Puelmapu: comunidad mapuche Gelay Ko contra la explotación petrolera

Idioma Español
País Argentina

Gelay Ko significa sin agua... y cualquier acotación sería redundante. Allí viven 35 familias o al menos intentan transformar en vida su existencia, a pesar de las empresas petroleras. En ese espacio comunitario de 54 mil hectáreas comparten el destino de su pueblo: ponerse de pie, frenar el despojo y garantizar su proyección cultural y política

Un afafán brota de la boca seca

La lucha de las comunidades mapuche cercanas a Zapala no se ha mediatizado tanto como la de sus pares de Logko Puran, próxima a Cutral Co, o Kaxipayiñ y Paynemil, en Loma de la Lata, pero de vez en cuando la prensa pone sus ojos en los desolados parajes de travesía. En noviembre de 2002 el diario Río Negro se refirió a la situación de los comuneros de Gelay Ko, justamente al agua que la comunidad no tiene y el gobierno no provee. La comunidad Gelay Ko está ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad de Zapala, en el centro de Neuquén. Gelay Ko significa sin agua... y cualquier acotación sería redundante (Foto de Hernán Scandizzo).

La comunidad mapuche Gelay Ko está ubicada a unos 30 kilómetros de la ciudad de Zapala, en el centro de Neuquén. Gelay Ko significa sin agua... y cualquier acotación sería redundante. Allí viven 35 familias o al menos intentan transformar en vida su existencia, a pesar de las empresas petroleras. En ese espacio comunitario de 54 mil hectáreas - que comprende los parajes Santo Domingo, Ramón Castro y Anticlinal - comparten el destino de su pueblo: ponerse de pie, frenar el despojo y garantizar su proyección cultural y política.

“La comunidad se ve afectada a través de la contaminación del agua, el venteo de gas. Muchas veces la gente ha encontrado restos de petróleo en el agua que antes usaba tranquilamente para el consumo, hoy no la puede tomar porque está contaminada con el trabajo que han ido haciendo las petroleras”, afirma Ramón Claleo, joven comunero de Gelay Ko. “Tenemos dos casos de personas mayores que han perdido la visión y sufren de dolores de huesos, de distintas enfermedades. Porque ellos viven más cerca de lo que hoy es la explotación petrolera.”

Hace unos 8 años los comuneros comenzaron a organizarse y a recorrer ese camino con las comunidades Wiñoy Folil y Logko Puran también afectadas por la explotación de hidrocarburos. “Estamos en la lucha de poder, al menos, frenar un poco la contaminación del medio ambiente. Porque el avance de las petroleras es mucho, cada día avanzan y lo que hacen es destrozos nomás”, explica Claleo.

La resistencia empezó cuando operaba la canadiense Alberta Energy Company S.A. “Veíamos todo el destrozo, toda la contaminación, y eso nos llevó a juntarnos y a ponerle un freno a la empresa”, comenta Claleo. Entonces comenzaron a circular petitorios con las demandas de los comuneros, pedidos de audiencia con el gobierno provincial - nunca respondidos - y reuniones estériles con funcionarios de la compañía que fueron el preámbulo de otras acciones.

El 11 de octubre de 2000 las comunidades Wiñoy Folil y Gelay Ko junto a otras organizaciones mapuche cortaron la ruta nacional 22, entre Zapala y Cutral Co, para reclamar el cese de la actividad petrolera en la zona y la realización de un estudio de impacto ambiental. Al día siguiente el diario Río Negro se hizo eco la protesta:

"La mortandad de animales es general, no se salva nadie, chivos, vacas y yeguarizos se mueren por la contaminación’, asegura (Nazario)Curipán, quien a los 70 años se resiste a dejar el lugar donde nació. (...) Su historia tiene mucho en común con la del resto de los habitantes de la región. Claudina Purrán cuenta que llegó a tener una tropa de 400 chivas pero que hoy apenas conserva un 10% porque ‘cuando los animales toman el agua de esta zona se mueren’. Los dirigentes mapuches no esconden su preocupación y temen también por la salud de los ancianos, por lo que exigen un estudio ambiental” (Río Negro, 12/10/00).

