Río+20 y el futuro que queremos los pueblos indígenas

Por CAOI
Idioma Español

La conclusión central del Seminario de la CAOI fue el rechazo al modelo de economía verde, que profundiza la mercantilización de la Madre Tierra, y la apuesta por la profundización del Buen Vivir como alternativa al cambio climático y la crisis de civilización.

Esto implica globalizar la propuesta de los pueblos indígenas del Buen Vivir frente al cambio climático, el problema más visible de la crisis de civilización, y las falsas soluciones basadas en los mecanismos de mercado con las que se pretende enfrentarlo. Desde la visión de los pueblos indígenas no es posible una salida exclusivamente técnica o exclusivamente económica a la crisis ambiental: la solución debe ser integral porque todo está interrelacionado, todo es un solo cuerpo, un solo ecosistema.

 

Entre el 20 y 22 de junio de 2012 se reunirá en Río de Janeiro, Brasil, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20. Lo que en ella se debata y se acuerde nos afectará como pueblos indígenas. Esto hace indispensable que como organizaciones indígenas estemos bien informadas acerca de los temas que se tratarán en Río+20 a fin de poder articular nuestros puntos de vista y nuestras propuestas sobre cada punto de su agenda.

 

Con ese objetivo, la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) realizó los días 14 y 15 de marzo el Seminario de Discusión sobre Cambio Climático y Río+20, cuyos resultados son una serie de aportes al Borrador Cero de El futuro que queremos, documento que los Estados discutirán en Río+20 y sobre el cual el Grupo Principal de los Pueblos Indígenas ha elaborado una propuesta de cinco puntos llamada El futuro que queremos los pueblos indígenas.

 

Río+20 se realiza exactamente 20 años después de la primera Cumbre de la Tierra de 1992, que también tuvo lugar en Río de Janeiro, como respuesta a la creciente preocupación mundial por los problemas ambientales. Esta Cumbre también adoptó la Agenda 21, un programa de acción de las Naciones Unidas para el siglo 21, que incluye un conjunto de recomendaciones a los Estados para transformar el actual modelo de desarrollo, basado en una explotación ilimitada de los recursos, en otro que no ponga en peligro la supervivencia de las generaciones futuras. Una agenda para el desarrollo sostenible, pero basada en el crecimiento económico, que en la práctica se centra en las actividades extractivas, que generan mayor maltrato al medio ambiente y profundizan las desigualdades sociales.

 

Los temas centrales de Río+20 son: uno, la economía verde, definida por Naciones Unidas como un sistema de actividades económicas relacionadas con la producción, distribución y consumo de bienes y servicios que resulta en mejoras del bienestar humano en el largo plazo, sin exponer las generaciones futuras a riesgos ambientales y escasez ecológica significativa. Y dos, la creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable, para reformar y reforzar la gobernanza a nivel local, nacional, regional y global a fin de promover un desarrollo sostenible integral.

 

El concepto de desarrollo sostenible está en crisis. A nivel mundial, los poderosos insisten en un paradigma de desarrollo que sigue priorizando el crecimiento económico y la mercantilización de los bienes naturales, un modelo que está al servicio de las transnacionales. Por ello no solo no se han alcanzado los objetivos propuestos en Río’92, sino que, peor aún, hay mayor desigualdad social, menor acceso a la tierra, al agua, a la comida, al empleo y a otros servicios elementales. Y la Madre Tierra continúa siendo herida.

 

Y la economía verde tampoco ayudaría a alcanzar los objetivos de Río+20, porque:

 

· No abandona las tradicionales ideas capitalistas de liberalización del mercado y el fomento de las relaciones comerciales Norte-Sur.

 

· Mantiene la confianza en la lógica del crecimiento sostenido para ir solucionando los problemas ambientales y sociales del mundo.

 

· No cuestiona la capacidad finita de la tierra, así como la capacidad finita de asimilación de los desechos de la actividad humana.

 

En este marco, la conclusión central del Seminario de la CAOI fue el rechazo al modelo de economía verde, que profundiza la mercantilización de la Madre Tierra, y la apuesta por la profundización del Buen Vivir como alternativa al cambio climático y la crisis de civilización. Esto implica globalizar la propuesta de los pueblos indígenas del Buen Vivir frente al cambio climático, el problema más visible de la crisis de civilización, y las falsas soluciones basadas en los mecanismos de mercado con las que se pretende enfrentarlo.

 

Asimismo, formular un llamado a la comunidad internacional para reflexionar sobre las causas de fondo de la crisis, al fin de alcanzar una visión holística de los problemas. Porque desde la visión de los pueblos indígenas no es posible una salida exclusivamente técnica o exclusivamente económica a la crisis ambiental: la solución debe ser integral porque todo está interrelacionado, todo es un solo cuerpo, un solo ecosistema.

