Argentina - Uruguay: conflicto por la instalación de una pastera. Profecía cumplida

Por APM
Idioma Español

La frase repetida por la empresa Botnia y el gobierno de Montevideo es que la pastera no va a contaminar. No obstante, cuando todavía no entró en operaciones, se produjo un escape de sustancias químicas peligrosas

Como era de prever, la construcción de la planta química de producción de pasta celulosa por parte de la empresa Botnia en la localidad uruguaya de Fray Bentos continúa sin pausa. Y como estaba previsto también, ya se produjo un evento contaminante, a pesar de que tanto la administración del presidente Tabaré Vázquez como la propia empresa repiten una y otra vez que las operaciones de la empresa finlandesa no va a producir efectos perniciosos sobre el ambiente.

Recordemos que la pastera se levanta sobre la vera oriental del río Uruguay, que sirve de límite entre ese país y Argentina. En la margen occidental de ese curso acuífero, se encuentra la ciudad de Gualeguachú, cuyos habitantes se oponen a la instalación de la compañía europea, al sostener que su operatoria va a causar distintos y graves inconvenientes ambientales.

El diferendo surgido tensó las relaciones entre Montevideo y Buenos Aires en un nivel que nunca se había alcanzado. Argentina recurrió a la Corte Internacional de La Haya para suspender las obras, pero los tiempos de este tipo de organizaciones es muy distinto al de los de la propia compañía. Mientras se debate si ése organismo puede persuadir a Uruguay de suspender las obras, realizar los estudios correspondientes y eventualmente relocalizar la planta, Botnia continúa con su programa y en sólo un mes comenzaría a operar.

En este contexto, la semana pasada se produjo el primer accidente ambiental, cuando se derramó sulfuro de sodio durante una prueba previa a la entrada en funcionamiento. Doce operarios fueron afectados, dos de ellos en forma sustancial. Esto llevó a que el gobierno uruguayo amenazase a la empresa con no otorgarle el permiso para funcionar si no cumple las normas ambientales. Un poco tarde, ya que casi los 1.800 millones de dólares previstos de inversión fueron ya desembolsados.

En tanto, el conflicto con Argentina se reinstaló. Los gualeguaychuenses retomaron los cortes de los dos principales puentes que unen ambas naciones, así como la Ruta Nacional Nº 14, conocida como la “ruta del Mercosur” por ser la principal vía del comercio entre Argentina y Brasil.

La diplomacia argentina elevó una queja ante la Cancillería charrúa y denunció que este incidente había producido una nube tóxica que pudo sentirse en Gualeguachú. La empresa desestimó la queja, afirmó que las consecuencias del accidente no se expandieron a más de 25 o 30 metros de la planta, según explicó el gerente de Producción de la compañía, Eugenio García.

"Si hubiera habido una nube tóxica, se habrían intoxicado todos los trabajadores que había en la planta, y sólo se afectaron, en forma leve, 12", agregó Florencia Herrera, gerenta de Comunicaciones.

El Palacio San Martín (sede de la Cancillería argentina) había convocado el jueves al embajador uruguayo, Francisco Bustillo, para transmitirle "su más fuerte inquietud" por la intoxicación de obreros de Botnia. La indirecta respuesta oriental fueron los dichos del ministro de Medio Ambiente, Mariano Arana, quien explicó en declaraciones radiales que "la planta no podrá ponerse en funcionamiento hasta tanto se cumplan a cabalidad todos los lineamientos (ambientales), que felizmente para Uruguay son muy, pero muy estrictos".

El clima se enrareció cuando intereses muy particulares echaron a rodar la versión de que los manifestantes argentinos planeaban llegar a realizar atentados contra la empresa cuando comience a operar. Esta acción de propaganda ni siquiera debiera ser desmentida, pero integrantes de la asamblea que lleva adelante las acciones contra Botnia la desacreditaron de raíz.

Esta operación llevó a que la administración uruguaya elevase una queja al gobierno del presidente Néstor Kirchner, señalando que la Casa Rosada "no está actuando acorde a sus compromisos asumidos internacionalmente en la lucha contra el terrorismo". La respuesta del otro lado del Río de la Plata fue un rotundo rechazo, justificando que las acusaciones son "no sólo ofensivas, sino particularmente injustas para un país que ha sufrido en carne propia el flagelo del terrorismo", indicó la nota entregada al embajador Bustillo.

