El Salvador: los estragos del TLC

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El Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (CAFTA, por sus siglas en inglés) no era lo que la publicidad oficial pregonaba

El presidente salvadoreño Antonio Saca “vendió sin reservas” que el pacto comercial traería consigo la solución a graves problemas, como los bajos índices de crecimiento, falta de empleo y de inversión extranjera que ha padecido esta nación centroamericana en la última década.

Algunos analistas locales y pequeños productores, al observar la realidad en apenas seis meses, insisten que el CAFTA es todo lo contrario de lo que indican los postulados oficiales.

Angel Ibarra, de la red social Sinti Techan, manifiesta: el acuerdo, lejos de crear los 40 mil empleos y atraer la inversión que anunció el gobierno, ha propiciado “impactos serios en el sector de la agricultura y en otras áreas, provocando que muchos productores nacionales vayan camino a la quiebra, causando la pérdida de miles de empleos, sin haber logrado la tal inversión internacional”.

El CAFTA fue firmado en mayo 2004 pero entró en vigor en El Salvador hasta marzo de 2006, tras superar dos meses de retraso, debido a que el Parlamento salvadoreño tenía que aprobar un “paquete de reformas”, referidas a la propiedad intelectual y de protección de inversiones que Estados Unidos demandaba como requisitos para hacerlo efectivo.

Originalmente el tratado debía entrar en vigor en enero de ese año. Después de El Salvador paulatinamente el resto de naciones lo han puesto en vigencia, con la excepción de Costa Rica.

El CAFTA fue promocionado excesivamente por los gobiernos centroamericanos como de gran importancia para sacar adelante las deprimidas economías de la región, pero representa un acuerdo modesto para Estados Unidos. Según cifras de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos, que analiza el impacto del intercambio comercial internacional, el CAFTA sólo le generará a Estados Unidos apenas una ganancia de 0.01% para su economía.

Mateo Rendón, gerente de la Federación Salvadoreña de Cooperativas de la Reforma Agraria (Fesacora), que reúne a 189 cooperativas del sector agropecuario, manifestó a Apro:

“Lo que sucede es que nuestra soberanía productiva y alimenticia se ha venido perdiendo por el aumento de los importaciones de productos con los que nos alimentamos y aquí producimos: maíz, fríjoles, arroz, lácteos y carnes. Eso hace que nuestra producción se deprima”.

De acuerdo con Rendón, desde la entrada en vigor del CAFTA, unas 35 mil 700 toneladas métricas de maíz blanco, 65 mil de arroz y 10 toneladas de leche han ingresado al país procedente de Estados Unidos, inundando el mercado local y desplazando los productos salvadoreños.

“Nosotros pedimos (al gobierno) que se postergara la entrada de estos productos por cinco años, mientras restablecíamos el sector agropecuario, y así poder competir”, pero el gobierno salvadoreño no los escuchó, añadió.

Y agregó que el CAFTA ha causado que las importaciones hacia El Salvador hayan aumentado 15%, mientras las exportaciones disminuyeron en 18% en sólo estos últimos seis meses.

Sus datos coinciden con el análisis que elaboró la red social Sinti Techan, adscrita a la Alianza Social Continental, la cual se extiende desde Canadá hasta el sur de Latinoamérica.

Las economías centroamericanas, con excepción de Costa Rica --que aún no ha ratificado el CAFTA--, continúan afrontando crisis económicas: tasas de crecimiento bajas, inversión extranjera escasa, falta de empleos, pobreza en amplios segmentos de la población y crisis de seguridad ciudadana. Todo ello ha provocado que miles de salvadoreños, hondureños, nicaragüenses y guatemaltecos encuentren en la emigración hacia Estados Unidos mejores oportunidades de trabajo y salarios dignos.

Paradojas

“Es curioso que Costa Rica, que no ha puesto en vigencia el CAFTA, haya incrementado sus exportaciones a Estados Unidos, mientras que el resto de naciones que ya lo pusieron en vigencia, lo que han aumentado son las importaciones de productos estadunidenses”, aseguró Ibarra, protagonista junto con el economista Raúl Moreno, de un monitoreo diario de los impactos del acuerdo comercial.

“El monitoreo que realizamos, con un equipo multidisciplinario de economistas, abogados, biólogos y médicos, nos indica que el CAFTA no beneficiará a la población en nada”, alegó.

Según un estudio reciente sobre el impacto del CAFTA, denominado Impactos del TLC entre El Salvador y Estados Unidos en el sector agropecuario y en las cooperativas, en el 2000 se producían unas 70 mil toneladas de arroz, y apenas se importaban 10 mil; hoy con el acuerdo se importan unas 70 mil toneladas y únicamente se producen unas 10 mil.

Debido al ingreso de productos estadunidenses, los precios de los productos salvadoreños han caído considerablemente, ocasionando la quiebra de muchos agricultores nacionales. “Hace un mes el precio del maíz estaba entre 11 y 12 dólares el quintal, hoy que ya entró el maíz blanco y amarrillo de Estados Unidos, el precio de nuestro producto ha bajado a ocho dólares”, apuntó Rendón.

“En mi caso personal yo regularmente siembro tres manzanas de maíz y fríjol cada año, ya con esto que se viene encima (Tratado), lo más que voy a sembrar es media manzana, sólo para el consumo familiar; ahora la seguridad alimenticia del pueblo se está basando en las importaciones”, lamentó el cooperativista.

Fesacora, que aglutina a más de 23 mil socios --aunque muchos han emigrado hacia Estados Unidos por falta de oportunidades--, y que poseen unas 133 mil hectáreas de tierra, estima que se perderán 8 mil empleos por las 35 mil 700 toneladas de maíz que ya se importaron, y unos 15 mil por el arroz importado, cada año.

Las estimaciones de esta federación indican que por cada tonelada de productos que se importen de Estados Unidos, un agricultor nacional se irá la bancarrota.

Los análisis de Sinti Techan indican también que no sólo en la agricultura hay impactos negativos, sino en el área de propiedad intelectual. “En este tema el gobierno salvadoreño ha adoptado varios convenios internacionales orientados a patentes y biodiversidad, que están en contra de los pueblos como los nuestros y que servirán para darle entrada a las trasnacionales, principales beneficiaras de tales instrumentos”, recalcó Ibarra.

El activista social agregó que en el área de propiedad intelectual, por el CAFTA han sido afectados entre 60 mil y 65 mil vendedores de CD y de DVD (no originales o “piratas”). Sostiene que estos vendedores han sido perseguidos y reprimidos y sus productos decomisados.

“En breve y antes de que termine el año esta situación que afecta a los comerciantes informales de música y películas, afectará a miles de vendedores de ropa y zapatos, así como a los que comercian software”, agregó Ibarra.

“Es decir, el futuro del CAFTA es sombrío para la población salvadoreña y centroamericana”, finalizó Angel Ibarra.

Proceso, México, 25-9-06

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