Agrotóxicos en sangre, orina y leche materna. Boletín N° 593 de la RALLT

Idioma Español

Las mujeres embarazadas que viven en zonas cercanas a plantaciones de banano en Matina, Limón, tienen en su orina una mayor concentración de una sustancia llamada etilentiourea (ETU), derivada de plaguicidas. Un estudio del Instituto Regional en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional (UNA) detectó que estas mujeres tienen hasta cinco veces más cantidad de este químico que las de otras zonas. A largo plazo, altas concentraciones de tal sustancia podrían aumentar el peligro de problemas en la glándula tiroides.

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS - BOLETÍN 593

GLIFOSATO EN SANGRE Y LECHE MATERNA

Contenido

Costa Rica

INVESTIGADORES DETECTAN QUÍMICO EN ORINA DE EMBARAZADAS DE ZONA BANANERA DE COSTA RICA

Argentina:

SE HA DETECTADO GLIFOSATO EN LA LECHE MATERNA DE MADRES DE PUEBLOS FUMIGADOS

UN ESTUDIO DETECTÓ PESTICIDAS EN SANGRE ENTRE VECINOS DE VENADO

CÁNCER, AGROTÓXICOS Y PODER EN CÓRDOBA

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Costa Rica

INVESTIGADORES DETECTAN QUÍMICO EN ORINA DE EMBARAZADAS DE ZONA BANANERA DE COSTA RICA

Irene Rodríguez S. – 9 de septiembre de 2014 - La Nación

Estudio de Universidad Nacional con 445 mujeres de Matina, Limón

Las mujeres embarazadas que viven en zonas cercanas a plantaciones de banano en Matina, Limón, tienen en su orina una mayor concentración de una sustancia llamada etilentiourea (ETU), derivada de plaguicidas.

Un estudio del Instituto Regional en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional (UNA) detectó que estas mujeres tienen hasta cinco veces más cantidad de este químico que las de otras zonas.

A largo plazo, altas concentraciones de tal sustancia podrían aumentar el peligro de problemas en la glándula tiroides.

Aún no se determina el riesgo para estas mujeres y sus hijos, pero les damos seguimiento y analizamos estos datos para futuras publicaciones”, indicó Berna von Wendel, coordinadora del estudio.

El estudio. El reporte, publicado ayer en la revista Environmental Health Perspectives, reclutó a 445 embarazadas del cantón de Matina, en Limón. Ellas debían vivir al menos a 5 kilómetros de una plantación bananera, ser mayores de 15 años, llevar menos de 33 semanas de gestación y no tener un embarazo múltiple. A todas se les visitó de dos a tres veces durante su embarazo y se les hizo entrevistas sobre su estilo de vida, problemas de salud, alimentación y hábitos. Además, se les tomó una muestra de orina.

Tras concluir los embarazos, los investigadores vieron que las mujeres que vivían más cerca de las plantaciones, las que laboraban en agricultura y las que consumían más arroz y frijoles, tenían mayores concentraciones de ETU.

“Deben regularse mejor las fumigaciones aéreas, pues pueden afectar la salud”, aseveró Van Wendel.

Respuesta. Sergio Laprade, Director de la Comisión Ambiental Bananera del Sector Bananero, recalcó que todas las fumigaciones se hacen en regla. “Las fumigaciones aéreas no solo se miden por distancia, también por el clima, por la altitud y otras características. Por ejemplo, si el viento ya es mayor a 8 km por hora, suspendemos la fumigación para no afectar”, dijo.

“Por otra parte, hay otras variables en el estudio, como la dieta. Debe aclararse que hay otros cultivos en la zona que usan plaguicidas que aplican de forma terrestre y que no se regulan igual”, añadió.

Laprade afirmó que, en varias ocasiones, ellos intentaron reunirse con el IRET para conocer más del estudio y participar de él, pero no obtuvieron respuesta.

Fuente: http://www.nacion.com/...

