Antibióticos en la industria alimenticia. Boletín N° 596 de la RALLT

Idioma Español

"“Algunos de los productores avícolas más importantes del país están alimentado a sus pollos de forma rutinaria con una gran variedad de antibióticos, no solamente cuando tienen alguna enfermedad, sino como una práctica generalizada a lo largo de toda la vida de las aves”. Esta es tan sólo una frase, pero puede suponer un terremoto para la industria alimentaria estadounidense. Un reportaje publicado esta semana por Reuters asegura que los mayores productores estadounidenses están proporcionando antibióticos a sus animales de forma habitual, lejos de la revisión de los reguladores alimentarios."

 

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS

 

BOLETÍN 596

 

Contenido:

 

Estados Unidos:

 

POLLOS Y ANTIBIÓTICOS: UNA INVESTIGACIÓN SACUDE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA DE EEUU

 

Asia:

 

PELIGRO DE LOS ANTIBIÓTICOS EN LA ALIMENTACIÓN DE LOS ANIMALES

 

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Estados Unidos:

 

POLLOS Y ANTIBIÓTICOS: UNA INVESTIGACIÓN SACUDE LA INDUSTRIA ALIMENTARIA DE EEUU

 

El 80% de los antibióticos vendidos en Estados Unidos son adquiridos por la industria alimentaria

 

OLCA

 

19 de Septiembre de 2014

 

“Algunos de los productores avícolas más importantes del país están alimentado a sus pollos de forma rutinaria con una gran variedad de antibióticos, no solamente cuando tienen alguna enfermedad, sino como una práctica generalizada a lo largo de toda la vida de las aves”. Esta es tan sólo una frase, pero puede suponer un terremoto para la industria alimentaria estadounidense. Un reportaje publicado esta semana por Reuters asegura que los mayores productores estadounidenses están proporcionando antibióticos a sus animales de forma habitual, lejos de la revisión de los reguladores alimentarios.

 

El uso prolongado de dichos antibióticos en animales que serán posteriormente consumidos por el hombre puede provocar que algunas bacterias generen resistencia a los mismos y, por lo tanto, dejen de ser útiles. Esto ha sido considerado por algunos médicos como la próxima gran epidemia que afrontará el ser humano, como aseguró en el mes de julio el director del CDC (Centers for Disease Control and Prevention Director) Tom Frieden. En Estados Unidos, dos millones de personas contraen cada año infecciones resistentes a los antibióticos, y la situación no es mucho mejor en España.

 

Como puso de manifiesto el primer informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre resistencia a los antibióticos, España se encuentra a la cabeza de los países europeos donde esta amenaza es mayor. Dicho documento aseguraba también que se trata de “un problema tan serio que amenaza los logros de la medicina moderna”. Las razones en nuestro país son, no obstante, diferentes a las de EEUU. Mientras aquí la resistencia se produce como producto del abuso de los medicamentos y de su prescripción, en el país americano es resultado del uso generalizado de antibióticos en la comida. El 80% de los antibióticos vendidos en Estados Unidos son adquiridos por la industria alimentaria, en principio con fines terapéuticos pero, también, como sugiere la investigación realizada por Reuters, para acelerar el crecimiento de los animales, como es el caso de la bacitracina, la tilosina o la vyrginiamicina. Estos descubrimientos pueden resultar preocupantes también para Europa en caso de que el acuerdo de libre comercio con EEUU salga adelante, lo que permitiría la importación de alimentos que no cumplen la normativa comunitaria.

 

Chickengate: un antes y un después

 

Los nombres de compañías como Tyson, Piligrim’s, Perdue, George’s o Koch aparecen en la investigación realizada por Reuters como aquellos que recurren a dosis bajas de antibiótico en la dieta habitual de sus animales. El uso de estos medicamentos durante prolongados períodos de tiempo puede producir la resistencia a los antibióticos, un proceso generalizado en los países occidentales cuyas consecuencias no se pueden anticipar pero que ya están provocando el gasto de millones en tratamientos. Desde los años setenta se sabe que, cuando los antibióticos se administran en pequeñas dosis, las bacterias pueden desarrollar resistencia a los mismos. Ahora este proceso se ha generalizado, y Donald Kennedy, antiguo inspector de la FDA (Food and Drugs Administration), ha calificado la frecuencia con la que las aves consumen antibióticos como “sorprendente”.

