La industria forestal y la muerte del bosque nativo en Chile: Un modelo para secar al país

Idioma Español
País Chile

Aunque la industria maderera ya estaba instalada en Chile en los años setenta, es a partir de la instauración del Decreto Ley 701 por parte de la Dictadura Militar, destinado a subsidiar en un 75% la plantación de monocultivos de pinos y eucaliptus, que cambia definitivamente la configuración del paisaje y sistema productivo del país.

Hoy, la industria forestal presiona para que se reinstale este subsidio, congelado por dos años, tras financiar por 4 décadas al negocio maderero. En tanto, el bosque nativo se mantiene en alerta ante esta nueva amenaza.

Por Gabriela Pazos | 23/09/2015

Nuestro país posee aproximadamente una superficie de 13,6 millones de hectáreas de bosque nativo, de las cuales el 60% se encuentra en manos de pequeños y medianos propietarios, localizados en su mayoría en la zona Centro Sur de Chile, según un estudio del año 2014 de la Universidad del Biobío.

Desde la Dictadura Militar que la decisión de conservar estos bosques o sustituirlos por monocultivos de pinos o eucaliptus sólo depende de ellos. Lo paradójico es que la mayor parte de estos bosques se encuentran en estado de degradación, es decir, con pérdida de biomasa por mal manejo y sequía, situación que se mantiene por falta de instrumentos por parte del Estado para incentivar a su conservación.

Pero, ¿cuál es la importancia de conservar estos bosques nativos?

Las razones sobran si pensamos que cumplen tres funciones fundamentales para la sustentabilidad del planeta, hoy día en serio riesgo de colapsar irreversiblemente por el calentamiento global y cambio climático, al elevarse sistemáticamente su temperatura. El bosque nativo protege la ribera de los ríos, cauces y fuentes de agua, regulando su ciclo a través de la conservación de la humedad, evitando la sequedad del terreno.

Asegura la biodiversidad, ya que en las quebradas los bosques se transforman en corredores biológicos para anfibios, reptiles y otras especies de la flora y fauna endémica que se reproduce en estos hábitat. Además, está el “servicio ecosistémico” que cumple el bosque, como proveedor de alimentos (hongos, bayas, semillas, raíces), que son utilizados por las comunidades más vulnerables que construyen su economía en base a productos forestales no maderables.

Hoy día son más de 270.000 familias que construyen su economía en base al bosque nativo, según el estudio Comité Iniciativa Nahuelbuta del año 2014.

MÁS FÁCIL SUSTITUIR EL BOSQUE QUE CONSERVARLO

En Chile, el Estado otorga mayores incentivos para sustituir el bosque nativo por plantaciones de monocultivos -que no aportan biodiversidad y secan los suelos- que para conservarlo y restaurarlo. Para el fomento de las plantaciones se creó el DL 701, que en la actualidad los empresarios de la madera piden renovar por 3 años más. En cambio, para proteger el bosque nativo los interesados deben concursar por los recursos, siempre limitados, que otorga el estado a través de la Ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal. Las cartas son desiguales.

Muchos pequeños propietarios interesados en conservar los bosques nativos, reclaman el efecto que tienen las plantaciones de pino y eucaliptus instaladas al lado de sus bosques, al comportarse como especies invasoras que colonizan el bosque nativo, menoscabando su proceso de recuperación.

Pero ¿por qué la Corporación Nacional Forestal, Conaf, y el Estado de Chile no han atendido a los más de 130.000 pequeños y medianos propietarios del bosque nativo con el propósito de transformarlo en un potencial productivo, de conservación y de adaptación ante el cambio climático?

Desde el departamento de comunicaciones de Conaf responden que están trabajando en una nueva ley de regulación y fomento forestal, para lo cual están realizando rondas de conversaciones al interior de la institución y talleres con otros organismos. Esta iniciativa legal, no obstante, sigue apuntando a las plantaciones forestales con énfasis en los pequeños y medianos propietarios, pero incluirán temáticas, según afirman, no abordadas anteriormente, como la fijación de carbono, presión del uso del suelo y control de la erosión, entre otros.

