Paciencia ancestral. La producción agroecológica campesina en la comunidad ecuatoriana de Cicalpa Viejo

Idioma Español
País Ecuador

Durante generaciones, en los escarpados montes andinos de la provincia de Chimborazo, los árboles frutales autóctonos protegieron a los cultivos y a las familias, la fertilidad del suelo era conservada a través del estiércol de los animales -desde el cuy a la vicuña-, las plagas resistidas a través de estrategias de asociación y rotación de cultivos.

10 de enero de 2011

 

Pero desde hace un tiempo a esta parte, al acentuado minifundio se le sumó el paquete tecnológico en base a insumos químicos, la dependencia de plaguicidas y fertilizantes sintéticos creó una sociedad de hecho entre los campesinos, los proveedores y las empresas trasnacionales que los producen. Los primeros, colectada la cosecha, terminaban gastándola casi íntegramente en el almacén del pueblo mientras veían reducidas y uniformizadas sus producciones.

 

Sin embargo, hay quienes han venido reaccionando a tiempo y con el acompañamiento de algunos técnicos comprometidos con otro modelo agrícola y social, conformaron el Comité de Granjas Agroecológicas que abarca a varias provincias del Ecuador andino.

 

No fue sencillo el cambio, aunque como comentó a Radio Mundo Real Jorge Pucha, en su predio de Cicalpa Viejo, no han hecho más que recuperar las prácticas ancestrales que la denominada “Revolución Verde” había forzado a abandonar.

 

Para Jorge Pucha y su familia está claro que su sobrevivencia y la de las futuras generaciones como campesinos depende de hacer conciencia en la producción agroecológica. Reencontrarse con ella, sumando los nuevos resultados de la investigación al respecto, pero también mirando muy especialmente su costado humano.

 

En regiones no tan lejanas a su finca, como la del valle de Gatazos, los campesinos se transformaron prácticamente en asalariados de las empresas procesadoras de brócoli, migraron al monocultivo de esa hortaliza y viven en dependencia a los vaivenes del mercado externo.

 

A través del Comité de Granjas Agroecológicas, Jorge pudo conocer las experiencias dentro de Ecuador y en países vecinos como Perú y Colombia, por lo que está convencido de la viabilidad de la producción sana, con semillas propias y en manos de familias asentadas en el campo y no por grandes empresas. Y sostiene que su casa está abierta para compartir conocimientos.

 

Sed andina

 

Ya en 1979, durante la campaña electoral que a la postre lo colocara como primer presidente constitucional tras la dictadura militar, Jaime Roldós declaraba que el problema principal en el campo ecuatoriano era la falta de agua para las comunidades y sus producciones. “El Ecuador es un país sediento de agua y de Justicia”, dijo Roldós. Y en ambos casos la historia parece darle razón.

 

Tres décadas después, Jorge, su familia y miles de comunidades campesinas sufren la falta de agua, lo cual los torna aún más vulnerables ante los cambios en el régimen de lluvias producto de la crisis climática.

 

“Hoy, cualquier día llueve y cualquier día es la sequía”, se lamenta Jorge en entrevista con Radio Mundo Real, señalando asimismo el alto costo que alcanza un tendido de tuberías para transportar agua desde sus nacientes naturales y la falta de respuesta desde un gobierno que, no obstante, propugna la “Revolución Agraria”.

 

Sin embargo, prácticas como la agroforestería o el cultivo de especies como la paja de páramo o el uso de coberturas vegetales que retengan la humedad han resultado ser respuestas eficientes para mitigar la falta de precipitaciones, dice Jorge.

 

Divino y terrenal

 

Aunque existe en la región andina ecuatoriana una convicción cultural fuerte en base a una cosmovisión religiosa acerca del reparto inequitativo de aguas según las regiones, para los campesinos, organizaciones indígenas y de derecho a la alimentación que acompañan los reclamos y procesos organizativos, está claro que esas injusticias tienen mucho más de humano que de divino: proyectos de hidroeléctricas, forestación y mineros, así como cultivos para agrocarburantes vienen dibujando un mapa de la apropiación del recurso en favor del capital, tanto nativo como trasnacional.

 

Conflictos

 

Para Marco Andino, Ingeniero Agrónomo acompañante de los procesos de producción agroecológica, aunque se trata de un tema de extrema necesidad para la supervivencia campesina, así como para la soberanía alimentaria del país, “no existe aún un reclamo conjunto” de las organizaciones indígeno-campesinas por el agua capaz de generar presión sobre el Estado y obra pública de infraestructura al respecto.

 

A pesar de ello, señala Andino, el reclamo por agua, sumado al de tierras en poder de los bancos confiscados tras el crack financiero de 2000, “ha generado los conflictos más explosivos” de Ecuador en los últimos años.

 

“Los avances que se han logrado han sido más por el esfuerzo de las propias comunidades y de organizaciones no gubernamentales que por acción del Estado”, dice Andino y lamenta que una propuesta del Comité de Granjas Agroecológicas en el marco de la Ley de Aguas no haya tenido eco en las autoridades de la Senagua (Secretaría Nacional del Agua).

 

Mientras transcurre la entrevista, por una estrecha ventana se puede ver a una decena de mujeres, varones y jóvenes de distintas familias remontando el cuadro de tierra recién arado, inclinados todos, unos sembrando, otros cubriendo la semilla, de quinua tal vez. Es un “pasa manos”, o “minga”, práctica de colaboración tradicional andina.

 

Jorge es consciente de que su predio es pequeño como para que en él también trabajen, a su tiempo, sus hijos. La tierra en el cantón Colta es cara de comprar y los préstamos bancarios para comprar coches nuevos no son tan accesibles a la hora de dotar de tierra a los campesinos. Sabe de la existencia de tierras improductivas y aspira a que las mismas sean confiadas a sus pares, quienes verdaderamente puedan hacerlas producir sin degradarlas.

 

El cuy horneado espera ya en la mesa de la familia Pucha para agasajar a los visitantes. Mientras nos invita a la cena, transmite su confianza en el camino asumido y cree que el “contagio” -esto es el comienzo de un camino unitario de los campesinos para cambiar el modelo productivo- no solamente es posible sino indispensable: Quito y Guayaquil, los centros de decisión política y económica de Ecuador, por sí mismos, difícilmente deparen en la suerte de Cicalpa Viejo.

 

Fuente: Radio Mundo Real

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales, Agroecología

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