Hay que ruralizar la economía y campesinizar el planeta. Entrevista a Gustavo Duch

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"Es muy importante diferenciar si el alimento llega producido por manos humanas o por la industria agroalimentaria, que es un modelo globalizado capaz de elaborar cualquier cosa en cualquier sitio y trasladarla."

¿Debe y puede el mundo rural volver a ganar peso en la economía? Gustavo Duch (Barcelona, 1965) tiene claro que sí. Este veterinario dedicado a temas de cooperación y desarrollo desgrana en Alimentos bajo sospecha los riesgos que corre el planeta con el actual modelo de producción alimentaria en el que la “esquilmación” de los países pobres y los transgénicos juegan un papel importante. Duch propone que pueblos y ciudades produzcan los alimentos que necesiten, un cambio hacia una agricultura en la que cada país tome el control sobre su alimentación.

Leyendo su libro se le quitan a uno las ganas de comer…
Pues es un mal resultado porque para nada tiene esa intención. Lo que pretende es hacer un ejercicio en positivo para recuperar otra alimentación desde criterios de justicia.

¿Qué alimentos pondría usted en la lista negra y por qué?
Para mi la diferencia no es el alimento, sino quién y cómo se produce. Los alimentos producidos maltratando a la tierra y a los animales muy buenos no pueden ser. Es muy importante diferenciar si el alimento llega producido por manos humanas o por la industria agroalimentaria, que es un modelo globalizado capaz de elaborar cualquier cosa en cualquier sitio y trasladarla. Así los alimentos se producen explotando a la tierra, llenándola de pesticidas y trabajándola sin descanso… Y dejan de ser un bien nutritivo para pasar a ser una mercancía.

Sin embargo se dice que con una agricultura a pequeña escala muchos no comerían…
Comería todo el mundo, sobretodo los que ahora no lo pueden hacer. El 70% de la gente que no come son campesinos.

Esta agricultura ¿sería posible en ciudades como Barcelona o Madrid?
Estamos hablando de que los países prioricen que su propia agricultura alimente a su población. Y no podemos alimentar a Barcelona ni a Catalunya si lo que tenemos es una población campesina del 2,6 o del 2,7%. Claro que esto no se puede cambiar de hoy para mañana y se necesitan unas etapas de transición.

Entonces ¿qué hacemos?
Hay que ir reforzando progresivamente nuestro tejido agrícola para que vuelva a crecer y tengamos así una presencia de agricultores mayor para generar que territorios como Catalunya tengan una buena parte de su alimentación satisfecha.

¡¿Qué la gente vuelva al campo?!
Hay que ruralizar la economía y campesinizar el planeta. El sector primario es básico para remontar esta situación de crisis.

Parece complicada su propuesta…
Se me puede tachar de utópico pero esto tiene que ver con una cuestión de justicia. Si nos alimentamos teniendo un 3,3% de población campesina es porque nos están dando de comer. Y mientras los países del sur nos alimentan con sus monocultivos tenemos más de 1.000 millones de personas que pasan hambre. Así que no es un capricho ni un modelo esnob, es un patrón que parte de la lucha contra la mayor de las injusticias: el hambre.

¿Cambiar este modelo es más una lucha política o económica?
Es un resultado de falta de políticas. De la misma manera que cuando analizamos los problemas financieros vemos como Goldman Sachs ha hecho lo que ha querido y se le ha consentido, en el campo de la agricultura tenemos otros como Monsanto a los que se les ha permitido cualquier movimiento. Hay que recuperar soberanía alimentaria y espacios políticos para poner control a estas barbaridades.

¿Y los ciudadanos qué podemos hacer a pequeña escala?
Participar en movimientos ciudadanos pidiendo que los políticos ejerzan su función de estar al servicio de lo importante. Esta es la primera cuestión y la fundamental.

¿Y la segunda?
En la medida de lo posible hacer un consumo responsable. Sin fustigarnos y disfrutando. Si te apuntas a una cooperativa te darán unos productos frescos de temporada, comerás tomates que saben a tomate, reducirás el consumo de carne…

Propone ‘soberanía alimentaria’ ¿qué es eso?
Recuperar soberanamente la capacidad de decidir qué sistema de alimentación tiene que funcionar en el mundo. Exigir el espacio ciudadano, sobretodo con el protagonismo de los propios agricultores, que son los más perjudicados, para que se diseñen modelos de agricultura diferentes al industrial. La soberanía alimentaria es una estrategia política que se sustenta en la seguridad que tenemos una alternativa: un modelo de agricultura a pequeña escala con gente en el campo. ¡Que los campos estén poblados de agricultores que sean los que alimenten a la gente y no las fábricas ni los especuladores!

En el libro dice que el 40% de los casos de cáncer vienen por cosas que comemos ¿No nos podemos fiar de la industria alimentaria?
La alimentación por sí debe de ser fuente de salud. Y tiene que ser equilibrada, nutritiva… Eso lo hemos perdido y por eso hemos pasado a tener una alimentación bajo sospecha.

