Plantaciones industriales del árbol de teca en Ecuador: ocupando y devastando tierras fértiles y fuentes de agua

Idioma Español
País Ecuador

"Las plantaciones de teca en Ecuador no son destinadas al consumo interno de esta madera. Toda la teca se exporta. Las exportaciones a la India representan el 95 por ciento del total de teca en el Ecuador, lo que significa entre 150 y 160 mil toneladas de teca al año, lo que representa cerca de US 30 millones de dólares de ganancia para la industria. Los beneficios económicos para los lugares donde se produce esta madera son muy pocos debido a la poca mano de obra que genera este cultivo, la nula inversión social de los productores, la pérdida de soberanía alimentaria y la escases de agua que acarrea."

La teca es un árbol nativo del sudeste asiático que jugó un papel importante en el colonialismo de esa región. Los madereros británicos sacaron la mayor parte de la teca nativa del norte de Tailandia durante los siglos XIX y XX. También llevaron a cabo violentas campañas de extracción de teca en Birmania, que continuaron durante la era postcolonial a manos del estado birmano. (1) En Birmania, la teca estaba en el centro de un sistema colonial de empleo para actividades de agroforestería y de plantaciones iniciado en la última mitad del siglo XIX llamado taungya. Este sistema le permitía a los Karen y otros pueblos indígenas a cultivar durante unos años entre los árboles de teca jóvenes que habían sido plantados en las tierras despejadas. La condición era que cuidaran de los árboles y eventualmente abandonaran la tierra. Luego, el taungya se extendió a otros países. En Indonesia, donde el árbol no es nativo, las plantaciones de teca se establecieron hace más de 200 años. (2) La gran demanda de este árbol se debe al alto valor de su madera para la construcción de muebles de exterior y embarcaciones mayormente de lujo, debido a su resistencia natural a factores climáticos.

La política actual que rodea a la teca en Tailandia es compleja y corrupta. Después de prohibir su tala en 1989, se suponía que los suministros de teca para los aserraderos tailandeses provendrían de incautaciones ilegales y de la tala en los sitios previstos para los embalses de presas hidroeléctricas. Pero, de hecho, esta teca se mezcla con importaciones ilícitas de la región del río Salween en Birmania, así como de plantaciones administradas por la paraestatal Organización de Industria Forestal y otras compañías provinciales. El Consejo de Manejo Forestal (FSC, por su sigla en inglés) fomenta este tipo de saqueo y corrupción en la industria de la teca a través de sus programas de certificación de teca tailandesa.

La sobre explotación de estos bosques nativos, que se encuentran solamente en los países de India, Laos, Birmania y Tailandia, y el aumento de la demanda de madera de teca a nivel mundial ha llevado a que se busquen otros países para establecer plantaciones industriales de esta especie. Al momento se conoce que la teca es plantada en alrededor de 36 países tropicales y la superficie plantada de este árbol está en aumento en Benín, Ghana, Nigeria y Tanzania en África; Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Panamá en América Central; Ecuador y Brasil en América del Sur; e India, Indonesia, Myanmar y Laos en Asia. (3) Los principales países compradores de teca a nivel mundial son China (42 por ciento), India (37 por ciento), Japón (5 por ciento) y Francia (4 por ciento). (4)

La expansión de plantaciones de teca en Ecuador

Ecuador se encuentra entre los diez países con mayor diversidad del mundo, también se encuentra entre los países de Latinoamérica con una mayor tasa de deforestación en proporción al tamaño de su territorio. Según el Ministerio del Ambiente, la principal causa sería la expansión de la frontera agrícola. Sin embargo, estudios recientes señalan que los cultivos de los pequeños agricultores, que son quienes alimentan al país, no han crecido, en cambio la agroindustria, con la palma africana, caña de azúcar, y monocultivos de eucaliptos, pinos y teca, ha crecido rápidamente, provocando obviamente la deforestación de bosques a la que nos referimos. En este contexto, Ecuador exportó en el 2014 190 mil metros cuadrados de esta madera, con todos los impactos ambientales que esto acarrea. El gobierno de Ecuador es el responsable de la promoción y expansión de la teca en el país en desmedro de la agrobiodiversidad y de la sustitución de ecosistemas nativos, como el bosque seco en las provincias de Guayas y Manabí.