Durante la medida de fuerza se distribuyó un manifiesto rubricado tanto por las autoridades de ambas comunidades como por las de la Confederación Mapuche Neuquina y la Coordinadora de Organizaciones Mapuche de Neuquén. El pronunciamiento tenía diferentes destinatarios y se lo aclaraba taxativamente.

Al gobierno: “Hoy ustedes se encuentran en una encrucijada: perpetúan la pobreza y la contaminación a través de la industria petrolera ó reducen la pobreza por medio de un desarrollo socialmente sustentable La Constitución les ordena que las utilidades de la explotación petrolera sean utilizadas en obras productivas que favorezcan especialmente a la zona de extracción. ¿Qué gobierno tiene cara para explicarnos tanta impunidad?

“La capacidad de generar obras desde la alcancía de las regalías petroleras, que cobran por territorio mapuche destruido, la deben enfocar hacia una política de industrias nuevas, tecnologías limpias, creación de nuevos empleos y educación... Se lo decimos desde nuestras tierras bañadas por el arroyo Santo Domingo que arrastra los desechos cloacales de la ciudad de Zapala”.

A las petroleras: “Deben definitivamente concluir sus explotaciones en territorio mapuche y proceder a la restauración del área. La restauración implica la recuperación ecológica total de manera que el área quede igual a lo que estaba antes de la operación petrolera. No se trata solamente de mitigar los impactos ó de remediar los daños. Restaurar el área implica recrear las condiciones originales y esto es imposible si no se suspende la intervención de ustedes”.

A los organismo financieros internacionales (FMI-BM): “Desarrollen un plan para eliminar gradual y totalmente la financiación a proyectos de petróleo. Sustituyéndolo por un apoyo decidido a los sistemas de energía renovable, que hoy ocupa menos del 1% de vuestros recursos.

Queremos expresar que aquí existe una Pueblo Originario rico culturalmente, pero también rico materialmente. Solo que nuestros recursos son saqueados de todas las formas por los grupos económicos que ustedes componen. Por ello, condenamos la deuda externa que ustedes inventaron y nos consideramos sus acreedores, por el robo y la destrucción de tantas décadas, que ha acumulado una deúda ecológico-cultural que hoy exigimos que nos paguen”.

A los sindicatos: “Entendemos el derecho básico al trabajo. Solo que tal derecho no puede lograrse a cambio de amenazar el derecho supremo a la vida, que la hiperexplotación petrolera está generando”.

A las organizaciones comprometidas con el ambiente: “Exigir una moratoria a nuevos pozos petroleros, valiéndose del derecho a la resistencia, porque están matando la tierra, la alimentación, la vida...”

A la sociedad neuquina: “No tenemos esperanzas en una política estatal que está subordinada y dependiente del petróleo. Si creemos en la fuerza conciente de ustedes, que saben que la expansión petrolera seguirá aumentando el daño ambiental, la destrucción de la cultura , el robo de los recursos y la dependencia económica. Pedimos apoyo para exigir una moratoria a la explotación de nuevos pozos petroleros y reclamar la búsqueda de alternativas con nuevas industrias”.

Las respuestas no llegaron - al menos las que pedían al gobierno provincial, las petroleras y los organismos multilaterales - y las medidas de fuerza continuaron. A principios de 2001 los mapuche ocuparon una oficina de la empresa y los albertinos se fueron sin apagar la luz. “Siete días, más o menos, estuvimos en la empresa, en una oficina que estaba situada en la comunidad. Y la empresa el criterio que tuvo fue irse y dejar así como estaban los trabajos”, recuerda Claleo. En la víspera la red internacional anti petroleras OilWatch destacó en su boletín informativo que Alberta era la segunda productora de petróleo y gas del Canadá y que no sólo había extendido sus dominios a la cuenca neuquina sino también a países distantes como Tailandia y Ecuador. (Resistencia No. 13 – febrero 2001)

Tras la partida de Alberta llegó el turno de la norteamericana Pioneer Natural Resources, “la misma que está trabajando hoy en la comunidad Logko Puran”.

