Memorias de la Asamblea de Movimientos Sociales por una agenda ambiental común

El presente documento intenta hacer una síntesis intencionada de los elementos que se recogieron en las jornadas de trabajo de los días 21, 22 e incluso 23 de septiembre de 2015, durante la Asamblea de Movimientos Sociales por una agenda ambiental común y en el marco del Encuentro de las Américas frente al cambio climático.

En esta síntesis se recogen de manera general muchos de los que fueron significativos aportes de los procesos, organizaciones y delegados que se hicieron presentes. Sin duda como todo proceso de síntesis es a su vez un proceso de empobrecimiento de toda la riqueza de lo dicho, de lo sentido y de lo aprendido en estos días. Esperamos sea un material de guía para la reflexión y para que en los procesos regionales que ya están en marcha pueda profundizarse los acuerdos, los mandatos y el sentido de nuestras acciones.

Hay categorías que matan y otras que avivan la esperanza. Freskiemos el ambiente le apueste a la Justicia Climática:

La movilización por la Justicia Climática la hemos entendido como un proceso donde a la vez que se movilizan apuestas políticas, paradigmas y teorías, se provoca la acción consciente en pos de una sociedad mejor y justa, que enfrente las fuerzas mortíferas del mercado capitalista y también sus paradigmas. Hacernos a nuevas y potentes categorías que permitan superar las formas anacrónicas de hacer política es una tarea retadora y creativa. Las corrientes adversas son también arrolladoras, no es extraño que las haya en los sectores institucionales, pero las hay incluso en agentes de los propios movimientos sociales que desconfían de lo nuevo, que eluden demandar justicia climática ya sea por no comprender la profundidad de su contenido y la importancia contemporánea y coyuntural de esta categoría política, o bien por sentirse conservadoramente más cómodos en las categorías y modos tradicionales, o quizá, peor aún, por querer parecer menos radicales o más amigables con los contradictores y antagonistas.

Para quienes actuamos desde una perspectiva de lograr que el mayor número de personas se involucren conscientemente en los procesos de trasformación social y hagan de la agenda ambiental una herramienta trasversal de los movimientos sociales, el Encuentro de las Américas, más concretamente en la Asamblea de Movimientos Freskiesmos el Ambiente, significó la posibilidad de sintetizar múltiples caminos de lucha y raciocinio en acuerdos y pactos de diferentes niveles y alcances, alejándonos de esa especie de gremialismo que se ha incubado en algunas iniciativas ambientales y que ha segmentando la agenda de lucha, reduciéndola a reivindicaciones contestatarias o a escenificaciones propagandísticas.

La apuesta de una Asamblea de los Movimientos Sociales de cara al cambio climático propendió por romper la segmentación de las acciones que se propicia por la acción disciplinar de los “activistas educados” disciplinariamente, o de entidades u organizaciones especializadas en temas y publicidad. Dispusimos como herramienta táctica para gatillar la articulación del movimiento la categoría “Justicia Climática”. Ella representa las demandas de los más empobrecidos y vulnerables, de las víctimas de las causas estructurales del cambio climático y sus efectos, y da sentido a las movilizaciones desde abajo, indisciplinadamente, superando el engranaje simplificador del academicismo, sustrayéndose a las estructuras de análisis de las ciencias particulares y con ello de la segmentación que puede producirse cuando se asumen las luchas desde aristas segmentadas: minería, agua, energía…; dejando atrás condicionantes fijados por criterios de financiación que retraen las estrategias de construcción de poder popular y pueden ocluir las fuerzas inherentes de la movilización comprensiva desde los territorios y los proyectos de vida.

Proponer e incidir desde abajo para que los gobiernos adopten medidas y políticas que se estiman propias del movimiento social es tarea de la política. La política ambientalista consiste también en procurar que categorías políticas que sirven al buen vivir y antagonizan con categorías que inducen a la muerte, sean apropiadas por la sociedad y por las instituciones. Lograr que la Justicia Climática se instale como vox populi y afecte la agenda institucional de una ciudad es un logro de la política; de nada sirve tener buenas categorías, buenas apuestas políticas si ellas sólo circulan entre reducidos grupos de sus propios áulicos. La justicia climática dicha desde una plaza colmada de gentes ávidas de ideas y propuestas, selló el propósito pedagógico que se había propuesto cuando se le situó al centro de la convocatoria de la BCS y luego Encuentro de las Américas, por encima de categorías de la gestión como pueden serlo adaptación y mitigación. Desde los movimientos sociales no podíamos negarnos la posibilidad de que la justicia climática encontrara escenarios de gran amplificación para su enunciación, sería una torpeza política no entenderlo así.

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Temas: Crisis climática, Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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