El rol del BID en el financiamiento climático en América Latina

REDES – Amigos de la Tierra Uruguay presentó ayer en Montevideo un informe sobre el financiamiento climático en América Latina, enfocado especialmente en el rol que está jugando el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras instituciones financieras.

(Montevideo, 19/03/12) El mismo día que finaliza en Montevideo la 53a Reunión Anual de las Asambleas de Gobernadores del BID, REDES – AT presenta un informe que alerta que la mayor parte de los programas de préstamos y créditos de esa institución vinculados al financiamiento climático van dirigidos a fortalecer la participación de los países de la región en los mercados de carbono. Esos mercados han demostrado ser una “falsa solución” al cambio climático.

 

“El financiamiento que otorga el BID enfocado en estimular la participación de los países latinoamericanos y caribeños en los mercados internacionales de carbono es una estrategia de distracción, pues no resuelve los problemas asociados al cambio climático en nuestra región. Por el contrario, alimenta peligrosas tendencias especulativas en el negocio de los bonos de carbono y en muchas ocasiones se financian proyectos que impactan negativamente en las comunidades locales”, dijo José Elosegui, integrante del programa de Justicia Climática de REDES - AT y de Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe.

 

El “comercio de carbono” es una falsa solución al cambio climático porque ha dado lugar a las “compensaciones” de los países industrializados, únicos obligados a reducir emisiones de gases de efecto invernadero. En lugar de hacer esos recortes, países y corporaciones del Norte compran bonos de carbono de proyectos realizados en el Sur global, supuestamente sustentables. De esa forma, pagan su salida de la obligación de las reducciones de gases, que deben ser radicales y urgentes por la gravedad de la crisis del clima. Además, hay que subrayar los impactos ambientales y sociales de muchos de esos proyectos.

 

Junto al impulso del comercio de carbono, otra característica del accionar del BID en el financiamiento climático es que en gran medida sus fondos son dirigidos a empresas privadas, que buscan concretar sus proyectos, hacer negocios, y no enfrentar la crisis climática. Por ejemplo, en diciembre de 2011 el BID otorgó 200 millones de dólares a la empresa española Abengoa, para financiar el desarrollo de proyectos de transmisión eléctrica y generación de energía en América Latina, entre otras cosas.

 

El nuevo trabajo de REDES – AT también analiza el comportamiento de otros actores del financiamiento climático, como la Corporación Andina de Fomento y grandes bancos privados como el Santander y BBVA.

 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realizó una estimación preliminar de impacto económico del cambio climático en esa región, indicando que en un escenario moderado (no extremo), en un periodo que va hasta el año 2100, “podría llegar a perderse en países templados el equivalente a alrededor del 1% del producto anual durante todo el período de análisis”. “Estos costos serían superiores en los países andinos, en Centroamérica y el Caribe”, agrega el estudio. En el caso de América Central, investigaciones más recientes y ajustadas indican que el impacto del cambio climático sobre el PBI sería de hasta 8%.

 

Este informe de la CEPAL, de fines de 2010, da cuenta de la gravedad de la amenaza del cambio climático en nuestra región. Además, los impactos que afectan a la biodiversidad o las vidas humanas tienen consecuencias irreversibles no cuantificables económicamente.

 

Ante esta crisis mundial del clima, el financiamiento climático está buscando asegurar negocios a empresas, bancos y grandes ONG conservacionistas, con un fuerte impulso a los mercados de carbono y bajo una máscara de protección del medio ambiente. Es una parte de lo que conocemos como capitalismo verde.

 

REDES – AT considera que el financiamiento climático debe ser obligatorio para los países del Norte industrializado, proveniente de fuentes públicas, sin condicionalidades y administrado y controlado por Naciones Unidas. Herramientas políticas simples, directas y probadas, como los impuestos, las reglamentaciones y la inversión pública, deben ser utilizadas para asegurar un financiamiento climático que asista a las poblaciones afectadas y permita planes de reducción de emisiones contaminantes.

 

 

Por más información:

 

REDES – Amigos de la Tierra Uruguay
Karin Nansen
(598) 2409 53 89 - 098 466 398
moc.liamg@tsusuru

 

José Elosegui
(598) 2409 53 89 - 098 846 967
yu.gro.seder@asnerp

Temas: Economía verde

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