México: permisos de liberación OGM. Boletín N° 538 de la RALLT

Idioma Español
País México

"Hacemos una síntesis de los argumentos científico-técnicos que han discutido miles de científicos de México y del mundo en torno a los riesgos, incertidumbres e insuficiencias tecnológicas de los cultivos transgénicos. En particular, analizamos el caso del maíz transgénico en su centro de origen, que es México." Boletín N° 538 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos

RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRASNGÉNICOS
BOLETÍN 538

LAS OPINIONES Y REFLEXIONES QUE INTEGRAN ESTE DOCUMENTO FUERON RECABADAS POR INICIATIVA DEL INSTITUTO DE ECOLOGÍA DE LA UNAM EN EL MARCO DE LA CONSULTA PÚBLICA DE SOLICITUDES DE PERMISOS DE LIBERACIÓN DE OGM

Introducción

El documento reúne la opinión de investigadores de distintas instituciones que actualmente trabajan en las áreas de genética de poblaciones, agroecología, sistemas complejos, ecotoxicología, genética molecular, bioética y bioseguridad.

Este esfuerzo nos pareció pertinente y crucial dado que México es centro de origen y diversidad de maíz. Albergar esta diversidad supone recursos invaluables para enfrentar las necesidades alimentarias del país, así como posibles plagas, enfermedades y efectos del cambio climático, pero conlleva la responsabilidad de garantizar las condiciones para que esta diversidad se mantenga en el futuro y pueda ser usada para beneficio de todos los mexicanos. Las opiniones aquí vertidas evidencian que en algunos casos la información que sería necesaria para evaluar inequívocamente los costos y beneficios que representaría para México la liberación de maíz GM no está disponible de forma pública y transparente. Sin embargo, en áreas como la genética poblacional y molecular y la ecotoxicología, se presentan datos y evidencia científica que deja claro que nuestro país enfrentaría fuertes riegos y daños en caso de que se aprobara la siembra a campo abierto de maíz transgénico. De manera resumida:

Los datos disponibles para el flujo génico en poblaciones de maíz y otras plantas GM, aunados al reporte de la Conabio que indica que todo México debe considerarse centro de origen y diversidad del maíz, muestran que el maíz GM y los maíces nativos y sus parientes silvestres no pueden coexistir sin que haya contaminación.

La presencia a gran escala de cultivos genéticamente modificados y sus productos derivados conduce al desarrollo de resistencia en plagas y malezas, que a su vez llevan a incrementar el uso de agroquímicos.

Las pruebas de ecotoxicidad y genotoxicidad aplicadas al glifosato y glufosinato de amonio, asociados a las respectivas líneas de maíz resistente, muestran que ambas sustancias pueden generar daños graves en los seres humanos y otros animales, además de que existen datos epidemiológicos que indican que la exposición ocupacional a estos agroquímicos conlleva daños a la salud humana.

Existen potenciales efectos adversos asociados a la estructura molecular de las construcciones trangénicas, por ejemplo a la presencia de la secuencia conocida como Gen Viral VI, además de que las solicitudes de siembra que se evalúan actualmente no incluyen un plan integral de monitoreo y bioseguridad.

El hecho de que las semillas de maíz GM estén bajo propiedad intelectual, restringe severamente las prácticas tradicionales de intercambio de semillas, afectando así a la diversidad agrícola y biocultural.

El que las líneas de maíz GM sean desarrolladas y comercializadas por compañías que sólo buscan maximizar sus ganancias, genera dependencia tecnológica y económica, pone en riesgo el derecho a los alimentos en la escala nacional y pone en riesgo prácticas de producción agrícola sustentables.

En las opiniones aquí presentadas se discuten también alternativas al uso de maíz GM en México, tales como las planteadas desde la agroecología. Éstas constituyen alternativas productivas y sustentables que se nutren de la agrobiodiversidad que caracteriza a México y que al mismo tiempo favorecen su mantenimiento. Tomadas en conjunto, las opiniones incluidas en este documento indican que no existe evidencia suficiente para respaldar los posibles beneficios de la liberación de maíz GM, mientras que sí la hay respecto a algunos de los riesgos asociados, por lo que se recomienda no aprobar la siembra de maíz GM en México.

Maíz GM en México: un camino irreversible en detrimento de la agrobiodiversidad, la subsistencia campesina y el derecho a la alimentación en el centro de origen del maíz.

