La soya transgénica: los de arriba jugando con la vida de los de abajo

En Hopelchén, Campeche se lleva a cabo desde hace tres meses el proceso de consulta sobre la siembra de soya transgénica, un permiso que fue otorgado a la empresa Monsanto en el año 2012 para siembra de la llamada “Soya Solución Faena” resistente al herbicida glifosato, el polígono que abarca este permiso incluye a 9 municipios del estado de Campeche, además de otros en el estado de Yucatán, Quintana Roo y Chiapas en el sureste mexicano.

La consulta incluye cinco etapas; acuerdos previos, informativa, deliberativa, consultiva y de ejecución y seguimiento de acuerdos. De estas el pasado 14 de abril y 30 de junio se llevaron a cabo las reuniones de la etapa de acuerdos previos, en las comunidades de Iturbide y Chenco, se pasará a la etapa informativa este 9 y 10 de julio, ya que se realizarán reuniones en estas comunidades para informar, entre otras cosas, sobre el tema de la soya, impactos del glifosato y derechos humanos. Obviamente esta información la llevará la CIBIOGEM, SENASICA y la CDI.

En última reunión realizada este 30 de junio pasado, un numeroso grupo de menonitas, alrededor de 120 personas y otro grupo de mayas de la comunidad de Iturbide llegaron dos horas antes a la reunión que estaba programada para las 11 de la mañana, ocupando la totalidad de los espacios que había en el salón dispuesto para realizar la reunión. Viendo lo anterior, los representantes de las otras comunidades, en particular quienes lideran esta vertiente y por sugerencia de sus asesores decidieron no entrar a dicho espacio, interpretando con lo anterior una evidente provocación al conflicto.

En este sentido, es bien sabido en la región que los menonitas no suelen participar en procesos políticos de manera activa, ni entrar en conflictos de este tipo, en relación a eso hay que decir que los menonitas que estaban presentes, no hicieron ninguna intervención de manera directa durante todo el transcurso de la reunión que se extendió hasta poco después de las seis de la tarde, por otra parte, los mayas de Iturbide, particularmente dos personas con antecedentes de liderar protestas y tomas de edificios gubernamentales para exigir fertilizantes, semillas, etc., fueron las que mantuvieron una acalorada discusión con los funcionarios de la CDI, SAGARPA, CIBIOGEM y la CNDH, para exigir que se les permita sembrar en el presente ciclo agrícola, la soya genéticamente modificada.

Entre los argumentos que presentaron estuvieron los siguientes; 1. el cultivo de soya transgénica obtiene los mayores porcentajes de subsidio, alcanzando hasta un 200% de su costo real, 2. Al maíz se le han reducido prácticamente todos los subsidios, llegando a solo el 10% del costo total, 3. No se han demostrado la afectación de la soya transgénica a las abejas, 4. Las afectaciones de la soya transgénica solo lo usan las empresas que acopian miel para reducir el precio, porque al final siempre compran la miel, 5. Se tendrán muchas pérdidas económicas sino se permite la siembra de la soya transgénica este año.

Estos mismos argumentos se estuvieron repitiendo de diferentes formas durante el transcurso de la reunión, de los cuales podemos sacar algunas conclusiones y otras tantas preguntas, la primera es que hay una evidente falta de información y por otra una manipulación de la información, en relación al argumento 3, se sabe que efectivamente el polen de soya transgénica se puede identificar en la miel, pero sobre todo, los químicos que se utilizan en los cultivos extensivos -no solo en la soya- provocan la muerte de las abejas, lo que afecta directamente la producción de miel, ya que, si bien el ciclo de cultivo de la soya no coincide con el de la cosecha de miel, la abejas no tienen época de descanso, continúan pecoreando para su alimentación.