Las plantaciones de teca en Ecuador no son destinadas al consumo interno de esta madera. Toda la teca se exporta. Las exportaciones a la India representan el 95 por ciento del total de teca en el Ecuador, lo que significa entre 150 y 160 mil toneladas de teca al año, lo que representa cerca de US 30 millones de dólares de ganancia para la industria. Los beneficios económicos para los lugares donde se produce esta madera son muy pocos debido a la poca mano de obra que genera este cultivo, la nula inversión social de los productores, la pérdida de soberanía alimentaria y la escases de agua que acarrea.

En 2015, el Ministerio de Agricultura del Ecuador (MAGAP) señaló que se planean desarrollar 100 mil hectáreas de teca para el 2017. En 2016, las exportaciones de teca tuvieron un crecimiento importante de 52 por ciento en toneladas y 30 por ciento en valor en el primer semestre (5), comparado con 2015, que también fue un año de crecimiento. Actualmente, según datos oficiales, Ecuador cuenta con alrededor de 50 mil hectáreas de teca, sin embargo, de acuerdo a la Asociación Ecuatoriana de Productores y Comercializadores de Teca y Maderas Tropicales (Asoteca) existirían 200 mil hectáreas de este árbol (6). Los datos discordantes entre el MAGAP y Asoteca responden a un sub-registro y falta de datos actualizados. Más del 90 por ciento de esas plantaciones están en Guayas, Manabí, Esmeraldas y Los Ríos. En tanto, a largo plazo, productores y empresarios madereros proyectan contar con cerca de un millón de hectáreas de plantaciones forestales de teca entre 2032 y 2042. (7) Los datos oficiales sobre la cantidad de hectáreas sembradas no son claros y menos aún los impactos ambientales, pues desde el Estado no se lleva ningún tipo de control sobre estas plantaciones.

El Programa de Incentivos para la Reforestación con Fines Comerciales del MAGAP se define a sí mismo como “una transferencia económica no reembolsable, que el Estado ecuatoriano entrega (…) a personas naturales o jurídicas, comunas, asociaciones y cooperativas productivas para desembolsar y/o reembolsar una parte de los costos del establecimiento y mantenimiento de la plantación forestal.” “El programa entregará incentivos económicos a personas naturales y jurídicas [empresa privada] de hasta el 75% del costo del establecimiento y hasta el 75% del costo de mantenimiento de la plantación durante los primeros 4 años.” (8)

El MAGAP aseguró que desde 2011 al 2016 se han invertido más de US 53 millones de dólares en el establecimiento de 52.395 hectáreas de plantaciones forestales a través de dicho Programa. (9) De este total, casi 20 mil hectáreas son de teca, siendo la especie forestal que más se expandió y destinando dichos recursos en su mayoría para la empresa privada.

Efectos devastadores

En la provincia de Guayas, la zona donde hay mayor número de plantaciones de monocultivos de teca del país, mayoritariamente en los cantones de Balzar, el paisaje de la teca es desolador.

En una plantación de monocultivo de teca no existen animales. Los campesinos del lugar atestiguan que no sirve ni de refugio de pájaros: “ningún ave anida aquí”. Los árboles de teca no interactúan de manera positiva con el medio ambiente, pues al ser de rápido crecimiento absorben grandes cantidades de agua y de nutrientes, además de necesitar agrotóxicos.

El gobierno de la India por su parte pide que se fumiguen las trozas y bloques de esta madera en el lugar de origen (lugar de donde sale el producto) con bromuro de metilo, cuyo uso está prohibido en Ecuador por su altísima toxicidad. Por tanto, Ecuador ha propuesto fumigar con fosfuro de aluminio, elemento altamente peligroso, ya que al entrar en contacto con el aire libera un gas llamado Fosfina, que es muy tóxico para el organismo. En el ámbito de Salud Pública este plaguicida es el responsable de una alta tasa de enfermedades mortales para las poblaciones y espacios afectados. El uso de este químico para satisfacer la exigencia de la industria implica por tanto un altísimo riesgo a los trabajadores, poblaciones aledañas y al medio ambiente.

