Foro contra el Agronegocio: "Que nuestros suelos estén destinados a producir combustibles es ya la condena de que no vamos a producir alimentos"

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Entrevista a Carlos Vicente, de GRAIN / Acción por la Biodiversidad: "Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia... han sido tomados como territorios para el monocultivo de soja y para la realización de esos grandes negocios de las corporaciones, que van desde el manejo de las semillas, el manejo de los agroquímicos, hasta crear estos desiertos verdes que tenemos con soja"

Empieza este viernes el Foro contra los Agronegocios en Buenos Aires, capital argentina.

GRAIN es una organización internacional que lucha en defensa de las semillas y el manejo de los recursos genéticos por las comunidades locales y pueblos indígenas, y venimos acompañando este proceso que tiene ahora como momento el Foro de Resistencia a los Agronegocios y que nace del diagnóstico que hacemos muchos de todo el Cono Sur, Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia que han sido tomados como territorios para el monocultivo de soja y para la realización de esos grandes negocios de las corporaciones, que van desde el manejo de las semillas, el manejo de los agroquímicos, hasta crear estos desiertos verdes que tenemos con soja.

Lo que queremos es denunciarlo, a Monsanto, Syngenta, y a todas las corporaciones que nos están envenenando, desplazando a las poblaciones campesinas, y nos están invadiendo de transgénicos, y por otro lado, claramente expresar que hay otras posibilidades, que la soberanía alimentaria es una búsqueda real de las organizaciones campesinas y que es muy fuerte como propuesta, porque es lo que realmente necesitan nuestros pueblos, que produzcamos alimentos para todos los que habitamos el cono sur y no soja para alimentar chanchos y gallinas en la Unión Europea o en China.

Al uso de la soja como forraje se le suma la incorporación de la soja y otras oleaginosas para utilizarlas como biocombustibles. Esto es de extrema gravedad, porque sabemos que los requerimientos de combustibles del planeta y del norte son muy altos y que nuestros suelos estén destinados a producir combustibles a partir del aceite de soja es ya la condena de que no vamos a producir alimentos y vamos a seguir avanzando con estos desiertos verdes.

También se agrega la toma de conciencia a partir del conflicto entre Uruguay y Argentina por las pasteras, de lo que es el problema de los monocultivos forestales, que no solo está siendo denunciado en Uruguay y en Argentina, ahora con mucha fuerza en el sur de Brasil, a partir de medidas que tomó el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra contra Aracruz Celulosa, tomando en marzo una plantación de Aracruz y destruyendo sus cultivos forestales como manera de denunciar el desastre que estos monocultivos están produciendo.

La búsqueda de las corporaciones ahora apunta a controlar totalmente las semillas y han logrado hoy en Argentina que la Secretaría de Agricultura limite el uso propio de las semillas, ya un agricultor no va a poder guardar la cantidad de semillas que quiera sino que por una disposición ministerial se limita la posibilidad que un agricultor guarde semillas que era un derecho incuestionable durante toda la historia de la agricultura, y que nuestra ley de semillas permitía, y que la Secretaría de Agricultura limitó para proteger los intereses de las corporaciones que quieren que los agricultores, año a año vuelvan a comprarle semillas.

Las corporaciones intentan imponer las semillas «Terminator», semillas suicidas, semillas que no se multiplican una vez que se han cultivado, semillas muertas y que logramos frenar gracias a la movilización social, pero que debemos estar alerta porque las corporaciones siguen avanzando en la investigación de estas semillas y continuamos en la campaña para que haya una prohibición internacional de las semillas Terminator.

En el norte no quieren más contaminación, por ejemplo con el tema de las pasteras, y hay una política clara de estas corporaciones de trasladar todo lo que es contaminante y a la vez llevar los monocultivos al sur. Uno ve en la Unión Europea que los consumidores quieren comer comida orgánica y rechazan los transgénicos, entonces allá no los quieren y nuestros territorios están destinados a ser el lugar donde se depositen siempre que lo permitamos.

Nuestra lucha es para alertar a la sociedad en general y ojalá en algún momento los gobiernos se dieran cuenta de que no podemos estar en manos de este puñado de corporaciones que son las que dictaminan las políticas en lugar de ser las necesidades de nuestro pueblo.

Fuente: Radio Mundo Real, 23-6-06

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