La soya destruye una laguna boliviana de importancia mundial

Idioma Español
País Bolivia
- Extensa: La laguna Concepción llega a ocupar 200 kilómetros cuadrados de extensión | cortesía

Con sus entre 58 y 200 kilómetros cuadrados de extensión, según la temporada, la laguna Concepción presta servicios ambientales extraordinarios. No solamente influye en su entorno chiquitano, ni tan sólo al amazónico, sino mucho más allá. La laguna Concepción es un preciado eslabón incluso para los sistemas de todo el continente americano. Eso por ahora, mientras no se precipite una precoz agonía de este cuerpo de agua situado a 230 kilómetros al este de Santa Cruz.

Baste citar un ejemplo aéreo: La laguna Concepción es refrescante parada no sólo de turistas humanos, sino de viajeros mucho más osados. Acá aterrizan diversos tipos de tordos, aves playeras e incluso algunas rapaces, sea con remoto rumbo norte o con remoto rumbo sur. Es una especie de “hub” natural para las aves migratorias que bajan de EEUU o Canadá o que suben desde Tierra del Fuego y otras regiones de la Patagonia.

Extraordinarios viajeros, capaces de recorrer 9 mil o 12 mil kilómetros donde se anidan un sinfín de circuitos de vida. Trinan y saludan a esos turistas que, probablemente, ignoran aquella odisea aérea. Descienden desde miles de metros de altura a este valioso espejo de agua.

Laguna Concepción debido a su singular ubicación geográfica, a sus afluentes y a sus visitantes resulta también eje de otros cursos vitales. Es posible hallar desde cotorras y capiguaras hasta caimanes, serpientes e infinidad de especies de peces. Obviamente, la flora, entre plantas acuáticas, taropes, juncos y palmas, parece aún más prolífica. Probablemente no pudo tener mejor nombre, es una laguna creadora de vida, abundante vida. Por ahora, todavía.

Fama internacional

Su fama no solo responde a las percepciones de los visitantes. Ha sido incontables veces valorada. Tanto que fue declarada “área protegida” municipal en dos oportunidades y por dos municipios distintos. San José y Pailón, al verla tan bella y notable, iniciaron una crónica disputa en pos de lucirla como perla turística propia. San José, en mayo de 2002, declaró un área protegida de 52 mil hectáreas. Pailón, dos meses más tarde, amplió la protección a 120 mil hectáreas. Y casi se van a los golpes. Luego, pasó a ser protegida por la Gobernación del departamento.

Así la laguna cobró fama regional, departamental, nacional. Es promocionada en varias páginas e impresos de las diversas instituciones cruceñas. Y no tardó en serle reconocida su importancia mundial. El 6 de mayo de 2002 la laguna Concepción fue declarada sitio Ramsar. Es decir, es parte del conjunto de humedales considerados de importancia internacional bajo el convenio firmado ya por 164 países.

El desastre

Pero su importancia, su magia y su paisaje aparecieron prácticamente destrozados hace dos meses y medio. Un espectáculo macabro sorprendió a lugareños, visitantes y estudiosos. También sorprendió a algunas autoridades, frecuentemente discretas y silenciosas en estos casos. La muerte reinaba en la laguna Concepción. Un guardaparque descubrió a miles de peces y anfibios flotando o varados en sus orillas.          

Tarde. La alarma sonó y la reacción de las autoridades y sus comisiones correspondientes realizó un sorprendente diagnóstico de la singular víctima. “Realizaron un informe sin pies ni cabeza –dice el consultor e ingeniero ambiental, especializado en gestión de aguas, Heinz Arbo–. Atribuyeron la mortandad de los peces a factores de lo más naturales, como el PH o la presencia de fosfatos, en la zona y que no tienen nada que ver. Eso fue lo primero que me llamó la atención. Y lo que posiblemente fue causado por un shock térmico se ha convertido, por otras razones, en una alarma para la región”.  

Peor aún, las autoridades responsables miraron entre el cielo y horizontes más lejanos que los de las aves migratorias a la hora de buscar culpables. “Estudio la zona desde hace 10 años –dice el ingeniero ambiental, especializado en geomática, Rafael Cabrera Bejarano–. Realizamos algo así como una ecografía de los suelos, midiendo bandas termales. Y se advierte ahí el cambio climático y la alteración del ciclo hidrológico. El rango de temperatura en 2010 era 13 a 34 grados, y, en 2019, variaba de 16 grados hasta 39 grados de calor en el suelo, según las zonas”.

Rodeada de monocultivos

Sin embargo, si hay un cambio aún más notorio que la propia putrefacción de los peces muertos, ese se halla a escasos metros de esta laguna sitio Ramsar. Tras sucesivos e inexplicables desbosques ha sido rodeada de campos de monocultivos soyeros que incluso atraviesan sus arroyos. Quién sabe si despechados, sus otrora pretendientes municipales prefirieron dar paso a  la soya transgénica, con todos sus polémicos componentes añadidos, para que cambie gran parte del paisaje. Lo propio pasa con la inacción o, peor, las autorizaciones de instituciones como el Instituto Nacional de la Reforma Agraria o la Autoridad de Bosques.  

