Transición ecológica como consenso, el escondite de los monstruos

Idioma Español
País Europa

"La transición ecológica como consenso de grandes élites y poderes económicos se presenta como el plan de distracción ante un creciente malestar popular con el sistema así como ante la creciente demanda de acciones adecuadas, efectivas e inmediatas para hacer frente a la crisis climática. Se presupuestan unos pocos millones públicos para servir como colchón que amortigüe el riesgo de las inversiones de las grandes empresas privadas, que ejecutan los proyectos con el único objetivo de engrosar sus beneficios. La transición ecológica no coincide con los intereses de los grandes poderes económicos, y por lo tanto no puede ser de consenso".

Endesa lidera el cambio hacia una sociedad libre de emisiones” proclamaban ocho de los principales periódicos en portada el día que daba comienzo la COP25 en Madrid. Endesa es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del Estado Español, siendo responsable de 28,67 millones de toneladas de CO2. La empresa, que forma parte del IBEX 35, ocupa el séptimo lugar en el ranking de facturación anual. Así mismo, vemos como se ha propuesto ocupar los primeros puestos en el ranking de greenwashing hispano. Esto no se trata de una dinámica aislada, sino que señala una reconfiguración de posiciones de grandes poderes económicos con respecto a la emergencia climática. Para que se pueda llevar a cabo, es necesaria la colaboración institucional.

Cuando se trasladó la COP25 desde Santiago de Chile hasta Madrid, altos cargos de Moncloa y del Ministerio para la Transición Ecológica se recorrieron los despachos de diferentes empresas del IBEX35 solicitando financiación para la realización del evento 1/. Al fracaso esperado de las negociaciones en el interior de la cumbre, se sumó un desfile de publicidad verde de las empresas con mayores responsabilidades en la destrucción de nuestros ecosistemas, así como con mayores beneficios gracias a ello.

Esto no supone ninguna excepcionalidad, sino que más bien nos indica la tendencia que vamos a observar en los próximos años. La transición ecológica como consenso de las grandes élites se presenta como el paso con el que pretenden adelantar a movimientos y sociedad civil organizada en torno a la justicia climática y la defensa del territorio. Grandes gestos de consecuencias ínfimas pretenden crear una atmósfera de consenso y trabajo conjunto hacia unos mismos objetivos.

La transición de consenso aparece en escena como la herramienta por la que los grandes poderes económicos que se han enriquecido con la inversión, extracción, utilización y creación de dependencia estructural hacia los combustibles fósiles, mantengan su cuota de negocio mientras exploran nuevos sectores. Esto, desde luego, no es compatible ni con los tiempos ni magnitudes realmente necesarias. El negacionismo exacerbado de los Trump o Bolsonaro del mundo se señala como barbarie, mientras grandes multinacionales que se tiñen de verde suponen un freno igual o mayor hacia una transición ecológica real.

Ana Patricia Botín se estremecía e impresionaba viendo el desplome del hielo de los glaciares de Groenlandia en el programa de Jesús Calleja 2/. En la COP25, además de unirse al escaparate verde, el banco Santander se comprometió a lograr que la actividad diaria de sus oficinas tenga emisiones de CO2 neutras para 2020. Mientras tanto, el banco cántabro dedicó 13.400 millones de euros entre 2016 y 2019 a financiar los combustibles fósiles 3/. Como las partículas de CO2 no conocen fronteras, da exactamente igual que las sucursales y oficinas del banco compensen sus emisiones, el carbón extraído y quemado en Polonia gracias a sus inversores seguirá desplomando el hielo de Groenlandia y destrozando el litoral del Levante.

En una entrevista reciente al consejero delegado de Endesa, José Bogas afirmaba que no temen los planes medioambientales del nuevo Gobierno“que ha puesto la lucha contra el cambio climático como una de sus prioridades” 4/El directivo de la eléctrica afirmaba que están de acuerdo con las líneas maestras del plan de gobierno para el sector eléctrico. El plan al que se refiere es el “Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030” (PNIEC), cuyo borrador se actualizó el 20 de enero de este año. En este, se contempla la expansión de las energías renovables hasta cubrir el 74% de la energía eléctrica en el año 2030, logrando la totalidad de la electricidad a partir de fuentes renovables para 2050. Sin embargo, el sector eléctrico supone menos de un 17% de las emisiones totales del Estado Español. Este plan es a todas luces insuficiente para hacer frente a la emergencia climática en la que nos encontramos.

El PNIEC, en caso de cumplirse, lograría una reducción del 23% de las emisiones de gases (GEI) de efecto invernadero con respecto a 1990 para 2030 5/. Esto se encuentra muy lejos de las demandas de las principales organizaciones ecologistas, que cifran las reducciones necesarias de GEI en un mínimo de 7 y un optimo de 10% anual. Atendiendo a las advertencias del último informes del IPCC, el objetivo que se debe marcar el Estado Español para 2030 es una reducción de sus emisiones en un 65% con respecto a 1990 6/.