La teca en Ecuador, al momento del cuarto aprovechamiento y corte final del árbol a los 20 años, mantiene sus raíces vivas, al igual que el eucalipto, por lo que genera retoños que son talados excepto por uno. El retoño restante crece y en tan solo 8 años adquiere la altitud y el diámetro de los árboles de 20 años. En estos 8 años, este árbol absorbe los minerales y el agua que en un principio hace en 20 años, acelerando en cada ciclo de crecimiento la erosión y el desecamiento de los ríos. Según testimonios locales, el rebrote puede ser, aparentemente, sin límite.

Las empresas cuidan el crecimiento de los primeros 3 años de la plantación, los primeros 5 metros del fuste, que es donde esta el 60 por ciento del valor de la madera.

Se necesitan 4 personas por hectárea para la plantación inicial de árboles. Luego, en los primeros 3 años, que es el trabajo intenso, se contratan a 3 personas. A partir del cuarto año, la industria usualmente necesita una sola persona para que cuide los cientos de hectáreas de árboles de teca. El trabajador usualmente se establece en la plantación con su familia, en medio de un desierto verde, con la imposibilidad de tener vida social o compartir con el pueblo o la comunidad. “Yo tengo aquí plantaciones que fueron del 2001 y de la cual solo mantengo al jefe de campo, son plantaciones de 14 años y no necesitan cuidados”.

La organización ecuatoriana Acción Ecológica, junto con el Movimiento Mundial por los Bosques y la organización chilena Mapuexpress, hicieron un recorrido en 2016 en Balzar (provincia de Guayas). Allí se encontró con sorpresa que la mayoría de los árboles de las plantaciones de teca, así como el suelo, presentan huellas de haber sido quemados. Pareciera como si un incendio los hubiera rozado y que hubiera alcanzado al menos 80 centímetros en cada uno. El suelo también se ve renegrido y en lugar de hojas caídas, solo encontramos cenizas.

Los campesinos queman las plantaciones de teca al menos una vez al año con la creencia de que da mejor color al corazón del tronco, lo único valioso de esta madera. Mientras más amarillo, mayor precio adquiere. “Se quema para que tenga más dureza, más hecha… más color. Porque ahorita la blanca ya no la compran. Una que sale blanquita blanquita por dentro ya no la compran. Sólo compran la que lleva color. Por eso es que se quema año a año, para que ya vaya cogiendo color.” Por otra parte, esto limpia el suelo de las hojas que caen y así abarata los costos, pues no se debe contratar personal para esta tarea. Sin embargo, según los testimonios de campesinos del lugar, los incendios empeoran el aire, que se llena de humo y partículas, causando un incremento de enfermedades respiratorias en la “temporada de quema”.

Por otro lado, la gente local asegura que a los dos años de establecidas las plantaciones el nivel de los ríos y de los pozos ha disminuido, que los suelos quedan muy erosionados y que la recuperación es muy larga: “Antes cuando no había teca, todo el tiempo había agua. Ahorita que está la teca ya no hay agua”.

“Cuando se saca la teca, la tierra queda desprotegida, sin minerales. Y hay que sacar todas las raíces, y la teca es una planta que se va muy abajo, de raíz profunda. Seis metros de profundidad. La primera raíz que va, se va demasiado. Después de sacar la teca cuesta bastante recuperar esa tierra. Hay que sembrar el “sicapé”, una plantita que se riega. Esa recompone el terreno. Es un haba, pero no es comestible. Una leguminosa. Para el ganado sí es comestible”.

Según la gente local, las hojas de teca no se descomponen al caer al suelo, y tendrían el efecto de inhibir el crecimiento de otras plantas, por lo que no existen cultivos alimenticios ni en los alrededores y menos aún en el interior de la plantación. A simple vista el suelo presenta un color amarillento muy pálido y polvoriento. “Las zonas quedan devastadas, no queda comida, no queda dónde sembrar un tomatito. Entonces la gente tiene que acudir a los mercados. Ese es el problema”. “Es depredadora, acaba con todo lo que hay en el suelo. Deja una tierra estéril. Y aparte, si hay una teca y al lado una planta, de maíz por ejemplo, no produce. Ni de nido para las aves sirve.”