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SE HA DETECTADO GLIFOSATO EN LA LECHE MATERNA DE MADRES DE PUEBLOS FUMIGADOS

19 de noviembre 2014

El Protagonista

Para Damiani, “nuestros bebés ingieren tóxicos desde el primer día de vida”

La diputada justicialista Aliza Damiani (UP), acompañada en la fotografía del presidente de la Comisión de Salud Pública y Asistencia Social de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, diputado justicialista Avelino Lago (PyT-FV), en atención a que recientes estudios realizados en Universidades de los Estados Unidos, donde científicos de ese país encontraron, luego de largas investigaciones, residuos de glifosato en la leche materna de las madres habitantes de los pueblos fumigados; ingresó el proyecto de declaración (expediente 29793 UP) de su autoría, el pasado día jueves 13 de noviembre de 2014 por mesa de movimiento de expedientes, todavía sin estado parlamentario, a través del cual “vería con agrado” que “las Universidades Nacionales radicadas en la Provincia, junto a sus departamentos de Ciencias Médicas, Agrarias y los que estimen convenientes, juntamente con la Dirección Provincial de Toxicología de la Provincia o el Organismo que corresponda, realicen estudios tendientes a la detección de glifosato en la leche materna”.

El glifosato es el herbicida más usado del mundo debido a que la soja transgénica, y la mayoría del maíz, canola (planta oleaginosa) y algodón transgénico, que son el 99% de los transgénicos sembrados comercialmente en el globo, son manipulados para ser resistentes a este agrotóxico. Aunque el glifosato y otros agrotóxicos se usaban anteriormente en cultivos convencionales con aplicación de químicos, la manipulación genética para hacer cultivos tolerantes causó el aumento exponencial de su uso, con fuertes impactos de salud y ambientales, además de afectar negativamente producciones muy necesarias y saludables como la apicultura (crianza de abejas).

Con los transgénicos, el glifosato se empezó a aplicar masivamente en fumigaciones aéreas, lo cual impacta gravemente a las poblaciones aledañas a las siembras, incluso urbanas, como es el caso del Barrio Ituzaingó en Córdoba, Argentina. En nuestro país, tercer productor mundial de transgénicos, en varias provincias donde se ha extendido la siembra de transgénicos, se han reportado en la última década un aumento enorme, de hasta el 400%, de casos de cáncer, abortos y malformaciones de bebés.

Estas aplicaciones masivas significaron, además, que actualmente haya más de 20 hierbas invasoras que se hicieron resistentes al glifosato, por lo que la nueva generación de transgénicos que espera la aprobación, son semillas tolerantes también al glufosinato, dicamba y otros herbicidas, todos aún más tóxicos; fundamentó la diputada provincial justicialista Aliza Damiani (UP) el proyecto de declaración (expediente 29793 UP) de su autoría, ingresado el día jueves 13 de noviembre de 2014 por mesa de movimiento de expedientes de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, aún sin estado parlamentario, no sin antes destacar que “gracias a Monsanto, Syngenta y unas pocas más transnacionales de transgénicos, nuestros cuerpos están contaminados y nuestros bebés ingieren tóxicos desde el primer día de vida”.

Fuente: http://www.elprotagonistaweb.com.ar/...

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Argentina:

UN ESTUDIO DETECTÓ PESTICIDAS EN SANGRE ENTRE VECINOS DE VENADO

Domingo, 16 de noviembre de 2014

La Capital

Lo llamativo es que se trata de gente que habita y trabaja en zonas urbanas. La ONG que realizó el estudio insiste en que se instale un campamento sanitario en la ciudad.

Un estudio realizado por una ONG de Venado Tuerto determinó una alta presencia de pesticidas en sangre entre las muestras tomadas en la región. Lo llamativo es que los voluntarios que se sometieron a los estudios desempeñan sus tareas en zonas urbanas, lo cual no sólo pone en el tapete la ordenanza que permite fumigar muy cerca de las áreas pobladas, sino el consumo de productos tóxicos de uso domiciliario, y hasta interroga sobre el consumo de productos alimenticios presuntamente contaminados. Con los datos en la mano, la organización insiste en que se instale un campamento sanitario en la ciudad.