- El agua que no hay

La lucha de las comunidades mapuche cercanas a Zapala no se ha mediatizado tanto como la de sus pares de Logko Puran, próxima a Cutral Co, o Kaxipayiñ y Paynemil, en Loma de la Lata, pero de vez en cuando la prensa pone sus ojos en los desolados parajes de travesía. En noviembre de 2002 el diario Río Negro se refirió a la situación de los comuneros de Gelay Ko, justamente al agua que la comunidad no tiene y el gobierno no provee.

“El camión que viene de Zapala y pasa cada veinte días llenando los tanques de 600 litros es la única provisión de agua que reciben. El proyecto de construir una red para abastecer a toda la zona que el Ministerio de Acción Social de la provincia anunció el año pasado está en punto muerto. Por esta situación el diputado aliancista Eduardo Fuentes solicitó un pedido de informes ante el Ministerio de Acción Social.

“A pocos metros de donde se alza el cartel publicitario de la obra trunca instalada a un costado de la ruta 22 poco antes de la visita del gobernador Jorge Sobisch a Zapala, Silvia Claleo debe extremar los cuidados para que no se vacíe antes de tiempo el tanque de agua. Junto a sus tres pequeñas hijas y el esposo deben limitar el uso del líquido para no sufrir las consecuencias después. ‘Si nos bañamos no tomamos mate y si cocinamos dejamos de lavar los platos’ contó la Huerquen de la comunidad.

“Los 600 litros de aprovisionamiento deben durar hasta la venida del camión dentro de 20 días o más. ‘Es muy duro, sobre todo en el verano porque las nenas necesitan el agua y muchas veces no alcanza’ explicó. “El canal natural que surca esta porción de la árida meseta neuquina no ofrece soluciones. Contaminado con los desechos que se generan en Zapala, distante a solo 20 kilómetros, esa agua no puede consumirse sin riesgo de contraer alguna infección. ‘Aunque se hierva está contaminada y no la usamos por temor a enfermarnos’ agregó Claleo.

“A partir de la iniciativa de un grupo de legisladores de la oposición se inició un proyecto para abastecer de agua a la zona. Conocido el emprendimiento desde el ministerio de Desarrollo Social se impulsó con fuerza un proyecto paralelo que finalmente se puso en marcha. “La obra, que consistía en la instalación de una toma para trasladar el agua potable y abastecer a los pobladores de Ramón Castro y la comunidad Gelay Ko, tenía un costo final de 73.000 pesos y arrancó en marzo de 2001.

“Luego de varias postergaciones por razones climáticas se hicieron algunos trabajos de los cuales participó un puñado de integrantes de la comunidad que, a cambio de un subsidio de 150 pesos, trabajaban a razón de 8 horas diarias. El 7 de noviembre del año pasado se pararon los trabajos supuestamente para tomar unos días de descanso y nunca más se recomenzó’ denunció Claleo. A partir de allí los mapuches deben soportar el calvario de vivir dependiendo de la voluntad de los funcionarios políticos de turno del área de Acción Social de Zapala.

“‘Una vez estuvieron más de un mes sin mandar el camión y como les dijimos que íbamos a denunciar la irregularidad al otro día nos trajeron el agua’ contó Claleo. ‘Para nosotros el responsable es el ministro Lara porque debería tramitar la continuidad de la obra desde Acción Social’ agregó.

“Acorralados por la contaminación que dejó la explotación petrolera en la zona y discriminados por el gobierno provincial que ni siquiera los reconoció oficialmente, las casi cuarenta familias de la comunidad Gelay Ko sobreviven a la desesperanza pese a todo.” (Río Negro, 24/11/02)... Y el diario no volvió sobre el tema.

