Se realizará el "Primer Encuentro de Agroecología de Argentina"

Idioma Español
País Argentina

Soberanía Alimentaria: por una agricultura Contra-hegemónica. El propósito del encuentro es el de construir una agricultura que contenga a todos y produzca alimentos más sanos y accesibles

El 27 y 28 de mayo se realizará el “Primer Encuentro de Agricultura Familiar y Agroecología de Argentina”, a desarrollarse en el Campus de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), provincia de Córdoba. El propósito del encuentro es ofrecer una nueva instancia de acercamiento e intercambio de experiencias entre actores de la agricultura familiar, cuyo propósito es el de construir una agricultura que contenga a todos y produzca alimentos más sanos y accesibles, sin degradar el ambiente.

Este Encuentro es el resultado de distintos y múltiples análisis sobre la insustentabilidad del modelo productivo dominante, tanto en lo ambiental como en lo económico-social, y del valioso aporte de la “agroecología” para orientar verdaderas estrategias de Desarrollo Sustentable.

Pero, ¿qué es la “agroecología”?. Miguel Altieri, una autoridad mundial en temas agrícolas, Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile, y desde 1980, profesor de Agroecología en la Universidad de California, Berkeley, lo explica.

La “agroecología” es una ciencia que plantea un nuevo paradigma científico para el desarrollo de la agricultura. Rescata lo que es verdaderamente la ciencia, ya que la que promueve la agricultura industrial, agroquímica, biotecnológica, es una ciencia cooptada que sirve a los intereses de las trasnacionales. La “agroecología” no sólo se basa en los elementos de la ciencia moderna, sino también en la “etnociencia”, o sea, el conocimiento de los propios agricultores. La “agroecología” pone mucho interés en el trabajo con los campesinos de América Latina porque rescata el conocimiento ancestral. Por lo tanto, es una combinación de saberes que resulta en una serie de principios. Estos se transforman en tecnologías que finalmente nacen de lo que se llama la investigación participativa. Los agricultores forman parte del proceso de investigación en igualdad con los universitarios o técnicos especializados. La “agroecología” implica, entonces, un verdadero cambio de paradigma científico, pero también de la práctica, de la tecnología concreta de trabajo, de la relación con la tierra y con el producto de ella.

La diferencia esencial con la ciencia hegemónica radica en considerar el saber milenario de los agricultores, reconocer que tienen una cosmovisión y que han desarrollado un sistema de clasificación y apropiación positiva de la naturaleza. La “etnociencia” consiste en ese saber generado por los agricultores que han trabajado varias generaciones en el campo. Se trata de rescatar los principios según los cuales las comunidades se han relacionado con la naturaleza, principios que se reconocen como universales.

Son principios que generan técnicas, donde se encuentra la diversidad, siempre la diversidad, nunca el monocultivo. En los Andes es la mixtura de las papas nativas, en el trópico los sistemas agro-forestales y en Mesoamérica los policultlvos de maíz con frijol. El principio siempre es el mismo: la diversidad ecológica. Otro es la rotación de los cultivos o, dicho de otra forma, el reciclaje de los nutrientes con integración de animales. Estos principios toman formas tecnológicas diferentes, pero su esencia es siempre estable. La “agroecología” rescata ese conocimiento que explica cómo funcionan los sistemas agrícolas, al igual que los sistemas naturales. Si se toma una tundra por un lado y un sistema tropical húmedo por otro, se verá que los principios de cómo funciona cada uno son exactamente los mismos, lo que pasa es que cada uno toma su propia dinámica: la tundra es mucho menos diversificada que el trópico, pero hay sucesión, hay competencia, hay flujos de energía. En la “agroecología” no se trabaja con recetas ni con paquetes tecnológicos sino con estos principios.

Históricamente estos principios están muy enraizados en agricultores milenarios. Ellos no le llaman “agroecología”, pero es lo que practican en los Andes, en Mesoamérica. Cuando nació como ciencia, a fines de los setenta, la “agroecología” tomó mucho auge en las organizaciones no gubernamentales (ONG), en países como Chile, Perú y Bolivia. En esa época las ONG trabajaban en un contexto de dictaduras en todo el Cono Sur y habían enfocado la necesidad de los agricultores pobres de implementar tecnologías que les permitieran sobrevivir. Así se empezaron a implementar redes entre los grupos, sobre todo andinos. Después ese movimiento llegó a influenciar a la academia y también a institutos de investigación. El país en donde más se desarrolló es Cuba, donde la Asociación Cubana de Agricultura Orgánica (ACAO) implementó un proceso de desarrollo de agricultura orgánica basado en la “agroecología”. El segundo país es Brasil, donde la “agroecología” ya es un movimiento social, sobre todo en los estados de Río Grande do Sul y Santa Catarina.

Lamentablemente, Chile, Argentina y Uruguay son países que están completamente entregados al modelo agroexportador. El campesinado ha perdido mucha fuerza, las ONG fueron corrompidas o absorbidas por el sistema. El aparato público fue desmantelado, así como la crítica académica, y es el sector privado el que dirige las políticas. Y desgraciadamente, buena parte de la agricultura orgánica esta controlada por intereses que no tienen nada que ver con el pensamiento de un modelo alternativo.
Hay mucha agricultura orgánica que no es “agroecológica” porque sigue siendo de monocultivo y de sustitución de insumos, y además abastece mercados elitistas. En Estados Unidos la agricultura orgánica es mayormente una etiqueta que dice que no se usaron tóxicos para cultivar esos productos, pero no es un planteo sustentable porque ignora completamente los aspectos sociales. La “agroecología”, en cambio, se juega con base científica por un modelo de desarrollo alternativo que atiende la equidad social, la soberanía alimentaria, la superación de la pobreza. Es una propuesta política con base científica.

Miguel Altieri, desde 1997 ha servido como Presidente del comité de ONG’s del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), con la incierta misión de influenciar la agenda de los centros internacionales de investigación agrícola para el beneficio de los agricultores pobres de Asia, África y América Latina. Esperemos que lo logre.

ra.ude.plnu.oirep@mpa
Universidad Nacional de La Plata (UNLP)

Por Fernando Glenza
Desde La Plata, Argentina.

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