Se trata de la Asociación Civil Espacio por la Conservación y la Acción Social (Acecas), que promovió un estudio de colinesterasa eritrocitaria en ciudadanos de la zona. Los resultados asombraron a sus impulsores: la totalidad de las 50 muestras extraídas a voluntarios determinaron la presencia de pesticidas en sangre. Acecas alertó además sobre la alta cantidad de casos de cáncer que existe en la zona y pide trabajar en una política de sanidad pública de cara al futuro.

La convocatoria se realizó a través de Facebook, con un llamado a la población a realizarse estos estudios voluntariamente, preservando la identidad de los colaboradores. Fueron 50 los casos analizados, de los cuales 46 correspondieron a Venado, uno a Chovet y los tres restantes a Firmat.

Hasta ahora las autoridades locales no sólo no se pronunciaron al respecto, sino que ningún legislador o autoridad del Ejecutivo local se sometió al estudio.

Distintos componentes. Uno de los referentes de Acecas, Mario Bollero, explicó que "la idea surgió a partir de una ordenanza que permite fumigar a 50 metros del ejido urbano desde hace dos años y nosotros queríamos medir el impacto de esa situación. El estudio te indica si en los últimos 30 días pudiste tener impactos de pesticidas que pueden ser organoclorados, organofosforados y carbamatos".

Lo concreto es que no sólo la utilización de agrotóxicos en zonas rurales impacta sobre la salud de la población urbana, sino que este estudio también permite dilucidar otras afecciones. Por ejemplo, la utilización productos para el hogar para combatir moscos o mosquitos, la presencia de pesticidas que pueden existir en la verdura que se consume y las derivas de los aplicadores de agrotóxicos.

Bollero se mostró sorprendido por los resultados que se obtuvieron de su propia familia; compuesta por su mujer y sus dos hijas, de 20 y 26 años. El resultó ser el menos impactado, al contrario de sus hijas, que tienen un importante nivel de pesticida en sangre.

Para el referente de la ONG, "la primera información es preocupante ya que si en zonas urbanas sucede esto, no quiero imaginar qué pasa en las zonas donde la gente está mucho más expuesta a este tipo de productos. Hay que ponerse a trabajar en este sentido cuando tengamos los resultados del laboratorio rosarino que está analizando las muestras caso por caso". Esto último no es un dato menor, porque a la hora de interpretar los estudios, debe tenerse en cuenta que el análisis de colinesterasa eritrocitaria puede dar resultados alterados en pacientes que padecen, por ejemplo, anemia.

En diciembre pasado, el Círculo Médico del Departamento General López había alertado públicamente sobre la impresionante cantidad de malformaciones, casos de cáncer, abortos espontáneos o infertilidad. Para los profesionales de la salud esta situación estaría vinculada a problemas con el medio ambiente.

"Nadie le prestó atención a esa advertencia, y para nosotros fue un disparador porque serán los chicos del mañana los que hereden lo que los adultos estamos haciendo con el medio ambiente", dijo el ambientalista.

Campamento. Bollero mostró su bronca con el Concejo al sostener que "nosotros queríamos traer el campamento sanitario a Venado Tuerto y nos dijeron directamente que no. Pareciera que en nuestra ciudad nadie se enferma, a nadie le pasa nada vinculado a los agroquímicos y los pesticidas, y la verdad es que nadie habla de la alarmante cantidad de casos de cáncer y de enfermedades de tiroides".

Los campamentos sanitarios, realizados por estudiantes y profesionales de medicina de la UNR fueron montados en varios lugares del sur santafesino. En todos los casos demostraron una alta incidencia de cáncer en la población, sobre todo la más expuesta a los agrotóxicos. Algo similar realizan docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, que recientemente detectaron que en Monte Maíz, localidad cordobesa cercana a Santa Fe, los casos de cáncer quintuplican la media nacional.

"Hoy uno escucha livianamente decir que se va a producir biocombustibles, lo que implica agravar más aún el problema porque en nombre de la producción van a seguir utilizando esos productos que causan estragos en las comunidades", expresó Bollero. Y recordó que se pidió a la provincia que hicieran un campamento sanitario para saber "de qué nos enfermamos en la región, y así tratar directamente la problemática".

