Bolivia: amenazas de la biopiratería. Valiosos recursos genéticos carecen de protección

Idioma Español
País Bolivia

La flora y fauna bolivianas se cuentan entre las de mayor diversidad del planeta debido a la topografía y a la gran variedad de climas del país. Las plantas y hierbas que crecen en las zonas andinas, vallunas y amazónicas forman parte de una riqueza genética poco aprovechada por la industria boliviana. Sin embargo, muchas empresas extranjeras se benefician de esa diversidad mediante la llamada biopiratería

“Científicos extranjeros visitan comunidades indígenas con el fin de adquirir sus conocimientos ancestrales sobre plantas y hierbas. Se llevan semillas y muestras para comprobar sus usos y efectos. Luego comercializan medicinas y otros productos fabricados a base de las especies robadas, o simplemente las venden en su estado natural”, explica Róger Carvajal, médico con doctorado en ciencias biológicas y ex viceministro de Ciencia y Tecnología, del Ministerio de Planificación del Desarrollo.

Uno de los casos más difundidos de biopiratería es el de la quinua, un cereal andino actualmente de moda en las cocinas europeas gracias a sus cualidades nutritivas. En 1994, la quinua fue patentada en EEUU por dos investigadores de la Universidad de Colorado, quienes más tarde admitieron que sólo habían descubierto un método para producir híbridos del cereal. Tras una larga lucha jurídica, la patente fue revertida cuatro años después.
Según Carvajal, es difícil detectar muchos de esos robos.

“Es una actividad muy difusa, sobre todo a la hora de hablar de productos específicos. Es mejor hablar de especies, y de empresas que comercializan productos sin compartir las ganancias con los pueblos indígenas que han cuidado de las plantas durante miles de años”, dijo.
En la mira de las empresas extranjeras están las maderas, las plantas medicinales y los frutos silvestres de Bolivia.

Extranjeros en la mira
Es sumamente difícil proteger los recursos genéticos, ya que el territorio boliviano es extenso y los conocimientos del problema en las aduanas y los puestos fronterizos son escasos. Además, es difícil encontrar semillas pequeñas escondidas en maletas y bolsillos.

A consecuencia de las malas experiencias, algunas comunidades indígenas han tomado precauciones. “Los indígenas ya denuncian la presencia de extranjeros que se llevan plantas. Algunas comunidades llegan incluso a controlar el ingreso y la salida de sus territorios”, cuenta Carvajal.

Otro problema es que no siempre es posible determinar el origen exacto de una especie robada. La biodiversidad de la Amazonia boliviana tiene gran similitud con la de Brasil, Colombia y Perú.

“Es necesario que los países de Sudamérica lleguen a un acuerdo de legislación común que proteja a toda la región. Si el control existe sólo en algunos países, las mismas plantas pueden ser robadas allí donde la protección es menor”, afirma Carvajal.

En Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, los visitantes que entran y salen de la región son sometidos a revisiones regulares. Con frecuencia son detenidos científicos extranjeros que intentan sacar subrepticiamente semillas o plantas escondidas en sus equipajes. En Bolivia la situación es muy diferente; nunca ha habido una detención por biopiratería.

“O no ha habido muchos casos en nuestro país, o no han sido identificados los robos que han tenido lugar”, explica Iván Zambrana, del Viceministerio de Biodiversidad, del Ministerio de Desarrollo Rural, Agropecuario y Medio Ambiente.

En 1993, Bolivia ratificó un convenio internacional sobre biodiversidad que, entre otras disposiciones, establece normas para el acceso legal a la biodiversidad del territorio nacional. Pero “nadie tiene la responsabilidad de asegurar que se cumplan esas normas. Hay planes de capacitar a la Aduana, pero no es mucho lo que se conoce actualmente sobre el flujo de nuestros recursos genéticos. El medio ambiente nunca recibió la atención que merece”, lamenta Zambrana.

Tanto Zambrana como Carvajal concuerdan en que es necesario realizar un relevamiento de la flora del país con el fin de saber qué especies existen y cuáles son sus propiedades, y cuyos resultados se incluyan en un registro oficial de la biodiversidad del país. Ya ha comenzado la planificación de un Instituto de Biodiversidad, pero va a entrar en funcionamiento recién en un par de años.

Noticias Aliadas, Internet, 29-08-07

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