40 AÑOS SUBSIDIANDO EMPRESAS FORESTALES

El tristemente célebre Decreto Ley 701 instauró a partir de 1974 bonificaciones de hasta el 75% para financiar a los particulares que implementaran plantaciones de monocultivos, siendo beneficiados especialmente quienes ya poseían grandes extensiones de tierras, gran parte de ellas cedidas por las mismas autoridades de la época o vendidas a precios escandalosamente bajos. Muchas de esas tierras fueron asimismo arrebatadas a comunidades mapuche o a cooperativas campesinas, según una investigación del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA.

La gran promesa incumplida para la creación del DL 701, fue que contribuiría a la recuperación de suelos erosionados. Sin embargo, las especies exóticas fueron introducidas en extensos territorios con bosque nativo, los que fueron talados y/o quemados para luego ser sustituidos por monocultivos.

Demás está decir que gracias a los subsidios directos e indirectos otorgados por el Estado, el negocio forestal fue un éxito absoluto, gracias a lo cual las empresas lograron capitalizarse rápidamente. Esto fue especialmente beneficioso para los dos conglomerados que constituyen el duopolio actual del negocio forestal en Chile:Forestal Arauco, controlado por la familia Angelini y CMPC, conocida como La Papelera, controlado por la familia Matte, la que a su vez se provee de madera a través de Forestal Mininco.

El sector forestal es el segundo sector primario de exportaciones del país, detrás de la gran minería del cobre. Pero, curiosamente los empresarios forestales reunidos en la Corporación de la Madera, Corma, hablan de una crisis del actual modelo forestal chileno, ya que según Fernando Raga, Presidente de Corma, “éste ha alcanzado el límite de crecimiento en los territorios para plantaciones”, según dijo en una entrevista en revista Lignum. Esto, pese a que se han mantenido las altas tasas de exportaciones de celulosa y madera a China, USA y Japón y con una búsqueda por expandirse a Uruguay y Brasil.

El coordinador del Comité Iniciativa Nahuelbuta, Bernardo Reyes, interpreta el anuncio de Corma de expandirse fuera de los límites nacionales, “como un medio de presión para que se reinstale el DL 701 y se extienda como un incentivo para que el negocio siga creciendo en Chile”. La Presidenta Bachelet acusó recibo, al anunciar en su cuenta pública del 21 de mayo del año 2014, la prórroga de la vigencia del DL 701 hasta el 2018.

El objetivo ahora es que ya capitalizadas las grandes empresas, el subsidio debe apuntar a financiar a los pequeños y medianos propietarios, cubriéndoles hasta el 90% de los costos para sustituir sus bosques nativos por monocultivos. De esta forma, el duopolio Arauco – Mininco abre su poder de compra de madera, controlando los precios según el territorio donde se localice el propietario de las plantaciones .

La posición de Corma a través de su presidente, también la encontramos en el reportaje audiovisual “Plantar Pobreza: El Negocio Forestal en Chile (2014)”, donde Raga valora “el estrecho trabajo con todos los gobiernos, en una relación muy fluida”. En tanto, las comunidades aledañas a las plantaciones de monocultivos también hablan de una crisis, pero diametralmente opuesta a la planteada por la entidad empresarial de la madera.

EL AVANCE DEL DESIERTO VERDE

Viviana Catrileo, directora nacional de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) es nacida y criada en la región de la Araucanía, desde donde ha sido testigo del avance del “desierto verde” -como llama a los monocultivos- en los territorios de la VIII y IX región, razón por la que las comunidades campesinas se ven forzadas a emigrar, “no porque lo quieran, sino porque ya no tienen condiciones para producir alimentos ni para criar animales, esto, sumado a que las aguas están siendo contaminadas y la instalación de vertederos en las comunidades”.

