaron ya en el 2007 Piller, Sanders y Dixon en Los Angeles Times con el ejemplo de una niña de Nigeria que gracias a la fundación de Gates fue vacunada contra la poliomielitis, aunque lo que preocupaba a su madre era una tos que no remitía a causa de los humos de las petroleras que hurgaban muy cerca. Entre ellas, la italiana ENI, que contaba entre sus inversores con el dinero de la Fundación Gates. Hasta esa fecha, la fundación había donado 218 millones de dólares contra la poliomielitis y el sarampión, e invertido 423 en corporaciones petroleras.

 

Si afinamos en las actividades de la fundación podemos ver en el ámbito agrario y alimentario escenarios parecidos. En concreto, observamos que el incremento de fondos dedicados a apoyar programas en África, supuestamente para luchar contra la malnutrición, ha sido paralelo a la inversión en empresas del sector agrario como Cargill (la mayor comercializadora mundial de granos) o Monsanto (líder en el negocio de semillas y pesticidas), responsables, por su comportamiento acaparador, de muchas pobrezas en el ámbito rural.

 

Pero sobre las ayudas de la Fundación Gates a la agricultura empobrecida de África podemos defender una tesis más atrevida aún: con los supuestos fondos solidarios, lo que busca la fundación no es frenar el hambre o la malnutrición en África, sino permitir el avance de los negocios agrícolas en los que ha depositado su dinero. Me remito a los datos de la organización GRAIN tras analizar detalladamente el conjunto de las donaciones (3.000 millones de dólares) de la Fundación Gates a la agricultura entre el 2003 y septiembre del 2014.

 

En este análisis se llega objetivamente a cuatro conclusiones. La primera se basa en contabilizar el lugar al que van estas contribuciones: aproximadamente el 50% a organismos internacionales y regionales (que luego comentaremos), mientras que el 80% de la otra mitad acaba en organizaciones de investigación y desarrollo de Europa y Estados Unidos. En concreto, el 79% de las donaciones de la fundación a universidades y centros de investigación fueron a EEUU y Europa, y un escaso 12% para beneficiarios de África. Y si revisamos el apoyo a las oenegés vemos como tres cuartas partes de los 669 millones de dólares que la Fundación Gates ha entregado han ido a parar a organizaciones con sede en EEUU, mientras que las oenegés con base en África reciben un escaso 4%. Es decir, la Fundación Gates lucha contra el hambre en el Sur entregando dinero al Norte.

 

La segunda conclusión se basa en quién y a qué dedican los fondos los receptores de las ayudas de Gates. Y ahí es donde vemos el predominio de tres organizaciones internacionales y regionales -la AGRA (Alianza para la Revolución Verde en África), la AATF (Fundación Africana de Tecnología Agrícola) y el CGIAR, un consorcio de 15 centros internacionales de investigación agrícola- cuyas misiones son la expansión de una agricultura industrializada en África en base a semillas patentadas y un alto uso de fertilizantes y pesticidas. Es decir, la Fundación Gates facilita recursos económicos a la agricultura de las multinacionales y no a la agricultura campesina. Pero es que, además, estas organizaciones son tan influyentes en las políticas agrarias de muchos países africanos que la tercera conclusión es que las donaciones otorgan a Gates la capacidad de influir directamente en las decisiones que en materia agrícola se toman en África.

 

Por último, el análisis de GRAIN no ha encontrado que ninguna de las ayudas de la fundación se dedique a apoyar las iniciativas del propio campesinado africano y su manera de entender la agricultura. Al contrario, ayudan a su propio negocio agrícola, y valga un ejemplo: 4,3 millones de dólares que Gates entregó a la AGRA se han convertido en un apoyo a los distribuidores de productos agrícolas en Malaui, que compran el 67% de sus productos a Monsanto, donde Gates invirtió. Así, el dinero circula pero el hambre no se detiene.

 

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GATES, MONSANTO Y EL MAÍZ CON USO EFICIENTE DEL AGUA (WEMA)

 

Centro Africano para la Biodiversidad

 

www.acbio.org.za

 

El Centro Africano para la Biodiversidad (ACB) ha publicado hoy un nuevo informe titulado "Aprovechando la crisis climática; Neutralización de la Resiliencia: el proyecto de maíz con uso eficiente del agua (WEMA) de Gates y de Monsanto". El informe condena la Fundación Gates y el proyecto WEMA de Monsanto como una forma de "lavado verde", diseñada para atrapar a los pequeños agricultores a adoptar semillas de maíz híbridos y genéticamente modificados, con el fin de beneficiar a las compañías de semillas y agroquímicos.

