Un "poroto" recorre el Cono Sur. El negocio de la soja

La producción de soja se volvió una fuente principal de ingreso para las economías de los países exportadores y una fuente esencial de materia prima para la industria alimentaria y de forraje animal en el Norte, pero no alimenta a los seres humanos. Un modelo de producción tan poderoso sólo mantiene al trabajo esclavo, desalojos de tierras, deforestación y contaminación y a su vez se está dejando de lado valores esenciales como la justicia social y la reforma agraria

Con organizaciones ecologistas como “caballo de Troya” se financia una política agropecuaria cuya rienda es tironeada por las multinacionales.

El discurso hipócrita de la “soja sustentable”.

La primera reunión de la Mesa Redonda Empresarial de “Soja Sustentable” tuvo lugar en de marzo de este año en un hotel de 5 estrellas en Foz do Iguazú, Brasil, corazón del MERCOSUR de la soja. Durante dos días debatieron alrededor de 200 representantes de empresas trasnacionales implicados en la producción de soja, tales como: Unilever, Monsanto, Bunge, Carrefour y ONGs conservacionistas como: Conservación Internacional, y The Nature Conservancy, además de representantes gubernamentales de países productores como Argentina, Brasil y Paraguay y de países importadores como Holanda. El debate giró entorno de la expansión de la producción para atender la demanda mundial, sus consecuencias y como preservar las áreas de alta biodiversidad.

En este artículo analizaremos los antecedentes de la Mesa Redonda, los participantes y las presentaciones y debates, con el objetivo de entender la naturaleza de este espacio de negociación conformado por corporaciones y ONGs.

Según la World Wild Foundation (WWF) la experiencia de concertación con las corporaciones para promover la conservación ya ha tenido éxitos y lo reafirman de la siguiente manera: “El formato que el Foro sobre Soja Sustentable intenta seguir ha sido extensamente probado y testeado en otros contextos similares involucrando distintos intereses y actores.” Las experiencias a las que se refieren son: el “Compacto Global”, la “Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable” y el “Foro de los 100 Millones Sustentables”, una iniciativa de la WWF Argentina.

El Compacto Global fue un proyecto de la Organización de las Naciones Unidas que comenzó en el año 2000, para debatir sobre mejores prácticas corporativas respecto a temas como derechos humanos y medio ambiente. De esta iniciativa participaron 50 corporaciones transnacionales de la magnitud de Shell, Nike, Bayer, Unilever y Novartis y ONGs como la WWF entre otras. El Compacto Global fue muy cuestionado por la participación de tales transnacionales mundialmente conocidas por las violaciones de los derechos humanos y laborales, desastres ambientales y hasta participación en dictaduras militares. Asimismo, el pacto fue criticado por considerar que la Organización de Naciones Unidas (ONU) sería profundamente manipulada por las corporaciones, como por la naturaleza de acuerdos voluntarios y en ningún momento punitivos para las corporaciones. Esto creó desconfianza aludiendo que muchas corporaciones solo quisieron beneficiarse con la buena imagen pública que les aportaba las Naciones Unidas.

La Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable (MRAPS) se inició en el año 2003. Es una iniciativa de la WWF en conjunto con empresas de la cadena de producción de aceite de palma, con el objetivo de utilizar mecanismos del mercado para crear un “aceite de palma sustentable”. La propuesta ha sido duramente criticada por algunas ONGs, basándose en que cada esquema que incluye transformación en gran escala de hábitat naturales para la producción de monocultivos, por definición no puede ser sustentable. Después de dos años de desarrollo han surgido críticas sobre la dominación de las corporaciones. La cuota anual para la participación es de 2000 euros, y pocos grupos del Sur pueden llegar a pagarla. La predominancia del inglés en los documentos de trabajo es un gran obstáculo de participación para las organizaciones campesinas. Según los críticos, la MRAPS trata una sustentabilidad de negocios del sector de aceite de palma, no de una sustentabilidad social ambiental. Se denuncia igualmente la participación de las ONGs en el MRAPS como herramienta de legitimación de la expansión de las plantaciones de palmeras de aceite.

Adicionalmente, experimentos anteriores de la WWF en el ámbito de la certificación sustentable han tenido pocos resultados y/o resultados opuestos. Por ejemplo, el caso de Papúa Nueva Guinea, donde Chevron, que planeaba instalar un oleoducto atravesando un bosque tropical virgen, se asoció con la WWF para hacer un proyecto de extracción de madera sustentable y prevenir las críticas de ambientalistas. Este proyecto fue escandalosamente denunciado en la prensa australiana al descubrirse que la WWF estaba certificando madera de manglares tropicales.

