La base de Manta: posición neurálgica de EE.UU. en región andino-amazónica

Idioma Español

La base militar estadounidense en Manta, Ecuador, vuelve a ser tema de actualidad. La Asamblea Constituyente aprobó, el pasado primero de abril de 2008, un artículo para ser incluido en la nueva Constitución que declara que: “El Ecuador es un territorio de Paz y que no se permite el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares”. Al mismo tiempo, varios asambleístas del movimiento Acuerdo País plantean la realización de una auditoría inmediata de este Puesto de Operaciones de Avanzada (FOL, por sus siglas en inglés), considerando los insistentes rumores sobre su participación en los hechos del 1 de marzo en el que militares colombianos incursionaron en territorio ecuatoriano para bombardear un campamento de las FARC.

La derecha, por su lado, a través del Alcalde de Manta, el social-cristiano Jorge Zambrano, promueve un referéndum sobre la permanencia de la base de Manta, aunque más del 55% de la población de esta ciudad se ha pronunciado en contra, según encuestas de la Fundación Regional de Derechos Humanos INREDH. Alberto Acosta, presidente de la Asamblea Constituyente ha declarado que éste es un tema de soberanía nacional que involucra no a una ciudad ni a un cantón sino a todo el país.

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En 1999 en que Estados Unidos tuvo que abandonar Panamá y sus posiciones en el canal, uno de los puntos estratégicos más importantes del mundo, buscó el modo de compensar el retiro con una avanzada. En vez de perder la posición del canal, la mantuvo ampliando el alcance y el radio de acción desde tres nuevas posiciones que formaron un triángulo en torno a Panamá, con un vértice en cada una de las regiones circundantes: Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Mediante una negociación simultánea se consiguió ubicar las nuevas instalaciones, con convenios de diez años, en El Salvador, en el aeropuerto internacional de Comalapa; en Aruba y Curaçao, en los aeropuertos de Reina Beatriz y Hato Rey respectivamente; y en Ecuador, en el aeropuerto Eloy Alfaro, en la costera ciudad de Manta.

Las bases instaladas en estos tres puntos corresponden a una concepción relativamente nueva, emanada de la profunda revisión interna del comando conjunto de Estados Unidos que tiene lugar a partir de la “revolución en los asuntos militares” de finales de los años noventa. La idea de grandes posiciones militares en los lugares de conflicto ha ido siendo desplazada por la de instalaciones más pequeñas, menos costosas y más sencillas de manejar, y con un radio de alcance suficiente para no tener que estar ubicadas en el punto de mira sino a una distancia que le evite los riesgos pero le permita actual con agilidad. A éstas se les llama Foreign Operating Locations (FOL) aunque, con el propósito de endulzarlas un poco, se les ha cambiado el nombre por el de Cooperative Security Locations (CSLs).

Este tipo de bases es relativamente engañoso porque en tiempos regulares tiene muy poco personal (en Manta, por ejemplo, se reportan 13 personas), ya que su funcionamiento está centrado en el monitoreo y detección. No obstante, en bases como la de Manta hay capacidad para albergar 485 personas, entre efectivos militares, personal de inteligencia y empleados civiles y tiene capacidad para recibir aviones pequeños como el F16, grandes como los AWACs e incluso, en caso necesario, aviones de gran envergadura como el C5, que sirve para transportar equipo y tropa en gran escala (www.af.mil/factsheets ).

El monitoreo que se realiza desde la base es ininterrumpido y tiene un sistema de comunicación en tiempo real con el Space Warfare Center ubicado en Colorado Springs, en Estados Unidos, que recibe comunicaciones similares de todas sus posiciones, fijas o móviles, en el mundo. De esta manera, cada una de estas instalaciones de comunicación se mantiene informada de las actividades de todo el sistema de bases, naves y efectivos.

Es decir, este tipo de bases está pensado desde la óptica del just in time. No desperdiciar recursos, disminuir costos, pero mantener la versatilidad para enfrentar cualquier tipo de contingencia o amenaza y la capacidad de respuesta rápida y eficaz que convierta cada acción en un “golpe quirúrgico”.

En palabras de Donald Rumsfeld, “En el próximo siglo nuestras fuerzas deben ser ágiles, letales, rápidamente desplegables y con mínimos requerimientos de soporte logístico. Debemos poder proyectar nuestro poder hacia grandes distancias en cuestión de días o semanas y no de meses”. (23/09/2004).

Para lograrlo, además de la proliferación de instalaciones tipo FOL en las áreas consideradas inestables, ingobernables, críticas o fallidas, entre las que se encuentra una buena parte de los países latinoamericanos y africanos,

Estamos mejorando las actividades de comunicaciones e inteligencia. Esto incluye, por ejemplo, el desarrollo del Space Based Radar (SBR) para monitorear tanto los blancos fijos como los móviles en las profundidades de las líneas enemigas o en áreas prohibidas, en cualquier tipo de clima. También estamos trabajando en el Transformational Communications Satellite (TSAT), para proporcionar a nuestras tropas conjuntas una capacidad de comunicación sin precedentes. Para dar una idea de la velocidad y de la conciencia situacional que puede ofrecer el TSAT, consideren que la transmisión de una imagen del Global Hawk a un Militar II toma actualmente alrededor de 12 minutos. Con el TSAT tomará menos de un segundo. (Rumsfeld, 23/09/2004)

De acuerdo con el Base Structure Report Fiscal Year 2007 Baseline, informe del Departamento de Defensa sobre las instalaciones militares estadounidenses en el mundo en 2007, las posiciones en Aruba tienen un valor de 1.6 millones de dólares, las de Curaçao de 46.1 millones, mientras que las de Manta ascienden a 182 millones de dólares, gran parte de los cuales fueron invertidos en la readecuación del aeropuerto a las necesidades de monitoreo, intermediación y respuesta rápida requeridas para las actividades previstas en la región. El área que ocupa Manta es de 412 km2 pero no es inusual ver a los AWACs estacionados en el aeropuerto civil contiguo.

En este mismo informe del Departamento de Defensa se registra la existencia de 6 instalaciones pequeñas en Colombia y una en Perú, entendiendo por éstas a las que ocupan menos de 40 km2 o que tienen un valor menor a los 10 millones de dólares.

Esto reafirma la hipótesis de Manta como cerebro y centro de operaciones coordinadas de todo el sistema de bases de la región. Si esto es así, y si Manta tiene por tarea la vigilancia ininterrumpida de cualquier tipo de nave o movimiento relacionado con el narcotráfico, la migración ilegal, el terrorismo y cualquier otra de las consideradas amenazas a la seguridad nacional de Estados Unidos, qué fue lo que hizo y lo que no hizo la noche del ataque al campamento de las FARC en Sucumbíos, Ecuador. Si, como ha afirmado el gobierno de Ecuador, las bombas arrojadas en su suelo no pueden ser lanzadas desde los aviones con que cuentan los colombianos (Tucanos), qué relación hay entre los aviones estadounidenses que sí las pueden lanzar y la base de Manta. ¿La tormenta del desierto se ha desplazado a la selva?

- Ana Esther Ceceña, economista mexicana, es investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e integrante de la Campaña por la Desmilitarización de las Américas (CADA).

Fuente: Minga Informativa de Movimientos Sociales

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