Elena R. Álvarez-Buylla, David Quist, Alma Piñeyro Nelson, Emiliano Rodríguez, Antonio Serratos, Alejandro Espinosa.

En esta opinión hacemos una síntesis de los argumentos científico-técnicos que han discutido miles de científicos de México y del mundo en torno a los riesgos, incertidumbres e insuficiencias tecnológicas de los cultivos transgénicos. En particular, analizamos el caso del maíz transgénico en su centro de origen, que es México.

Estos argumentos responden a la demanda del gobierno mexicano para que los expertos emitan su opinión en torno a los permisos para la liberación comercial de maíz transgénico en México. En este documento se sintetizan y enlistan los argumentos más claros y consensuados. El detalle técnico de los mismos se encuentra en las fuentes o referencias citadas al final del documento.

Los argumentos que presentamos se han nutrido de discusiones y aportaciones de miembros de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), de otras agrupaciones científicas del mundo, así como de numerosos especialistas quienes, a título individual, han contribuido a integrarlos. A las preocupaciones legítimas que derivan de preguntas científicas se suman otras legales, sociales y económicas sobre las implicaciones para la seguridad alimentaria y el derecho a los alimentos de usar cultivos genéticamente modificados en sus centros de origen y diversidad. Esta opinión es de carácter interdisciplinario y también integra argumentos en estos ámbitos. Pero una discusión mucho más a fondo se puede encontrar en el expediente sobre el tema que está en prensa editado por la UNAM y la UCCS.

Una de las conclusiones más importantes de nuestros análisis científicos sobre las consecuencias no deseadas de la liberación de maíz transgénico en México es que éstas son potencialmente irreversibles. Con esto quedaría debilitado el cultivo milenario del maíz mexicano, ubicado en el corazón de la cultura mesoamericana y que es también el alimento básico de los mexicanos y millones de personas más. Las consecuencias de este tipo de prácticas ponen en riesgo nuestra comida y nuestra salud, así como la indispensable manera comunal de crear y mantener la diversidad genética del maíz, proceso dinámico que no puede preservarse o congelarse en un banco de germoplasma: son justamente las prácticas tradicionales las que han dado lugar y seguirán generando la diversidad genética en el maíz mexicano. Si se generaliza el cultivo de maíz transgénico, los productores campesinos mexicanos dependerían de las corporaciones dueñas de las patentes de los maíces transgénicos, amenazando el derecho a guardar semillas, disminuyendo la biodiversidad agrícola y destruyendo una cultura milenaria asociada al maíz. Todo esto afectaría de manera negativa a los consumidores de maíz de todo el mundo y a la seguridad alimentaria global, entorpeciendo la posibilidad de enfrentar los retos impuestos por un clima cada vez más cambiante e impredecible.

Introducción y Antecedentes

En 1999, después de una experiencia de 11 años en bioseguridad, el gobierno mexicano, siguiendo el consejo científico de un panel de expertos, sacó una moratoria de facto sobre el cultivo de maíz genéticamente modificado con el fin de salvaguardar el patrimonio cultural y natural de México (Serratos-Hernández 2009). Nuestro país, como el principal guardián de este cultivo esencial, tiene la responsabilidad única e importante de preservar la diversidad genética del maíz no sólo para poder responder a los retos de la seguridad alimentaria, incluyendo aquellos impuestos por el cambio climático, o para garantizar una oferta diversa y saludable de productos derivados de esta planta, sino también para garantizar la soberanía alimentaria de México al ser el maíz el alimento básico de sus habitantes.

En 2005, se publicó un decreto que eliminaba la moratoria de facto a la siembra de maíz transgénico–a pesar de que la situación que la motivó en primer lugar no había cambiado–, lo cual, junto con lo establecido en la LBOGM, abrió el camino para la aprobación de plantaciones comerciales a gran escala de cultivos genéticamente modificados. Así, desde 2009, la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM) ha dado el visto bueno a 177 ensayos de sembradíos de maíz transgénico. Los beneficiarios de estas aprobaciones son, principalmente, cuatro compañías transnacionales: Dow AgroSciences, DuPont, Monsanto y Syngenta. Estas plantaciones de prueba no son más que reiteraciones de los ensayos evaluados previamente que dieron lugar a la moratoria de 1999. Por lo tanto, los resultados de estas pruebas deberían de haber confirmado, en todo caso, las razones para mantener dicha moratoria.

