Brasil: Articular luchas en los propios territorios como respuesta a la financiarización de la naturaleza

Idioma Español
País Brasil

Los modelos de financiarización de la naturaleza y comercialización de los bienes naturales han generado procesos crueles, sobre todo en las comunidades más pobres y excluidas. Esto es concretizado en regiones consideradas oportunamente por el capital con aval de los gobiernos, como "atrasadas”.

Por Red Jubileo Sur Brasil

La última semana de agosto, se realizó en Belém, Estado de Pará, Norte del país –donde la violación a través de las usinas hidroeléctricas es creciente– la Conferencia Latinoamericana sobre Financiarización de la Naturaleza. El evento fue promovido por la Fundación Heinrich Böll Brasil, en cooperación con las oficinas del Cono Sur y de México.

Para hablar sobre el asunto, la red Jubileo Sur Brasil conversó con Luis Fernando Novoa, magíster en Ciencias Políticas por la Unicamp [Universidad de Campinas – São Paulo] y profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Rondonia (UFRO). Novoa discurre sobre los perjuicios provocados por la lógica capitalista que se apropia de la naturaleza, sobre el papel que los gobiernos vienen desarrollando dentro de este modelo de financiarización, los casos emblemáticos de las hidroeléctricas, y sobre las resistencias de los pueblos.

"Continúo no viendo otra solución que no sea la de articular las luchas en los propios territorios bajo ataque intensivo de los capitales, territorialidades urbanas incluidas, para recrear situaciones objetivas de impasse, que politicen y amplíen el debate sobre el control y el destino de las llamadas riquezas nacionales o del continente”, señala.

Hidroeléctrica de Jirau, em Rondonia, en el río Madeira, es ejemplo de emprendimiento llevado a cabo por el gobierno en detrimento de la naturaleza y de los pueblos.

 

Lea la entrevista.

Jubileo Sur Brasil – En este momento tiene lugar una conferencia que trata sobre la financiarización de la naturaleza. ¿Con qué gravedad viene ocurriendo en Brasil esta cuestión?

Luis Novoa - El contexto de liquidación permanente es creciente. La crisis de sobre acumulación en sus fases agudas producen expropiaciones más rápidas y profundas. Esto explica por qué la naturaleza y, especialmente, en las regiones y lugares donde la representamos, en su integridad, ha sido frente prioritario de expansión y apropiación capitalista. En última instancia, movidas por esferas de valorización desmaterializadas, ficticias sólo en ese sentido.

Es lo que se ha llamado financiarización de la naturaleza, cuando hay apropiación capitalista de territorialidades extra mercantiles; ya se trate de apropiaciones financiarizadas, o sea, computadas, decididas y viabilizadas en las esferas más centrales de los conglomerados. Así como se sacrifican presupuestos y bienes públicos; los bienes naturales son el lastre último para rematar el futuro y al planeta como mercaderías.

JSB - Usted ha seguido los varios impactos que grandes proyectos hidroeléctricos han causado en las comunidades más pobres y excluidas. ¿Hay denuncias, hay formas de resistencia capaces de reparar esos perjuicios?

Luis Novoa - El desastre promovido por las obras en el río Madeira [en Rondonia] ha sido disimulado para no comprometer lo que llaman la "viabilidad financiera” de las concesionarias eléctricas, en un momento de crisis de abastecimiento. En situaciones de crisis, como ya fue referido, se universalizan problemas y las soluciones particulares de las clases dominantes. Por eso no se escucha hablar de problemas de abastecimiento eléctrico ni de tarifazo, ni para la industria extractiva del aluminio ni para la de la celulosa que, además, incrementaron su expansión a partir de 2008 y mantienen el mismo ritmo en los últimos dos años.

Entonces, la meta de expansión de la generación eléctrica fue y continúa siendo un instrumento de unificación política de las elites y de adhesión pasiva de la clase trabajadora, que se deja seducir por la expectativa de aumento de empleos y por la ampliación del acceso a la energía eléctrica, sea por el período o por el precio que fuere. Las grandes represas hidroeléctricas determinan una apropiación única y homogénea de los ríos, haciendo inviable la pesca, la agricultura de arrozales, la silvicultura y el transporte de pequeñas embarcaciones. Por eso las grandes hidroeléctricas o un conjunto de pequeñas hidroeléctricas representan la privatización del propio río. La fuente de ingreso de miles de familias ribereñas es abruptamente interrumpida, sea por el desplazamiento compulsivo, sea por la inviabilización del ciclo agroextractivista antes existente.

