Mercaderes de la conservación

Idioma Español
País Colombia

La Oficina de Comunicaciones de la Asociación Red Colombiana de Reservas Naturales de la Sociedad Civil, con sede en Cali, nos ha enviado el 16 de Junio de 2006 cuatro documentos referentes al mencionado Congreso, que señalan las políticas al futuro de estas Redes de Conservación, entre ellas la mercantilización de los bienes ambientales, tendencia y práctica que algunos consideramos inmoral. Vamos a los documentos, y sea la paz sobre sus autores; les deseamos larga vida

Epigramas:

Tras el tiempo, tiempo viene.
Saramago, citando un adagio.

Que el Estado me indemnice por mi afecto a mi mamá.
El autor.

Resumen. Séptimo Congreso Interamericano de Conservación en Tierras Privadas. Crítica a la mercantilización de los bienes ambientales.

Introducción. La Oficina de Comunicaciones de la Asociación Red Colombiana de Reservas Naturales de la Sociedad Civil, con sede en Cali, nos ha enviado el 16 de Junio de 2006 cuatro documentos referentes al mencionado Congreso, que señalan las políticas al futuro de estas Redes de Conservación, entre ellas la mercantilización de los bienes ambientales, tendencia y práctica que algunos consideramos inmoral. Vamos a los documentos, y sea la paz sobre sus autores; les deseamos larga vida.

1- Dos papeles de la Sra Lourdes Peñuela, quien ha sido directora de la Red Colombiana, en los que se consignan externalidades referentes al crecimiento cuantitativo de las redes de conservacionistas privados: del primer congreso con veinte personas de tres países al séptimo con más de ciento setenta y cinco personas de diez y siete países; “venta de morrales, camisetas, pocillos, canguros… nuestra imagen”… Pero también algunas internalidades: “promover un nuevo marco legal para la conservación privada”; “la conservación es un deber ciudadano”… recompensable por el Estado como se verá más adelante: un deber a cambio de plata; el sometimiento a la WWF y a la UICN: “homologarnos a las categorías de las UICN”; la consejería del Banco Mundial a través del Sr. Juan Pablo Raíz Soto; el “relacionamiento público-privado”…

Desde luego, en este crecimiento cuantitativo se va reflejando (ley dialéctica) una deriva cualitativa: de los tiempos de 1991 en que fundamos la Red por pura convicción, por mística, como grupo minoritario, con cuotas voluntarias de nuestro peculio, utópicos, ilusionados (ilusos nos dijeron algunos) a hoy con financiación internacional, con algunos estímulos legales y fiscales, con burocracia, con pretensiones de mercaderes del ambientalismo, de becarios del Estado. “Quien tiene tu pan, tiene tu dignidad”, nos recuerda la cultura árabe. La Red como dependencia de agencias internacionales del ambientalismo, pignorada su autonomía, prisionera de las consignas de los usufructuarios del poder mundial: “pensar globalmente y actuar localmente”, ordenó la UICN, que significa “nosotros creamos el pensamiento global para que ustedes los locales actúen de acuerdo con nuestro pensamiento”; la misma que inventó el concepto de desarrollo sostenible para que la utopía del bien vivir quedara en penumbra, aplazada. Los mismos que impulsaron el Convenio de Biodiversidad a favor de los países industrializados. La misma WWF denunciada en 2005 por su participación en el aquelarre de “soya sostenible” transgénica en el Cono Sur y por su apoyo a extracción de mangle en Indonesia.

La dominación ideológica de las grandes corporaciones ha sido explicada y desafiada por diversos analistas, entre los que destacamos a Arturo Escobar.

2- Un artículo del Sr. Juan Pablo Ruíz Soto, funcionario del Banco Mundial, publicado en Semanario de El Espectador, Junio de 2006, donde se dice que la conservación ambientalista por principios culturales, por lealtad, voluntad civil y por convicciones políticas y morales, no es suficiente; es menester la “relación clara y armónica entre la política pública y la iniciativa privada”, pero también es menester la renta de la tierra, del ambiente: el ecoturismo, el agroturismo, la venta del agua, de carbono fijado, del aire, de los paisajes, de los sistemas amigables con la biodiversidad: que el Estado nos pague por conservar, por querer a la madre tierra. Y el que paga se adueña.

El articulista, hace unos años, prefirió otras actividades, que le dieron renombre, a ser directivo de la Red Colombiana, cuando éramos más principiantes. ¿Dónde queda su finca-reserva; qué hace en ella; cómo hago para aprender de él en su reserva; qué me ofrece? Me hace acordar del Dr. Juan Camilo Restrepo, miembro eterno del Comité Nacional de Cafeteros, sin haber tenido un palo de café nunca, en ninguna parte.