Por el contrario, y sin haber hecho una presentación formal y pública de los resultados de los ensayos de sembradíos que hicieron, como lo demanda la LBOGM y su reglamento, tres empresas multinacionales se encuentran ahora en las etapas finales de aprobación para liberar variedades de maíz transgénicas a gran escala. Estas variedades se encuentran protegidas por patentes en México.

Ésta es una decisión con implicaciones potencialmente irreversibles para la biodiversidad agrícola, la subsistencia de los campesinos y el derecho a los alimentos.

Durante la historia de este proceso, científicos, ONGs y el público en general han denunciado estos asuntos en distintos foros por más de 15 años. Por su parte, las respuestas del gobierno mexicano han variado, pero la tendencia ha sido abrirle la puerta a la posibilidad legal de liberar maíz transgénico en el campo mexicano (Peralta y Marielle 2010).

Lo claro es que una decisión de esta magnitud debe ser cuidadosamente considerada. Esto requiere de una evaluación de riesgos deliberativa, incluyente y transparente que involucre a un amplio grupo de actores. Desafortunadamente, hasta la fecha, el proceso de “consulta pública” (comisionado por la Ley de Bioseguridad antes mencionada), que fue presentado por el gobierno mexicano, ha tratado de todo menos de estos procedimientos. No sólo la duración de la consulta pública es demasiado corta (20 días una vez que se ha hecho el anuncio) sino que la falta de transparencia en el proceso –dado que los resultados detallados de las liberaciones “piloto” y “experimentales” de maíz genéticamente modificado aún no se han hecho públicos, y mucho menos se han puesto a consideración de científicos independientes y expertos en las áreas involucradas– se ha adelantado a cualquier escrutinio científico.

Esto no sólo socava los principios de crítica y verificación independiente que se encuentran en el núcleo de la práctica científica sólida: también representa perder la oportunidad de abordar cuestiones de bioseguridad que garanticen la protección del medio ambiente en los centros de origen y diversidad genética ante cualquier liberación aprobada de algún organismo genéticamente modificado. Además, el gobierno mexicano se ha decidido por un proceso de consulta pública que limita las críticas a sólo aquellas que puedan ser “científica y técnicamente justificadas”, restringiendo así muchas que podrían retroalimentar y enmarcar legítimamente el tema de la aprobación o no aprobación de este tipo de cultivos. Esto asume que sólo existen problemas científicos y técnicos, e ignora por completo las consideraciones igualmente válidas y razonables de los impactos sociales, económicos, legales y éticos.

Aquí analizamos los principales problemas ambientales, de salud, legales, socioeconómicos y de seguridad alimentaria que conlleva la liberación a gran escala de maíz transgénico en México. Todo ello, sobre bases técnicas y científicas sólidas respaldadas por referencias arbitradas, publicadas y validadas internacionalmente. Encontramos que la justificación científica y la evidencia de utilidad social, ambiental o agrícola han brillado por su ausencia después de más de 16 años de plantar cultivos genéticamente modificados en los Estados Unidos y en algunos otros países (Gurian- Sherman 2009, 2012; Gurian-Sherman y Gurwick 2009; Benbrook 2012). Además, también existen razones irrefutables –de índole científico, social, ambiental y cultural– para detener la liberación de cultivos genéticamente modificados en sus centros de origen y diversidad (ver también Commission for Environmental Cooperation 2004).

Podemos concluir que las acciones más prudentes implican medidas preventivas. Éstas se pueden lograr si se implementa una política precautoria que asegure la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad agrícola del maíz en México. Para eso se requiere establecer una moratoria efectiva y oficial sobre el cultivo de variedades de maíz genéticamente modificadas, y comenzar una investigación a largo plazo que evalúe los beneficios, riesgos y oportunidades que ofrece el amplio abanico de prácticas agronómicas para potenciar la agricultura mexicana y mejorar el modo de vida de las comunidades rurales de nuestro país. Esto último debería ser evaluado en términos de su efectividad para alcanzar una producción suficiente y sustentable del maíz.