 

El proyecto WEMA está siendo aclamado como el mejor ejemplo de “Agricultura Climáticamente Inteligente (CSA)” para responder a las crisis climáticas que enfrenta África. Sin embargo, según el informe de la ACB, el proyecto WEMA está disfrazado de filantropía y la lucha contra el cambio climático, y no se encuentra en la cúspide de los esfuerzos para transformar por completo los sistemas agrícolas africanos mediante la explotación de décadas de desplazamiento de los programas de mejoramiento, producción y comercialización el de maíz, a manos casi exclusivamente del sector privado.

 

El objetivo ostensible del proyecto WEMA es producir semillas transgénicas y variedades convencionales híbridos de maíz tolerantes a la sequía para los pequeños agricultores en el África subsahariana (SSA). WEMA está siendo fuertemente financiado (85 millones de dólares hasta la fecha) por la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF), la Fundación Howard G. Buffett y USAID. Sus socios claves incluyen Monsanto, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y las instituciones de investigación agrícola nacional (SNIA) en cada país que forman parte del proyecto, a saber, Kenia, Tanzania, Sudáfrica, Mozambique y Uganda.

 

Según la directora de la ACB, Mariam Mayet, "el hecho de que el proyecto WEMA está siendo considerado como un caso de estudio de agricultura climáticamente inteligente, es una indicación impactante de la cantidad de tierra que se ha perdido a la agroindustria multinacional en el espacio de la política climática en África y a nivel internacional."

 

Eike Zaumseil, -experto en clima de Pan para el Mundo, añade: "El caso del WEMA justifica los temores de la sociedad civil que la agricultura climáticamente inteligente proporciona una plataforma peligrosa, donde las corporaciones quieren implementar la agricultura industrial. Sin embargo, hay pruebas abrumadoras de que la agricultura industrial es destructiva para las personas, la biodiversidad, las semillas, el agua, los suelos y el clima. Cínicamente, se anima a los agricultores a adoptar monocultivos transgénicos como imprescindibles, abandonando su más valioso activo climático, que es su diversidad de semillas tradicionales”.

 

Los socios de WEMA han puesto sus mejores líneas de germoplasma de maíz a disposición del proyecto, mientras que Monsanto 'dona' los genes tolerantes a la sequía, manteniendo complicados derechos de propiedad intelectual. Gran parte del germoplasma del CIMMYT es el resultado de otra iniciativa de la Fundación Gates, dentro del Proyecto Maíz tolerante a sequía para África (DTMA). La ONG Agencia de Tecnología Agrícola Africana (AATF) está asociado a la ejecución de WEMA.

 

Según Mayet, "el modelo WEMA alcanzará solamente a una capa selecta de pequeños agricultores subsidiarios. Además, los costos y los requisitos técnicos que necesitan los cultivos transgénicos y la producción de semilla híbrida, están fuera del alcance de las pequeñas empresas de semillas africanas, lo que conducirá inevitablemente a una concentración de la industria, permitiendo la dominación de las multinacionales agroquímicas”.

 

El informe también sostiene que las semillas transgénicas de maíz tolerante a las sequía de Monsanto posiblemente sean un desastre para los pequeños agricultores, ya que realmente no se comportarán como esperan frente a las condiciones de sequías. Gareth Jones, el autor del artículo añade que "La inclusión del maíz MON810 de Monsanto (Bt) en el proyecto WEMA es sorprendente teniendo en cuenta que este tipo de maíz transgénico ya ha fracasado estrepitosamente tanto entre los agricultores comerciales como entre los pequeños agricultores en África del Sur."

 

La Fundación Gates está jugando un papel fundamental en el impulso de la Revolución Verde en África. Aparte de los 85 millones de dólares dados al proyecto WEMA, también ha puesto alrededor de 720 millones de dólares en el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (de los cuales el CIMMYT es miembro), cerca de US $ 100 millones en el AATF, mientras que muchos de las empresas de semillas que participan en WEMA han recibido apoyo a su participación en el proyecto emblemático de la Fundación, a través de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA).

 

El informe pide a la Fundación Gates y otros donantes como USAID, DFID, ASDI, DANIDA cambiar sus fuentes de financiación fuera de estas catastróficas intervenciones de la Revolución Verde, a verdaderas soluciones que promueven agendas de investigación diversificadas y participativas, que reflejan la pluralidad agro-ecológica encontrada en toda África.

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RALLT

Temas: Corporaciones, Economía verde

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