Miles de campesinos sin tierra están en la capital brasileña

Idioma Español
País Brasil

Unos 12.000 campesinos sin tierra acamparon a diez kilómetros del Palacio presidencial de Brasilia, para preparar una gran protesta contra la política económica y agraria del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva

El campamento, instalado dentro de un estadio de fútbol, supone la última escala de una marcha que partió de la ciudad de Goias y recorrió 230 kilómetros en 17 días enarbolando las banderas rojas del Movimiento Sin Tierra (MST).

Hoy, desde el estadio, las columnas de campesinos se dirigirán a la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida en la que se concentran todos los organismos del Gobierno brasileño, para llegar hasta el Palacio presidencial de Planalto.

Las autoridades han anunciado que el tránsito de vehículos estará restringido en casi toda la ciudad para abrirle paso a la protesta.

El MST, que acaba de cumplir 20 años y dice representar a cuatro millones de campesinos desposeídos, hará hoy, martes, un acto político a las puertas del Palacio, para exigirle a Lula el cumplimiento de las promesas electorales que hizo en la campaña que le llevó al poder, hace dos años y medio.

Esta será la primera gran protesta de este movimiento contra el gobierno del líder socialista. El MST históricamente se ha alineado junto a Lula y su Partido de los Trabajadores (PT) en el abanico de la izquierda brasileña.

Pero en los últimos dos años la política económica de corte conservador adoptada por el presidente y la lentitud de una reforma agraria que él se comprometió a acelerar han distanciado a estos antiguos aliados.

En sus primeros 24 meses, el Gobierno de Lula asentó unas 100.000 familias campesinas, la mitad de lo que había prometido en su campaña electoral.

Los presupuestos oficiales para asentamientos campesinos han ido reduciéndose y los conflictos por la propiedad de la tierra en el campo brasileño se han multiplicado.

Según la Pastoral de la Tierra, vinculada a la Iglesia católica, el promedio anual de campesinos asesinados desde que Lula llegó al gobierno es de 54, la mayor media en los últimos diez años.

En opinión del Movimiento Sin Tierra, el gran responsable por ese agravamiento de la situación en el campo es el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, defensor de la política que restringe el gasto público y a quien Lula considera un hombre clave en su gobierno.

"Vamos a juntar treinta economistas nuestros para conversar con Palocci y darle un palo", declaró el combativo líder del MST, João Pedro Stédile.

Jaime Amorim, otro de los líderes del movimiento, intentó aclarar hoy que la protesta no será contra Lula, sino contra sus políticas.

"Lula es un aliado del MST y tiene un compromiso serio con la reforma agraria, pero para llevarla a cabo tiene que cambiar el modelo económico y eso es lo que le diremos", declaró Amorim a los periodistas.

Esa aparente contradicción ha estado presente a lo largo de los 230 kilómetros que han recorrido los campesinos.

Los militantes contaron en alguna medida con apoyo oficial y de grupos vinculados directamente al PT, como la organización del Foro Social Mundial, que les donó aparatos de radio y otros enseres.

Recibió apoyos de oficialistas y el teólogo Leonardo Boff

A los campamentos montados durante el camino se han acercado a expresar su respaldo reconocidos líderes del partido oficialista, como el senador Eduardo Suplicy, que el domingo almorzó en medio de la carretera con el teólogo Leonardo Boff y con Pedro Stédile, una de las cabezas del movimiento.

Boff, uno de los ideólogos de la Teología de la Liberación, también pareció incurrir en las contradicciones que genera el gobierno de Lula entre la izquierda.

En declaraciones a los periodistas, dijo que el gobierno "parece el Titanic hundiéndose", pero añadió que "lo importante es saber que Lula es un aliado del MST" y que "su Gobierno no ha criminalizado a los movimientos sociales".

El MST dice, al igual que otros sectores que critican la política económica, que las altas tasas de interés desestimulan la producción en favor de las inversiones en las finanzas y obligan al gobierno a pagar sumas elevadas por la deuda pública.

Las tasas en Brasil están en 19,25% anuales y son consideradas las más altas del mundo. El pago de esos intereses reduce la capacidad del gobierno de invertir en sus programas sociales y en la reforma agraria.

El MST quiere que el gobierno asiente a 430.000 familias (casi dos millones de agricultores) hasta 2006. La meta es considerada irreal e imposible de cumplir.

"Si no lo hace, pasará a la historia como un gobiernito más", dijo Stédile.

La marcha es considerada un paso importante rumbo a las elecciones presidenciales del próximo año.

El apoyo del MST a las aspiraciones de Lula por ganar un segundo período de cuatro años es considerado fundamental.

El MST dice que apoya al mandatario y ex obrero metalúrgico, pero la marcha indicaría que para asegurarse ese respaldo el gobierno tendría que acceder a algunas de las demandas del movimiento.

Entre otras demandas del MST figura una modificación de los índices de productividad de la tierra, que determinan la posibilidad de sus expropiación para la reforma agraria.

El MST demanda que esos índices sean más altos pues en su forma actual facilitan la concentración de tierra en manos de los hacendados ricos.

Diario Última Hora, Paraguay, 17-5-05

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