Lo anterior sostenemos que por una parte es falta de información, ya que no toda la población ha tenido acceso a la información que se ha generado en torno a las afectaciones que provoca este cultivo, además de que la mayor parte de ella en principio se sostuvo sobre las afectaciones económicas al sector apícola, lo cual lo convirtió en un argumento endeble y por otra parte existe una manipulación de la información promovido por las instituciones como la SAGARPA y la misma CIBIOGEM al distribuir en las comunidades, un documento en el cual sostiene que el permiso fue otorgado a Monsanto porque se había demostrado su inocuidad y que no generaba peligro para el medio ambiente y por otra parte que se había demostrado por Dr. Luis A. Medina Medina que los cultivos de soya transgénica no generaban afectaciones a la producción de miel, no se pone en duda el estudio realizado por este investigador, pero cabe la pregunta ¿Por qué no se presenta también las investigaciones que sostienen lo contrario? ¿Por qué no se habla de las afectaciones secundarias que estos cultivos provocan a las abejas? Por tanto, la información oficial difundida por CIBIOGEM es sesgada. ¿A qué intereses sirve este organismo?

Por otra parte, en relación al argumento 4, es evidente que aquí hay otra manipulación de la información, no hay duda de la corrupción en las grandes acopiadoras y los manejos mercantiles de la miel, no es un tema nuevo, al fin y al cabo, para ellos es un producto más en el mercado, sin embargo, aquí abajo, los apicultores son las ultimas y quizás las victimas más claras de los que ahí arriba lucran con ellos. Fuera de eso, no fueron solo las grandes acopiadoras de miel las que iniciaron este proceso, fueron sobre todo acopiadores regionales y apicultores informados sobre las afectaciones generales de la soya transgénica, sostener que es un pretexto de las empresas para reducir el precio de la miel, es un denostar los múltiples argumentos que existen para estar en contra de los cultivos genéticamente modificados, aunque sin duda, no se han sabido comunicar.

Respecto al quinto argumento, solo pueden generarse perdidas donde se ha realizado una inversión, en todo caso, la preparación de las tierras, si solo fueran eso, podría usarse para cualquier otro cultivo, para no perder esa inversión. Aunque es claro que las pérdidas económicas a que se refieren no es solo por la preparación de las tierras, sino también los paquetes tecnológicos, que incluye los herbicidas, fertilizantes, plaguicidas y LA SEMILLA, sobre esto último cabe la pregunta ¿de dónde están obteniendo la semilla? Algunos dicen que guardaron del año pasado, en los años que tenemos en la región, nunca nos hemos topado con productores que compren semillas para dos años, cuando a veces con dificultades alcanza para la del mismo ciclo productivo, por otra parte, sostienen que seleccionaron semilla de la que cosecharon, cuando esto ha sucedido en otros casos, la empresas Monsanto pone el grito en el cielo en defensa de sus derechos de patente, ¿No estarían violando la patente aquellos que sacaron semilla de la cosecha anterior? ¿Realizará Monsanto alguna queja por ello? ¿O lo que interesa ahora es la dispersión de la semilla?

Por otra parte, si nada de lo anterior sucedió o sucedió en parte, es difícil de creer que se guardaron o seleccionaron semilla para cien hectáreas, ya que para esto se requiere aproximadamente dos toneladas de semillas, entonces la pregunta es ¿Quién distribuyo esta semilla? ¿Por donde pasaron la semilla que no fue identificada por las instancias correspondientes? ¿Quién o quienes están protegiendo a las empresas que la distribuyeron? Parece que tendríamos que apuntar nuestras cámaras y artículos a estas empresas y oficinas de gobierno que son las que están en el nicho más alto de esta estructura y no solo a los productores soyeros o menonitas que se mueven al ritmo de los subsidios, por cierto, también gubernamentales.