 

El principal problema que pone al descubierto la investigación es que, debido a que el uso de los antibióticos es legal, la FDA (Food and Drugs Administration) no se entromete en las razones por las que estos se utilizan, ni en las dosis ni en la longitud de los tratamientos, que se ha disparado desde que comenzasen a utilizarse de manera regular en los años 40. La información confidencial sobre dichos tratamientos se encuentra fuera del conocimiento del gobierno americano, y esta ha sido revelada por primera vez en el artículo de Reuters a partir del análisis de 320 de los conocidos como feed tickets (fichas de alimentación) generados durante los últimos dos años por seis compañías avícolas. Estas fichas especifican los nombres y dosis de los principios activos de cada medicamento consumido, así como la dieta de los animales.

 

Entre las prácticas llevadas a cabo por dos de las firmas analizadas, George’s y Koch Foods, se encuentra proporcionar antibióticos empleados para tratamientos humanos a sus pollos. Como recuerdan los autores del artículo, Brian Grow y P.J. Huffstutter, se trata de otra práctica legal particularmente peligrosa, puesto que puede provocar que, al mismo tiempo que elimina las bacterias más débiles, promocione las superbacterias. Alrededor del 10% de las fichas revisadas por Reuters listan antibióticos considerados como “médicamente importantes” para los humanos, aunque los autores recuerdan que el CDC ha señalado recientemente que no sólo estos provocan el refuerzo de las súperbacterias resistentes a los antibióticos, como ha ocurrido ya con la E. Coli o la Klebesiella.

 

El origen de la utilización de estas medicinas se remonta a los años que siguieron a la Gran Depresión, cuando se descubrió que la penicilina o la estreptomicina (primer medicamento del grupo de los aminoglucósidos) ayudaban a controlar las epidemias. No sólo eso, sino que además permitían que el tracto digestivo de las aves se mantuviese en plena forma, algo que permitía reducir los costes en su alimentación. El lobby americano avicultor ha reaccionado rápido y Tom Super, portavoz del National Chicken Council, ha asegurado que estas prácticas son “buenas y prudentes”. Por su parte, Pilgrim’s Pride ha anunciado acciones legales contra Reuters si el medio no les proporciona acceso a las fichas de alimentación utilizadas en su investigación.

 

¿Alarma internacional?

 

Ninguna de las compañías analizadas por Reuters niega que utilicen antibióticos con el objetivo de mantener saludables a sus pollos. Se trata de una práctica lógica y generalizada de forma internacional que, no obstante, está limitándose en todas las sociedades occidentales. La Comisión Europea adoptó el pasado 10 de septiembre nuevas propuestas destinadas tanto a frenar la resistencia a los antibióticos en la UE como para mejorar la salud y el bienestar de los animales, que serán revisadas próximamente por el Parlamento y el Consejo europeos.

 

Como declaró Tonio Borg, comisario europeo de Salud, estas medidas deben repercutir en la salud pública, puesto que “contribuyen a luchar contra la creciente amenaza de la ‘farmacorresistencia’ para que los antibióticos de uso humano y veterinario sigan siendo eficaces”. El pasado año, Borg alertó sobre el grave peligro que puede causar esta resistencia a los antibióticos, a la que calificó de “grave amenaza” y consideró una prioridad para los países comunitarios. Las decisiones serán coordinadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que se comprometió el pasado año a poner en marcha un Plan Nacional Estratégico para reducir el riesgo de resistencias antimicrobianas.

 

Fuente: http://olca.cl/...

 

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Asia:

 

PELIGRO DE LOS ANTIBIÓTICOS EN LA ALIMENTACIÓN DE LOS ANIMALES

 

Por Martin Khor

 

Cuando el ministro de Salud de Malasia, Datuk Chua Jui Meng reveló que la mitad de los pollos vendidos en el país contenían nitrofuran, un antibiótico cancerígeno, reabrió una larga polémica sobre el uso generalizado de los antibióticos en la ración de los animales y sus peligros.

 

¿Es seguro consumir pollos alimentados con antibióticos? Esta pregunta ocupó la atención de los malasios después de que en agosto se revelara que la mitad de los pollos vendidos en los mercados locales podrían estar contaminados con altos niveles de nitrofuran, un antibiótico que se sabe es cancerígeno.

