¿Biocarburantes sostenibles?

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Me ha sorprendido una carta al director publicada en EL PAÍS el domingo 27 de mayo con el título La ONU y los biocarburantes. El autor destaca los beneficios asociados al desarrollo sostenible de la bioenergía

Quizás sea hora de preguntarnos qué es lo que entendemos por "sostenibilidad" en este contexto. Si entiendo bien, el paradigma sostenibilista cobra un impulso en la Cumbre de la Tierra de 1992 y siempre se ha referido críticamente a la relación desequilibrada que sostiene la sociedad capitalista con su entorno. La sostenibilidad propone una nueva forma de relación con el planeta y los seres vivos (cf. Cátedra Unesco de Sostenibilidad). Por más que me esfuerzo, me cuesta vincular todo ello con la actual promoción de los biocombustibles (digamos mejor agrocombustibles).

Desde diferentes ámbitos (entre ellos las Naciones Unidas) se emiten cada vez más reservas al respecto. Y no nos estamos refiriendo a las producciones locales o a los aceites usados, sino a las cantidades destinadas a cumplir con las normativas europeas en los próximos 10 años, por ejemplo. Los países que fomentan el uso de agrocombustibles a gran escala para el transporte (Unión Europea, Estados Unidos, Japón, etcétera) tienen amplio conocimiento de que no disponen de tierras suficientes para producir la materia prima, por lo que inevitablemente tendrán que importarla. Para ello cuentan con la intensificación del modelo agroindustrial en países como Argentina, Brasil y Colombia (caña de azúcar, soja) o Malasia e Indonesia (palma aceitera). De hecho, la apertura del mercado del bioetanol ha pasado a ser un elemento importante en la negociación del Tratado de Libre Comercio entre la UE y el Mercosur. Se trata de una amenaza directa no solamente para la soberanía alimentaria de los países más empobrecidos, sino también para el medio ambiente. Lo que se encuentra detrás de la producción de agrocombustibles a gran escala no es sino un modelo agrícola sustentado directamente en el petróleo, los productos transgénicos, la contaminación del agua y la deforestación.

Ahora bien, si voy errada y si en vez de desarrollo sostenible los que promueven a los agrocarburantes se refieren a beneficios económicos, todo cambia. El interés económico que representan es observable en la convergencia millonaria entre los agropetronegocios, donde trabajan mano a mano transnacionales petroleras, semilleras, biotecnológicas, constructoras, consultoras y empresas de multiservicios. Y ésa es otra historia, más preocupante todavía.

El País, España, 4-06-07

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