México: Acatando instrucciones de las empresas y a espaldas del Senado, el Ejecutivo firmó un TLC para transgénicos

Obedeciendo las "recomendaciones" emitidas por la International Grain Trade Coalition, que agrupa a las corporaciones agrobiotecnológicas y comercializadoras y que se formó en junio de 2001 con el fin de "asesorar a los gobiernos" (1), México aceptó firmar un acuerdo con Estados Unidos y Canadá que facilita la entrada de organismos transgénicos a nuestro país.

Con la firma de este acuerdo, el gobierno mexicano ignoró deliberadamente las atribuciones del Senado de la República, responsable de aprobar cualquier tratado con otros países, señalaron el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y Greenpeace México.
Más grave aún, con la oscura elaboración del documento trilateral "Requisitos para la documentación de organismos vivos modificados para alimento humano o animal o para procesamiento", el gobierno mexicano, totalmente subordinado en el tema de los transgénicos a los intereses de la administración Bush, ha aceptado abiertamente evadir el cumplimiento del Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, convenio multilateral del que México es parte y que tiene rango de ley constitucional en nuestro país. Es decir, el gobierno mexicano está aceptando y promoviendo la política estadounidense de boicotear y socavar el multilateralismo y los acuerdos vinculantes que la comunidad internacional ha generado (2).
Este acuerdo trilateral incorpora las "opiniones" de las empresas, tales como establecer una tolerancia de 5% de presencia de transgénicos en embarques sin necesidad de etiquetarlos con una advertencia de que "contienen transgénicos", sino simplemente diciendo que "pueden llegar a contener". A este respecto, cabe decir que la Unión Europea tiene una tolerancia de 0.9 por ciento y que en México, para el maíz esta tolerancia debería ser cero, por tratarse de un centro de origen.
Peor todavía, cuando el Comité Intergubernamental para el Protocolo de Cartagena (CIPC) aún está discutiendo cómo lograr que se establezca un etiquetado eficaz y pormenorizado para los embarques de transgénicos, que permita su identificación y muestreo, el gobierno de México ya firmó este acuerdo. La realidad es que, en los hechos, con este acuerdo el gobierno mexicano está siendo desleal con los países parte del Protocolo, pues en tanto no termine el proceso de discusión sobre este tema, no puede suscribir ningún acuerdo fuera de este ámbito (Canadá y Estados Unidos no son países parte del Protocolo).
Asimismo, con la firma de este convenio, el gobierno también ha ignorado al Comité Científico Técnico (3) de la Cibiogem (Comisión Intersecretarial sobre Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados). Los científicos han hecho recomendaciones fundamentales, por ejemplo que: la presencia accidental de organismos transgénicos en embarques libres de ellos, hace necesario requerir documentación con la leyenda "puede contener OVM". Desoyendo esta recomendación, entre otras, el gobierno mexicano, a través de la Sagarpa y la Cibiogem, firmó este acuerdo trilateral en el que se establece que la presencia accidental de transgénicos en embarques libres de ellos no requiere el etiquetado ni la advertencia sobre la presencia de los mismos.
"Es increíble, que el gobierno de uno de los 10 países más ricos en diversidad genética en el mundo ponga en riesgo esta riqueza con tal de satisfacer los intereses de las corporaciones agrobiotecnológicas. El gobierno mexicano debería estar tomando medidas para proteger el maíz mexicano contaminado con transgénicos importados de Estados Unidos y para salvaguardar nuestra seguridad alimentaria, en lugar de estar obedeciendo las órdenes de la administración Bush", afirmó Liza Covantes, coordinadora de la campaña de ingeniería genética de Greenpeace México.
"Otra irregularidad de este convenio clandestino es que por la forma en que fue elaborado no está acatando la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que menciona que sin importar la denominación o nombre de un convenio internacional, éste debe asumirse como un tratado internacional (artículo 2.a) y, por tanto, cumplir con los procedimientos jurídicos requeridos para su plena validez. En el caso del Protocolo de Cartagena, cualquier instrumento que emane del mismo (como el acuerdo que nos ocupa) debe seguir el procedimiento del principal, es decir, la revisión y ratificación del Senado y su posterior publicación oficial. Por otro lado, el gobierno mexicano debe ser coherente con lo dispuesto en el artículo 18 de la Convención mencionada, en el sentido de que un Estado deberá abstenerse de actos que frustren el objeto y fin de un tratado", afirmó Gustavo Alanís, presidente del Cemda.
"¿A qué intereses sirve el gobierno de Fox? Con la firma de este "TLC" para transgénicos, ha decidido no tomar en cuenta al Poder Legislativo, no tomar en cuenta a sus científicos, no tomar en cuenta a las organizaciones civiles y campesinas, no acatar el Protocolo de Cartagena, que es ley en nuestro país, además de que no ha dado muestras de que pretenda detener y resolver la contaminación del maíz mexicano, debida precisamente a las importaciones de maíz transgénico procedentes de Estados Unidos; peor aún, recientemente tomó la "brillante" decisión de suspender la moratoria de facto a la siembra experimental de maíz transgénico en territorio mexicano. ¿A qué se dedica entonces este gobierno?", cuestionó Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México.

En contexto

Del 23 al 27 de febrero, se llevará a cabo la primera reunión de los países miembros del Protocolo de Cartagena, en Kuala Lumpur, Malasia. En esta reunión los países parte se pondrán de acuerdo sobre cómo se hará la identificación de los embarques con transgénicos (Artículo 18) y sobre el tema de responsabilidades y compensaciones (Artículo 27).
En esta reunión el gobierno mexicano, totalmente subordinado a los países productores de transgénicos, encabezados por Estados Unidos y conocidos como Grupo Miami, deja atrás su relación con el "Grupo de los Países Afines", de postura más moderada, y se suma al grupo de países promotores y exportadores de transgénicos, que buscan evadir y socavar las disposiciones del Protocolo de Cartagena mediante la firma de acuerdos bilaterales o regionales con otros países. Peor aún, México está haciendo el trabajo sucio de promover entre otros países la firma de acuerdos similares, afirmando que este acuerdo es "modelo", pues da certeza a los importadores, en vez de buscar que haya una identificación estricta y clara sobre los embarques y de que los culpables de casos de contaminación asuman su responsabilidad.
Greenpeace México estará presente en esta reunión para advertir que con este tipo de acuerdos la delegación mexicana pretende boicotear el Protocolo de Bioseguridad a través de este tipo de convenios, pese a que tiene rango de ley en nuestro país.

Notas:

1. Información disponible en el documento de trabajo para el artículo 18 para la reunión de la Conferencia de las Partes en el Protocolo de Cartagena, que se llevará a cabo en Kuala Lumpur. Esta Coalición está integrada por 17 miembros o asociaciones que agrupan a unas mil compañías cerealeras en 80 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Argentina, Australia, Europa y México (disponible en www.biodiv.org).
2. Además del Protocolo de Cartagena, el gobierno de Estados Unidos ha boicoteado otros acuerdos como el Protocolo de Kyoto y el Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares y ha cabildeado fuertemente para que organismos como la OMC subordinen todos los Acuerdos Multilaterales Ambientales (MEA, en inglés).
3. Este Comité Científico de la Cibiogem renunció en bloque en junio de 2002, debido a que sus recomendaciones eran ignoradas.

Fuente: Greenpeace México

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