Los mercados de carbono en la COP25: de supuesta solución a parte del problema

Idioma Español

La posibilidad de la creación de un mercado global de emisiones de carbono, que se negocia en la Cumbre del Clima de Madrid, amenaza, según las organizaciones campesinas y ecologistas, con “otra década más de inacción, distracción y acaparamiento del poder por las grandes empresas”.

El Día de Acción Global contra los Mercados de Carbono, un mecanismo de compra-venta de emisiones muy criticado por organizaciones ecologistas y campesinas que, según defienden, “beneficia” a las empresas y países más contaminantes, comenzaba este 5 de diciembre a las 9 horas en la sede de la Cumbre del Clima.

En la zona azul de la COP25, el espacio donde se producen las negociaciones principales, Vía Campesina, Indigenous Environmental Network, Grassroots Global Justice Alliance, International and Corporate Accountability y Amigos de la Tierra realizaban una rueda de prensa y una acción para denunciar, una vez más, que el mercado de carbono es parte del problema y no de la solución a la crisis climática.

En contraste con su teórica misión de reducir emisiones, estos mercados han sido utilizados, sostienen, para “fortalecer el poder empresarial, esquivar las responsabilidades de los contaminadores históricos”

Según el informe  Los mercados de emisiones de carbono en la COP25 de Madrid, presentado por estas cinco organizaciones, lejos de servir para la reducción de emisiones, los mercados de carbono son “una amenaza para los pueblos, la política y el planeta”, así como para las comunidades indígenas y campesinas.

En contraste con su teórica misión de reducir emisiones, estos mercados han sido utilizados, sostienen, para “fortalecer el poder empresarial, esquivar las responsabilidades de los contaminadores históricos adinerados e impedir que se adopten medidas urgentes y equitativas frente al cambio climático”.

Tras la rueda de prensa decenas de activistas realizaron una performance para denunciar cómo bancos y gobiernos intentan convertir la naturaleza en otro recurso más para hacer negocios. La acción, a su vez, ponía énfasis en las luchas de los pueblos indígenas y campesinos para defender la naturaleza y el aire frente al mercado de carbono, pero también frente a las “falsas soluciones de geoingeniería que se están presentando, como sembrar los océanos de hierro”, contaba una de las participantes en la acción.

“La crisis climática es un problema que deben enfrentar todas las partes para la supervivencia de la humanidad y la naturaleza”, declaraba  Henderman, del sindicato campesino de Indonesia SPI. Sin embargo, continuaba el líder campesino, “los gobiernos del mundo hasta hoy todavía priorizan soluciones como la economía verde, la economía azul o el REDD [programa de la ONU para la reducción de emisiones]”, que no hacen más que “empeorar las condiciones ambientales” para amplios sectores de la población, especialmente para las comunidades campesinas e indígenas.

Frente a la emergencia climática, para el SPI, así como para La Vía Campesina —el gran movimiento global al que pertenece esta organización—, la única salida es “el cumplimiento y la aplicación de los derechos de los campesinos, como el derecho a la tierra, el derecho a las semillas, los derechos a los conocimientos tradicionales y los derechos a la conservación”, convertidos en la mejor “garantía para una tierra justa y sostenible”.

LOS MERCADOS DE CARBONO EN LA COP25

Este consorcio de cinco ONG señala 2019 como un año de inflexión en el “crecimiento del movimiento por la justicia climática”, un año que termina con todas las miradas en la cumbre de Madrid.

En esta cita un punto clave de la negociación serán las normas internacionales para los mercados de carbono, señalan en el informe: “Si este año se llega a alguna resolución sobre los mercados de emisiones de carbono, los países y empresas contaminadoras probablemente la promocionarán como un buen resultado, una pieza fundamental en el camino para reducir el calentamiento global. Desdichadamente, su resultado es el opuesto”.

Los mercados de emisiones permiten a los contaminadores, explican, comprar el derecho de seguir emitiendo gases de efecto invernadero: “Esto significa que quienes tengan dinero y el poder para hacerlo pueden continuar sus operaciones como siempre”.

“No cumplen la función para la que supuestamente fueron creados”. El precio del carbono se mantuvo “ridículamente bajo” y las emisiones mundiales continuaron creciendo

La primera razón por la que estas organizaciones definen los mercados de emisiones como un “fracaso” no puede ser más rotunda: “No cumplen la función para la que supuestamente fueron creados”. El precio del carbono se mantuvo “ridículamente bajo” y las emisiones mundiales continuaron creciendo.

“El control empresarial sobre el régimen de comercio de derechos de emisión de la UE era tan fuerte que fue notoriamente criticado por vender bonos a un costo tan bajo como de cuatro euros cada uno, comparable al precio de una taza de café y un pastel”, se detalla en el informe. La conclusión es demoledora: “En lugar de reducir las emisiones, el comercio de emisiones de carbono las aumenta”.

La según razón para oponerse a los mercados de carbono son sus impactos en los pueblos indígenas y comunidades campesinas, que llevan años denunciando los esquemas de compensación de emisiones de carbono como una forma de “colonialismo climático”. Agresiones a los pueblos, relocalización forzada y “amenazas de genocidio cultural” son las consecuencias más graves de estos mecanismos.

Los pueblos indígenas y comunidades campesinas llevan años denunciando que los esquemas de compensación de emisiones de carbono son una forma de “colonialismo climático”

El más “infame” de estos esquemas es para estas cinco organizaciones la Reducción de Emisiones de la Deforestación de los Bosques (REDD). Este mecanismo en teoría recompensa a los gobiernos, empresas y habitantes de los bosques por mantener intactos los espacios verdes.

Según relata el informe, este punto ha provocado desalojos violentos y a gran escala “en nombre de la conservación”, así como “acaparamientos de tierra por grandes empresas para dar lugar a plantaciones de monocultivos”. Tal como ocurre con tantos otras herramientas de mercado, la REDD “está plagado de vacíos legales que conducen a manipulación, corrupción y explotación”.

En la COP25 de Madrid los debates volverán sobre los mercados de carbono. En el Acuerdo de París de 2015 se firmó una declaración de intenciones, es decir, un “qué debe suceder”, explican en el informe. En las siguientes cumbres, se ha intentado concretar el “cómo sucederá”. Dado que el reglamento de París no llegó a concluirse en la COP24 de Katowice (Polonia), quedan todavía importantes flecos por atar. Entre ellos, según apuntan desde estas organizaciones, el artículo 6 sobre “cooperación internacional”.

Es precisamente ahí donde algunos países “están presionando para que se permita el uso del comercio de emisiones de carbono y la compensación de emisiones como forma de simular el cumplimiento de sus promesas de reducción de emisiones determinadas a nivel nacional”.

Frente a estas presiones, las organizaciones ecologistas harán todo lo posible para impedir que la COP25 incluya mercados de emisiones de carbono y que “los países aporten la parte justa que les corresponde de los esfuerzos climáticos”.

Fuente: El Salto

Temas: Crisis climática, Economía verde

Comentarios