Fuente: http://www.lacapital.com.ar/...

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DAÑO GENÉTICO Y GLIFOSATO

Después de ocho años de investigaciones, el grupo GEMA de la UNRC elaboró un informe en el que confirma la vinculación “clara” del glifosato y mutaciones genéticas que pueden derivar en cáncer, generar abortos espontáneos y nacimientos con malformaciones.

Por Darío Aranda

6 de octubre 2014

Ocho años de investigación, quince publicaciones científicas y una certeza: los agroquímicos generan daño genético y conllevan mayores probabilidades de contraer cáncer, sufrir abortos espontáneos y nacimientos con malformaciones. La afirmación proviene del Grupo de Genética y Mutagénesis Ambiental (GEMA), investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), que confirmaron con estudios en personas y animales las consecuencias sanitarias del modelo agropecuario. Glifosato, endosulfan, atrazina, cipermetrina y clorpirifós son algunos de los agroquímicos perjudiciales. “La vinculación entre daño genético y cáncer es clara”, remarcó Fernando Mañas, investigador de la UNRC.

“La genotoxicidad del glifosato evaluada por el ensayo cometa y pruebas citogenéticas” lleva como título la investigación publicada en la revista científica Toxicología Ambiental y Farmacología (de Holanda). El trabajo detalla el efecto genotóxico (el daño sobre el material genético) del glifosato en células humanas y de ratones. Incluso confirmaron daño genético en células humanas con dosis de glifosato en concentraciones hasta veinte veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones en el campo.

Otra de las investigaciones se llama “Genotoxicidad del AMPA (metabolito ambiental del glifosato), evaluada por el ensayo cometa y pruebas citogenéticas”. Publicado en la revista Ecotoxicología y Seguridad Ambiental (de EE.UU.). El AMPA es el principal producto de la degradación del glifosato (el herbicida se transforma, principalmente por acción de enzimas bacterianas del suelo, en AMPA). Confirmaron que el AMPA aumentó el daño en el ADN en cultivos celulares y en cromosomas en cultivos de sangre humana. “El AMPA ha demostrado tener tanta o mayor capacidad genotóxica que su molécula parental, el glifosato”, afirma la investigación de la universidad pública.

“En diversas investigaciones confirmamos daños genéticos en personas expuestas a agroquímicos. El daño cromosómico que vimos indica quién tiene más riesgo de padecer cáncer, a mediano y largo plazo. También otras enfermedades cardiovasculares, malformaciones, abortos”, explicó Fernando Mañas, doctor en Ciencias Biológicas y parte del equipo de la UNRC.

Mañas trabaja junto a Delia Aiassa y coordinan juntos desde 2006 el grupo de investigación. Al inicio era cinco investigadores. En la actualidad son 21 con enfoque multidisciplinario (biólogos, veterinarios, microbiólogos, psicopedagogos, veterinarios y abogados). El eje común son los efectos de la exposición a sustancias químicas sobre la salud humana, ambiental, animal. Trabajan junto a poblaciones expuestas a agroquímicos, estudian los cromosomas, el ADN y el funcionamiento del material genético.

En sus quince artículos científicos los investigadores confirmaron el efecto de los agroquímicos sobre el material genético, tanto en animales de experimentación en el laboratorio como en poblaciones humanas expuestas laboral e involuntariamente a las sustancias químicas. La última investigación, de 2014, se realizó en niños de entre 5 y 12 años de Marcos Juárez y Oncativo (Córdoba), donde también se encontró un aumento en el daño en el material genético de los niños.

Explican que los estudios en cromosomas son sobre material genético. Hallaron altos niveles de daños genéticos en personas expuestas a agroquímicos. El daño en cromosomas (material genético) alerta que la persona está en riesgo de desarrollar algunas enfermedades. “A mayor daño genético, mayor probabilidad de cáncer”, afirmó Mañas.

