Países acuerdan reglas más estrictas para comercio transgénicos

Varios países de Asia, Africa, Europa y América Latina acordaron el viernes el establecimiento de regulaciones más estrictas para el comercio de semillas transgénicas, lo que generó preocupación entre los grandes productores como Estados Unidos

KUALA LUMPUR (Reuters) - Los negociadores de casi 90 países alcanzaron un acuerdo que exige información detallada sobre envíos de transgénicos como maiz, algodón y soja, para que los importadores puedan decidir mejor si los aceptan, algo que va mucho más allá de lo que pretendían los exportadores.

También fijaron los términos para negociaciones destinadas a definir un marco para atribuir responsabilidades por los problemas relacionados con el comercio de la controvertida tecnología de los alimentos genéticamente modificados, junto con sistemas de compensaciones y cumplimiento de normas.

El negociador etíope Tewolde Egziabher, quien lideró las negociaciones de muchas naciones en desarrollo representadas en el encuentro en Malasia, que duró una semana, enfatizó la importancia del acuerdo sobre responsabilidades.

"Es muy necesario. No tanto por la parte de las compensaciones, sino por la precaución que vamos a forzar sobre aquéllos que exportan," dijo Egziabher a Reuters, al final de las negociaciones formales.

El negociador agregó que la ingeniería genética es una tecnología desarrollada por el sector privado, más que el sector público, lo que implica que la evaluación de riesgos y los análisis de las autoridades son muy importantes.

"La tentación es decir, 'hemos invertido tanto dinero que por más que no sea totalmente seguro, lo vamos a comercializar,"' agregó Egziabher, en referencia a las inversiones en productos transgénicos.

Estados Unidos y Australia estaban entre los principales países agroexportadores que rechazaron lo que se acordó bajo el Protocolo de Bioseguridad de Cartagena de las Naciones Unidas, al decir que será difícil ponerlo en práctica.

Las negociaciones del protocolo buscan limitar los posibles riesgos derivados del comercio internacional de transgénicos. Pero ni Washington ni Canberra han aceptado firmar la ley.

La negociadora estadounidense Deborah Malac, cuya delegación enfrentó durante toda la semana acusaciones de que defendía a las compañías biotecnológicas como Monsanto antes que el interés general, dijo a los periodistas que el acuerdo estaba sesgado hacia las naciones importadoras.

"Aquí muchas decisiones han sido tomadas por los importadores sin una comprensión real de las implicaciones. Tendremos que vivir con las consecuencias," dijo Malac.

La siembra mundial de cultivos transgénicos ascendió a 67,7 millones de hectáreas el año pasado, de acuerdo con ISAAA, un grupo del sector que promueve la biotecnología para combatir el hambre.

La mayor parte del área cosechada se encuentra en Estados Unidos y en Argentina, seguidos por Canadá, Brasil, China y Sudáfrica.

Reuters, Internet, 27-2-04

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