- Los mismos intereses

Tras la ocupación militar del espacio territorial mapuche por el Estado argentino las familias que permanecieron en zonas rurales se dedicaron a la ganadería, pero los sucesivos despojos mermaron sus rebaños y esta actividad hoy sólo les permite una dura subsistencia. Con sus pocos animales a cuesta alternan las zonas de pastura según las estaciones del año, en los meses fríos permanecen en las tierras bajas de travesía y al llegar el calor parten hacia los campos de la cordillera. Un hábito que en los últimos años se ha convertido en un práctica de riesgo, con chances similares a las que ofrece la ruleta rusa.

“Las petroleras aprovechan cuando la gente se va a las veranadas - afirma Claleo. Aprovechan que el campo queda solo y se mandan con camionetas, con camiones, todo... incluso con las máquinas para abrir nuevos pozos. Y cuando la gente llega se encuentra con que le han destrozado el puesto, le han destrozado el campo... si no se encuentra con un yacimiento en la puerta de la casa.” Cabe recordar que el conflicto entre Pioneer y la vecina comunidad Logko Puran estalló cuando la compañía norteamericana aprovechó la ausencia de los pobladores, en el verano de 2001, para abrir locaciones en el paraje Barda Negra. Y en diciembre pasado la empresa intentó repetir la maniobra en Portezuelo Chico pero el puñado de comuneros que permanecía en los campos de invernada resistió el intento y fueron ferozmente reprimidos.

La reiteración de esta práctica por parte de Pioneer se explica en el respaldo de las autoridades provinciales, que no sólo no dudan en dar intervención a las fuerzas de seguridad para que las empresas alcancen sus objetivos sino que a las comunidades en conflicto le niegan sus derechos políticos. La administración del gobernador Jorge Sobisch no sólo no reconoce jurídicamente a las comunidades Gelay Ko, Logko Puran y Wiñoy Folil sino que va más allá. “La comunidad Gelay Ko - explica Claleo - tiene un juicio de la provincia porque (ésta) dice que la comunidad Gelay Ko no existe, que no hay familias, que es todo una mentira, que es gente del pueblo que ha ido (al lugar) y está aprovechando el paso de las petroleras...”.

Por su parte las petroleras afirman que tienen el permiso de la provincia para operar, mientras que a nivel nacional las demandas mapuche no prosperan. “Nación nos ha hecho un poco oídos sordos, incluso no ha tenido capacidad de decirle al gobierno provincial que reconoce a las comunidades, porque tenemos personería jurídica nacional – enfatiza Claleo. Nación se ha quedado mucho en silenciar, no nos ha favorecido mucho.”

En mayo miembros de las comunidades Zapata, Lonko Purran, Gelay Ko y Wiñoy Folil viajaron a Buenos Aires y, entre otras actividades, expusieron su situación en un panel organizado por Pewma, Centro de Estudios Mapuche en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. En aquella oportunidad Martín Purrán, comunero de Gelay Ko, explicó:

“Las petroleras dan vuelta el territorio, no hay agua, no hay vivienda, no hay salud, no hay educación. Hacen piletas a cielo abierto, derraman el petróleo y a su vez los animales se contaminan. La gente está teniendo mucho plomo en la sangre, hay mucho riesgo de contraer cáncer. Se ha quebrado el equilibrio natural, se ha atentado contra nuestra cultura. ¿Y qué es lo que queremos nosotros? No queremos que nos entreguen tierras, queremos que nos devuelvan nuestro territorio. Queremos educación para nuestros hijos, queremos atención. Si bien no podemos correr la cultura occidental, ya somos parte de ella, pero a través de todo esto también queremos mantener nuestra cultura” / Azkintuwe

Fuentes:

- Martín Purrán. Intervención en la actividad organizada por Pewma Centro de Estudios Mapuche en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Bs.As., 14/05/05.
- Ramón Claleo. Entrevista en Ing. Jacobacci el 09/04/05, durante el “I Congreso sobre Uso y Tenencia de la Tierra”.
- Los vaivenes de una relación conflictiva (1918-1930), en Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina ( aquí)
- Diario Río Negro.

Por Hernán Scandizzo
Fuente: Azkintuwe Noticias
Viernes 22 de julio de 2005

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