En Argentina el Foro de los 100 Millones de toneladas de Granos Sustentables fue una iniciativa liderada por la Fundación Vida Silvestre Argentina – FVSA (WWF Argentina) y la Asociación Argentina de Agronegocios (IAMA). Este Foro fue presidido por Héctor Lawrence presidente a la vez de la FVSA y de la IAMA y además ex-vicepresidente de Pioneer Overseas Corporation, parte de la transnacional DuPont, la cual tiene grandes intereses en el mercado mundial de semillas. El objetivo de este Foro es lograr un aumento de la producción de granos de 70 a 100 millones de toneladas, alcanzando los 70 millones de soja transgénica, a través de una expansión mayor a 5 a 12 millones de hectáreas sembradas, preservando sólo ciertas zonas de alto valor de biodiversidad.

En la primera reunión de la Mesa Redonda de Soja Sustentable (MRSS) concurrieron representantes de la sociedad civil, de la cadena de producción de soja y de representantes gubernamentales. La mayoría de los delegados que participaron eran de los mayores países exportadores del Sur: Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia. El Norte fue representado por delegados de Holanda, Suiza y Estados Unidos.

El comité organizador de la Mesa Redonda estaba formado por la WWF, la transnacional de la industria alimentaria Unilever, el productor sojero brasilero y Gobernador del Estado de Mato Grosso, Maggi, la Federación de Pequeños Agricultores del Sur de Brasil - FETRAF, la Agencia de Desarrollo Holandesa Cordaid y la cadena de supermercado Suiza COOP. La MRSS fue presidida por Yolanda Kakabadse, ex-presidente de la Internacional Union for Nature Conservancy. La reunión fue financiada por el Ministerio de Economía suizo.

Los representantes de las diferentes partes de la cadena de soja formaron aproximadamente la mitad de los participantes en la MRSS. El resto estuvo conformado por: representantes de la sociedad civil, sobre todo ONGs conservacionistas, y funcionarios de los gobiernos de los países anteriormente mencionados.

El sector financiero estuvo representado por el banco holandés Rabobank y el inglés HSBC, los cuales están entre los principales accionistas de Archer Daniels Midland – ADM, Cargill, Bunge y Louis Dreyfus, las cuatro empresas que controlan el comercio mundial de soja. Además estuvo la Corporación Financiera Internacional-CFI, parte del Banco Mundial, un gran financiador de la expansión de soja. En el 2002 y 2004 el CFI dio préstamos de 30 millones de dólares cada vez al grupo Amaggi para expandir infraestructura de almacenaje y para capital circulante sin realizar las evaluaciones ambientales y sociales pertinentes. Financiar esta expansión significa la expulsión de los pueblos indígenas y campesinos de sus tierras y más deforestación.

El sector productivo estaba dominado por la presencia de los grandes productores: la familia Maggi de Brasil, AAPRESID, los sojeros de siembra directa de y mayor grupo de lobby de soja transgénica en Argentina, los productores de siembra directa de Brasil, la Associacao de Plantio Direito no Cerrado, además de la Sociedad Rural Argentina. Incluso llegó a haber una mínima presencia de pequeños productores de las cuales FETRAF-Sul de Brasil sería el más notable por pertenecer al comité organizador.

El productor André Maggi, no solo es el primer productor de soja en el mundo sino que también es el mayor comprador de soja en Mato Grosso, donde Blairo Maggi es gobernador. El grupo Maggi es fuertemente criticado por los impactos devastadores de la expansión de soja, como la creciente deforestación, el desplazamiento de pueblos indígenas y últimamente denunciado junto a Bunge y Cargill (Brasil) por su vínculo al trabajo esclavo a través de las empresas proveedoras.

El grupo Maggi también se puede contar entre los comerciantes y procesadores, además de Bunge de Estados Unidos. Bunge junto con tres otras grandes compañías internacionales ADM, Cargill y Louis Dreyfus - manejan el comercio exterior y la molienda de soja en los cuatro países productores de América del Sur y además controlan el 80 por ciento de la industria de molienda de soja en Europa.

