La vida no se negocia. Unidad y resistencia a los “agronegocios” en el Cono Sur

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En el Foro de resistencia a los “agronegocios” organizaciones de Latinoamérica expusieron y debatieron problemáticas y consecuencias del nuevo sistema agroalimentario impuesto por las multinacionales

El encuentro se realizó entre el 23 y 25 de este mes y participaron Organizaciones de Chile, Paraguay, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Argentina. Fue organizado por el Grupo de Reflexión Rural (GRR) y el Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS) como un espacio en defensa de la diversidad biológica y la identidad cultural, para denunciar los proyectos y las políticas del modelo del monocultivo y del nuevo sistema agroalimentario, que las corporaciones alimenticias sostienen para instalarse sobre nuestro territorio y legitimarse como “modelo de crecimiento económico”. También busca contrarrestar la Conferencia Mundial de la IAMA (Asociación Internacional de Management de Agronegocios) hecha en Buenos Aires a principios de mes y el encuentro MERCOSOJA a realizarse del 27 al 30 de este mes en Rosario, provincia de Santa Fe.

Los “agronegocios” son el núcleo de poder de las corporaciones, el poder de imponer un sistema agroalimentario. Las actividades que involucran la producción, el procesamiento industrial y la comercialización y distribución final de alimentos, tanto para el mercado interno como para la exportación. Son las mismas corporaciones como Monsanto, Syngenta, Bunge, Carrefour, ADM, Arcor, Unilever, Coto, Car-Gill, Fargo, Nestlé y Coca Cola las que definen con los gobierno políticas que permiten y promueven su penetración a los mercados, “facilitando el gerenciamiento de la cadena agroalimenticia” y por lo tanto mejorando sus ganancias y concretando un proyecto tecnológico de privatización y de mercantilización de la naturaleza.

El Foro se organizó en función a talleres de articulación de experiencias, elaboración de estrategias y charlas públicas de distintos ejes como los agronegocios como sistema, proyecto político corporativo, la soja y los monocultivos, las consecuencias sobre la naturaleza, la relación entre campo y ciudad bajo este modelo de dominación, la Reforma Agraria para la Soberanía Alimentaria, los Derechos Humanos y los excluidos y desplazados como los Pueblos Originarios.

El encuentro tuvo gran participación de público y de expositores, de importante reconocimiento entre investigadores y especialistas en el tema pero lo más destacado fue la presencia de representantes de distintas organizaciones agrarias, campesinas, sindicales, desocupados, y de pueblos originarios de varios países que expusieron sus experiencias, todos atravesados por conflictos similares como la exclusión del sistema, de sus propias tierras por multinacionales, la pérdida del trabajo, la contaminación de sus comunidades y las enfermedades y muertes ocasionadas por los agrotóxicos.

Jorge Lor dirigente de Vía Campesina Ecuador dijo que en su país a partir del descubrimiento del petróleo, “los gobiernos militares intentaron apoyar el campo, entregando tierras e invirtiendo en la revolución verde (la explotación de los campos, en manos de corporaciones) con eso se introdujeron los agroquímicos, desde entonces no pudimos salir de eso, empezaron a aplicar los químicos en nuestros campos y el sector laboral que era fuerte empieza a desplazar gente, muchos se van a la ciudad y algunos a otros países”.

Mauricio Rain es mapuche de la Comunidad Lof Wiñoy Folil ubicada en la zona centro de Neuquén donde entre otras empresas se encuentra Repsol YPF, “nosotros estamos protegiendo 54 mil hectáreas porque las petroleras contaminaron nuestra aguas, nuestras vertientes naturales y con ayuda de algunos técnicos y ambientalistas pudimos saber que era por los movimientos císmicos que hacían las maquinarias que provocaron que las napas de aguas se secaran, ahora estamos siendo asistidos con agua que nos llevan en tanques cisternas desde Zapala”.

“El impacto que causaron las petroleras a través de la exploración y de la sustracción de petróleo es impresionante –sostuvo Mauricio Rain-, ellos hacen piletas naturales; es una locación inmensa donde tiran un nylon en el suelo y mientras perforan tiran los desperdicios a ese plástico, y después los tapan con las topadoras y quedan miles de litros de aceites contaminados. Así nuestros campos son inservibles”.

Sofía Gatica pertenece al Grupo Madres de Ituzaingó-Anexo de Córdoba (Argentina), vive en un barrio rodeado por campos de propiedad privada donde siembran soja transgénica, los productores realizan fumigaciones aéreas y terrestres con agrotóxicos. Las consecuencias se hicieron evidentes en la población con casos de malformaciones congénitas, cáncer y leucemia.

En los estudios realizados en el suelo del barrio se encontraron herbicídas y productos altamente tóxicos y legalmente prohibidos. A pesar de que las causas de las enfermedades estén comprobadas y la gente muera, ni las autoridades municipales, provinciales, ni nacionales se hacen cargo.

En Argentina la producción de soja alcanza al 60 por ciento de la superficie cultivable, por lo que se perdió la capacidad de abastecer alimentariamente a la población. “Nosotros somos parte de esta violación de los derechos humanos por estos agronegocios, en esta Argentina con democracia violan nuestros derechos, nos matan cuando nos sacan de nuestros lugares, cuando expulsan a los campesinos, a los aborígenes, cuando destruyen nuestras riquezas naturales, por eso decimos no a los agronegocios”, sostuvo Sofía con la dureza y la indignación de haber perdido una hija consecuencia de esto.

