México: Transgénicos en la Península de Yucatán, la comunidad Maya al rescate de la diversidad

Idioma Español
País México

"Varios apicultores mayas alzaron la voz a través de tres amparos interpuestos ante Monsanto, señalando los daños que les han ocasionado la introducción de los transgénicos a la región, denunciando los daños a la salud, a la no consulta del gobierno a las comunidades mayas sobre la opinión de estas acerca del proyecto".

Actualmente México enfrenta grandes desafíos, muchos especialistas citan día a día problemáticas con temáticas de tipo social, económico y ambiental; reflejando un ambiente de desesperanza del cual todos y todas hemos sido participes y sin duda, los procesos siempre han estado ligados.

Bajo el estandarte del "desarrollo" generalmente de tipo económico, el país busca incursionar en proyectos de diversas índoles, favoreciendo la inversión de transnacionales, imitando estrategias de grandes potencias, fomentando el capitalismo y olvidando que, México es diferente.

Al parecer la multiculturalidad ha sido desde los inicios un impedimento para unificar bajo un mismo protocolo a la ciudadanía, aunado a ello, la diversidad no solo está representada en la cultura, sino también en los recursos naturales.

En este ensayo se hablará sobre como la siembra de Transgénicos en la península de Yucatán ha afectado a las comunidades mayas de apicultores.

La península se ha caracterizado por su flora melífera singular y endémica, influenciada por la estacionalidad. La miel de abeja es muy valorada por sus características especiales, conformando el 40% de la miel total obtenida en el país para exportar y cuyo principal comprador es Europa.

De acuerdo con información de la Conabio, en la Península de Yucatán, existen 162 organizaciones de apicultores. Tres de ellas agrupan a más de 1 mil socios y 11 cuentan con un número de socios que oscila entre 100 y 1 mil. El resto, 148, son organizaciones de pequeños productores con menos de 100 adherentes.

Más de 20 mil son los apicultores, en su mayoría campesinos mayas, los cuales tienen esta actividad como su principal fuente de ingreso económico, obteniendo los conocimientos de sus padres y estos de los abuelos.

La apicultura es una actividad tan rica, que fomenta la conservación de los recursos forestales y la biodiversidad, lamentablemente, las abejas están muriendo y esta práctica cada día se ve más amenazada.

En el 2011 el gobierno mexicano autorizó la siembra en la Península de Yucatán una cantidad de 30 mil hectáreas de soya genéticamente modificada y para el 2012 se pretendía extender el territorio a 60 mil hectáreas.

Desde ese momento, comienza una nueva historia de transformaciones para la Península, ya que desde entonces los monocultivos y los KITS tecnológicos parecían ser el futuro de la agricultura.

La siembra de soya transgénica ha desplazado las tierras donde antes se sembraba milpa (lugar donde se producen insumos familiares y también se da la producción de miel), poniendo en competencia especies más "fuertes", dañando el suelo y el agua con la gran cantidad y peligrosidad de los fertilizantes utilizados que acompañan un coctel de químicos que se quedan en el suelo y luego pasan al agua, siendo muy difíciles de degradar.

A raíz de los cultivos transgénicos u OGMs se ha acuñado un nuevo concepto de degradación del ecosistema: la contaminación genética.

¿Tan importantes son los transgénicos? Diverso expertos aseguran que representan la solución a la hambruna y a diversas problemáticas relacionadas con la agricultura. El Gobierno mexicano parece aceptar cada vez más este tipo de productos, promoviendo más espacios para su cultivo y motivando a cambiar procesos ancestrales de siembra por estos métodos más "factibles".

Pero ¿Alguna vez les preguntaron a los campesinos y campesinas? O simplemente llegaron para imponer lo que se cree "es mejor". Diversas investigaciones indican que los transgénicos tienen graves prejuicios. Con la introducción masiva de transgénicos se propicia la apertura de grandes áreas de cultivo, deforestación y un incremento en el uso de agroquímicos, particularmente glifosato, con consecuencias graves sobre la salud de la población, además de la contaminación del manto acuífero, trayendo consigo un sin número de daños al medio ambiente y a la vida misma, aunado a ello, la falta de democracia y la homologación en las visiones de las instituciones que coordinan el país, ha dado pie a una lucha por la supervivencia del equilibrio ecológico.

