Pronunciamiento de CONAMURI contra el modelo agroexportador

Idioma Español
País Paraguay

CONAMURI rechaza la propuesta de la soja sustentable, promovida por las corporaciones, porque la soja, como producción industrial, como monocultivo para la exportación, como semillas transgénicas – no naturales, propiedad de las corporaciones, nunca podrá ser sustentable. Este modelo agrícola desertifica, crea dependencia económica, peligra la soberanía alimentaria, contamina masivamente agua, tierra, aire, alimentos, enferma y mata. Por estos motivos expresamos nuestro rechazo a la Mesa Redonda de Empresarios de Soja Sustentable, que se realiza en Foz de Iguazú

PRONUNCIAMIENTO DE CONAMURI CONTRA EL MODELOAGROEXPORTADOR

Desde enero del año 2003, CONAMURI inicia una campaña de denuncia de las graves consecuencias en el medio ambiente y en la salud humana de los cultivos transgénicos y la utilización indiscriminada de agrotóxicos en varios departamentos del país, especialmente en Itapúa, a raíz de la muerte en este Departamento de Silvino Talavera, niño de 11 años, hijo de la compañera Petrona Villasboa, por intoxicación con glifosato y paraquat, herbicidas utilizados en sojales transgénicos.

La Familia Talavera y Villasboa están padeciendo en la actualidad secuelas de los agrotóxicos, La niña Sofía de 15 años tiene dificultad en la visión. Toda la familia tiene problemas pulmonares, estomacales, alergia, dolor de cabeza y de los huesos, cada vez que consulta con los médicos estos no relacionan con el problema de los agrotóxicos.

Esta campaña que incluyó cabildeo, paneles debate, marchas, movilizaciones, denuncias nacionales e internacionales a través de la prensa, dio a conocer a la ciudadanía y colocó en el debate público las consecuencias sociales, políticas, económicas y culturales del modelo de producción agrícola industrial de monocultivos destinados a la exportación, que en Paraguay se centra en la producción de soja transgénica.

Luego de intenso trabajo, venciendo campañas difamatorias en contra de nuestra organización y otras organizaciones sociales, y con reclamos Políticos con la Plenaria Popular Permanente y el Frente por la Vida y la Soberanía, el apoyo de ONGS solidarias, los empresarios culpables de la muerte de Silvino Talavera fueron juzgados y condenados en primera instancia por homicidio culposo. La condena fue apelada y favoreció a los condenados, el caso paso a la Corte Suprema de Justicia por un Recurso de Casación quien determina “volver a iniciar el juicio” , esto demuestra que la Justicia esta a favor de los culpables, puesto que en Primera instancia sé probo la culpabilidad de ellos.

En Paraguay, los cultivos de soja transgénica empiezan en la zafra 1999 – 2000, justamente en el Departamento de Itapúa. Los años siguientes va penetrando en otros Departamentos. Primeramente, Alto Paraná y Kanendiyu; luego otros: Caaguazú, Guairá, San Pedro, Alto Paraguay. Actualmente cubre 95 % en todo el país.-

A medida que fue intensificándose la expansión de estos cultivos el campesinado afectado por este modelo fue organizándose, sumándose a las organizaciones campesinas ya existentes, para oponerse a él. Actualmente en Paraguay, esta lucha aglutina no solamente a organizaciones campesinas, sino también a numerosas organizaciones sociales, sectores de la iglesia católica y organizaciones políticas de izquierda.

La clase empresarial agrícola, importadora y exportadora, sumada a los poderes del estado y a la oligarquía local, implacablemente, a sangre y fuego, están cubriendo el territorio nacional con sojales transgénicos, mediante la criminalización de la lucha social (represiones, desalojos, persecuciones), que han tenido como consecuencia numerosos muertos, heridos y presos - hombres y mujeres.

El aumento y la reconversión de los latifundios, la extranjerización de la tierra, la emigración y la expulsión de la población campesina, las graves consecuencias ambientales y en la salud humana del modelo agroexportador, la amenaza a la soberanía alimentaria son temas preocupantes en un país donde la población rural alcanza aún el 46 % del total de los habitantes.

La crisis rural que afecta en manera muy especial a las mujeres, como la expulsión y la violencia contra la clase trabajadora en general y contra las mujeres en particular.

La política represiva que contraviene elementales principios Constitucionales y pone en peligro el proceso democrático del país.

La criminalización de las luchas y reivindicaciones sociales que involucra la participación de las Fuerzas Armadas que más bien tiene la clara intención de debilitar y destruir las iniciativas para amedrentar e intimidar a poblaciones campesinas que se organizan en defensa de sus legítimos derechos.

La participación de las Fuerzas Armadas en acciones criminales, desvirtuando su función institucional desobedeciendo el mandato Constitucional para la que fuera creado.

CONAMURI rechaza la propuesta de la soja sustentable, promovida por las corporaciones, porque la soja, como producción industrial, como monocultivo para la exportación, como semillas transgénicas – no naturales, propiedad de las corporaciones, nunca podrá ser sustentable. Este modelo agrícola desertifica, crea dependencia económica, peligra la soberanía alimentaria, contamina masivamente agua, tierra, aire, alimentos, enferma y mata. Por estos motivos expresamos nuestro rechazo a la Mesa Redonda de Empresarios de Soja Sustentable, que se realiza en Foz de Iguazú.

LAS MUJERES CAMPESINAS E INDIGENAS SOMOS CONSIENTES Y “LA HISTORIA DA CUENTA DE ELLO”DE QUE NUESTRA ORGANIZACIÓN Y NUESTRA LUCHA PERMITIRAN LA DIGNIFICACION DE NUESTRO SECTOR Y DE NUESTRO PUEBLO.

