Se intensifican ataques contra movimientos sociales: el internacionalismo de nuestras bases nunca ha sido tan necesario

Reunida en Bagnolet, Francia, para nuestra Asamblea General, la Coordinación Europea Via Campesina se sintió y sigue sintiéndose profundamente impactada por la ola de ataques mortales y de represión contra los movimientos sociales alrededor de todo el mundo la semana pasada.

Estando aún muy preocupados por el asesinato de la organizadora comunitaria Berta Cáceres y la retención injustificada del activista de Friends of the Earth, Gustavo Castro Soto, en Honduras, el martes por la noche recibimos la trágica noticia de que el activista y nuestro compañero de lucha Nelson García, miembro del mismo grupo de derechos de los indígenas que Berta, había sido asesinado. El ataque contra Nelson se produjo tras el desalojo, por parte del gobierno hondureño, de las tierras que ocupaban 150 familias. Sin embargo, la violencia no se detiene ahí. Tan solo un par de horas antes del asesinato de Nelson, un grupo de hombres armados dispararon e hirieron a Cristian Alegría, sobrino de Rafael Alegría, Coordinador General Nacional de La Via Campesina Honduras, cuando estaba entrando en la oficina de la organización. Este es el sexto ataque contra la oficina de La Via Campesina en ese país desde el golpe de estado militar de 2009.

Como señalan nuestros compañeros de lucha de CLOC y La Via Campesina, estos recientes asesinatos, junto con otros 12 campesinos y líderes indígenas asesinados desde el comienzo del año se enmarcan en la campaña de intimidación del gobierno hondureño contra aquellos hombres y mujeres que defienden sus derechos.

Las brutales represiones de la semana pasada también afectaron a nuestros compañeros de lucha de Turquía, donde, el martes, tres académicos fueron arrestados por haber firmado la petición titulada “We will not be a party to this crime” (“No formaremos parte de este crimen”), que criticaba la gestión violenta de la cuestión kurda por parte del gobierno. Los académicos detenidos esperan en prisión a que concluya una investigación criminal que les acusa de hacer “propaganda de una organización terrorista”. Otros 37 académicos han sido despedidos y otros 669 se enfrentan a investigaciones legales y administrativas por haber firmado la misma petición.

Del mismo modo, nuestra organización campesina compañera en Turquía, Çiftçi-Sen, lucha constantemente contra proyectos de desarrollo e inversión que buscan desposeer a los campesinos, desplazándolos de sus tierras. En la coyuntura actual en Turquía, los campesinos, estudiantes, académicos, activistas políticos y ecologistas están pagando un alto precio por su oposición a las políticas sociales y económicas del gobierno, orientadas hacia el libre mercado.

No sería justo detenernos aquí, ya que hay otros casos similares a los de Turquía y Honduras, solo que no trascienden de sus medios de comunicación nacionales. La semana pasada, en Colombia, seis líderes de comunidades campesinas fueron asesinados. FENSUAGRO, la unión de trabajadores agricultores más grande de Colombia, ha denunciado las continuas amenazas, secuestros, asesinatos, torturas y persecuciones contra sus miembros y los de otros movimientos sociales en el país. Con todo, la oposición de base frente a la mercantilización del patrimonio común, como son la tierra, el agua y las semillas, y la oposición a las devastadoras políticas belicistas se han convertido en una amenaza para la constante acumulación de riqueza y poder en manos de las empresas multinacionales y los gobiernos que facilitan el desposeimiento de los recursos y los derechos de las comunidades.

Sin embargo, todo lo anteriormente mencionado no parece importar a los países del hemisferio norte. Las sanciones y las declaraciones contra los sospechosos habituales de Europa no se aplican a sus compañeros comerciales. Al contrario, las empresas con sede en Europa se benefician enormemente de las medidas represivas en el exterior, que destrozan las alternativas a sus políticas de mercado libre y a sus productos industriales y, lo que es más, garantizan a las empresas del norte el suministro de recursos naturales a bajo coste.

Ante esta deshumanización sistemática de nuestras sociedades, instigada por el capital transnacional tanto en el norte como en el sur, y ante la criminalización, represión y asesinato de campesinos, líderes indígenas, sindicatos comerciales, académicos, periodistas, defensores del medio ambiente, activistas y de cualquier otra persona que lucha por la justicia, tenemos que reforzar nuestro movimientos de base y alianzas más que nunca. Como parte de La Via Campesina, nosotros, desde la Coordinación Europea Via Campesina, queremos reiterar nuestra solidaridad internacional y reafirmar nuestro compromiso contra aquellos que contribuyen a la destrucción de la tierra, la salud, el alimento, el agua y la vida en Europa y otros lugares.

Foto: Benjamin Lezcan, dirigente campesino de Paraguay, asesinado en feb. 2013

¡Globalizad la lucha! ¡Globalizad la esperanza!

¡Por nuestros fallecidos, ni un minuto de silencio!¡Una vida entera de lucha!

Fuente: Vía Campesina

Temas: Criminalización de la protesta social / Derechos humanos

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