Los propietarios de estos campos de monocultivo que han proliferado en la Chiquitanía en este caso resultaron ser colonos menonitas. “Se han identificado cuatro colonias menonitas como las más cercanas a la laguna, incluso a apenas 700 metros –describe Eder Santibañez, coordinador del Movimiento de Defensa del Valle de Tucabaca–. La deforestación ha sido tremenda, se desboscó con todo lo que la pérdida de árboles implica para los ciclos de humedad, se expandió progresivamente la frontera agrícola. Coincidentemente bajó el nivel del agua y con ello del oxígeno, mientras no hay autoridad alguna que haga cumplir el plan de uso de suelos como se debe”. Se sumaron a los potentados que desde Bolivia aportan, más que nadie, incluida la quema de carburantes, al cambio climático y destrozan lugares como la laguna Concepción.

“Haciendo un análisis multitemporal con apoyo de imágenes satelitales desde 1995 hasta 2016 respecto a la laguna Concepción, observaremos que antes del asentamiento de comunidades menonitas (1995-2000), la laguna presentaba un panorama saludable –ha escrito el ingeniero ambiental Antonio Cajías–. Desde el año 2002 hasta el 2008 observarán cómo los niveles de agua redujeron considerablemente, esto debido a los asentamientos y la deforestación”.

Las denuncias contra estos productores se han multiplicado. Se han mostrado fotografías donde se advierten canales y desvíos de afluentes en cuyo entorno se hallan recipientes de agrotóxicos. “Yo he evidenciado, en alguna oportunidad, la presencia de glifosato y atrazine en la laguna”, dice Cabrera. El experto también ha exhibido fotografías de desvíos de cursos de agua y espacios rodeados de contenedores de agrotóxicos cerca de las aguas.  

El riesgo mayor

“Lo grave es que como se trata de una laguna de sedimentación, un lugar de rebalse, muy de a poquito debía irse secando, es el ciclo natural de estos cuerpos de agua –añade Heinz Arbo-–. Se convertirá en algún momento en un pantano, luego en un bajío y finalmente en tierra firme. Eso toma, normalmente, miles de años. Pero, como se instaló la agroindustria a gran escala en la zona, hay un cambio en la cobertura del suelo. Está desnudo, expuesto a la erosión. Cuando llegan las lluvias hay un gran arrastre de tierras y otros elementos. Entonces la laguna ya no se secará en miles de años, sino en apenas unas décadas”.       

Arbo advierte que se ha generado un significativo llamado de alerta. “Es un llamado de la laguna a que se haga verdadera gestión de tierras y se inicie un proceso de restauración en la zona –afirma–. Lo mínimo es que se obligue a que se respete la servidumbre ecológica al lado de los cuerpos de agua”.

Mientras tanto, las autoridades se han limitado a anunciar que se realizarán trabajos de remediación. Juan Carlos Áñez, director de Áreas Protegidas de la Gobernación, informó a los medios de comunicación que se construirán diques de sedimentación en la salida de los canales de drenaje. Buscarán así filtrar las aguas de los cultivos agrícolas de la zona, para que no llegue carga contaminante a la laguna Concepción. También anunció la realización de un estudio hidrológico. Por su parte, el alcalde de Pailón señaló que su despacho está dispuesto a colaborar con las autoridades departamentales.

“¿Y dónde estuvieron las máximas autoridades ejecutivas nacionales, departamentales y municipales todo este tiempo? –se pregunta Cabrera–. Hay normas específicas que les llaman a definir políticas para prevención y el control de la calidad hídrica. Deben coordinar con organismos sectoriales competentes para evitar la contaminación de los cuerpos de agua, su saneamiento, control y actividades técnicas ambientales”.

¿Más catástrofes?

Si no hay remedio, o lo hay a medias, obviamente los daños se extenderán en cadena hacia otras zonas. La laguna Concepción lanza sus lazos hacia los célebres bañados del Izozog y otras zonas. Dejaría de ser un eslabón extraordinario, tan extraordinario que conecta las dos mayores cuencas sudamericanas. Ello pues la laguna Concepción recibe aguas del río Parapetí y el Quimone, y las vierte al San Julián. Conecta la cuenca amazónica con la subcuenca paranaense que concluye en el río de La Plata.

Una pena notable en medio de una extraña justificación y voracidad que paradójicamente caracteriza a estos herméticos grupos religiosos. Son grupos ya acusados de diversos desastres en Bolivia y otros países.

¿Alguna autoridad nacional o departamental se animará a proteger la laguna Concepción? ¿Alguien se atreverá a relacionar los incendios récord, el desbosque y la agroindustria con los problemas que se están desatando en los llanos orientales? ¿Inspirarán alguna reflexión los calores inclementes y la ausencia de lluvias que se sienten en estos días en la región? ¿Se valorará la importancia Ramsar de la laguna?   

Una importancia que, además, ha dado singulares lauros a Bolivia. Valga añadir que es considerado el país número uno a nivel mundial en cuanto a sitios Ramsar, en un tiempo en el que el agua y la biodiversidad cotizan cada vez más alto.

Fuente: Los Tiempos

Temas: Agronegocio, Tierra, territorio y bienes comunes

Comentarios

14/06/2021
La ambición enceguece., por Claudia Candini
Excelente artículo. Felicitaciones!