Comentarios

03/08/2005
soja sustentable, por silvia sangoy
DE GRANERO DEL MUNDO A REPUBLIQUETA SOJERA
Por Silvia Sangoy
Todos recordamos el impacto mundial que produjo el Diciembre del 2001 la Argentina, la gente en las calles con las cacerolas, provocaba la caìda del gobierno de Fernando de La Rua, haciendo pedazos estadísticas arbitrarias del Banco Mundial que catalogaba a nuestro paìs como nación con un Ingreso Bruto Nacional per capita igual a los paìses del primer mundo.
Comenzamos el 2002 con un clima de desesperación e incertidumbre. El argentino trataba de comprender què habìa llevado al paìs a tremendo colapso. La primera mirada fue la del ser urbano. Los piqueteros, las fàbricas tomadas, las asambleas barriales, las huertas, los cartoneros, todos eran movimientos que trataban de paliar la situación de catástrofe, sin entender su origen. El gobierno trataba de cubrir los abismos que se hacìan cada vez màs visibles, con planes asistenciales, que resultaban insuficientes. El hambre parecìa avanzar como una nueva epidemia. Los diarios y noticieros mostraban fotos de niños desnutridos. Los medios, los economistas, los políticos, todos hablaban de lo incomprensible que era que en un paìs donde se producían alimentos para casi diez veces su población, el hambre azotara con tanta dureza. El mito decia que lo que nos sobraba era la comida. A base de tanto repetir y no mirar, terminamos todos convencidos de que nuestro destino de productor de alimentos sanos y variados estaba determinado para siempre. Lo que estaba sucediendo, era tan sòlo el producto de una crisis pasajera, que seguramente se debìa a la caìda del sistema bancario y la pèrdida de nuestra industria nacional. Esto se solucionarìa cuando los bancos devolvieran el dinero robado y las fàbricas volvieran a funcionar. Total, si uno produce alimentos y materia prima, todo lo demàs es reparable. Una gran verdad. Pero, este habìa dejado de ser el caso en la Argentina. Lo que muy pocos nos dimos cuenta, fue que la Argentina, imperceptible, aunque abruptamente, habìa dejado de ser un paìs productor de alimentos para su población, a ser un productor de commodities para forrajes de otros paìses lejanos. Y su producción y distribución habìa pasado a manos de las transnacionales, tal como habìa sucedido con el gas, el petróleo, la minerìa, el agua, la electricidad, los puertos, los medios de transporte y comunicaciones, las jubilaciones, la salud y la educación. Las transnacionales de los agroquímicos y las semillas, concentran hoy dìa la producción de la materia prima que nos da la tierra desde las semillas, pasando por los insumos, la industrialización, la venta interna, las vìas de trasporte, los puertos, hasta las exportaciones. Hoy a la Argentina le toca vivir la tragedia de los monocultivos transgènicos, especialmente el de la soja RR.
Según Ana Quiroga en “La Psicología Social como Critica de la Vida Cotidiana”, .”....el primer objeto de la realidad a explorar, son los sujetos de los procesos psíquicos, los sujetos del comportamiento, los hombres inmersos en lo que es su vida cotidiana, lo que constituye sus condiciones concretas de existencia: un hábitat, un espacio, una organización social determinada, una determinada estructura familiar, una determinada modalidad de producir, una cultura....” de ahí que determinamos que somos seres vivos que necesitan satisfacer sus necesidades en relación directa con el medio y con otros hombres. La necesidad del hombre de satisfacer sus necesidades básicas, implica relacionarse cooperando con otros para actuar sobre la naturaleza por medio del trabajo.
Las formas de nuestra vida, la producción social està determinada por el que y el como producimos, que instrumentos usamos y como se distribuye lo que producimos. Sabemos que la subjetividad esta determinada por las condiciones concretas de existencia, las experiencias, la pràctica, procesadas y elaboradas, y solo desde un análisis crìtico de esas experiencias, podemos acceder a una comprensión de los sistemas de significación en los que se desarrolla y configura nuestro comportamiento.
El mito, según R. Barthes, es un mensaje que evacua lo real, que evapora lo real. En el mito las palabras, portadoras materiales del mito-mensaje social, no remiten a lo real, no denotan, no designan, sòlo encubren. Hay allì una distorsión, una perversión de la función básica de la palabra, que es la discriminación, el nombrar objetos, el introducir racionalidad. En el mito la racionalidad de la palabra se transforma en racionalizaciòn, pseudo pensamiento justificador. Volviendo a Ana Quiroga, el mito oculta que en una organización social como la nuestra hay una gran heterogeneidad de experiencias, de recursos, de condiciones de vida, de hábitat, en consecuencia una heterogeniedad de cotidianeidades. Y aquì tenemos que la cotidianeidad puede ser pensada cuando duele. La crisis que se identifica con la necesidad de un cambio, una ruptura con las formas de vida cotidiana. De alli la búsqueda de nuevos aprendizajes, de nuevas experiencias.
con el cultivo de un producto que los argentinos no consumimos porque "no nos gusta", no forma parte de nuestra alimentaciòn, el gobiero piensa pagar la deuda externa, los planes asistenciales y mantener el peso sin devaluar, la lògica va a ser respaldar a las commodities no al pueblo, no importa el hambre, la contaminaciòn, la salud, solo importa la lògica del mercado mundial. Por eso el pueblo debe salir del letargo, debe ser protagonista de la historia, y para ello hace falta que todos los actores sociales que no adherimos al sistema nos involucremos para construir los Estado Naciòn que estàn siendo aniquilados.