La industria alimentaria pudo asegurar que sus intereses fueran promovidos –tal el caso de Unilever, que es la tercera corporación alimentaria más grande en el mundo- que formó parte del comité organizador de la RSS. Esta corporación Anglo-Holandesa es una de las mayores compradoras en el mundo de materia prima agrícola como té, verduras y aceites vegetales (aceite de palma y soja). Por lo tanto, sus operaciones tienen un impacto enorme sobre el desarrollo de la agricultura mundial. Unilever fue la primera corporación que comenzó a utilizar productos transgénicos, específicamente soja genéticamente modificada. Además financia investigación en biotecnología y apoya su uso como una herramienta para crear cultivos uniformes y estandardizados convenientes para procesamiento industrial. Unilever participa en grupos de lobby como La Mesa Redonda de Industriales Europeos (ERT), EuropaBio (el lobby de biotecnología más grande de Europa) y el Consejo Mundial de Empresas por el Desarrollo Sustentable (WBCSD). Trabaja en conjunto con la WWF en la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable, en el proyecto de pesca sustentable (Marine Stewardship Council). Además hay dos miembros de la WWF en el comité asesor de la iniciativa de agricultura sustentable de Unilever. La industria alimentaria también estuvo representada por asociaciones industriales tales como la Organización de Margarinas, Grasas y Aceites (MVO) de Holanda y la asociación Brasilera de la Industria Alimentaria (ABIA) y la Asociación Brasilera de la Industria de Aceites Vegetales (ABIOVE).

La soja se usa sobre todo para la producción de forraje para animales y esto explica que hubiera una importante presencia de empresas forrajeras europeas. En la Mesa Redonda estuvieron presente empresas como Nutreco, que posee 19 por ciento del mercado forrajero europeo, además de Van den Avenne, Agrivis, Deuka, Cefetra. Este último es parte de Trusq, una alianza de empresas forrajeras que controlan 60 por ciento del mercado en Holanda. En realidad, todos los representantes de la industria forrajera provenían de Holanda, el segundo mayor país importador de soja en el mundo.

COOP y Carrefour fueron los únicos representantes de los supermercados. COOP es la cadena más grande de supermercados en Suiza, participa en la MRAPS y hace una gran campaña en su país en la promoción de productos certificados libres de transgénicos. Carrefour es la segunda cadena de supermercados en el mundo con ventas de 72 millones de dólares en 2004, de las cuales 86 por ciento es generado en Europa y 6.5 por ciento en América Latina. El crecimiento de los hipermercados con sus sistemas globales de abastecimiento, ha tenido un efecto desastroso para los pequeños productores en los países en desarrollo. Los hipermercados generalmente compran a gran escala y por lo tanto sólo compran a los grandes productores. Usan un único modelo de estándares de calidad, seguridad y eficiencia generalmente muy costoso e imposible de cumplir por los pequeños productores.

Es importante destacar la presencia en la RSS de las corporaciones que dominan el mercado mundial de insumos, desde las semillas hasta los agrotóxicos: Dupont, Pioneer, Monsanto, Syngenta y Dow Agro Sciences. Los agrotóxicos que producen han provocado innumerables problemas para el ambiente y la salud humana y animal, llegando a causar la muerte de miles de campesinos por todo el mundo. Monsanto produce el herbicida Roundup, específico para el cultivo de las variedades resistentes Roundup Ready de soja, maíz, canola y algodón, o también nombradas como soja-RR, maíz-RR, canola-RR y algodón-RR. Argentina ha tenido un trato preferencial por esta transnacional. No solo dejó que aquí se plantara su soja RR sin pedir regalías durante mas de una década, cuestión que no sólo favoreció su expansión, sino que también subsidió la venta del Roundup aumentando el consumo de este herbicida de 28 millones de litros en el período 1996/8, cuando la soja RR fue introducida en la Argentina, hasta 150 millones de litros hoy en día .

El objetivo de la WWF era convocar a todos los actores presentes en la cadena de producción de la soja y realmente estuvieron todos; los más visibles y los menos también, tales como los proveedores de las semillas y los agrotóxicos. Incluso llegaron a participar los nuevos actores de las líneas de sojas sustentables: las certificadoras y las consultoras. Los únicos actores que no tuvieron voz ni voto en el encuentro fueron todos los actores excluidos por la cadena de producción de la soja y en esto nos referimos a los campesinos desalojados, la gente marginada en la ciudad, las comunidades indígenas expulsadas, los médicos que atienden las intoxicaciones de los agrotóxicos, entre muchos otros.