Quien más interactúa con el río y sus sistemas lacustres y de zonas inundables para arrozales es quien más sufre los efectos de las hidroeléctricas. A cambio de esto, cuanto mucho, reciben indemnizaciones ínfimas y que no garantizan su reasentamiento en condiciones equivalentes. Mucho menos garantizar su transición segura hacia la condición urbana, lo que involucraría mucho más que recursos financieros.

Las denuncias de las comunidades locales desplazadas y afectadas por las hidroeléctricas se han registrado y motivado acciones judiciales que, en la mayoría de los casos, son paradas en la primera instancia o filtradas en la segunda. El reconocimiento de las comunidades ribereñas como pueblos tradicionales (lo que requeriría consultas previas informadas) y una política nacional de salvaguardas para el desplazamiento de comunidades por grandes proyectos, pueden ser al mismo tiempo instrumentos de resistencia y de desestímulo de esos negocios, basados en la expropiación de comunidades y bienes públicos.

JSB - En general, esas grandes obras son hechas bajo el argumento del desarrollo, del crecimiento, lo que, obvio, no justifica que afecten directamente a esas poblaciones. ¿Por qué ocurre esto?

Luis Novoa – El llamada chantaje local es mucho más perverso y se efectiviza en regiones construidas y concebidas como atrasadas, en falta, por tanto, con lo que serían los requisitos del desarrollo, tales como empleos formales y poder de consumo. Por eso, en los bordes depredados y devastados de la Amazonia o en áreas consideradas estancadas, entra el poder de seducción del escenario de "salto adelante”, ofrecido por los grandes proyectos. La frontera de acumulación, de esta manera, se consolida con costos de frontera, en otros términos, con la precarización del mercado de trabajo y el relajamiento de la legislación ambiental.

Para el especialista Luis Novoa, sólo las luchas en los propios territorios podrán hacer frente a las inciativas de financiarización de la naturaleza.

 

Lo peor es que hasta inclusive la retención y la divulgación de la experiencia de esas apropiaciones devastadoras viene siendo dificultada por una política deliberada de blindaje jurídico y técnico, como se hace nítido en el caso del desastre social y ambiental porque pasó la región de Porto Velho [Rondonia], después de la construcción de las hidroeléctricas de Santo Antonio y Jirau [ambas en el río Madeira].

JSB - En este proceso de financiarización, ¿qué responsabilidades tienen los gobiernos al abrirse tanto a los consorcios?

Luis Novoa – Los gobiernos abrieron y limpiaron el terreno con sus estatales y bancos públicos. Adecuaron las reglas sectoriales a los arreglos empresariales más articulados y, ahora, tratan de bonificarlos con subsidios, indemnizaciones por eventuales pérdidas de lucratividad potencial, entre otros beneficios obscenos. Máxima acción en el apoyo a los conglomerados privados, mínima regulación.

El resultado de esto es la conversión de los bienes naturales y sectores de infraestructura, antes considerados estratégicos, en mercados altamente rentables, a corto plazo. Sujetos, por lo tanto, a movimientos especulativos, prácticas combinadas de fusiones y adquisiciones, con anticipaciones financieras, a artificios de todo orden, para generar máximo retorno y liquidez. Todo a contramano del planeamiento público de la expansión y calificación de esos servicios.

JSB – Con este panorama, ¿cuál es el mayor desafío de los movimientos sociales y de los que tienen una visión más amplia de este tipo de comercialización de bienes naturales?

Luis Novoa – Clamar por soberanía o renacionalización de esos bienes no basta, tal vez hasta inclusive, sea un expediente de ilusionismo y apasivamiento social. Después de las rebeliones populares en Argentina, Bolivia y Ecuador, entre 2000 y 2004, por ejemplo, los gobiernos autodeclarados progresistas se convirtieron en instancias intermediadoras de la continuidad de la transferencia de aguas, florestas y subsuelos a los capitales oligopólicos, en forma gradual y negociada.

El vaciamiento del proyecto bolivariano, en los marcos de enclaves de abastecimientos especializados, fue evidente en el apoyo dado por esos gobiernos a proyectos del IIRSA [Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana] y asemejados, más allá de que las concesiones y otras formas de privatización siguieron a paso firme.

Continúo no viendo otra solución que no sea la de articular las luchas en los propios territorios, bajo ataque intensivo de los capitales, territorialidades urbanas incluidas, para recrear situaciones objetivas de impasse, que politicen y amplíen el debate sobre el control y destino de las llamadas riquezas nacionales o del continente.

Fuente: ADITAL

Temas: Economía verde

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