Biocombustibles: una amenaza para los más pobres

Por ABN
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De continuar este modelo de consumo energético de biocombustibles, se estima que 1,2 millardos de personas en el mundo podrían sufrir de hambre crónica antes de 2025

ABN - Quito - Petroleumworld.com.ve 04 05 07

La producción de biocombustibles como alternativa al alza del petróleo y al empeño de algunas naciones por mantener patrones de alto consumo energético, ha ocasionado el incremento de los precios de las cosechas del maíz y otros rubros, lo que afecta a los sectores más empobrecidos y podría generar la exacerbación del hambre en el mundo.

Así lo explicaron los estadounidenses C. Ford Runge y Benjamin Senauer, ambos profesores de economía de las universidades de McKnight y Minnesota, respectivamente, quienes, tras una investigación, publicaron en la revista Foreing Affairs el artículo Cómo los biocombustibles pueden matar de hambre a los pobres.

En el mismo, explican que para 2006 Estados Unidos tenía en operación 110 refinerías de etanol, muchas de las cuales serían ampliadas, y otras 73 estaban en construcción, con las cuales ese país tendrá para 2008 una capacidad de producción de 11,4 millardos de galones anuales, es decir, 11% por encima de todo el etanol generado en el mundo en 2005.

Pero las expectativas del Gobierno de Washington no terminan allí. Antes de 2017 esperan contar con 35 millardos de galones anuales de etanol, para lo cual requerirán de gran parte de la cosecha de maíz de los países agroproductores de América Latina, los cuales tendrán que elegir entre expender ese rubro en 4,38 dólares por celemín -el más alto desde 1997- o destinarlo como alimento para su población a un precio menor.

Tales proyecciones se realizan sobre la base de que el consumo de energía global se incrementará 71% entre 2013 y 2030, con altas demandas de los países en vías de desarrollo -China o India- lo que generará una tendencia ascendente y sostenida de los precios del petróleo y de los biocombustibles.

Es así como, de continuar este modelo de consumo energético de biocombustibles, se estima que 1,2 millardos de personas en el mundo podrían sufrir de hambre crónica antes de 2025, cifra que se traduce en 45% más hambrientos que en 1990.

«La gente más pobre del mundo destina ya de 50 a 80% de su renta del hogar en alimentos. Para ellos, gran parte trabajadores sin tierras o granjeros rurales, los grandes aumentos de precios de los alimentos significarán la desnutrición y el hambre. Algunos de ellos caerán en el borde de la subsistencia, en el hambre absoluta y muchos más morirán de una multiplicidad de enfermedades relacionadas», refieren Ford y Senauer.

El crecimiento de la industria de etanol incide, además, en los costos de producción y venta de alimentos que poseen entre sus ingredientes al maíz, así como de otros productos sin relación aparente con la cadena de este rubro, por lo que los agricultores se ven obligados a cancelarlos para conservar a sus proveedores.

En este sentido, los docentes subrayan que Estados Unidos debe apuntar hacia un mecanismo intensivo de conservación energética, la diversificación de sus mercados, la promoción de nuevas fuentes alternativas, además del mejoramiento de la producción agrícola para hacer eficaces los combustibles derivados de celulosa.

Éstos últimos, provenientes de hierbas, árboles y residuos de cultivos como el arroz y el trigo, afectan en menor medida el medio ambiente -85% menos gases que provocan el efecto invernadero- y no alteran las necesidades alimenticias de la población mundial, según aseguran Ford y Senanuer.

Petroleumworld.com.ve, Internet, 4-5-07

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