Este tipo de acciones precautorias han sido tomadas recientemente por otros países que también poseen una biodiversidad agrícola importante, específicamente India, en torno al caso de la posible introducción de berenjena Bt, Perú, respecto al cultivo de plantas genéticamente modificadas de diversos cultivos, incluida la papa y el maíz mismo, y Bolivia, por la diseminación de semillas transgénicas de diversos cultivos.

El reto principal para el derecho a los alimentos y la seguridad alimentaria es tomar decisiones el día de hoy que preserven estos mismos derechos para generaciones futuras. Esto significa que las políticas del campo deben instruir a nuestros agricultores para que provean, a su vez, una diversidad de opciones agrícolas a los campesinos del mañana (Álvarez-Buylla et al., 2011). Para lograr este objetivo, un asunto central que debe tratarse es la responsabilidad de México por salvaguardar la agrobiodiversidad del maíz. Por eso, analizamos las consecuencias potenciales de la introducción de maíz genéticamente modificado en nuestro país desde cinco perspectivas distintas: conservación ambiental y biodiversidad, salud humana y animal, leyes, economía y sociedad, y seguridad alimentaria. Muchos de estos campos comparten preocupaciones comunes, y datos sustentados en estudios científicos sólidos, particularmente la hibridación de variedades de maíz genéticamente modificado con variedades de maíz silvestres, realidad biológica que ya ha sido documentada en México y observada desde el periodo en que la moratoria estaba vigente hasta hoy en día (ver referencias abajo).

Enseguida discutimos varias incertidumbres que ameritan más investigación y claridad con respecto a la liberación de maíz transgénico en México, pero tenemos ya suficientes datos y evidencia a la mano para justificar acciones precautorias.

IMPLICACIONES PARA EL AMBIENTE Y LA BIODIVERSIDAD

(i)La liberación al ambiente de maíz genéticamente modificado en México puede tener efectos adversos en la conservación de la biodiversidad agrícola de este cultivo México, reconocido como el centro de origen y diversidad del maíz (Kato et al. 2009), mantiene su biodiversidad agrícola a través del intercambio de semillas entre campesinos y su posterior selección

Esta práctica es una actividad vital que genera y mantiene el germoplasma para aquellas personas que cultivan el maíz alrededor del mundo, logrando así un equilibrio entre varias fuerzas evolutivas (ver la opinión de Ana Escalante en este compendio): la deriva génica, la selección natural y el flujo génico. La variación genética que resulta de este tipo de tradiciones es necesaria para que el maíz pueda responder efectivamente contra nuevas plagas o a preferencias de los consumidores (Álvarez- Buylla et al. 2011; Ureta et al. 2011). Además, la evidencia acumulada sugiere que las comunidades que mantienen altos niveles de biodiversidad agrícola del maíz están mejor posicionadas para resistir cambios climáticos (Bellon et al. 2011). La comercialización de maíz genéticamente modificado en México amenaza con interrumpir este proceso que subyace la diversificación de su germoplasma, además de desafiar el modo de vida de los campesinos que producen más del 70% del maíz usado para consumo humano en México.

La Ley Mexicana de Bioseguridad contiene un Régimen de Protección Especial que se creó con el fin de salvaguardar la diversidad genética de las variedades locales, cultivadas o silvestres, de plantas cultivadas cuyo centro de origen y/o diversidad es México (LBOGM 2005). Sin embargo, varias modificaciones posteriores a las regulaciones de bioseguridad de esta misma ley la contradijeron (LBOGM-Reglamento 2009) y eliminaron esta disposición con la suposición de que hay áreas en México que no requieren del régimen de protección especial.

Más aún, para proveer de un marco aparentemente legal que permita la liberación de variedades de maíz genéticamente modificadas, el gobierno mexicano ha publicado, según el mandato de la LBOGM, un acuerdo que ubica al centro de origen y diversidad del maíz fuera de las áreas en donde las plantas transgénicas serían cultivadas. Sin embargo, análisis científicos llevados a cabo por la agencia líder de biodiversidad en México, la CONABIO, encontraron diversidad nativa del maíz a lo largo y ancho de todo el territorio mexicano (Acevedo et al. 2011; Reporte Oficial de CONABIO: ver aquí) lo cual, junto con los datos que evidencian el flujo de transgenes (Piñeyro-Nelson et al. 2008), conduce a la conclusión irrefutable de que todo México debería de ser considerado como el centro del origen del maíz y de su diversidad (Kato et al. 2009).