Los que calificamos como futuros actores de la soja sustentable, son los nuevos proveedores de servicios ambientales que generan los “Mercados Sustentables”. Una propuesta del estilo de la RSS es un diseño de una nueva línea de productos, basado en informes de consultoras internacionales. Estas consultoras identifican el problema, esbozan diferentes escenarios posibles y monitorean a los actores involucrados en los proyectos de sustentabilidad en marcha. Para el comercio de estos productos rotulados tanto por distancia física como por el número de intermediarios, se requiere crear certificaciones de las técnicas utilizadas y de los impactos evitados. En este nuevo contexto de expansión ilimitada de transgénicos, también surge la necesidad de confirmación de la ausencia de contaminación genética y para ello se necesitan las técnicas de prueba de trazabilidad hasta el punto de origen de todos los ingredientes de un producto. En conclusión, es toda una apertura de mercados nuevos con oportunidades de productos con valor añadido. En esta época donde los gobiernos cada vez presupuestan menos ayuda para las organizaciones civiles, también se abre una oportunidad de viabilidad económica para las ONGs al desarrollar y certificar servicios ambientales apoyados por la confianza puesta por la opinión publica.

En este contexto tenemos que analizar la asistencia a la Mesa Redonda de las siguientes consultoras ambientales: AIDEnvironment (Holanda), que ha elaborado varios informes sobre la soja para la WWF; ProForest (Reino Unido), que hizo los informes de la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sustentable; con Elabore Consultoría C/S (Brasil), que trabaja el tema del secuestro de carbono, y con Oystercatcher Management (Holanda) especializado en el mercado de soja.

Asimismo, fueron varios los representantes de servicios ambientales, certificación y trazabilidad: Ecocert Brasil, Imaflora (Brasil), IQS Genlab (Brasil) y las siguientes ONGs que también cumplen con el rol de certificadora: The Nature Conservancy, WWF y Solidaridad. Esta última es una organización holandesa que desarrolló el movimiento de comercio justo difundiendo con gran éxito el café Max Havelaar en Holanda . Sin embargo, en estos últimos años Solidaridad ha desarrollado una nueva certificación rebajando los estándares de comercio justo y adecuándose a la dinámica de abastecimiento a las cadenas de hipermercados junto a la cadena Ahold, el tercer hipermercado mas grande en el mundo.

Una empresa grande en el ámbito de la certificación es Cert ID de Suiza, que en el 2004 certificó 8 millones de harina de soja, un cuarto del consumo total en Europa, Cert ID es parte de la misma empresa como Trace Consult. Trace Consult no estuvo en la Mesa Redonda pero sigue la misma línea y para fines de junio de este año estuvo organizando una reunión sobre “Soja No-GM” para “estrategas de ONGs y otros que están interesados en explorar los problemas verdaderos en cuanto a la disponibilidad y la comercialización de productos no transgénicos en Europa”. “Habrá oportunidad para representantes de productores y exportadores brasileros para interactuar con vendedores al por menor europeos y manufacturadores alimentarios”. Trace Consult justifica la invitación a las ONGS de la siguiente manera: “las ONGs son un factor muy importante en cuanto a la futura disponibilidad de productos con soja no-transgénica en Europa”. Es decir, que el rol de los ONGs es preparar los mercados tanto del lado de la oferta, promover la disponibilidad de soja no transgénica, como del lado de la demanda, hacer campañas publicitarias para crear consumidores de alimentos no transgénicos. Seguro que en este encuentro participará Carrefour Brasil que manifestó en la Mesa Redonda que su “proyecto soja es desarrollar toda una cadena de producción de soja no transgénica para la exportación de productos lácteos y cárnicos para el comercio de Carrefour de Europa”. Llega uno a dudar si en realidad en el hotel Bourbon en Foz de Iguazú, se estaba planteando un cambio de políticas agropecuarias o más bien era el lanzamiento de una nueva línea de productos que necesitaba una fiesta publicitaria con mucha difusión.

En esta sección analizaremos mejor los mensajes expuestos por partes de las empresas en la MRSS. Una parte de las organizaciones protagonistas y cabezas de luchas contra transgénicos, consideraban que la Mesa Redonda de “Soja Sustentable”, trataría la no utilización de soja transgénica y por ello debía ser apoyada. A continuación algunas opiniones expresadas en la Mesa Redonda.