A la insuficiencia en su alcance, se suma la inconveniencia de su ejecución. El Ministerio de Transición Ecológica prevé una movilización progresiva de capital que alcance los 250.000 millones de euros hasta 2030. Se considera que el 80% de estas inversiones vendrán del sector privado y un 20% serán realizadas desde el sector público. Es decir, en la década decisiva para evitar las peores consecuencias del cambio climático, el gobierno prevé movilizar 50.000 millones públicos en un plazo de diez años. Esto merece la pena ponerlo en comparación con los 65.725 millones de euros del rescate bancario inyectado durante la crisis de 2008.

Esta es la línea en la que se desarrolla el sonado “new green deal” de la Comisión Europea, presentado por Ursula Von der Leyen. El plan presume de buscar la reducción de entre un 50 y 55% de GEI para 2030 a partir de una inversión de 1 billón de euros (100.000 millones anualmente). Sin embargo, únicamente 7.500 millones provendrán nuevos partidas presupuestarias, el resto se rebotará de fondos previamente existentes. Esto contrasta con los 29.000 millones de euros gastados por la Unión Europea en proyectos de gas natural que se han demostrado innecesarios, además de dañinos e indeseables. El plan del “new green deal” ni siquiera se corresponde con las propias estimaciones de la Comisión Europea, que cifró como necesaria una inversión anual de 260.000 millones para lograr los objetivos de energía y clima asumidos 7/. La clave de la cuestión se centra en el mecanismo de financiación de estos planes. La propuesta de Ursula Von der Leyen se basa en impulsar la inversión privada en proyectos con garantías públicas. Es decir, el riesgo de las inversiones se trasladan de los accionistas a los presupuestos públicos. Se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. Desde la aparición en escena de las Alianzas Público Privadas (APP), estas se han extendido a todos los niveles. Su presencia es responsable directa de la financiarización de infraestructuras y aumento de la deuda 8/.

La transición ecológica como consenso de grandes élites y poderes económicos se presenta como el plan de distracción ante un creciente malestar popular con el sistema así como ante la creciente demanda de acciones adecuadas, efectivas e inmediatas para hacer frente a la crisis climática. Se presupuestan unos pocos millones públicos para servir como colchón que amortigüe el riesgo de las inversiones de las grandes empresas privadas, que ejecutan los proyectos con el único objetivo de engrosar sus beneficios. La transición ecológica no coincide con los intereses de los grandes poderes económicos, y por lo tanto no puede ser de consenso.

Tanto el banco Santander como Endesa se deben a los intereses de sus accionistas. Pero también el operador del sistema eléctrico del Estado Español lo hace. Red Eléctrica Española (REE) se presenta como una empresa pública cuya función es de interés general, pero el 80% de su titularidad es de cotización libre en bolsa. Esto implica que los proyectos e inversiones que se lleven a cabo desde REE deben estar subordinados a garantizar beneficios para los accionistas privados, lo cual no coincide con la dirección de una transición energética para el 99% de la población. Estas tres empresas mantienen algo importante en común: su principal accionista (privado) es BlackRock.

BlackRock es una gestora de inversiones que se ha convertido en el mayor banco en la sombra del mundo. Sus inversiones se distribuyen por todos los sectores que son estratégicos para una transición ecológica. Es uno de los tres mayores accionistas de todas las grandes empresas petroleras. Se trata del mayor inversor del mundo en carbón, y es la empresa que cuenta con las mayores reservas del mismo 9/. Es, además, quien financia a los gigantes de la industria agroalimentaria con mayor implicación en deforestación del Amazonas brasileño 10/. Así mismo, BlackRock domina el sector financiero en Europa, y no duda en presionar hacia sus intereses ante los intentos de regulación. En nuestro caso, vemos como BlackRock es el principal inversor del IBEX35.

Las movilizaciones de los últimos meses en Francia han puesto en el foco de mira la actividad de esta compañía de gestión de activos. El 7 de enero los trabajadores y trabajadoras en huelga de los sindicatos SNCF y RATP asaltaron una de las oficinas, en protesta por la reforma de las pensiones de Macrón, en la cual BlackRock había formado parte. Así mismo, el 10 de febrero decenas de jóvenes y activistas climáticos realizaron una acción de desobediencia civil en la que ocuparon la sede de la multinacional en París, señalando su responsabilidad en la emergencia climática 11/.

Una transición ecológica justa para la mayoría social supone un conflicto con aquellos que han amasado sus fortunas mediante la explotación del trabajo humano y de la naturaleza. Supone planificar, y supone decidir democráticamente aquellos productos y servicios que deben ser universalizables para el conjunto de la población. Esto no es compatible con grandes empresas privadas al control del suministro de estos servicios. En la entrevista mencionada, José Bogas afirmaba:

“En el mundo globalizado que tenemos ahora mismo lo importante es que la empresa cumpla el rol y el servicio que tiene que dar en su función. Que, en el caso eléctrico español, sirva para su propósito: el aumento de la competitividad de las empresas españolas y el aumento del bienestar de los ciudadanos españoles.”

