¿Cómo se disputan las productoras y productores agroecológicos la provisión de alimentos frente a la crisis del Covid-19?

Idioma Español
País Ecuador

Para los agroecólogos en el mundo, la enfermedad más peligrosa no es el coronavirus (COVID-19). Es el desequilibrio en la Naturaleza provocado por el sistema productivo agroindustrial, extractivista, intensivo, extensivo, monocultivista y contaminante, que ha deforestado y sigue asediando ecosistemas naturales. La solución está en un cambio radical del paradigma productivo y alimentario en manos campesinas, como lo plantean varios investigadores a nivel mundial.

Entre las organizaciones, investigadores, activistas, productoras y productores organizados alrededor del movimiento agroecológico en el Ecuador, ha surgido la iniciativa de establecer campañas de conciencia, discurso y prácticas para la distribución de alimentos campesinos locales, la defensa de los derechos de la naturaleza, los derechos de salud y trabajo digno para los sectores populares, en estos momentos en el que debemos quedarnos en casa para evitar la expansión de la epidemia.

Tomando en cuenta las restricciones de movilidad por la crisis del COVID-19 y con la asepsia necesaria en la manipulación de los alimentos, la creatividad y gracias a la minga, hemos conformado redes de articulación entre de consumidores urbanos y productores cercanos, implementando protocolos de entrega de canasta a domicilio, divulgando información de productos y precios, para sean adquiridos vía web o telefónica, para que la gente no tenga que salir de su casa, guardar la cuarentena, fortaleciendo la solidaridad populares, evitando la especulación de precios, desabastecimiento de alimento, y así asegurar el cuidado colectivo y el empleo del trabajo rural.

La crisis alimentaria consolida la producción y discurso político sobre la necesidad de un sistema agroalimentario agroecológico, asegurando territorios para el alimento y no para el extractivismo minero, agroindustrial o petrolero. La agroecología es cuidar el agua, la fertilidad del suelo, las semillas nativas, rescatar los saberes ancestrales, también la agroecología es un sistema alimentario sustentable con animales y cultivos diversos, libres de transgénicos, agrotóxicos y antibióticos.

La agroecología está en manos de la agricultura familiar y campesina local, en territorios de soberanía alimentaria con dinámicas de comercialización solidaria, que garantizan el derecho humano a la alimentación y nutrición adecuada con productos sanos, culturalmente adecuados y soberanos para las familias del campo y la ciudad.

En Quito, se ha iniciado el debate en torno al aporte de las ferias agroecológicas y mercados públicos e informales, como parte de los sistemas alimentarios urbanos y el derecho a la ciudad, por su carácter multifuncional a nivel económico, social y cultural, que fomentan la soberanía alimentaria, soberanía económica, el tejido social de la población urbana y relaciones más equitativas con las regiones de abastecimiento de alimentos; fomentando así circuitos económicos solidarios interculturales para articular actores socioeconómicos que viven los principios de la agroecología y la economía solidaria. Ahora, con la crisis del COVID-19 y el confinamiento obligatorio que nos está tocando vivir, queremos resignificar estas ferias agroecológicas, adaptándolas a la nueva realidad.

Según el Ministerio de Salud del Ecuador, 1 de cada 4 niños menores de cinco años presenta una talla baja para su edad; 3 de cada 10 niños entre los cinco y once años tienen sobrepeso u obesidad, mientras que en la población con edades avanzadas se observa problemas de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Todos estos problemas tienen como raíz la mala alimentación e ingesta inadecuada de micronutrientes, costándole al país 1.746 millones de dólares al año para el tratamiento enfermedades no transmisibles.

Los medios de comunicación ligados al gran capital promocionan el consumo de comidas rápidas, poco nutritivas, bebidas azucaradas y productos ultra procesados, como moda o estatus social afectando nuestra salud. Así mismo, la flexibilización laboral para hombres y mujeres vulnera los derechos de horas de cuidado personal y colectivo como: compartir con la familia, tiempo a la preparación de los alimentos y en muchos casos, en las grandes ciudades, la poca paga recibida por su trabajo, limita el acceso a frutas y verduras por sus altos costos en los supermercados.

Todo esto hace que las poblaciones más empobrecidas sean aún más vulnerables frente a la actual la crisis sanitaria, porque una alimentación basada en alimentos ultraprocesados, pobres en nutrientes, plagados de agrotóxicos, debilitan los mecanismos de defensa para enfrentar una posible infección; a lo que se añade que el sistema de salud ha sido afectado por las políticas de ajuste dictadas por el FMI.
Por todo esto se vuelve obligatorio fortalecer -en estos momentos tan difíciles que vive el país y el mundo- la solidaridad, el vivir bien, el buen comer, la soberanía alimentaria, el cuidado del agua, suelo, semillas para producir y el apoyo a la agricultura familiar y campesina; a los pequeños y medianos productores locales, construyendo desde los territorios el encuentro de productoras, productores en alianzas entre consumidores del campo y la ciudad.

De acuerdo al Decreto 1017, que declara el estado de excepción por la crisis de salud en el país, se exceptúa de la restricción a la libertad de tránsito y movilidad, a las personas y servidores que circulen para abastecer a la población de víveres y otros servicios necesarios.

Como respuesta, por si fuera poco, la ciudad de Quito se está llenando de desechos sólidos, resultado de las compras que se están haciendo durante la cuarentena, que son distribuidas por empresas de distribución transnacionales, que utilizan grandes cantidades de plásticos para embalar los alimentos, muchas veces superprocesados y poco sanos; en contraste, las redes agroecológicas sumándose a la campaña #QuédateEnCasa, ofrecen alimentos sanos, agroecológicos de la agricultura familiar campesina (revisar  www.quericoes.org). Se pide a las autoridades que cumplan con lo establecido y les dejen trabajar, para entregar alimentos sanos de manera segura.

Esperamos que, a la luz de esta esta coyuntura compleja, se transforme definitivamente nuestro consumo, apoyando la producción y la vida de campesinos y campesinas olvidados por el Estado y nos volquemos a la agroecología en esta y otras crisis que podrían surgir como resultado del actual modelo de desarrollo.

Fuente:  Acción Ecológica

Temas: Agroecología

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