A Viviana le preocupa que desde el Estado no se diseñen políticas públicas para resguardar la vida y derechos de las personas en el campo como parte constitutiva de la sociedad chilena. Advierten que la mayor amenaza, es sin duda, la pérdida de soberanía alimentaria “por la descampanización tan fuerte donde la producción de alimentos va decayendo, vemos que los territorios que otrora fueron los graneros de Chile, hoy día se han convertido en un desierto verde con pinos, eucaliptus, y sin duda, que esto genera una gran amenaza a la vida, a las cosmovisiones, a los pueblos originarios, a las comunidades indígenas que están en los territorios, la muerte de la biodiversidad y de todo lo que significa. Esperamos que el 701 no sea aprobado”.

ALTAS CIFRAS EN LAS COMUNAS MÁS POBRES DEL PAÍS

Las cifras muestran las exorbitantes cifras de las exportaciones forestales (pese a una baja en el 2015), y sin embargo, las comunas en que están insertas las empresas se cuentan entre las más pobres del país.

“La crisis de crecimiento obedece a un modelo que no genera riqueza para los pobres ni para los territorios, es un modelo concentrador de riqueza”, manifiesta el biólogo Bernardo Reyes. Es un sector que exporta casi 6.000 millones de dólares, un porcentaje de ganancia altísimo, pero paga a los trabajadores entre 180.000 a 350.000 pesos al mes.

Reyes agrega que “nunca en la historia del país se había mantenido un instrumento de fomento por 40 años, siendo impensable incluso como instrumento de fomento para las viviendas sociales. Es inevitable hacerse la pregunta de a qué responde el DL 701, si no es a la presión del duopolio, el mismo que está financiando la política en Chile”.

Hoy día la principal amenaza es que las plantaciones de monocultivos avancen hacia los territorios donde hoy se concentra el bosque nativo y además se afecten zonas usadas tradicionalmente para la agricultura. Por ejemplo, explica Reyes, en el norte de la Araucanía hay tierras con niveles bajos de erosión y sin embargo fueron vendidas para sustituir la cosecha de alimentos y agricultura por eucaliptus. Eso está ocurriendo en Malleco, parte del Biobio y Aysén. “Eso es grave porque el país atenta contra su soberanía alimentaria”.

Agrega que el Ministerio de Agricultura no es estricto en la fiscalización para asegurarse que el cambio de usos de suelo sea adecuadamente cautelado, por lo que perdemos progresivamente tierras agrícolas y en el caso de la degradación del bosque nativo lleva a pequeños y medianos propietarios a plantar pinos y eucaliptus donde había bosque nativo”.

UN MODELO PARA SECAR AL PAÍS

El cambio climático está provocando grandes estragos a nivel planetario y en nuestro país los efectos ya los sentimos. Los monocultivos ejercen una fuerte influencia en la escasez hídrica de los territorios donde están insertas ante la necesidad de absorber grandes cantidades de agua, consumiendo las napas subterráneas.

En tanto, el Estado con los recursos públicos asume una vez más las externalidades del sector forestal, proveyendo de agua en camiones aljibe a las comunidades aledañas a las plantaciones. Reyes señala que “está ocurriendo en Loncoche, en Chiloé y otras comunas en el sur de Chile”.

Explica que “esto no es por la falta de lluvias, es por exceso de demanda de agua para mantener las plantaciones. La Conaf ha fallado al no mantener los bosques de protección resguardando las fuentes de agua, no ha protegido las cuencas altas para asegurar que la captura de agua y la humedad generan ríos aéreos”. “Estamos creando un modelo para secar el país”, puntualiza Reyes.

El presidente de Corma sostiene en el reportaje que “en materia ambiental las plantaciones tienen un balance enormemente positivo y que no existe ninguna evidencia para demostrar que producen pobreza”. Asegura que a mayor parte de los argumentos contra las plantaciones de monoculivos no tienen fundamento. Sin embargo, los hechos demuestran lo contrario.

Fuente: El Desconcierto

Temas: Monocultivos forestales y agroalimentarios

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