En Balzar, los campesinos que poseen plantaciones de teca, lo hacen por motivos más bien forzados que voluntarios. Esto se debe a la rápida expansión natural de este árbol. Los campesinos señalan que las semillas del árbol brotan solas en muy poco tiempo y que tanto los árboles que han crecido como los que han sido cortados, generan nuevos árboles. Los campesinos han tenido que resignarse a ver como año tras año la teca va ganando tierra a sus cultivos alimenticios. Los importadores pagan un menor precio por la teca de los campesinos, ya que esta está asilvestrada (que se reproduce por sí misma y no como plantación) y por tanto tiene nudos, no esta recta ni tiene el centro con la tonalidad amarilla que buscan. “Mi papá tomó semillas del primer árbol de teca que trajeron para acá. Antes no había nada de teca, pero solita empezó a invadir. Él no sembró nada más. Solita empezó a invadir.”

En la salida de campo a Balzar visitamos a la mayor empresa de teca del lugar, y el gerente propietario nos supo indicar que lo más importante al momento de establecer la plantación era adquirir las mejores tierras posibles, con altísima productividad y con condiciones específicas de minerales y agua. Es decir que a pesar que el Decreto Interministerial firmado en el 2012 entre el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de Agricultura establece que para el establecimiento de plantaciones forestales se utilicen tierras degradadas o en proceso de desertificación, en realidad, no se compran ni se utilizan tierras degradas para ser fertilizadas.

A manera de reflexión

La teca en Ecuador, al ser una especie exótica, se podría clasificar como una planta invasora, ya que no tiene controladores biológicos ni otras especies con quien competir. Es así que va tomando y ocupando más tierra y el agua disponible. Por tanto este árbol debe considerarse como una amenaza a los ecosistemas nativos del país.

Los monocultivos de teca avanzan de manera alarmante en el mundo, financiados en su mayoría por los gobiernos de los países productores en desmedro de los pequeños campesinos, habitantes de los bosques y de los bosques que, al menos en el Ecuador, van desapareciendo para dar paso a esta especie.

Al ocupar los mejores suelos agrícolas, las plantaciones de teca están provocando erosión de los mismos, escases de agua, y minando la vida tradicional campesina. Mientras tanto, las políticas destinadas al fortalecimiento de la soberanía alimentaria, mantenimiento, restauración y reparación de bosques son pobres o casi inexistentes. ¿No es hora de dejar de apoyar a las megas industriales forestales y pasar a fortalecer a los pequeños campesinos, poblaciones rurales y pueblos que habitan los bosques?

Nathalia Bonilla, gro.acigolocenoicca@atserof

Acción Ecológica, Ecuador

*Los testimonios son entrevistas personales a miembros de la Federación de Centros Agrícolas de Guayas (FECAOL), realizadas en noviembre de 2016

Notas

(1) Raymond L. Bryant, “Consumiendo la teca birmana: anatomía de un recurso de lujo violento”, 2009

(2) Nancy Peluso, Rich Forests, Poor People, 1992

(3) http://www.fao.org/...

(4) Trade Map en PROECUADOR, MERCOSUL, 2013

(5) Diario EL COMERCIO, , visitado el 20/7/2017, aquí

(6) Periódico el Universo, visitado el 20/7/2017, aquí

(7) Periódico el Universo, visitado el 20/7/2017; aquí

(8) MAGAP, 2016 pg6

(9) MAGAP, 2016 Programa de Incentivos para la Reforestación con Fines Comerciales. ¡El incentivo es Efectivo!, aquí (pdf) ; y MAE, Marzo 2014, Plan de Restauración Forestal; aquí (pdf)

Fuente: Boletín 233 del WRM

Temas: Monocultivos forestales y agroalimentarios

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