A lo largo de sus quince investigaciones utilizaron distintas técnicas. En todas confirmaron daño genético. “Los agroquímicos y el daño que provocan está absolutamente vinculado al modelo agropecuario vigente”, afirma Mañas, aunque aclara que es una opinión a título individual y no una postura de todo el equipo de investigación. Primero trabajaron con una muestra de veinte personas, de la periferia de Río Cuarto. Profundizaron con 50 personas en otras localidades y, luego, con 80 de Las Vertientes, Marcos Juárez, Saira, Rodeo Viejo y Gigena. Los productos más encontrados y que provocan más daño son el glifosato, atrazina, cipermetrina, clorpirifós y endosulfan.

“Estrés oxidativo y ensayo cometa en tejidos de ratones tratados con glifosato y AMPA” es el título de otra de las investigaciones publicadas en la revista Genética Básica y Aplicada de Argentina. Confirmaron “incremento significativo” en el daño del ADN en hígado y sangre. En la revista científica Boletín de Contaminación Ambiental y Toxicología (de Estados Unidos) confirmaron el daño genético en trabajadores rurales. “Estos resultados muestran que la exposición humana a mezclas de agroquímicos puede incrementar el riesgo de desarrollar patologías relacionadas con la genotoxicidad (cáncer, problemas reproductivos y/o en la descendencia)”, precisa la publicación científica.

Buena parte de las investigaciones del grupo académico está presente en el libro Plaguicidas a la carta. Daño genético y otros riesgos que trata las características de los plaguicidas, los efectos sobre el material genético humano y de animales silvestres, la susceptibilidad de las personas y los efectos del glifosato, entre otros agrotóxicos.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/...

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CÁNCER, AGROTÓXICOS Y PODER EN CÓRDOBA

Instituto de Salud laboral y medio ambiente – Córdoba (Argentina)

Cada día que pasa los argentinos nos enteramos como se enferman, sufren y mueren los habitantes de las zonas rurales expuestas a los agrotóxicos que masivamente utilizan los pooles de siembra, sociedades anónimas y productores devenidos en empresarios del agronegocio. Cada día se conoce más el vínculo directo entre esta exposición y cánceres, abortos, malformaciones y demás padecimientos que prevalecen desde la pampa húmeda hasta los territorios de campesinos y originarios del norte de Córdoba y el país, que son “intrusados” por el poder sojero con la complicidad del Estado.

En Córdoba recientemente un equipo de la UNC realizó un estudio sanitario en Monte Maíz y el Jefe Oncológico del Gobierno de De la Sota, Dr. Martin Alonso, salió presuroso a negar el vínculo entre agrotóxicos y cáncer y a denostar a los investigadores independientes, mientras el Decano de la Facultad de Ciencias Medicas, Dr. Gustavo Lisandro Irico, desconoció el trabajo de tres de sus cátedras fuertemente presionados por la Facultad de Agronomía, promotora del ampliamente repudiado Convenio con la empresa Monsanto y el gobierno provincial.

El Dr. Martin Alonso es el responsable del Registro de Tumores de la Provincia y mantiene sus datos ocultos a capa y espada. Sólo se conocieron datos parciales de 2003 a 2009 que confirman una diferencia notablemente mayor en cantidad de enfermos de cáncer (los cánceres no son cualquier enfermedad) en zonas extensamente fumigadas, que otras con menores niveles de exposición; por ejemplo, la ciudad de Córdoba.

El Dr. Martin Alonso es el jefe del Servicio de Oncología del Hospital Privado, y figura como responsable de al menos, cuatro pruebas de drogas oncológicas en investigaciones clínicas realizadas para los laboratorios multinacionales en pacientes cordobeses, según consta en la página del ministerio de salud provincial ( ver aquí). En estos “ensayos” el Dr. Alonso prueba estos medicamentos en experimentación en personas con cáncer de próstata y de pulmón, que previamente han sido elegidas en los sorteos de aleatorización.

Es interesante conocer que por estas humanitarias tareas la retribución de las empresas de citostáticos parte de un mínimo de U$S 7.000 por cada paciente reclutado. Para hacer algunos números, 4 ensayos con 10 enfermos de cáncer, equivalen a la cifra de U$S 280.000 para el profesional que trafica con la enfermedad. Estos estudios multicéntricos son diseñados por un equipo central del laboratorio multinacional y recurren a “traficar pacientes” a través de profesionales de la medicina, cuyos ingresos se incrementan al compás de la escalada de los casos de cáncer. La ecuación económica cierra, ya que los grandes laboratorios evitan los elevadísimos costos de seguros y controles que se realizan en EEUU o en Europa.