 

Las siguientes son, en apretado resumen, las propuestas de los pueblos indígenas andinos a El futuro que queremos los pueblos indígenas, que adjuntamos. La CAOI consensuará estas propuestas con las que presenten las organizaciones regionales indígenas del continente (Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica – COICA, Consejo Indígena de Centro América – CIMA, Consejo Indígena de Centro América – CICA, Enlace Continental de Mujeres Indígenas y otras organizaciones) articuladas en el Foro Indígena del Abya Yala y desde allí las llevaremos al Caucus Indígena Global, para finalmente hacer oír la voz de los pueblos indígenas en Río+20.

 

Propuestas:

 

1. Reconocimiento de la cultura como cuarto pilar del desarrollo sostenible.

 

Los pueblos indígenas afirmamos que la biodiversidad natural y la biodiversidad cultural están ligadas y deben protegerse en la misma medida. Esto implica el respeto de las culturas, sus conocimientos y sus prácticas, así como el fortalecimiento a la gestión de los pueblos y comunidades que habitan en zonas de alta biodiversidad, incluidos todos sus bienes naturales.

 

En este marco, la interculturalidad debe ser un eje transversal de todos los programas de erradicación de la pobreza y elevación de los índices de desarrollo humano: educación, salud, vivienda, etc.

 

2. Reconocimiento de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas como estándar para la implementación del desarrollo sostenible a todos los niveles.

 

La garantía a la participación de todos los pueblos y culturas en el ciclo de las políticas vinculadas a la economía verde y el desarrollo sostenible deben ser expresamente reconocidos.

 

Además, deben establecerse sistemas de salvaguarda, basados en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, para el proceso de implementación y financiamiento de políticas y programas de desarrollo sostenible y de economía verde. En particular, reafirmar el consentimiento previo, libre e informado de los pueblos indígenas y comunidades locales involucrados. Por ello, el documento también tiene que hacer explícito el Convenio 169 de la OIT y no solo la citada Declaración de Naciones Unidas.

 

El documento hace referencia a la Pachamama, pero no hace explícita la necesidad de una Declaración de los Derechos de la Madre Tierra. Esto debe ser vinculado a un instrumento jurídico como el Tribunal de Justicia Climática que sancione los actos que vulneren los derechos de la Madre Tierra.

 

3. Salvaguardar las tierras, territorios y recursos y los sistemas asociados de gestión consuetudinaria y uso sostenible de los pueblos indígenas, los pequeños productores y las comunidades locales, como contribuciones esenciales al desarrollo sostenible.

 

Conservación de las fuentes hídricas, glaciares, páramos y cabeceras de cuenca; la urgencia de que los Estados acuerden acciones para garantizar tanto la seguridad como la soberanía alimentaria; y la implementación de políticas claras de bioseguridad.

 

Reconocimiento, respeto, protección y asistencia técnica y financiera a los sistemas propios de los pueblos indígenas y comunidades locales de la gestión y manejo de zonas de alta biodiversidad, fuentes hídricas, glaciares, bosques, páramos y cabeceras de cuenca.

 

4. Los conocimientos indígenas y tradicionales son contribuciones diferentes y especiales para el aprendizaje y la acción en el siglo XXI

 

El Borrador Cero debe reconocer y proteger los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas y proteger sus sitios sagrados. La recuperación y protección de saberes ancestrales colectivos de los pueblos indígenas debe contar con las salvaguardas necesarias.

 

Además, se debe explicitar que estos saberes no podrán ser violentados por ningún acuerdo normativo de protección de la propiedad intelectual a favor de empresas privadas. Y ninguna medida de protección de la propiedad intelectual debe ser un obstáculo para la transferencia de tecnología, que es una obligación de los países del Norte.

 

Sistemas especiales de patentes para los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas. Compromiso de los Estados y de las agencias internacionales de cooperación de fortalecer las capacidades y dar acceso a los avances tecnológicos de los pueblos indígenas y comunidades locales.

 

5. Equidad de género

 

El Borrador Cero debe contener la visión de mujeres, infancia y juventud de forma transversal. Incluir el reconocimiento de la mujer indígena como transmisora de los saberes indígenas a través de la lengua materna. Hacer explícitos los efectos del cambio climático para la mujer (migraciones, más responsabilidades) y acordar medidas para afrontar estos problemas. Asimismo, garantizar el derecho al acceso a los territorios de las mujeres para asegurar la supervivencia de los pueblos.

 

Lima, 19 de marzo del 2012.

 

Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI

 

Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador, ECUARUNARI

 

Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu, CONAMAQ

 

Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC

 

Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería, CONACAMI

Fuente: Ecoportal

Temas: Economía verde

Comentarios