Y claro, el articulista sostiene el antagonismo entre producción y conservación. El que conserva deja de producir y por lo tanto el Estado lo debe indemnizar. Esto es cierto en el concepto de producción del Banco Mundial, que implantó la revolución verde sobre la tierra, arrasándola, envenenándola, destruyendo las semillas populares; no es cierto en agricultura de conservación, ecológica, en que la unidad es dialéctica: no se puede producir sin conservar los bosques, las aguas, la tierra, las semillas, la cultura, la vida, la autonomía alimentaria, la cocina…

A mí el Estado en un país empobrecido no puede ofrecerme plata por dejar de producir o de trabajar: eso es inmoral; aunque ahora la ofrezca por dejar de matar. Mi cielo, mi paz, mi recompensa es aquí en mi interior, en mi conciencia: es ahora mismo, en la medida en que procedo según mi convicción.

¿De modo que inscribo en la Red el latifundio de setenta mil hectáreas que tengo en el Vichada, y me puedo ir a Miami a esperar un cheque de fondos públicos, que siguen siendo civiles porque los pagamos los civiles?.

¿Qué será lo que el articulista entiende por armonía entre lo público y lo privado? ¿Partir el confite entre los respectivos funcionarios?. Asistir a Congresos? Resulta que la tal relación no puede ser de armonía, porque implica jerarquía: la sociedad civil como razón de ser de la administración pública, y, por lo tanto, vigilante de ésta; no igual ni subalterna. Y de ahí la Red como veedora de la administración de los Parques Nacionales Naturales y de las políticas públicas ambientales, no como socia del ministerio del Ambiente.

En mi finca, que es reserva, esté inscrita o no en la Red, nacen manantiales que abastecen a mi vereda, que hacen posible la vida social allí: por favor, díganme ¿a cómo les cobro el litro?. Yo no puedo apropiarme de lo que no produzco: el agua la produce Dios, la Naturaleza, la geología, las nubes, la casualidad; el Código Civil (herramienta de quienes ustedes saben y para qué) me da atribuciones sobre esa agua, que yo entiendo como responsabilidades sociales mías: no contaminarle el agua a mis vecinos, no negársela, compartirla con animales y cultivos, conservarla.

En Octubre de 2005, el Padre Alfredo Ferro Medina de la Compañía de Jesús, Director del IMCA, lanzó su libro El agua, fuente bendita de vida: aproximaciones a una teología, espiritualidad y pastoral del agua, que la Red tiene el deber ético de conocer. En ese lanzamiento lo acompañamos numerosas instituciones y personas. Los funcionarios y asesores de la Red no nos pueden desaparecer; existimos. El agua, las semillas, el territorio, la cultura… son patrimonio de los pueblos. El patrimonio de los pueblos no es propiedad del Estado; es imprescriptible, inembargable, no enajenable.

En el año 2003 la jerarquía eclesiástica colombiana se expresó en su Conferencia Episcopal Nro. 75 mediante el documento La tierra, un don de Dios para todos, tierra de paz, que tiene que ver con el concepto de propiedad privada de la tierra y su función: la Red está en la obligación de conocer este documento. Igualmente el libro del MST Brasil Semillas, patrimonio de los pueblos.

Algunas personas nos negamos a convertir en mercancía el paisaje, las semillas, el aire, el agua, la biodiversidad, el atardecer, el vuelo del colibrí, la sonrisa del bebé, el espectáculo de la cascada, el arrebol del nuevo día, el silencio de la montaña, el suspiro opaco de la ola en la playa, el roce del viento en la piel, el murmullo del arroyo, el canto de los pájaros, la lealtad de la compañera. ¿Ilusos, románticos, utópicos, desadaptados, negativos, extremistas?

Panaca, el Parque del Café, el Arca de Noé, el Parque de la Caña no son conservación, son negocios. El agroturismo, el ecoturismo son actividades comerciales, ojalá rentables, pero no son conservación. Son turismo, así se les ponga el prefijo eco, agro, hidro, tecno, bio, zoo, etno. Se los digo después que fui director del Parque Tayrona y del Parque Salamanca. Son expresiones de la sociedad de consumo: son consumos ambientales. Lo que tiene que ver con una Red de Conservación es otra cosa: educación ambiental, es el crecimiento cultural, espiritual, intelectual de los asociados, y de la sociedad a través de los asociados. Y a propósito, en Abril de este año, por gentileza, de la funcionaria de la Red, Sra. Patricia Castro, participé en un taller a afiliados principiantes en la finca del Sr. Tiberio Giraldo (paradigma de laboriosidad, de producción y de conservación) donde pude observar (salvo raras excepciones) un nivel de capacidad productiva bastante modesto. Invirtamos aquí.

Un poquito de humildad. Menos triunfalismo. No a la codicia.

William Ospina en Lo que nos dejó el siglo XX, relata la permanente apropiación por la ideología de la empresarialidad sobre los movimientos y propuestas alternativas para convertirlas en mercancías hacia la sociedad de consumo: desde los símbolos hippyes, hasta el feng-shui, desde la agricultura orgánica para todos hasta la certificación o elitización del alimento sano; desde las medicinas alternativas y las armonías orientales hasta los consultorios y los gimnasios; desde el ambientalismo de la base social ( El ecologismo de los pobres de Joan Martínez Altier) hasta las burocracias de las Redes y las Fundaciones.

