Denunciamos situación de emergencia biotecnológica en la Argentina y solicitamos ayuda para organizar eco-consumidores

Cuando la Argentina se encuentra atravesando una situación de crisis económica y social prácticamente terminal, y cuando el Gobierno solamente maniobra para demorar el default y postergar el reconocimiento de que la Deuda Externa no puede pagarse, las Transnacionales de la Biotecnología han aprovechado para tomar en sus propias manos la conducción de las políticas agropecuarias.

El discurso y las propuestas de los nuevos funcionarios de la Secretaria de Agricultura se superponen ahora con el de los propagandistas de las empresas, y de ese modo se consuma definitivamente la malversación de los restos del Estado en el área agropecuaria.

Las semillas modificadas genéticamente son en la Argentina el paradigma de una agricultura de gran escala, puramente extractiva, destinada a la exportación de commodities, y son parte de un paquete tecnológico que vació el campo de su población y llevo a cientos de miles de pequeños productores y trabajadores rurales a una desgarradora y obligada migración hacia los nuevos cinturones de pobreza de las grandes ciudades argentinas.

Hoy podemos ver con particular dramatismo social, las horribles paradojas del productivismo: mientras la Argentina bate todos los records históricos de producción y exportación de granos, este año serán casi setenta millones de Tm. de granos, miles de piqueteros se transforman en el nuevo símbolo de un país que parece haber pasado de las fantasías menemistas de pertenecer al primer mundo, a un duro despertar en el cuarto mundo, con piquetes por doquier cortando las rutas con neumáticos incendiados y reclamando planes asistenciales y bolsones de comida para paliar la terrible miseria en la que viven. Un hecho resulta inseparable del otro, cerca de cien niños mueren al día por enfermedades evitables, vinculadas a la desnutrición y a la perdida de la calidad de vida, y millones de argentinos viven en la pobreza extrema y sufren hambre por vivir en una potencia aceitera, y porque somos el segundo país, luego de los EE.UU., en producción de transgénicos, pero también por causa de que se nos impuso un modelo rural de exportación de insumos forrajeros. Este modelo hizo desaparecer en poco mas de diez años todos los mecanismos de seguridad alimentaria que construyeron varias generaciones de argentinos rurales, acabo con la vida en el campo instalando una agricultura sin agricultores, y enajeno el patrimonio genético de nuestras variedades de semillas entregándolas a las transnacionales de la Biotecnología. Si lamentablemente, la mayor cantidad de dirigentes sociales y en especial los sectores de izquierda no son capaces de llegar a estas mismas conclusiones se debe sencillamente a que comparten muchos de los presupuestos ideológicos de la globalización, presupuestos que equiparan tecnologías y modernización con bienestar y también a que aun no han logrado revisar las concepciones fordistas propias de la era de las líneas de montaje, y creen todavía con cierta ingenuidad política que a la naturaleza se la puede mejorar de un modo similar, agregando las piezas como se hacia con aquellos automóviles.

La agudización de estas situaciones, con la liberación reciente de semillas tales como el Algodón RR y el anticipo de otras decenas de semillas modificadas genéticamente ya listas para ser lanzadas al mercado, a la vez que las numerosas denuncias de cultivos transgénicos ilegales e inclusive la distribución gratuita en ferias rurales de semillas aun no permitidas como el Maíz RR, ponen además al descubierto una estrategia de contaminación genética impulsada por las empresas en complicidad con los funcionarios de agricultura, para avanzar en caminos sin retornos y crear situaciones de extendida polución que hagan inútiles o inoperantes las voces de aquellos que nos oponemos al plan de conquista.

Porque nunca como en estos momentos se dieron tantas transferencias de campos a compañías empresarias que extienden la agricultura industrial de escala que caracteriza al modelo. Y porque desde la misma Secretaria de Agricultura de la Nación se confiesa por boca de su Secretario Marcelo Regúnaga, que el destino de la Argentina es la Biotecnología, consideramos que nos encontramos en una situación de extrema emergencia que no solamente compromete a nuestra población sino que por sus proyecciones, amenaza también al resto de los países, particularmente a los limítrofes y especialmente a aquellos que se resisten a que les invadan sus mercados.

Por ello es que hacemos este llamado, denunciando esta rendición Argentina a los intereses de las Transnacionales de las Semillas.