Una solución ante la presente problemática es el fortalecimiento de las políticas del país que fomenten la participación ciudadana, y también vigilen la implementación de la legislación respectiva, que dirige la elaboración de consultas ciudadanas hacia las comunidades afectada. Un ejemplo de ello es que los Consejos consultivos para el desarrollo sustentable o CCDS, organismo ciudadano de la SEMARNAT, se unió a esta lucha y proclamó una recomendación para la secretaria y, a pesar de que ésta fue llevada hasta los más altos procesos de revisión y fue aprobada, no hubo cambio alguno para la prohibición de más siembra transgénica.

El impacto ambiental del cultivo comercial de soya transgénica en la Península será muy grande, a menos que se logre frenar. ¿Pero quién o quienes tendrán una voz tan fuerte como para alzar la voz ante trasnacionales tan poderosas como Monsanto?

Sin duda nadie creyó que las comunidades indígenas tuvieran el coraje y el valor para hacerlo, pero pasó.

Varios apicultores mayas alzaron la voz a través de tres amparos interpuestos ante Monsanto, señalando los daños que les han ocasionado la introducción de los transgénicos a la región, denunciando los daños a la salud, a la no consulta del gobierno a las comunidades mayas sobre la opinión de estas acerca del proyecto y también exponiendo los perjuicios hacia el medio ambiente y a la subsistencia de la actividad apícola.

Queda en vista la lamentable labor de los consejos ciudadanos de ser escuchada su voz, ya que este consejo esta precedido por expertos en sectores joven, indígena, OSC, académico, y otros que unen sus conocimientos en pro del ambiente.

El resultado fue que agricultores locales, activistas, científicos se unieron, logrando conformar una revolución en la forma organizativa en la que había venido trabajando, confirmando que la ciudadanía, pero sobre todo, las comunidades originarias podían tomar, a través del capital social conexiones para avanzar hacia la búsqueda de objetivos colectivos, los cuales se destaca la incursión en grandes especialmente en materia de Derechos Humanos, donde, sin duda alguna la participación ciudadana toma un papel fundamental para el desarrollo de nuestro país, la cual debe fomentarse y realizarse de una manera informada, solidaria y con estricto apego a derecho.

Los amparos plantearon enormes retos logísticos, los jueces fallaron a favor de los apicultores, pidiendo realizar una consulta a las comunidades y desencadenando la opinión hacia la no siembra de transgénicos por un periodo establecido.

Este gran esfuerzo no pudo haber recabado gran éxito sin tener tres enfoques como lo delimita Ostrom: 1) confianza y normas de reciprocidad, 2) redes y 3) reglas o instituciones formales e informales dentro de esta gran colectividad.

Este caso ha sido ejemplo de una gran lucha de indígenas mayas ante una transnacional del tamaño de Monsanto, ya que los apicultores y campesinos mayas exigieron que se respete su derecho a definir la forma de vida de sus comunidades y territorios, para lo que buscaron alianza con otros movimientos y organizaciones nacionales, pues sin duda este problema afecta no solo a estas comunidades sino a todos y todas.

La lucha por hacer valer los derechos continua y los corazones siguen en pie; aprendiendo va, la comunidad maya sobre la legislación mexicana, a pesar de que ellos y ellas llegaron antes de la conformación de la república, empapando su lenguaje con la estructura compleja de las leyes y sabiendo cuál es el camino para la conformación del estado de derecho. No es fácil, sobre todo porque deben dejar sus milpas y apiarios para compartir estos aconteceres al mundo. No es fácil, pero lo vale todo, apunta un campesino.

Sin duda la comunidad maya fue pieza clave de un nuevo proceso contra los transgénicos en México.

Fuente: Centro Latinoamericano de Estudios Ambientales (CELEAM)

Temas: Biodiversidad, Transgénicos

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