Cómo las fusiones empresariales se meten en tu cesta de la compra

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La concentración empresarial amenaza la capacidad de elección de alimentos por parte de los consumidores, la producción futura y las condiciones laborales de la industria agroalimentaria.

El mundo de las grandes multinacionales se hace cada vez más grande, pero todo ese poder está cada día en menos manos. Y eso afecta no solo a lo que echas hoy en tu cesta de la compra, sino también a lo que echarás, según plantea el informe Agrifood Atlas –Atlas Agroalimentario– elaborado por las fundaciones alemanas Heinrich Boll y Rosa Luxemburgo, y Amigos de la Tierra Europa.

De las doce grandes fusiones empresariales que tuvieron lugar en los años 2015 y 2016 entre compañías con cotización oficial, cinco tuvieron lugar en el sector agroalimentario, y por nada menos que por un valor de 500.000 millones de dólares.

Una de esas megafusiones, la del gigante químico-farmacéurico alemán Bayer con la productora estadounidense de agroquímicos y biotecnología destinada a la agricultura Monsanto –llamada 'la fusión más grande de la historia'–, está ahora mismo sobre la mesa en la Comisión Europea. El organismo tendrá que decidir si da el visto bueno a la unión en los próximos meses, tras detener temporalmente de nuevo el proceso el pasado 5 de octubre.

El objetivo de la paralización era recabar más información debido a, precisamente, la probable reducción de la competencia debido a la concentración empresarial en el sector que implicaría la compra de Monsanto por parte de Bayer, algo por lo que la Comisión se mostraba “preocupada” y por lo que hainiciado una “investigación exhaustiva”.

ELECCIÓN DE ALIMENTOS

Es un hecho que la producción de alimentos global está cada vez más monopolizada por menos empresas –y más grandes–, lo que implica consecuencias en toda la cadena alimentaria. Esta concentración “amenaza la capacidad de elección del as personas consumidoras, el empleo y las condiciones laborales en la industria agroalimentaria, así como la producción de alimentos en el futuro”, señala el informe.

La mitad de la comida que se vende en la Unión Europea viene solo de diez cadenas de supermercados, y a nivel global son 50 las industrias que se llevan la mitad de las ventas en este sector. En el caso de los alimentos para bebés, el número de compañías que producen en 60% de estos productos se reduce a tan solo cuatro. Y los ejemplos son muchos: el 80% del mercado mundial del té lo controlan tres compañías.

Por otra parte, según señala el informe, “las fusiones entre los gigantes de la agroindustria provocan la intensificación de la producción a lo largo de toda la cadena”. Como consecuencia, el 20% de las tierras de cultivo están ya degradadas, alertan desde Amigos de la Tierra. Su responsable de Agricultura y Alimentación, Blanca Ruibal, señala que “está en juego la calidad de nuestra comida y la capacidad de alimentar a las generaciones futuras”, por lo que “la UE debe tomar medidas para evitar esa concentración y fomentar alternativas”.

Olivier de Schutter, copresidente del Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food), plantea, por su parte, la necesidad “urgente de un debate y la implicación activa de los reguladores para proteger el interés público, a las personas trabajadoras y el medio ambiente".

MÁS CONCENTRACIÓN, MÁS PRECARIEDAD

Este proceso tiene también consecuencias en el mercado laboral del sector. La actual ola de fusiones en la industria procesadora de alimentos –como el caso de The Kraft Heinz Company, producto de la unión de Heinz y Kraft formalizada en julio de 2015– ha provocado la pérdida de miles de puestos de trabajo, alerta el informe, “debido a la necesidad de ahorrar costes para seguir compitiendo en un mercado globalizado.

La presión a la que someten a los proveedores las empresas de distribución, principalmente supermercados, ha expulsado a multitud de pequeños productores del mercado y normalizado precarias condiciones laborales y salarios bajos en toda la cadena, alertan las organizaciones firmantes del Atlas Agroalimentario.

Asimismo, este mercado concentrado y globalizado implica que, aunque la cosecha mundial de cultivos alimenticios equivale a 4.600 kcal por persona y día, más de la mitad se pierde en el almacenamiento, distribución y el desperdicio, además de en alimentación de ganado, lo que hace que el hambre persista en la población más empobrecida a lo largo de todo el planeta.

Es por ello que las conclusiones del documento llaman a cambiar el modelo agroalimentario. “Existen muchos ejemplos de cómo producir alimentos sanos a la vez que se crea empleo digno y se protege el entorno”, señala Ruibal.

Fuente: El Salto

Temas: Sistema alimentario mundial

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