3- Una ponencia de la Sra. Myriam Inés Awad García (la paz sea sobre ella, y larga vida), conferencia central del Congreso, calificada por la Sra. Peñuela como paradigma de la calidad de los delegados de la Red colombiana. Para mí apenas circunvolucionados ecos de las directrices del funcionario del Banco Mundial o del Banco mismo: ¿quién quita?.

Del refrito de cifras de la ponencia sobre pobreza, inequidad, concentración de la propiedad en Latinoamérica, tomo apenas dos aspectos.

Uno, la representatividad de la Red colombiana: cuatrocientas reservas afiliadas de un total de más de dos millones de predios; apenas una en cinco mil, que no reduzco a porcentaje para que la Red no desaparezca como cifra estadística; y no me ensaño haciéndole cuentas de la superficie.

Dos, a la ponente le parece insignificante que el 10% de las tierras de un país hayan sido reservadas por el Estado; pero, aquí son básicos el tamaño de las reservas del Estado y su representatividad territorial. Yo conservo dos (2) árboles de otobo en mi bosque que en quince años no me han dado un solo renuevo natural; en cambio, un tigre en libertad necesita como quince mil hectáreas, oigo decir, y tal vez más, porque si no porqué ese compañero se me intentaba comer las mulas en el Parque Tayrona. La representatividad; la zona más biodiversa del mundo, es la cafetera de Colombia, y la más atropellada, dice el Maestro Van der Hammen: ¿Dónde está su Parque? ¿Será el de Montenegro?. ¿El bosquecito de Yotoco?

Los que arriesgamos hasta la vida y los que la han perdido en los Parques del Estado merecemos, señora ponente, que usted hubiera siquiera mencionado el narcotráfico y la fumigación por el Imperio en ellos. ¿Se puede excluir la guerra en el contexto de la conservación?. Vayan a ver cómo están los bosques de galería del Llano: no solo es la pobreza de los conuqueros.

Para terminar, lo de incluyente. Si algo caracteriza a la Red es ser excluyente; lo tiene que ser por naturaleza: en cuarenta millones de colombianos, menos de dos millones somos propietarios de tierras, y solo cuatrocientos afiliados a la Red. La Red solo afilia propietarios: no acepta jornaleros, amas de casa, presos, sacerdotes o tenderos, aunque tengan conciencia conservativa. Y aquí se localiza el ombligo del asunto: soñemos una minga social conservacionista: ácrata, popular, anárquica, voluntaria, incluyente, gratuita, autónoma, solidaria… no una entidad jurídica sino un estado de conciencia social. La minga, el rescate que logró ADC -Asociación para el Desarrollo Campesino, en Nariño.

4- ¿ Qué hacer?

Debate. Meditar el tango Cambalache. Diferenciar la burocracia (no toda en la Red, valga la aclaración) frente a los que realizamos la conservación en el campo. Autonomía. Rescatar la Red frente a la dominación del Banco Mundial, la UICN, la WWF, el turismo internacional. Neguémonos a acumular privilegios sobre terratenientes ociosos, improductivos, parásitos. Ganarás el pan con el sudor de tu frente. Cuando Rabindranath Tagore ensayaba en su ashram la utopía de elevar la India por el arte y la literatura, Gandhi le escribió: “conozco un poema que recitan continuamente los pobres; tiene una sola palabra: comida”.

La epopeya de Chico Méndez fue precisamente en el contexto conservación – producción.

Crear alternativas para que la sociedad civil se exprese. El conservacionismo es asunto de todos. Cuando se cae el avión, los de clase ejecutiva también se matan. En la minga que propongo bastará inscribirse y escoger área o comisión de trabajo. Comisión de veeduría de las políticas estatales; comisión a favor de ambientalistas perseguidos y desplazados, comisión de transgénicos, de nanotecnología, de agriculturas alternativas, de solidaridad con los animales, de denuncias públicas, de jurístas, de custodios de semillas, de consumo responsable, infantil, de género… las que cualquiera proponga, si una persona o institución se ofrece para mantener el archivo y comunicaciones de cada comisión. Desde hace años trabajo en la de agriculturas alternativas. Cada comisión podrá, a su saber, convocar a talleres, seminarios, movilizaciones. “Que florezcan cien escuelas”. Cada finca una escuela. “No nos llamamos plata”. La idea es crecer colectivamente en cultura, espiritualidad, capacidad productiva. ¿Quién se ofrece para llevar el archivo de inscripciones?. Comencemos ya. Aceptamos comisiones con un solo integrante. Los demás números nacen del uno, dice el Tao.

“Que la luz dance delante de ti en tu camino” (Despedida maorí).

“¿Que siente tu corazón?”. “Yo soy otro tú” (saludos mayas).

Mario Mejía Gutiérrez
Junio de 2006

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