Durante su exposición Luis Cubilla de la Cámara Paraguaya de Exportación de Cereales y Oleaginosas (CAPECO) expreso: “Por el acceso a la biotecnología que ahora tenemos en Paraguay, mantenemos una productividad alta, trabajando con materiales genéticos que van a ser superados”. Cubilla se refiere a la regularización forzada a fines del 2004 de la soja RR en Paraguay después de una década de contrabando y cultivo ilegal. La opinión de la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (AAPRESID) fue “para solucionar el hambre en el mundo son necesarios todos los conocimientos, de la agroecología a la biotecnología, para poder aumentar la productividad para alimentar a la población mundial.” . AAPRESID mantiene totalmente la campaña pública de Monsanto, a pesar de provenir de un país donde el 50 % población esta bajo el nivel de la pobreza. Este tipo de publicidad no tendría que sorprender al analizar quien esta detrás de AAPRESID, son pocos los productores de soja más bien la asociación esta dominada por Monsanto, Cargill, Nidera, Bayer, DowAgroscience…, entre otros.

En una entrevista con Javier Corcuera de la FVS, éste expresó: “si se quiere expandir menos la frontera agrícola, hay que aumentar la productividad. Para aumentar la productividad,,Argentina ya tomó la decisión y de hecho aumentó la productividad. Un 99% de la soja es transgénica, no hace falta debatirlo más”. Corcuera continua comparando a la biotecnología con un martillo: “un martillo no puede ser criticado por ser herramienta. No se puede tampoco criticar a priori a la biotecnología. Hay que ver caso por caso.” Esto no hace otra cosa que ratificar la postura de Vida Silvestre con respecto a la Biotecnología, que se puede encontrar en su pagina web: “Fundación Vida Silvestre Argentina reconoce los beneficios de la biotecnología y considera que sus impactos deben ser analizados caso por caso, en base a la mejor ciencia disponible. No hay razones valederas para oponerse a una tecnología en general, sino a algunos de sus usos.”

Al contrario, “Los Criterios de Basilea para una Producción Responsable de Soja” desarrollados por ProForest para el hipermercado Suizo COOP, claramente define que: “Organismos Genéticamente Modificados no deben ser usados”. A pesar de esta oposición radical de algunas ONGs y productores, en los talleres no parece ser un tema importante como se ve reflejado las conclusiones de los talleres de los diferentes grupos donde los OGM se mencionan solo una vez. En el documento final ninguna posición clara en contra de los transgénicos es incluida. Entonces, es necesario preguntarnos si la “Soja Sustentable” excluirá a la soja transgénica o si la MRSS seguirá el ejemplo de la MRAPS, la mesa redonda del aceite de palma sustentable, donde tampoco se cuestionan la utilización de palmeras genéticamente modificadas, a pesar de que dos ONGs han propuesto su exclusión. En ese ámbito, ni las empresas ni las ONGs conservacionistas consideran necesario incluirlo como un criterio.

En los párrafos siguientes citaremos algunas expresiones de los participantes de la MRSS en referencia a la expansión de la producción. AC Soja habla sobre el ¨ Foro de los 100 Millones Sustentables¨ en Argentina. Aclara que para poder lograr esta meta es necesario generar infraestructura como caminos, puentes, acceso a puertos y aeropuertos, etc. Se refiere a como lograr la expansión de entre 5 y 12 millones de hectáreas más de superficie sembradas en Argentina. En ningún momento plantea cómo frenar esta expansión. Roberto Peiretti, miembro fundador de AAPRESID, dice: “la soja no es el problema, la expansión de la soja no es el problema, es parte de una solución, no la solución…” Peiretti también está convencido que la soja es una solución para resolver el hambre en el mundo.

Luis Cubilla, director ejecutivo de, CAPECO, en Paraguay expuso en la MRSS sobre “La Expansión Responsable de Soja en Paraguay” y criticó la deforestación perpretada por los pequeños campesinos en la ultimas décadas. A su vez, Héctor Corcuera de FVS propone avanzar sobre los bosques degradados, sin tomar en cuenta que estos bosques secundarios (que no carecen de por sí de un valor de biodiversidad) son donde habitan los pueblos originarios y comunidades campesinas. En esta afirmación, Corcuera respalda los desalojos violentos que sufren los pueblos originarios y campesinos a costa de salvar algunas islas de alta biodiversidad.