En tanto, ayer, los operarios que se reunieron en asamblea para definir si continuaban trabajando en las condiciones actuales, alcanzaron un acuerdo con los fineses, tras definirse un nuevo protocolo de acción. Ahora, la empresa debe comunicar con cinco días de anticipación cualquier prueba que realice, a la vez que deben participar de las mismas inspectores oficiales.

No obstante, en un mes Botnia va a comenzar a producir pasta celulósica, materia prima básica para la fabricación de papel, aunque el destino de este producto va a ser la exportación, probablemente plantas ubicadas en China. Y nada hace prever que vayan a producirse cambios radicales. Lo concreto es que una profecía ya fue cumplida.

APM, Internet, 21-08-07

Comentarios

18/11/2007
botnia en uruguay, por mcerchi_9@hotmail.com
¿Que tecnologia tiene la Dinama para controlar algo nuevo como la fabrica de celulosa en Uruguay?
27/08/2007
Imprecisiones, por EcoURUGUAY
El artículo "Argentina - Uruguay: conflicto por la instalación de una pastera. Profecía cumplida" (http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/34737 ) desliza algunas imprecisiones que nos parece necesario puntualizar.

"El clima se enrareció cuando intereses muy particulares echaron a rodar la versión de que los manifestantes argentinos planeaban llegar a realizar atentados contra la empresa cuando comience a operar. Esta acción de propaganda ni siquiera debiera ser desmentida, pero integrantes de la asamblea que lleva adelante las acciones contra Botnia la desacreditaron de raíz. Esta operación llevó a que la administración uruguaya elevase una queja al gobierno del presidente Néstor Kirchner…"

El autor no identifica cuáles serían esos "intereses muy particulares (que) echaron a rodar" una versión tan falsa que él mismo califica como "acción de propaganda". No existe tal cosa: fue uno de los coordinadores de la Asamblea de Gualeguaychú quien, una vez más (porque ya habló decenas de veces en esos términos), profirió amenazas muy concretas: el 12 de agosto, en declaraciones a El País, Jorge Fritzler dijo que, aunque la fábrica de celulosa fuera inaugurada, no iba a producir de ninguna manera. Y agregó que alcanzaba con un pan de trotyl mezclado entre los troncos, y que también las barcazas que transportarán la celulosa pueden ser blanco de esos atentados. Frizler desmintió tener intenciones terroristas pero no la veracidad de las declaraciones, y posteriormente hizo nuevas declaraciones a ese diario.
Y otro referente de la asamblea, José Pouler se quejaba en declaraciones a El País porque el gobierno argentino "asume que los dichos son terroristas. Cuando uno desgraba la nota, él lo que dice son cosas que la gente manifiesta. Acá hay un montón de gente que por decir algo, dice 'yo tiraría un avión contra Botnia', pero lo hacen a título personal. La asamblea siempre ha demostrado ser pacífica. Nunca ha habido agresión alguna".
¿Qué quiere decir el autor con que "integrantes de la asamblea (…) desacreditaron de raíz" esos anuncios? En todo caso, Pouler anunció (al igual que el gobernador y el vicegobernador de Entre Ríos) que intentarán la remoción del juez Guillermo Quadrini, a quien el fiscal de la Nación le encomendó que citara a Fritzler.

Agrega el artículo: "En este contexto, la semana pasada se produjo el primer accidente ambiental, cuando se derramó sulfuro de sodio durante una prueba previa a la entrada en funcionamiento. Doce operarios fueron afectados, dos de ellos en forma sustancial. Esto llevó a que el gobierno uruguayo amenazase a la empresa con no otorgarle el permiso para funcionar si no cumple las normas ambientales. Un poco tarde, ya que casi los 1.800 millones de dólares previstos de inversión fueron ya desembolsados".

Nuevamente, el autor interpreta bastante más allá de los hechos. Se sabe que es mucho más fácil sembrar emociones que razones, y que dos párrafos de insinuaciones pueden necesitar un tomo entero para responder con argumentos.

