El 99% de la soya en Bolivia es transgénica

Idioma Español
País Bolivia

El 17 de abril se conmemora el Día de Acción y Movilización Global en Defensa de las Semillas Campesinas; sin embargo, en “el proceso de cambio” que se vive en Bolivia se ha develado que el 99 ciento de la soya que se produce es transgénica, es decir, en base a semillas genéticamente modificadas que también estarían siendo utilizadas en otros cultivos.

En Bolivia, más de un millón 200 mil hectáreas de tierra son sembradas con el monocultivo de soya transgénica, lo que equivale a una producción anual de más de dos millones y medio de toneladas.

 

El 75 por ciento de la soya transgénica se destina al mercado extranjero (exportación con valor agregado); el 66 por ciento está en manos de extranjeros (principalmente menonitas, brasileros, argentinos y japoneses) y el 80 por ciento de insumos y elementos utilizados en la producción soyera son importados de diferentes países.

 

¿Qué pasó en el gobierno indígena? Aparentemente una mutación política como ocurre con los transgénicos: el artículo 408 aprobado por la Asamblea Constituyente en Oruro era contundente: “se prohíbe la producción, importación y comercialización de transgénicos”; sin embargo, a consecuencia de los consensos políticos –con mayoría oficialista- se logró cambiar la Constitución Política del Estado (CPE), afirmando en el artículo 409: “la producción, importación y comercialización de transgénicos será regulada por ley”.

 

Según un informe oficial de febrero del 2014 ofrecido por el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO), Demetrio Pérez, “el 99 por ciento es considerada soya transgénica y la soya convencional es prácticamente cero”.

 

Varios analistas aseguran que la expansión de los cultivos de soya transgénica en los últimos 15 años creció en un 415 por ciento en territorio boliviano lo que habría ocasionado cuantiosos ingresos para las empresas transnacionales y también para un grupo de empresarios nacionales; sin embargo, representó para el país una deforestación mayor al millón de hectáreas de bosque.

 

La tasa de desmonte para habilitar tierras para el cultivo de soya es de casi 60 mil hectáreas por año y se estima que, en menos de 10 años, si continúa este ritmo podrían desaparecer los bosques y se afectarán las áreas protegidas en varias regiones de Santa Cruz a raíz de la siembra y cosecha de transgénicos.

 

 

Difícil realidad

 

La producción de soya transgénica alimenta al modelo extractivista porque está basada en semillas que se extraen y venden como materias primas en el mercado internacional afectando a los recursos naturales y la seguridad y soberanía alimentaria, según Sara Crespo, responsable de Proyectos de la Unidad de Biodiversidad de Productividad Biósfera y Medio Ambiente (PROBIOMA).

 

En el tema ambiental, la soya transgénica degrada los suelos y cada año requiere mayor cantidad de fertilizantes, porque cuando ya no se puede utilizar esa tierra, necesariamente se debe ampliar la frontera agrícola sobre los bosques utilizando una gran cantidad de agroquímicos como el glifosato que es un herbicida cuya patente la tiene la transnacional Monsanto.

 

“El glifosato es un herbicida que si bien la publicidad dice que no causa ningún efecto, está comprobado que sí causa cáncer e intoxicación. En Paraguay hubo el caso de un niño que pasó por debajo de la fumigadora corriendo y murió intoxicado y el juicio ganó la familia comprobando de que efectivamente fue intoxicación por el agroquímico”, aseguró Crespo.

 

El investigador en Seguridad Alimentaria, Manuel Morales, dijo que las contradicciones y vacíos legales en la CPE –promulgada el 7 de febrero de 2009- referidas a la liberación, producción y comercialización de semillas transgénicas provocaron la introducción al país de semillas transgénicas de arroz y caña de azúcar.

 

La directora de Biotecnología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Perla Godoy, reconoció que su país exporta a Bolivia grandes cantidades de harina y aceite elaborados con maíz y soya transgénicos, por lo cual, la población boliviana, casi sin saberlo, consumiría cotidianamente esos productos.

Fuente: RedEco

Temas: Transgénicos

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