(ii) Los estudios de flujo de genes confirman la inverosimilitud biológica y política de la coexistencia sin contaminación entre maíz genéticamente modificado y maíz silvestre

Las agencias que monitorean la implementación de la LBOGM afirman que las áreas de producción de maíz genéticamente modificado (principalmente en el norte de México) pueden ser segregadas de otras áreas abiertas de cultivo de variedades nativas (o “criollas”) de maíz. Sin embargo, la abundante evidencia científica que documenta el flujo de genes en maíz (Quist y Chapela 2001; Serratos et al. 2004; Serratos et al. 2007; Piñeyro-Nelson et al. 2009a, b; Dyer et al. 2008, 2009; van Heerwaarden et al. 2012) y algodón (Wegier et al. 2011) en México demuestra, por el contrario, que esta coexistencia no es posible. Por poner un ejemplo, la incidencia de “contaminación” del suministro de maíz en los Estados Unidos con una variedad de maíz genéticamente modificado no aprobado para el consumo humano (conocido como “Starlink”) condujo a la pérdida de millones de dólares para los productores. Aún después de años de monitoreo y análisis, el suministro alimenticio de maíz todavía presentaba un nivel bajo de transgenes (Marvier y Van Acker 2005).

Como la producción y el consumo de maíz son mucho más extensos en México que en Estados Unidos de Norteamérica, dicho flujo génico será mucho más abundante, y por tanto, más difícil o incluso imposible de controlar y revertir. Dada la persistencia e incertidumbres del impacto que puede causar el flujo de transgenes y su acumulación en los genomas de los maíces nativos, este asunto tiene relevancia innegable con posibles implicaciones biológicas, en la agrobiodiversidad, socioeconómicas, legales y de conservación.

(iii) La presencia a gran escala y uso de características de cultivos genéticamente modificados y sus productos derivados conduce al desarrollo de resistencia en plagas y malezas

La experiencia global con las dos características predominantes de los cultivos genéticamente modificados, una que confiere resistencia a plagas específicas de insectos y la otra que provee tolerancia a la aplicación de herbicidas, están provocando la generación de plagas y malezas resistentes. Esto tiene un efecto secundario sobre el ambiente, ya que se necesita aplicar otro tipo de pesticidas y herbicidas para enfrentar el problema. Así, estamos repitiendo el mismo ciclo de resistencia ya observado con los antibióticos en el área médica (Benbrook 2012).

Sobre este asunto se están acumulando cada vez más ejemplos en todos los países en donde se siembran cultivos transgénicos.

(iv) La presencia a gran escala de cultivos transgénicos y el uso de genes de resistencia en los cultivos genéticamente modificados pueden ocasionar impactos no deseados en organismos que no son objeto de la biotecnología

Varios estudios han documentado efectos negativos inesperados en organismos que no son el objetivo de los organismos genéticamente modificados en cuestión (ver revisión en: Álvarez-Buylla 2004). Dichos efectos son propensos a multiplicarse en regiones megadiversas como México.

IMPLICACIONES PARA LA SALUD HUMANA Y ANIMAL

En contraste con muchos países industrializados en donde el maíz es usado principalmente como alimento para ganado y para procesos industriales, en México, el maíz es consumido en grandes cantidades (de 240-300 g diarios) y sin ser procesado demasiado, siendo así uno de los alimentos básicos del mexicano (Ackerman et al. 2003). Aún existen grandes interrogantes con respecto a los posibles efectos a largo plazo en la salud humana y animal que podrían surgir como consecuencia del consumo prolongado de cultivos genéticamente modificados y de sus agroquímicos asociados. Este tipo de preocupaciones son relevantes (Domingo 2007), especialmente porque un creciente número de estudios científicos sugieren daños a la salud en pruebas con animales (Mathews et al. 2005; López et al. 2012; Malatesta et al. 2002a, b, 2003; Seralini et al. 2012). Dichos descubrimientos han iniciado un debate global sobre la necesidad de estudios estandarizados y de largo plazo para comprobar la veracidad de sus resultados.