El Foro Brasilero de ONGs y Movimientos Sociales parecen los únicos que aportan datos concretos de deforestación relacionados con la soja: “Hay una clara correlación entre las tasas de deforestación y la expansión del cultivo de soja en la áreas analizadas dentro de la región Amazónica”; ¨se demuestra que 70% de las áreas deforestadas en la Amazonia son actualmente usadas para la agricultura – de las cuales 55% tiene soja plantada.”. La tasa de pérdida anual de bosques en la Amazonía aumentó en un 40% en el año 2002, principalmente como resultado de la presión para reemplazar zonas de bosque por cultivos de soja y producción de ganado.

A estas alturas tendríamos que prestar atención a algunos de los “criterios sociales” que la MRAPS propuso para consulta pública en junio 2005. En el borrador de los criterios ellos incluyeron a las siguientes variable requiriendo: “No disminución ni pérdida de derechos y costumbres sin Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI). No nuevas plantaciones sobre las tierras de los pueblos indígenas sin CLPI, compensación justa de los pueblos indígenas y las comunidades locales por las adquisiciones de tierras y la extinción de los derechos sujetos a CLPI y acuerdos negociados”. En este contexto, el CLPI podría volverse otra trampa para legitimar una mayor expansión de la producción sobre tierras adquiridas de pueblos indígenas y campesinos, que hoy día en muchos casos son a través de negociaciones engañosas para apropiarse o vender sus tierras.

Aunque FBOMS aporta estos datos en el ámbito de la MRSS, Flavio Trigueirinho de la Asociación Brasilera de la Industria de Aceites Vegetales, sostiene que el cultivo de soja en la Amazona es mínimo en comparación con su superficie; que el planificado aumento del 70 de la producción nacional sólo requerirá 37% de aumento de superficie sembrada gracias al aumento estimado en la productividad y que “los porotos de soja son amistosos para el ambiente y no están devastando la selva amazónica”.
Blairo Maggi tampoco parece estar muy convencido del problema de la creciente deforestación, sostiene: "Para mí, un aumento del 40% de la deforestación no significa nada en absoluto, y no me siento culpable en absoluto por lo que estamos haciendo aquí. Hablamos de una superficie mayor que Europa que apenas ha sido tocada, así que no hay nada de que preocuparse".

Los participantes de la MRSS no sólo hablan sobre la expansión “sustentable” de soja en la Amazonía, ya lo están llevando adelante. Un mes después de la Mesa Redonda, en Brasil la organización conservacionista The Nature Conservancy junto con la embajada de Gran Bretaña y la transnacional Cargill, lanzaron un proyecto para certificar la soja plantada en la Amazonía. Ana Cristina Barros, representante nacional de TNC y participante en la MRSS, defiende la iniciativa con que “la certificación puede ser un incentivo para el cumplimiento de la legislación ambiental ¨.

Entonces, parece que la línea general mantenida en la MRSS no trató la deforestación sino más bien se mantuvo en la expansión de la producción de soja, a pesar de algún discurso ambiental vinculando la expansión con la deforestación. Por lo tanto, los objetivos de la MRSS de salvar los bosques de alto valor de biodiversidad, como el importantísimo bosque tropical de la Amazonia, no se concretan en ninguna medida específica. ¿Es contradictorio el desarrollo “sustentable” con la deforestación? Quizás hasta se ajusta a los nuevos modelos de “sustentabilidad”: la emergencia de la producción orgánica necesita de tierras vírgenes, tierras no contaminadas por los agrotóxicos.

La “venta de servicios ambientales” se ha convertido en el nuevo paraguas conceptual para justificar la mercantilización y privatización de servicios y recursos básicos, socavando valores culturales y éticos, principalmente entre las comunidades indígenas y campesinas. Ejemplos de “servicios ambientales” son, entre otros, la venta del uso de los bosques como "sumideros de carbono", el uso de las cuencas hídricas y la venta de servicios de la biodiversidad, incluyendo la biopiratería y el ecoturismo. El pago por servicios ambientales representa una síntesis del ambientalismo con el liberalismo.
En este sentido, el desarrollo de “servicios ambientales” fue mencionado en varias presentaciones en la MRSS. También fue mencionado en las conclusiones de los grupos de trabajo: “Es necesario crear instrumentos económicos para la remuneración de los servicios ambientales” además de “Realizar estudios y encuestas para evaluar la valoración de la naturaleza y el costo de oportunidad de la conservación de sistemas”.