En 2000, cinco transnacionales controlaban más del 75 por ciento del comercio mundial de granos, actualmente tres empresas han devorado a las otras y dominan el mercado; Cargill, Bunge y Dreyfus. Las transnacionales (un número reducido) controlan más del 90 por ciento del comercio global de maíz, trigo, café, cacao y piña, entre otras cosas las exportadoras también venden semillas, agrotóxicos, fertilizantes, procesan granos, controlan la vía de transporte terrestre y acuático, las grandes multinacionales manejan absolutamente el control del mercado alimenticio. Imponiendo condiciones desde los tipos de semilla, los precios, la calidad del producto, su traslado hasta su comercialización en las góndolas.

Se dejó que América Latina sea otra vez colonizada, esta vez por el modelo colonialista de los agronegocios. Formando parte de la lógica global neoliberal dentro del modelo sustentable de los grandes actores económicos. Las corporaciones cuentan con derechos y poder para modificar y derogar normativas nacionales con ayuda y respaldo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los acuerdos del Tratado de Libre Comercio (TLC) que permiten a las corporaciones pasar por encima de las normas gubernamentales, como la protección laboral y ambiental.

Pedro Lescay abogado, del CEPPAS, con respecto a la relación de las multinacionales y el Estado dijo que “es clave entender la captura del sistema del Estado, es decir las empresas una vez que invierten en el mercado invierten en la política, comienzan a desarrollar un proceso de criminalidad económica donde el Estado queda claramente limitado, claro que si el Estado tiene problemas para desarrollar políticas de control y persecución del delito también los tiene para desarrollar políticas de gestión pública claves para la salud y educación.

“En Argentina –sostuvo Lescay- solo hubo 14 condenas a empresas, donde prácticamente las empresas no sufrieron ningún tipo de sanción, pero estas si cayeron sobre el sector público, lo que nos hace pensar que lugar ocupa la corrupción en el Estado. El daño social que las empresas provocan reconfiguran las relaciones sociales entre la sociedad y el Estado abriendo más la brecha entre los sectores privilegiados y los sectores excluidos”.

La Reforma Agraria fue planteada como una alternativa y herramienta para dar freno al avasallamiento y como uno de los modelos para recuperar las tierras en mano de los que la trabajan. Las experiencias de los procesos fueron aportadas desde Brasil y Bolivia. Teodoro Vazques de la Federación Sindical Única de Trabajadores y Campesinos de Santa Cruz de Bolivia dijo que “sufrimos los fracasos de las reformas agrarias durante mucho tiempo, pero la revolución agraria que se esta llevando adelante fue propuesta en conjunto con la seguridad alimentaria, queremos recuperar nuestras tierras que han sido obtenidas ilegalmente (latifundios) o que no cumplen una función social económica y dar esas tierras a los campesinos para que puedan trabajar y producirlas. Las organizaciones proponen y plantean al gobierno, la lucha por la reforma agraria, tiene el consenso y el trabajo de las organizaciones sociales, es la posibilidad de tener nuestro propio trabajo y de tener nuestro propio mercado sin intermediarios donde los productores venden directamente a los consumidores”.

Por su porte desde Brasil Marita Rehis de Terra de Direitos sostuvo que “la reforma agraria, la democratización de las tierras permanece siempre en la agenda política de Brasil, con la lucha de los movimientos, en el 2005 millares de campesinos atraviesan el país para llegar a Brasilia llevando al gobierno la reforma agraria, de esta forma dimos nuestra posición política y nos instalamos en la agenda política del gobierno”.

Mientras que el docente y escritor Luis Matini, dejo abierto el debate sobre políticas aún más de fondo, al menos en Argentina; “el concepto propio de propiedad a la tierra es de todos y de nadie, para uno se los dio Dios, para otros la naturaleza pero en la cual todos tenemos responsabilidad sobre ella, esto es muy radical y profundo porque cuestiona todo el sistema jurídico, el derecho y si no rompemos con esto no vamos a poder hacer esta soberanía alimentaria que queremos”, dijo.

Desde muchos sectores se aportaron experiencias enriquecedoras de organizaciones que trabajan arduamente en sus regiones como la Coordinación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay (CONAMURI), Movimiento Agrario Popular de Paraguay, la Coordinadora Patagónica por la Vida y el Territorio de Argentina, Centro de Acción Popular Olga Aredez de Jujuy y Salta, la Federación de Mujeres Campesinas de Bolivia. Veterinarios sin Fronteras, la comunidad Meli Wixan Mapu de Chile entre otras intercambiaron experiencias pensando en construir nuevas alternativas de resistencia y políticas de planificación de una sociedad, productora, consumidora pero conciente. En la transformación de modos y relaciones sociales, con sociedades que exijan y defienda sus derechos, de un Gobierno que responda a las necesidades de su pueblo no sólo con discursos sino con prácticas, defendiendo los intereses nacionales de su territorio y no negándose a responsabilidades como en Córdoba o Neuquén.

El encuentro planifica ser el inicio de otras reuniones en el futuro. Es el cambio de los viejos paradigmas, una vez más se pide a gritos su transformación, el proceso siempre está en marcha, pero cada vez encuentra cimientos más sólidos que lo hacen crecer.

Por Zulema Enriquez - Desde Buenos Aires
ra.moc.rusocremasnerp@zeuqirnez

Fuente: APM - Agencia Periodística del Mercosur, 26-6-06

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