Frente a la ofensiva que se ha desatado en los últimos dos meses de este año 2001, hemos podido oponer solo nuestras escasas fuerzas. La REDAST, la Red de Alerta sobre Transgénicos, que constituimos hace ya tres años nos tiene por principales protagonistas a Greenpeace y a nosotros, el Grupo de Reflexión Rural. Greenpeace realizo acciones impactantes en los supermercados durante el año anterior pero este año parece carecer de recursos y solo ha incidido en gestiones ante municipios para lograr se discrimine a los OGMs. Nosotros tenemos presencia en todos los debates que conciernen al tema, hemos multiplicado nuestros contactos con las organizaciones sociales y sindicales para que inscriban la lucha contra los transgénicos en sus respectivas agendas con escaso y relativo éxito, y hasta hace un par de meses logramos incidir con fuerza en la Secretaria de Agricultura para que durante mas de un año de gestión del anterior Secretario no hubiera pese a las tremendas presiones ninguna nueva liberación de transgénicos. Junto con Greenpeace estamos realizando gestiones ante las Defensorías del Pueblo y ante algunos Municipios para impulsar el etiquetado o medidas alternativas, también fuertemente resistidas por las empresas. Asimismo preparamos presentaciones judiciales, en la convicción de que las condiciones son propicias. Pero muchas de estas tareas en verdad no nos son propias, y nos restan tiempo y energía para trabajar el tema rural y la relación con los productores que son si nuestro verdadero quehacer. Se hace evidente la ausencia de una organización de consumidores preocupados por estos temas, o acaso de Eco consumidores a los que podamos acompañar y respaldar, pero que sean quienes lleven adelante estas luchas especificas. Nuestra relación con los grupos de Consumidores existentes continúa siendo buena y muchas veces podemos contar con ellos, pero habitualmente los encontramos ocupados y preocupados por otros temas que generalmente los exceden y por ello es que hemos reflexionado en que lo que necesitamos es otro grupo dedicado a estas luchas tan particulares.

Nuestra intención es entonces, en primer lugar hacerles llegar conocimiento y conciencia de la situación de emergencia en que vivimos y porque atraviesa la Argentina, con un país ocupado por la Biotecnología que se prepara para ser una agresiva plataforma hacia el tercer mundo. En segundo lugar, queremos informarles que la correlación de fuerzas en que nos movemos es absurda, somos apenas un puñado resistiendo frente a los suplementos rurales de los grandes diarios, las Universidades y los centros de investigación científica, en un escenario de partidos políticos, organizaciones sociales y sectores intelectuales impermeables a nuestros discursos y permeables a comprar las promesas de la biotecnología. Necesitamos con urgencia refuerzos, necesitamos ayuda, necesitamos una preocupación internacional por la situación argentina que posibilite que organizaciones como CONSUMERS INTERNATIONAL se interesen con particular sensibilidad por la Argentina y nos ayuden a organizar un grupo especifico de consumidores para la lucha contra los transgénicos. Nada mas que eso y confiamos en que los hermanos brasileños nos comprendan y nos apoyen. Desde hace años venimos denunciando en solitario que usaron el MERCOSUR mas para dañarnos que para beneficiarnos y que los contrabandos de semillas de soja transgénica desde la Argentina hacia Rio Grande Do Sul eran alentados oficialmente por los funcionarios y por la prensa argentina que se regocijaba por anticipado de los posibles fracasos de las exportaciones gauchas libres de transgénicos.

El GRR es un grupo de afinidad con bastante liderazgo sobre amplios sectores juveniles, de estudiantes y de profesionales. En poco mas de tres años de existencia nos hemos ganado el respeto de muchos que valoran nuestro trabajo o de otros que lo respetan aunque no lo compartan, y nos hemos constituido en una autoridad moral de referencia frente a las grandes centrales sindicales y ante sectores técnicos y organizativos del sector agropecuario. Pero así como el mantener esa horizontalidad sin liderazgos enfatizados y el carecer de una organización piramidal nos ha permitido mantener el espíritu joven de un grupo constantemente dinámico y renovador, también nos ha impuesto los limites propios de la falta de recursos y del reconocimiento de todos aquellos acostumbrados a tratar con las ONGs tradicionales y con las organizaciones jerarquizadas. Creemos que este es un momento de particular emergencia y que los tiempos que vienen serán mucho peores y por eso nos atrevemos a esta carta en que apelamos a la comprensión sobre la grave situación en que vivimos y en especial sobre los riesgos que una Argentina de la Biotecnología implica para el mundo. Confiamos en ser comprendidos. Reciban nuestro afectuoso saludo.;

Jorge Eduardo Rulli
Grupo de Reflexión Rural
31 de mayo de 2001

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