En la reunión del 30 de junio, la CIBIOGEM menciono en reiteradas ocasiones que la siembra se había suspendido por seis comunidades demandantes, sosteniendo así que los responsables del conflicto eran estas. Aquí hay que ser categóricos, LA RESPONSABILIDAD DEL CONFLICTO POR LA SOYA TRANSGÉNICA ES DE LA SAGARPA Y SENASICA quienes otorgaron el permiso a Monsanto sin haber consultado a las comunidades indígenas, tal como lo marca la constitución, mismo que fue corroborado por la SCJN. Sostener otra cosa es querer eximirse de esta responsabilidad.

En relación a esto, dejamos a propósito para el final los puntos uno y dos de los argumentos de soyeros mayas y menonitas, ya que, en estos puntos, tenemos que darles la razón y nos da luz sobre los verdaderos responsables de este conflicto ambiental y territorial. Hasta hace cinco años, la siembra de maíz contaba con subsidios de maquinaria para la tierra, la Secretaria de Desarrollo Rural, mandaba tractores con rastra para la preparación de las tierras, contaba también con el programa de venta por contrato, con el seguro catastrófico, con el subsidio del 50% en el costo total del paquete tecnológico, contaba también con un subsidio para estandarización del precio. En total el subsidio cubría por lo menos el 80% del costo total del costo del cultivo, más la compra de las cosechas ya sea contratada por una empresa o comprada por CONASUPO, ahora DICONSA. Todo esto ya no existe, lo último que se elimino fue el subsidio para el seguro el año pasado.

Este año, haciendo alarde y como buena estrategia mediática se difundió que se entregaron miles de toneladas de insumos para el campo en tiempo adecuado, no se dijo que estos insumos fueron solo fertilizantes y solo se podía acceder a cinco bultos por ejidatario, tres bultos por avecindado y dos bultos por mujer, por supuesto, pagando el cincuenta por ciento del precio, lo que al final es solo el 5% del costo total de la inversión. Una migaja.

Por otra parte, la siembra de soya, incluye la mitad del costo del paquete tecnológico, además de mil quinientos pesos por tonelada de soya producida, una hectárea produce alrededor de dos toneladas, lo que significa tres mil pesos en subsidio, la siembra de soya también contempla la agricultura por contrato, esto es la compra de toda la cosecha a un precio previamente pactado, generalmente alrededor de seis mil pesos por tonelada, lo que al final significa alrededor de quince mil pesos por hectárea contra doce mil pesos que produce el maíz. Obviamente estos precios de la soya no se alcanzarían si no tuviese los subsidios que tiene. ¿Quién otorga esos subsidios? ¿Quién decide quitar los subsidios al maíz y pasárselos a la soya? LA SAGARPA

Por eso, sostenemos que culpar a los menonitas es tomar la vía fácil, es cómodo culpar a un sector de la población, es cómodo tanto para demandantes como para demandados, tener un tercero en la discordia, y desviar el problema de la raíz. No, los culpables no son los menonitas, no de la siembra de soya transgénica, ya que ellos, como los mayas agricultores o apicultores están defendiendo o buscando lo que mayores ganancias le genere, esto, combinado con falta de información, manipulación de la misma y fuertes cantidades de subsidio, generan el ambiente perfecto para que los verdaderos responsables se laven las manos y sean los que propongan “opciones de solución”.

Ahora, a raíz de lo sucedido en la última reunión se han generado condiciones de tensión y probables conflictos entre las comunidades, entre mayas y menonitas, entre los que quieren y los que no quieren la soya. Cuando tendría que ser entre las comunidades y quien dio el permiso inicialmente, las condiciones locales no las vivirán los asesores de un lado ni los funcionarios del otro lado, lo viviremos los de abajo, los que están y estamos en las comunidades. Debemos animar el análisis más profundo con uno y otro sector para superar esta división y exigir a los de arriba que no jueguen ni con el tiempo, ni con la vida del pueblo.

Por Álvaro Mena Fuentes y moc.liamg@37ceztaron

Ka’ Kuxtal Much’ Meyaj AC

Temas: Transgénicos

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