Endesa fue condenada en Barcelona el año 2019 a pagar 10.001 euros por cortar la luz a una familia vulnerable sin avisar a servicios sociales. Esta empresa acumula casi el 70% de las sanciones impuestas por el gobierno catalán por inclumplimiento de la ley de medidas urgentes para afrontar la pobreza energética 12/.

Afrontar la emergencia climática y la crisis ecológica supone transformaciones profundas en nuestra economía y sociedad. Los esfuerzos y reducciones de consumo y emisiones necesarias deben ir acompañadas de la máxima justicia social. El sentido de la transición ecológica que buscamos favorece a la mayoría social y se enfrenta a los intereses de grandes empresas y poderes económicos. La transición ecológica como consenso que se predica desde el Ministerio de Transición Ecológica del gobierno PSOE-Podemos, desde la Comisión Europea de Ursula Von der Leyen, desde el banco Santander y desde Endesa no solo es falsa, sino que nos aleja y debilita nuestras posibilidades de salir de la situación actual sin dejar a nadie atrás. La transición ecológica como consenso es el manto sobre el que se esconden los intereses de gigantes como BlackRock. Es difícil encontrar un mejor ejemplo de ‘monstruo’ responsable de la destrucción de nuestro planeta y nuestras vidas. Es fácil imaginar quien tiene protagonismo en aquella barbarie que se menciona cuando afirmamos: ‘Ecosocialismo o barbarie’. A quienes lo esconden, les señalaremos, quienes se enriquecen con la destrucción, les confrontaremos.

Martín Lallana es militante de Anticapitalistas y participa en su área de Ecosocialismo.

Referencias:

1/ Jorge Zuluoaga, “Sánchez pide a las empresas del Ibex 35 que financien la cumbre climática en Madrid”, El Confidencial, 17 de noviembre de 2019, Disponible en:  https://www.elconfidencial.com/empresas/2019-11-17/sanchez-pasa-cazo-ibex-35-financiar-cumbre-climatica-cop25_2338264/

2/ Contra el Diluvio, Tweet:  https://twitter.com/contraeldiluvio/status/1215034085732732929

3/ Rainforest Action Network, “Banking on Climate Change. Fossil Fuel Finance Report Card 2019”, Informe. Disponible en:  https://www.ran.org/bankingonclimatechange2019/

4/ Ignacio Escolar, “José Bogas: "Ha sido una alegría que haya Gobierno, no me preocupa nada la coalición entre PSOE y Podemos" ”, eldiario.es, 9 de febrero de 2020. Disponible en:  https://www.eldiario.es/economia/Jose-Bogas-coalicion-PSOE-Podemos_0_993551002.html

5/ IDAE, “Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030”. Disponible en:

https://www.idae.es/informacion-y-publicaciones/plan-nacional-integrado-de-energia-y-clima-pniec-2021-2030

6/ Ecologistas en Acción, “La respuesta política a la emergencia climática sigue siendo insuficiente”, 5 de abril 2019. Disponible en:  https://www.ecologistasenaccion.org/118073/la-respuesta-politica-a-la-emergencia-climatica-sigue-siendo-insuficiente/

7/ Yanis Varoufakis y David Adler, “The EU’s green deal is a colossal exercise in greenwashing”, 7 de febrero de 2020. Disponible en:  https://amp.theguardian.com/commentisfree/2020/feb/07/eu-green-deal-greenwash-ursula-von-der-leyen-climate?__twitter_impression=true

8/ Observatori del Deute en la Gobalització (ODG), “Mega-infraestructura como mecanismo de endeudamiento”, Informe, enero de 2018. Disponible en:  https://odg.cat/es/publicacion/infraestructura-endeudamiento/

9/ Manuel Gabarre, “El ascenso vertiginoso del poder de la banca en la sombra: el caso de BlackRock”, La Marea, 6 de febrero de 2020. Disponible en:  https://www.lamarea.com/2020/02/06/el-ascenso-vertiginoso-del-poder-de-la-banca-en-la-sombra-el-caso-de-blackrock/

10/ Amazon Watch, “Complicity in Destruction II”, Informe, abril de 2019. Disponible en:  https://amazonwatch.org/news/2019/0425-complicity-in-destruction-2

11/ Redacción El Salto, “ ‘Futuro en llamas’, la protesta que ha bloqueado la sede de BlackRock en París”, El Salto Diario, 10 de febrero de 2020. Disponible en:  https://www.elsaltodiario.com/cambio-climatico/activistas-por-el-clima-asaltan-la-sede-del-fondo-buitre-blackrock-en-paris

12/ Jairo Vargas, “Activistas contra la pobreza energética se cuelan en la junta de accionistas de Endesa y denuncian su acoso a familias vulnerables”, Diario Público, 12 de abril de 2019. Disponible en:  https://www.publico.es/sociedad/pobreza-energetica-activistas-pobreza-energetica-cuelan-junta-accionistas-endesa-denunciar-acoso-familias-vulnerables.html

Fuente: Viento Sur

Temas: Corporaciones, Crisis climática

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