La Convención sobre Cambio Climático y su correspondiente Protocolo de Kyoto establecen mecanismos de mercado para alcanzar las metas concordadas en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Se establece crear un nuevo mercado mundial de Certificados de Reducción de Emisiones (CRE`s) que está estimado en montos de 33.750 millones de dólares anuales. Dentro del Protocolo se abre la posibilidad de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) para ejecutar proyectos de aumento de la eficiencia energética, como la utilización de biocombustibles y el secuestro de carbono a través de la reforestación.

El sector sojero ha demostrado desde el inicio un gran interés en participar en este nuevo mercado. En Noviembre del 2004 AAPRESID participó de la COP10 en Buenos Aires promoviendo la soja y su cultivo a través de Siembra Directa como “secuestrador de carbono”. Este método al no arar la tierra, diminuye los procesos de descomposición de materia orgánica y consecuentemente la emisión de dióxido de carbono.

En las actas del ¨Foro de los 100 Millones Sustentables¨ se acuerda el apoyo a la exploración del papel de los agrosistemas en el secuestro de carbono en la Argentina aludiendo a ¨la siembra directa, técnica de amplio uso en el país… y donde en consecuencia, puede haber oportunidades para el agro argentino en el contexto del Protocolo de Kyoto” . En este mismo sentido, Flabio Triguerinho de la Asociación Brasilera de la Industria de los Aceites Vegetales destacó, en su presentación, a la siembra directa como método de producción con emisión mas baja de dióxido de carbono. Esto explica por qué en la MRSS se debatió sobre cómo la producción de soja puede significar una solución para reducir el cambio climático, en vez de reconocer que la deforestación provocada por la expansión de soja contribuye al cambio climático.

En los MDL el desarrollo del biocombustible será muy importante. En este sentido Gastón Fernández Palma de AAPRESID expresa su opinión sobre el Biodiesel y el cambio climático en la siguiente forma: “La Argentina debe actuar en consecuencia, en el marco del Protocolo de Kyoto, el que a través de los MDL otorga aptitud a los biocombustibles para coadyuvar a la reducción de los gases efecto invernadero”. “La posibilidad de agregar un nuevo uso a las materias primas agrícolas mas allá de las tradicional alimentaria, provocará la expansión de las fronteras de producción y representará un incentivo para el desarrollo de nuevas tecnologías que favorecen el incremento de la productividad y consecuentemente la falta de alimentos”.

Argentina ya ha entrado en la etapa de MDL, firmando acuerdos con Alemania y Japón sobre acuerdos de energías limpias, donde el biocombustible juega un papel fundamental . Queda claro que para AAPRESID el cambio climático es una oportunidad para conseguir financiación para expandir aún más, operaciones ahora bajo la bandera de lucha contra el cambio climático. Les hace falta que la soja sea “Sustentable¨ para poder incorporarla en estos proyectos de imagen verde. Ahora entendemos que el cultivo de soja para el secuestro de carbono y el biocombustible, despierta un gran interés en las corporaciones para “sustentabilizar” este mercado.

La expansión del monocultivo de la soja estimulado por la creciente demanda del mercado mundial es la amenaza mayor para la naturaleza y los pueblos de la América Latina.

La Mesa Redonda de “Soja Sustentable” en ningún momento cuestionó la causa fundamental de esta amenaza. La producción de soja se volvió una fuente principal de ingreso para las economías de los países exportadores y una fuente esencial de materia prima para la industria alimentaria y de forraje animal en el Norte, pero no alimenta a los seres humanos. Un modelo de producción tan poderoso sólo mantiene al trabajo esclavo, desalojos de tierras, deforestación y contaminación y a su vez se está dejando de lado valores esenciales como la justicia social y la reforma agraria.

Códigos de Conducta basados en las estrategias del mercado nunca resolverán nada, pero en vez promoverán estrategias de libre mercado, que han demostrado sus limites. Obviamente, la participación de Monsanto Dupont y Bunge en este esquema es una oportunidad para ellos para tantear el mercado y comprobar las oportunidades para el desarrollo de una nueva línea de productos que englobaran transgénicos y orgánicos en un mismo balde, todos rotulados como “sustentable”.

Por Els Wijnstra y Javiera Rulli - Desde Foz do Iguazú, Brasil (integrantes del Grupo de Reflexión Rural - GRR)

Fuente: APM - Agencia Periodística del Mercosur

Comentarios