Los alimentos artificiales son perjudiciales para la transición ecológica

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Los defensores de los alimentos artificiales reiteran la vieja y fracasada retórica de que la agricultura industrial es esencial para alimentar al mundo. Los alimentos reales y ricos en nutrientes están desapareciendo gradualmente, mientras que el modelo agrícola industrial dominante está causando un aumento de las enfermedades crónicas y exacerbando el cambio climático.

¿Cómo podemos sanar nuestra relación con la comida en la era de la comida artificial? En respuesta a la crisis de nuestro sistema alimentario, estamos asistiendo al aumento de soluciones tecnológicas que pretenden sustituir los productos animales y otros alimentos básicos por alternativas cultivadas en laboratorio.

Los defensores de los alimentos artificiales reiteran la vieja y fracasada retórica de que la agricultura industrial es esencial para alimentar al mundo. Los alimentos reales y ricos en nutrientes están desapareciendo gradualmente, mientras que el modelo agrícola industrial dominante está causando un aumento de las enfermedades crónicas y exacerbando el cambio climático.

La noción de que los alimentos de laboratorio de alta tecnología y "sin granja" son una solución viable a la crisis alimentaria no es más que una continuación de la misma mentalidad mecanicista que nos ha llevado a donde estamos hoy: la idea de que estamos separados y fuera de la naturaleza.

Los sistemas alimentarios industriales han reducido los alimentos a una mercancía, a una "cosa" que puede constituirse en el laboratorio. En el proceso, tanto la salud del planeta como la nuestra han sido casi destruidas.

La agricultura industrial está reinventando su futuro basándose en una "falsa agricultura" con "falsos alimentos", con productos químicos y transgénicos, drones de vigilancia y programas espía. La agricultura sin agricultores, la agricultura sin biodiversidad, la agricultura sin suelo, es la visión de quienes ya nos han llevado al borde de la catástrofe.

Por eso la carne artificial, en la que invierten los gigantescos magnates de la ganadería industrial, no son alternativas viables. Sólo son fuentes adicionales de beneficios para los mismos actores y quitan poder político a los agricultores regenerativos y a las comunidades locales.

Estos modos niegan las relaciones simbióticas esenciales entre los seres humanos, las plantas, los animales y los microorganismos y, a su vez, niegan su potencial para mantener y regenerar la red de la vida. La comida es la red de la vida y no podemos separar la comida de la vida. Del mismo modo, no podemos separarnos de la Tierra.

Las soluciones a nuestras crisis globales ya existen y provienen de la construcción de culturas de interconexión y regeneración, así como de la curación de nuestras relaciones con los alimentos, la naturaleza y la comunidad. Tenemos que tomar conciencia de las conexiones que encierran la oportunidad de regenerar la tierra, nuestra salud, nuestras economías alimentarias y las culturas alimentarias a través de una agricultura real que cuide de la tierra y de las personas. Los alimentos reales no se crean en un laboratorio, sino que proceden de explotaciones biodiversas que cuidan la tierra adoptando un modelo de agricultura regenerativa.

Por tanto, debemos trabajar activamente para renovar y regenerar el Planeta participando en procesos ecológicos de reciprocidad y restaurando la biodiversidad. Para ello, el acto de comer debe volver a ser un acto ecológico, para que las falsas soluciones propuestas por los defensores de la alimentación artificial, que no hacen nada para contrarrestar la industria agroalimentaria impulsada por el lucro, no creen más crisis.

Fuente:  Climaterra

Temas: Sistema alimentario mundial, Soberanía alimentaria

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