Adicionalmente, muchas investigaciones (Classen et al. 1990; Arnason et al. 1994; Serratos et al. 1993; Vázquez-Carrillo et al. 2011) muestran que el valor nutricional y los productos del metabolismo secundario ( i.e. proteínas, azúcares libres, aceites y contenido fenólico) de un germoplasma genéticamente más diverso como el de las variedades nativas del maíz es mucho mayor y con impactos en salud mucho mejores, en comparación con los pedigrees idénticos de los híbridos transgénicos. Por tanto, es obvio que las variedades silvestres, como fuentes de productos de defensa naturales, proveerían de una dieta más sana a la población mexicana.

(v) Riesgo de contaminación de la cadena alimenticia del maíz con biocombustibles y otras líneas de maíz transgénico que producen productos farmacéuticos o industriales (líneas biorreactoras)

Existen varias líneas de maíz transgénico biorreactor que están siendo producidas y probadas: desde aquéllas destinadas a biocombustibles, que tienen índices glucémicos extremadamente altos, a las que se usan para producir fármacos o sustancias químicas experimentales (Ellstrand 2003). Una plantación comercial a gran escala de maíz genéticamente modificado aumenta las probabilidades de que dichas semillas bioreactoras escapen a las regiones mexicanas productoras de maíz y afecten las cadenas alimenticias que sostienen estos cultivos. Esto amenazaría de manera profunda la seguridad alimentaria en México y en otros lugares.

IMPLICACIONES LEGALES, SOCIOECONÓMICAS Y CULTURALES

Los problemas socioeconómicos, legales y culturales se interrelacionan con el asunto de los derechos de propiedad intelectual (DPIs) vía patentes de los transgenes y la protección de las variedades vegetales (PVV) de las variedades híbridas.

(vi) Los DPIs restringirán severamente las prácticas tradicionales de intercambio de semillas, afectando así a la agrobiodiversidad y el derecho a los alimentos

Los DPIs de las variedades de maíz genéticamente modificadas podrían afectar el manejo comunal de almacenamiento de semillas, amenazando la reproducción de sistemas abiertos de semillas indispensables para la supervivencia a largo plazo de la diversidad genética local (Álvarez- Buylla et al. 2011). Aún no hemos examinado las implicaciones de las patentes mexicanas y las leyes de protección de variedades vegetales, pero sin duda esta es un área que requiere de más investigación.

(vii) Los DPIs imponen un régimen de propiedad, amenazando a la soberanía alimentaria A través del registro de variedades vegetales del gobierno de México, tratamos de rastrear familias pedigrees de las variedades usadas por los solicitantes y adaptadas para el ambiente mexicano. Encontramos que la información no está disponible para el público a través de fuentes online ( ver aquí)

Desde nuestro punto de vista, todavía se mantiene abierta la pregunta de si estas variedades de maíz genéticamente modificadas, para las cuales las compañías privadas están buscando patentes y PVVs, utilizan germoplasma de maíz mexicano que habría sido desarrollado por campesinos mexicanos o por instituciones de investigación nacionales. Las implicaciones de la privatización para la seguridad alimentaria deben analizarse más a fondo.

(viii) Los DPIs contribuyen a consolidar el mercado de semillas y a afectar el precio de las mismas

Mientras México parece estar replicando las mismas políticas y estrategias de mercado que otros países, como los Estados Unidos, aplican para los cultivos genéticamente modificados, la experiencia de ésta y otras naciones que adoptan prácticas de biotecnología agrícola puede ser valiosa para poder predecir resultados similares.

La experiencia global con los DPIs sobre germoplasmas ha facilitado la concentración de suministros de semillas y de las mejores tierras en un pequeño número de corporaciones multinacionales (Adi 2006; Sagar 2000; Howard 2009). Esto ha dado como resultado una disminución en la competencia de mercado (Pinstrup-Andersen 1999) y aumentos notables en el precio de las semillas (Shi et al. 2009).

El sector semillero de México ya está dominado por algunas de estas compañías que buscan introducir maíz protegidos por DPIs (Luna et al. 2012) porque, una vez que las semillas modificadas se empiecen a comercializar, el poder de mercado se intensificará. Si esto llega a ocurrir, podemos esperar que la competencia en el mercado de semillas de maíz se reduzca, particularmente si se llevan a cabo modificaciones a las regulaciones existentes de los DPIs.

