México: Juan Apolinar, experto en semillas criollas

Idioma Español
País México

Juan Apolinar Aguilar Castillo, doctor en recursos genéticos con especialidad en semillas, de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), se ha dedicado al uso e investigación de las variedades de maíces criollos en Nayarit.

En trabajos conjuntos con instituciones y universidades de México y el mundo, ha logrado identificar 13 razas para la entidad y promover su uso en el mejoramiento de semillas para garantizar su persistencia.

El especialista dijo a la Agencia Informativa Conacyt que su principal preocupación son los sistemas de producción y oportunidad comercial de estos granos, que han sido el máximo logro tecnológico —por su domesticación— en México y Latinoamérica debido a los métodos de conservación desde la época prehispánica.

Su interés por estos cultivos, entre ellos el maíz gigante de Jala, único en el mundo, nació cuando estudiaba agricultura y conoció los campos experimentales del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), donde entendió, dijo, la importancia de la investigación para cambiar la productividad en el estado.

“Al terminar la ingeniería trabajé como asistente investigador en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) y ahí conocí a investigadores de todo el mundo y me especialicé en las semillas del país”, precisó.

La ancestral domesticación del maíz:

Para el científico, conocer la historia de cultivos como el maíz lo ha orillado a rescatar la importancia de las técnicas de diversificación prehispánica y buscar la preservación de los granos nativos o criollos, aquellos que mantienen sus características desde la época precolombina.

“El maíz fue domesticado en México, que es el centro de origen y aquí radica su importancia; conocemos la parte de la historia evolutiva de esta planta, hace apenas 10 mil años fue domesticada por los mesoamericanos, y se sabe que los centros de domesticación fueron varias partes y Nayarit es una región secundaria de diversificación, donde tenemos variedades y tipos específicos, y de ahí el interés de que cambien las políticas públicas para preservar los criollos y que se creen nichos económicos y de producción específicos para estos”, insistió.

Aguilar Castillo refirió que en 1940 ocurrió la primera exploración de maíces en el país y se propusieron 25 razas, pero en estudios recientes entre diversas instituciones se identificaron 64 razas de nivel nacional —con diversas variantes—; en el estado solo estaban reportadas cinco pero actualmente se hayan reportadas al menos 13 razas.

Los estudios actuales sobre el maíz, comentó, se llevaron a cabo en colaboración con el Colegio de Postgraduados, con el INIFAP, la Universidad Autónoma Chapingo, la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, el Instituto Tecnológico de Roque —que forma parte del sistema del Tecnológico Nacional de México (Tecnm)— y la Universidad de Guadalajara, coordinados por los doctores Amalio Santacruz Varela y Leobigildo Córdova Téllez, profesores investigadores del Colegio de Postgraduados, para documentar la existencia de las razas de maíz descritas a través del tiempo y su representatividad en los bancos de germoplasma del país.

“El sistema de producción para la agricultura que se tenía en Mesoamérica antes de la llegada de los españoles consistía en la siembra de calabaza, maíz, frijol y chiles, todo en asociación, lo que permitía tener una alimentación balanceada y calidad en las tierras”, afirmó.

Por ello, refirió que una de sus actividades es la exploración de este sistema asociado, porque el monocultivo, señaló, siembra grandes extensiones de tierra, la afecta y contribuye al calentamiento global.

Buscando oportunidades comerciales para maíces criollos:

El doctor Juan Apolinar Aguilar consideró que en Nayarit deben retomarse políticas públicas para la preservación del maíz criollo; de manera particular, el investigador trabaja para la preservación del maíz gigante de Jala, que es una raza única en el mundo y produce mazorcas de hasta 50 centímetros.

El proyecto de recuperación del maíz Jala consiste en incrementar la frecuencia de genes de las mazorcas largas que se estaban perdiendo y mejorar su adaptación a otros ambientes del estado de Nayarit, generar y entregar semilla a agricultores del valle de Jala para su uso e incorporación a su manejo a través del mejoramiento participativo.

“Con respecto a su aprovechamiento, se utiliza esta raza de maíz para generar variedades eloteras o de uso para forraje; a la fecha tenemos sembradas algunas hectáreas, este es nuestro primer año que las tenemos en parcelas para tratar de demostrar a los productores el uso del maíz de Jala en el mejoramiento genético”, indicó.

La venta de elote, dijo, es buen negocio, "por ejemplo, si se tienen 40 mil plantas por hectárea, el elote se comercializaría a un precio de un peso, mínimo podrían obtenerse 40 mil pesos por esa superficie sembrada; esto, comparado con otros maíces que pueden dar de cinco a ocho toneladas de grano por hectárea, con precios de tres mil 500 pesos”.

Insistió que es necesario desarrollar cultivos que no satisfacen industrias alternas, como el maíz amarillo, que México tiene que importarlo del exterior, porque no se produce suficiente para atender la demanda de las granjas avícolas y porcícolas.

“Lo más importante es que vienen cambios en las políticas a nivel mundial, México participará en el proyecto 2016-2030 donde se tiende al uso de la biodiversidad, y tenemos que empezar a utilizarla, conservarla, aprovecharla de manera sustentable; las políticas públicas serán encaminadas a combatir el cambio climático y no perdamos variantes de productos, en ese sentido, utilizar productos en mejoramiento genético”, advirtió.

En cuanto al panorama del maíz, indicó que es necesario que México no se restrinja al uso de maíces que venden las compañías comerciales y que aproveche sus nativos, ya que Estados Unidos, por ejemplo, aprovecha los maíces de todo el mundo con altos rendimientos y distribución.

“Eso puede causar problemas a la vulnerabilidad en las plantas criollas, ahí está la diversidad, hay que identificarla y reincorporarla a los granos criollos en los programas de mejoramiento”, precisó el doctor Aguilar Castillo.

Anticipó que los maíces criollos podrían tener un nicho de oportunidad con el país vecino, en el mercado de nostalgia, con los paisanos y otros migrantes radicados en aquel sitio, quienes serían los principales compradores de productos elaborados, por ejemplo, con granos de colores de la sierra nayarita u otras variedades regionales del país.

Los maíces criollos tienen mercados establecidos —ara la cocina gourmet y productos orgánicos— en países como Estados Unidos, que importan maíz azul de entidades como Oaxaca y Puebla, asintió el entrevistado, pero en general, en México solo existe un sistema de producto basado en el maíz blanco, sin diferenciar las razas, y por ello esos mercados no se han desarrollado lo suficiente, ni participan otras regiones.

Por último, estableció que con la finalidad de transmitir conocimientos y prever situaciones para la productividad del estado, se promueve entre los estudiantes de agricultura conocer varios cultivos de la diversidad que tiene Nayarit para poder aprovechar y contribuir al desarrollo económico, ya que hay especies como el achiote, que crece en amplias extensiones de Santiago Ixcuintla, sin que sea cultivado y aprovechado, como en otras partes de la república donde es alta su demanda y consumo.

Fuente y fotos: CONACYT

Temas: Biodiversidad agrícola, Semillas

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