¿Cuáles son los alimentos sospechosos?
Podríamos entrar en el debate de los problemas derivados de los trangénicos, del uso excesivo de pesticidas, del tratamiento que se da a los animales… Hemos generado una sospecha razonable porque cada X tiempo tenemos crisis alimenticias y nuestra alimentación ha pasado a tener un exceso de calorías, grasas… que genera problemas de sobrepeso. Y no tenemos información de todo verificable para aseverar con tranquilidad que los transgénicos no generen problemas. Todo lo contrario.

El bioquímico J.M. Mulet asegura que pasan más controles que nadie
Por cada informe científico que habla a favor de los transgénicos hay tres o cuatro que sacan datos en contra. La aprobación del maíz trangénico que pasó Europa, el maíz que se cultiva en España, pasó por un estudio de salud de tres meses con ratas. ¡De tres meses! Para mi es insuficiente. Al final, cuando comemos trangénicos, lo que nos ha de preocupar es que está aumentando, y eso está consensuado por todos los estudios, el consumo de pesticidas. Si eso es saludable o no… para mi queda bastante claro.

Dice que nuestros abuelos comían mejor ¿La calidad de nuestros alimentos es peor?
Claro. Pero distingamos. Desde el punto de vista de controles sanitarios los alimentos ahora pasan más que antes porque no hay más remedio. Pero ¿por qué pasan tantos controles? Era un sistema sencillo y lo hemos convertido en algo peligroso. Y si es peligroso ¿¡por qué los tenemos!? La gran escala exige controles brutales precisamente por los impactos. ¿Hemos de arriesgarnos con este modelo que pone en riesgo en ocasiones la salud y que es el responsable de las catástrofes del hambre en el mundo y de los problemas climáticos?

Pero la fórmula que usted que propone es retroceder…
Es mirar para atrás para dar un paso adelante con inteligencia. No me importa que sea para atrás si lo que hemos de hacer es recuperar buenas prácticas y buenos valores…

¿Ve viable el cambio?
Desde luego la viabilidad no es porque el sistema no tenga capacidad, pero dependen de que haya una verdadera voluntad.

Y ¿la hay?
No. Pero es necesaria una voluntad política de cambiar un modelo que beneficia a cuatro empresas, que son los mismos que controlan a los políticos. Por suerte hoy aún el 70% de los alimentos se producen a pequeña escala y los producen un 50% de la población. Es decir, ese modelo global que estoy denunciando es el que más impactos genera pero no es aún el modelo mayoritario: hay más personas que siguen comiendo de la otra agricultura. Por tanto no es una reversión del 100%, una parte ya está hecha.

Dicen que el E.coli llegó de un campo ecológico ¿debemos poner a la agricultura ecológica bajo sospecha?
No se sabe seguro de dónde vino realmente el foco de E.coli y deberíamos exigir saber su procedencia. La agricultura agroecologica para mi no entra en sospecha. Pero la ecológica, en la que no se usan pesticidas pero que se produce intensivamente en grandes invernaderos, viaja muchos kilómetros y entra en este mismo modelo de comercio infinito, es el mismo modelo.

Una de sus críticas es el abuso y casi expolio de los recursos de los más pobres en beneficio de los más ricos… ¿El tema de la pesca es el caso más flagrante?
Es difícil hacer un podio de injusticias… Para mí todo son medallas de oro: los atuneros del Índico que cuentan con una flota militar protegiéndolos, por ejemplo. Es escandaloso que estemos encontrando en los supermercados sardinas en lata que se han pescado ilegalmente en el Sáhara Occidental. Otro caso es el de la soja. Hay millones de hectáreas dedicadas al cultivo de esta legumbre para alimentar a nuestra. Son terrenos que compiten con hectáreas que deberían estar alimentando a la gente y además son responsables de grandes deforestaciones.

¿Se especula hoy con la comida igual que con el suelo?
No sé si más o menos pero con la comida se especula muchísimo. Y la especulación es la responsable de la subida de precios de los alimentos que lleva a mucha gente a pasar de la línea de comer a no comer.

Dígame algo bueno del modelo agroalimentario actual
Es responsable de catástrofes ecológicas de todas las dimensiones, genera pobreza en el mundo rural del tercer mundo, especialmente…


Solo hay un elemento que es el gancho de la cadena, porque para mi no es positivo, que son los precios teóricamente baratos porque no contabilizamos todas las externalidades que estoy diciendo. Los sistemas políticos, es decir, nuestros dineros, subvencionan este modelo y de ahí los precios baratos. Y acabamos llegando a él porque nos lo están poniendo muy económico. Y en la situación actual la gente más pobre queda enredada.

¿Habría que subvencionar el modelo que usted defiende?
Completamente. Cuando hablo de medidas políticas hablo de eso. Que no se favorezca al supermercado y sí al pequeño comerciante. Si políticamente se hacen cambios no deberíamos encontrarnos con que los productos ecológicos son más caros. Y nuestro dinero ayudaría a un agricultor.

Fuente: Lo que hay que tragar

Temas: Sistema alimentario mundial

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