Campesinos mayas pelean contra el avance de Monsanto en México

Idioma Español
País México

El Colectivo de Comunidades mayas de Hopelchén, Campeche, en el Golfo de México se asestó una primera victoria a comienzos de 2017, cuando logró que se revocara la autorización que Monsanto había recibido en 2012 para plantar soja transgénica en el país.

Como parte de esa pelea jurídica, la Suprema Corte de Justicia Mexicana estableció que las comunidades mayas deben ser consultadas al respecto.

Esta semana de agosto, el colectivo llamado MaOGM que las representa, comunicó que decidieron suspender el proceso de consulta en sus comunidades hasta que asuma el futuro Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, porque el actual no ofrece las garantías necesarias.

Gustavo Huchín, uno de los apicultores mayas que integra este colectivo sostuvo que tanto la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM) como la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) mintieron al hablar sobre los riesgos y las afectaciones a la salud que provoca el uso de cultivos transgénicos en los pueblos vecinos, sólo enfocándose en difundir sus virtudes.

"En el ejido de Bolonchén durante la fase informativa llegaron diciendo que el glifosato era inocuo, cuando sabemos que fue declarado como probable cancerígeno", sostuvo Huchín.

Los cultivos transgénicos tienen dos prácticas básicas asociadas al uso de la semilla genéticamente modificada:

  • Necesitan agroquímicos fabricados por las mismas empresas: herbicidas que matan toda planta salvo la semilla transgénica a la que se le fue introgresado un gen que la hace resistente al veneno. El principal herbicida usado mundialmente es el Glifosato, comercializado por Monsanto bajo el nombre de Roundup.
  • Usa un método de producción mecanizado por medio de la siembra directa y la fumigación de agroquímicos, mencionados en el primer punto. En este sistema productivo, la tierra deja de trabajarse manualmente y se excluye casi toda la mano de obra campesina, que se sustituye por un sólo operador de las máquinas con las que cubre grandes extensiones de terreno.

A mitad de agosto, Monsanto fue hallado culpable en una corte de San Francisco, Estados Unidos por dañar la salud de Dewayne Johnson, un trabajador que contrajo un raro tipo de cáncer llamado linfoma no hodgkiniano por usar el Roundup de la compañía. Fue el primer juicio que relacionó el cáncer con el glifosato, aunque muchos estudios independientes llevan años señalando lo mismo. Monsanto fue condenado a pagarle 290 millones de dólares a Johnson.

"Existe un rechazo generalizado hacia la siembra de soja transgénica y sus implicaciones a nuestra cultura, a nuestro ecosistema y a nuestra salud, las autoridades insisten en hablar sobre las bondades de la soja, pero la agricultura industrial, para bien o para mal, nos ha dejado la lección de organizarnos para ser parte de la toma de decisiones en nuestro territorio", dijo otra de las integrantes del Colectivo de Comunidades mayas, Leydy Pech.

Estas comunidades viven en una zona selvática de amplia biodiversidad, con flora y fauna autóctona como el tucán, el tapir, el jaguar, la boa y el venado; es hogar también de las abejas Meliponas. Los campesinos mayas de esta región producen junto a sus vecinos de la Península de Yucatán, el 30% de la miel que México exporta.

Es también considerado el centro de origen genético del maíz, que es el argumento que tiene detenida la entrada del cultivo del maíz transgénico en México, por medio de la Demanda Colectiva del Maíz, que comunidades y colectivos interpusieron contra el avance del gigante de la agrotecnología en este país.

Los campesinos mayas de Hopelchén han denunciado la existencia de plantaciones ilegales de soja transgénica en sus territorios ancestrales y también, la desarticulación comunitaria que viene aparejada al cambio del modelo productivo:

"Este modelo agroindustrial ha cambiado nuestra vida y está llevando a la confrontación en nuestras comunidades. Nos está orillando a rentar y vender tierras, y con esto vamos perdiendo todas nuestras riquezas, incluyendo nuestros conocimientos ancestrales y nuestras semillas. Cada año es más difícil para nosotros producir maíz", expusieron las comunidades en un comunicado conjunto.

"Lo que se está haciendo es una violación a los derechos del pueblo maya porque se está decidiendo sobre el territorio sin que nosotros estemos participando en la definición de las políticas que nos están afectando. Tampoco se respeta nuestro derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y a la salud, en esto se basa nuestro reclamo", explicó el Colectivo de Comunidades Mayas de Hopelchén.

Fuente: Sputnik

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades, Transgénicos

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