Les rogamos en consecuencia que consulten un reciente artículo publicado en nuestro sitio web (http://www.ecouruguay.org/xnwslite.php?m=amp&nw=MTAyOQ ), que resume otros más detallados.
En síntesis, el hecho ocurrió mientras operarios de la planta descargaba bolsas de sulfuro de sodio a una tolva para mezclarlo con agua, a fin de obtener el llamado "licor blanco" usado en la separación de la lignina de la celulosa en la madera.
Un viento con rachas de más de 50 kilómetros por hora arrastró unos cientos de gramos de la sustancia a unos metros dentro de la planta. En ese momento, unos 10 obreros que trabajaban a entre 25 y 40 metros dijeron haber experimentado síntomas de intoxicación. De los 10, sólo dos presentaban "sintomatología respiratoria irritativa y a nivel de piel". Quedaron internados en observación, y fueron dados de alta pocas horas después. El incidente no tuvo ninguna significación.
Y una auténtica operación de propaganda fue la que se armó desde la Asamblea de Gualeguaychú. El viento que provocó el incidente se dirigía desde Gualeguaychú hacia Fray Bentos (se puede comprobarlo en una fuente tan insospechable de parcialidad como el servicio meteorológico de Gualeguaychú).
Pero la Asamblea y los medios locales (que, según lo han manifestado explícitamente, no se rigen por las normas del periodismo independiente sino que se asumen como herramientas propagandísticas de la Asamblea), armaron una denuncia efectuada por tres militantes de la Asamblea, que manifestaron haber sido afectadas por una "nube tóxica" generada del otro lado del río Uruguay.
El incidente en Botnia ocurrió a alguna hora poco precisa de la mañana, porque hubo periodistas que recibieron un aviso telefónico alrededor de las 10.00, aunque el accidente habría ocurrido después. Las asambleístas alegan que se enteraron después de las 15.00 (APF.Digital) y, presumiblemente sobre las 16.00, seis horas después del incidente, fueron al puente internacional para fotografiar la "gran nube tóxica" que emanaba de la chimenea de la planta. Error: la sustancia "no salió por la chimenea", según los dirigentes del sindicato de la construcción que denunció el incidente.
Dijeron a Página/12 que, apenas llegaron a la cabecera del puente, sintieron un "muy fuerte olor a cloro", y minutos más tarde presentaron síntomas consistentes con la inhalación de cloro. Dijeron a APF.Digital que, al regresar al piquete de Arroyo Verde, la gente les "sentía olor a cloro en la ropa y en el auto". Pero la sustancia en cuestión no tiene un solo átomo de cloro. El sulfuro de sodio es inodoro y, en contacto con la humedad, huele a huevo podrido. ¿Alguien puede confundir el olor a cloro con el olor a huevo podrido?
El fiscal de Gualeguaychú (que también es militante de la Asamblea) caratuló la causa como "lesiones de contaminación ambiental de índole internacional". ¿Con qué elementos? Misterio.
Una concentración de un gas (cloro) o de partículas (sulfuro de sodio) que permaneciera flotando sobre el río durante tanto tiempo debería haber afectado a miles de personas. Pero el 98% de los obreros en el predio de la fábrica no sufrieron ninguna afectación (ni tampoco el personal de Aduanas a uno y otro lado del puente, ni el de Gendarmería argentina). Y los dos afectados tuvieron problemas consistentes con el contacto con sulfuro de sodio, no con sustancias cloradas.
En los días siguientes, la famosa "nube tóxica" que nadie vio ya era responsable de la muerte de palomas, abejas, vacas… Una mujer dijo que ese día su esposo, a más de 20 kilómetros de la planta, se había levantado "mareado". El incidente ocurrió a más de 20 kilómetros, en la dirección del viento, pero ese trabajador del campo se levantó mareado… ¿a las 10.30, 11.00? La misma mujer afirma que ya están acostumbrados a ver aves muertas en la zona (¿antes de que Botnia comience a trabajar?) y que el agua del río ya cambió: antes era clara pero "ahora es marrón y como con una capa de grasa por encima". Todo antes de que Botnia emita una gota de efluentes al río, pero además 20 kilómetros aguas arriba de la planta

¿Y el autor habla de operaciones de propaganda? Cada paso que dé esa fábrica deberá ser previamente autorizado por la Dinama. El presidente Vázquez dijo que el accidente es "inadmisible" por todo lo que ha sufrido el Uruguay como consecuencia de la instalación de Botnia, y reiteró lo que dice desde que asumió: si no cumple con la ley, cierra.
Que se preocupe Botnia, entonces, porque "los 1.800 millones de dólares previstos de inversión fueron ya desembolsados"… por Botnia, no por Uruguay, y esa es otra imprecisión.

Cordialmente,

ecoUruguay
(http://ecouruguay.org)