(ix) Impactos al modo de vida sustentable de los pequeños productores

La subsistencia de los campesinos mexicanos, así como las alternativas agroecológica y localmente adaptadas para la producción sustentable de maíz en México se verían profundamente amenazadas por una liberación comercial masiva de maíz genéticamente modificado (Nadal 2003; Álvarez-Buylla et al. 2011). Más aún, las variedades transgénicas no son tan resistentes como las variedades nativas que ya se cultivan en el norte de México, región donde se quiere liberar variedades de maíz genéticamente modificado. Por ello, el déficit en la producción de maíz no podría ser resuelto por las compañías transnacionales; en realidad, una buena solución sería el uso de tecnología que no involucrara organismos genéticamente modificados (Turrent et al. 2012).

Conclusiones

Basados en nuestros análisis, en conjunto con las evidencias y argumentaciones científicas resumidas en las otras contribuciones de este volumen, podemos concluir que la liberación a gran escala de maíz genéticamente modificado en tierras mexicanas y su aprobación comercial amenazará profundamente el núcleo de la cultura mesoamericana, la soberanía de la comida mexicana, el bienestar social y la seguridad alimentaria a nivel mundial. Este tipo de prácticas biotecnológicas no harán más que exacerbar desigualdades ya existentes, externalizar riesgos y efectos adversos, y poner en peligro el tradicional intercambio de semillas que mantiene y aumenta la agrobiodiversidad, desde hace milenios. Tampoco hay que olvidar el peligro potencial que enfrenta la diversidad genética del maíz por acumulación de transgenes en variedades que son mantenidas por campesinos a lo largo y ancho del país.

La única decisión prudente ahora es restablecer la moratoria de 1999 para evitar la liberación de variedades de maíz genéticamente modificado en México. Además, se deben tomar medidas, como las propuestas por la Comisión para la Cooperación Ambiental (2004), para evitar la entrada de semillas viables de maíz genéticamente modificado a México.

Recomendaciones:

En México, un periodo de consulta pública sobre peticiones para la plantación a escala comercial de maíz genéticamente modificado está por concluir. Éste era el último obstáculo de procedimiento para evitar la aprobación de ese tipo de prácticas. Sabemos que estas siembras vienen acompañadas de impactos potenciales que amenazan el derecho de consumir maíz como un alimento esencial. Por ello, y dada la irreversibilidad biológica innegable, insistimos y urgimos fuertemente a las autoridades mexicanas que implementen las actividades especificadas aquí propuestas, con el fin de crear un diálogo más amplio y necesario, y una reconsideración colectiva sobre la liberación a gran escala de maíz genéticamente modificado en el epicentro de la biodiversidad agrícola de esta planta. Instamos a las autoridades mexicanas a:

-Considerar el trabajo de 235 expertos pertenecientes a 70 instituciones coordinadas por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), que designa a México como el centro de la diversidad biológica del maíz puesto que en él se encuentran sus centros de origen y domesticación ( ver aquí; Kato-Yamakake et al., 2009).

-Cambiar las regulaciones de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) para que el Régimen de Protección Especial al Maíz (RPEM) se cumpla.

-Detener el procesamiento de cualquier solicitud de liberación a campo abierto de maíz genéticamente modificado en México a cualquier escala.

-Rechazar los permisos para la plantación comercial de maíz transgénico y cancelar todos los permisos existentes para liberaciones a “escala piloto” y a “escala experimental” de maíz genéticamente modificado en el ambiente. Esto, con base en la evidencia científica que documenta el alcance del flujo de transgenes y que ubica a todo el territorio mexicano como centro de origen y diversidad del maíz.

-Empezar de manera inmediata una revisión externa por especialistas que sea transparente y que discuta los aspectos ambientales y sociales del cultivo de maíz genéticamente modificado en México. Dicho proceso debe estar basado en criterios científicos y en la participación pública; los estándares usados deben ser científica, social y ambientalmente aceptables.

Además, exigimos que la revisión considere opciones alternativas para solucionar los problemas de producción de alimentos en México e incluya a representantes campesinos y de comunidades indígenas productoras de maíz, cuya subsistencia puede verse afectada por la introducción de maíz genéticamente modificado en territorio mexicano.

- Conducir una revisión meticulosa y transparente, así como una consulta pública, de la aceptación de las políticas existentes sobre el cultivo de maíz genéticamente modificado en México.

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RALLT

Temas: Transgénicos

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