Volviendo al tema del profesional en cuestión, el Dr. Alonso, además de trabajar para el Gobierno de De la Sota, lo hace además para dos laboratorios, Bionumerik y Medivation Inc., de Texas y California, respectivamente. Estos laboratorios realizan prácticas de investigación que los laboratorios de la Big Pharma, no asumen por propia cuenta.

Pero Alonso también trabaja para los laboratorios Elea y Schering; éste último adquirido por BAYER en 2007. Es harto conocido que BAYER no sólo es el laboratorio de medicamentos más grande del mundo sino que también está entre los tres productores de agrotóxicos más grandes del mundo. Con semejantes antecedentes y “conflicto de intereses” el Dr. Alonso debería estar inhibido éticamente de ser el encargado de vigilar la epidemiologia del cáncer en Córdoba. El cóctel cáncer, agrotóxicos y dinero, desacredita la objetividad científica de sus opiniones y sus impugnaciones a los profesionales que defienden la salud de la gente común.

Por otro lado el Dr. Gustavo Irico, decano de Medicina en la UNC fue quien más duramente salió a amenazar a los médicos que investigan el impacto del agronegocio en la salud y el ambiente. No nos extraña, ya que Irico es la herencia política del ex decano Willington, y como él proceden de la derecha más recalcitrante del peronismo cordobés. Una derecha que fue matriz política e ideológica que se ocupó de perseguir, torturar, exiliar y desaparecer a cientos de docentes y estudiantes de Medicina que hicieron del Bº Clínicas un mojón de resistencia y compromiso con la salud del pueblo. En aquellos años, esa derecha reaccionaria tuvo como principal referente al Interventor de la UNC, Mario Menso que junto con las tres AAA comenzaron a “depurar” la Facultad de Medicina y la Universidad toda en el año 1975.

Hoy el Dr. Irico parece tratar de continuar con esa cruzada aleccionadora al perseguir a los docentes que tímidamente tratan de explicar lo que pasa en la salud del interior cordobés. Para eso, cuenta con todo el apoyo de la Facultad de Agronomía (o Facultad de Monsanto como la conocen los estudiantes de la UNC) y ha tomado todos los argumentos que utilizan los agrónomos del agronegocio desconociendo una certeza fundamental: producen alimentos en base a agrovenenos.

El Dr. Irico es un conspicuo delasotista, de hecho su nombre se mencionó en la última reorganización del gabinete provincial; pero Irico pretende mucho más, ambiciona el Ministerio de Salud de la Nación, para eso participa de los equipos técnicos del Secretario Legal y Técnico de la Presidencia Carlos Zannini. Delasotismo o kirchnerismo no ofrecen diferencias sustanciales para Irico, como tampoco lo son para Monsanto. En su marcha ascendente desde el decanato hacia la cima del poder, le resulta inadmisible que un equipo de su propia Facultad ponga en evidencia el carácter genocida y envenenador del modelo agrícola hegemónico.

Monte Maíz presenta índices de cáncer alarmantes, como muchos otros pueblos fumigados. En el centro de la población una enorme planta de acopio de Aceitera General Deheza (AGD) inunda el pueblo de cascarilla de maíz y pelecha de soja, cargada de pesticidas. El Decano de Medicina hace lo imposible para que esa planta siga ahí y el municipio se vea impedido de exigir el traslado de AGD.

Unos por dinero y otros por poder. La codicia y la ambición esconden el dolor y la muerte de muchos inocentes en nuestro país. Y nuevamente sufrimos las mismas prácticas históricas de la derecha, primero desacreditar, luego acallar, perseguir y reprimir. Siempre defender los intereses del poder. El cáncer no importa.

Córdoba, 9 de diciembre de 2014

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RALLT

Temas: Agrotóxicos, Transgénicos

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