 

Según versiones del ministro de Salud, Datuk Chua Jui Meng, una encuesta del Ministerio reveló que 51 por ciento de las muestras de pollos traídos de distintas localidades contenían nitrofuran a niveles de hasta 4.000 por ciento por encima del pautado por el Departamento de Veterinaria.

 

Datuk Chua dijo que su despacho no permitía el uso de nitrofuran en raciones para pollos, y criticó a la industria avícola por su dualidad, pues destina a la exportación pollos alimentados con raciones sin nitrofuran, pero no así al mercado nacional.

 

Al día siguiente el Departamento de Veterinaria, que supervisa las prácticas de la industria de cría de animales, a través del subdirector general, Datuk Anwar Hassan, salió en defensa del uso de nitrofuran con el argumento de que a los siete días de ingerido el nivel en la sangre desaparece al ser excretado, y agregó que el uso de antibióticos alternativos aumentaría el precio de los pollos y de los huevos.

 

La Asociación de Criadores de Animales dijo que para contraer cáncer, una persona debería comer pollo con nitrofuran durante 28.500 años, pero los grupos de consumidores, encabezados por la Asociación de Consumidores de Penang (CAP), exigieron la prohibición inmediata del uso de nitrofuran en la ración para animales.

 

El ministro de Asuntos de Comercio Nacional y Consumidores, Datuk Abu Hassan Omar, reclamó que se estableciera un nivel seguro de nitrofuran para disipar los temores y Datuk Chua siguió firme en su posición. Dijo que no sabía cuántos años había que comer pollo contaminado con nitrofuran para enfermar de cáncer, pero que "todos los pollos a la venta debían estar libres de nitrofuran".

 

Motivos sobran

 

El Departamento de Veterinaria permite a la industria avícola el uso de antibióticos, y existen muy pocas restricciones o controles sobre la venta o uso de medicamentos en animales y en raciones para animales. Por otro lado, las Regulaciones Alimentarias de 1985 prohíben la presencia de antibióticos en la carne, los productos cárnicos y la leche.

 

Esto implica que si bien los establecimientos de cría de animales pueden suministrarles antibióticos, deberán hacerlo cuidando que al momento de ponerlos a la venta ya los hayan eliminado, lo cual se logra dándoles ración sin antibióticos varios días antes.

 

En la práctica, como demostró el estudio del Ministerio de Salud, la mitad de los pollos a la venta todavía tenían nitrofuran. Obviamente los avicultores no cumplieron la disposición.

 

Hay que tener en cuenta, además, que el nitrofuran es tan sólo una de las drogas utilizadas en las raciones para pollos. Si las pruebas hubieran incluido otros antibióticos, la incidencia de la contaminación habría sido mucho mayor, tal vez de 100 por ciento.

 

Hay buenas razones para prohibir la presencia de antibióticos en la carne de animales destinada al consumo.

 

En el caso del nitrofuran, como señaló Datuk Chua, los países desarrollados y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) no estipulan niveles permisibles, lo que implica que la sustancia es "insegura en cualquier grado".

 

En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos prohibió a la industria avícola y porcina el tratamiento con dos nitrofuranos --furazolidone y nitrofurazone-- por ser cancerígenos.

 

Ya en 1984 la Asociación de Consumidores de Penang de Malasia había exigido la prohibición del nitrofuran y de varias otras drogas en las raciones para animales.

 

Pero el caso del nitrofuran es apenas la punta del iceberg. La industria de cría de animales para el consumo utiliza distintas drogas tales como antibióticos --para el tratamiento de enfermedades y para el crecimiento--, hormonas --para engorde y crecimiento--, esteroides --para dar peso--, y tranquilizantes --para combatir el estrés--.

 

Los riesgos para la salud humana son cada vez mayores, y se tornan evidentes cuando una sustancia cancerígena como el nitrofuran pasa de la carne de pollo a los seres humanos. Pero también hay otras sustancias utilizadas en las raciones para animales que tienen graves efectos secundarios. Por ejemplo, el residuo de sustancias de la familia de la penicilina puede provocar reacciones alérgicas en algunas personas; el uso prolongado y altas dosis de neomicina, gentamicina y estreptomicina puede tener efectos secundarios como sordera y problemas renales; la tetraciclina puede empeorar una enfermedad renal. El trimetoprim está contraindicado para recién nacidos, mujeres embarazadas o personas con problemas renales.

 

Todas esas sustancias se encuentran tanto en las raciones como en los productos para el tratamiento de enfermedades de animales.

 

Tal vez lo más peligroso sea que el consumo de esos antibióticos genera cepas de bacterias resistentes a los antibióticos, que cuando pasan a los consumidores los exponen a enfermedades que resultarán difíciles o imposibles de tratar con antibióticos.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el resurgimiento de enfermedades mortales causadas por bacterias resistentes a los antibióticos. Según un libro publicado recientemente por la Asociación de Consumidores de Penang, La venganza de los gérmenes asesinos, "si estos gérmenes mutantes, causantes de enfermedades, no pueden ser eliminados con antibióticos comunes, entonces las enfermedades simples que causan, como intoxicación, pueden llegar a ser mortales.

 

"Las personas más vulnerables --los niños, los ancianos, los enfermos-- pueden morir antes de que los médicos encuentren un antibiótico efectivo. Aun cuando los gérmenes resistentes no provoquen una enfermedad, pueden multiplicarse en el organismo y transferir a otras bacterias su factor de resistencia a los antibióticos".

 

Uso indiscriminado

 

Las diversas encuestas realizadas por la Asociación de Consumidores de Penang a lo largo de varios años revelaron que en Malasia se hace un uso indiscriminado de antibióticos en la cría de animales para engordar y tratar las enfermedades de pollos y cerdos. Y más recientemente en diversos tipos de carne (pollo, vaca, cordero y cerdo) también se encontraron super gérmenes resistentes a los antibióticos:

 

* El 86 por ciento de las muestras de bacterias de esos animales presentaban cierto grado de resistencia a la ampicilina, y 28 por ciento una resistencia total.

 

* El 58 por ciento de las muestras de bacterias presentaron cierta resistencia a la amoxicilina y tres por ciento una resistencia total.

 

Tanto la ampicilina como la amoxicilina pertenecen a la familia de la penicilina y son ampliamente utilizadas para una serie de enfermedades. Pero la resistencia de las bacterias a esas drogas implica que ya no surtirán efecto.

 

Otras pruebas realizadas previamente por la Asociación de Consumidores de Penang en pollos, cerdos y corderos, habían identificado cuatro cepas de bacterias patógenas resistentes a los antibióticos comunes.

 

* En la carne de pollos, la penicilina no logró combatir la bacteria E.coli y el cloramfenicol y la neomicina tuvieron muy pocos efectos sobre el E.coli y otros dos tipos de bacterias.

 

* En la carne de cordero se detectaron tres tipos de bacterias completamente resistentes a la penicilina, mientras que el cloramfenicol y la neomicina surtieron muy pocos efectos.

 

* En la carne de cerdo también se identificaron varios tipos de bacterias, todas resistentes a la penicilina; la neomicina tampoco sirvió para el tratamiento de tres tipos de bacterias; la tetraciclina y el cloramfenicol tuvieron muy pocos efectos sobre la bacteria E. coli.

 

El E.Coli ha sido noticia últimamente ya que una cepa (E.Coli O-157) causó el caso más grave de intoxicación por alimentos en Japón, que afectó a más de 9.000 personas, provocando la muerte a siete de ellas.

 

Ante la creciente evidencia del peligro, varios países, entre ellos Australia, Francia y Suiza, han prohibido o restringido severamente el uso de antibióticos en las raciones para animales. Australia y Francia prohíben también el uso de hormonas.

 

Estados Unidos prohibió los nitrofuranos, el cloramfenicol y la ampicilina en las raciones para animales, mientras que en Alemania y en Holanda están prohibidas la penicilina y la tetraciclina.

 

Hay pruebas más que suficientes de que la autorregulación de la industria de la cría de animales en materia de seguridad no funciona. La aparición de la enfermedad de la vaca loca en Europa y la intoxicación epidémica por alimentos en Japón son advertencias que no pueden ser ignoradas. La seguridad de todos debe ser más importante que las ganancias de algunos

 

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RALLT

Temas: Sistema alimentario mundial

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