Puerto Rico: conflicto de intereses entre la academia y las agro industrias

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La agricultura orgánica compite contra el gobierno, el sistema educativo y con los grandes intereses económicos de compañías que promueven el mercado transgénico

Según especialistas, la enseñanza que ofrece el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, mediante el uso convencional agrícola con la manipulación genética, es constantemente cuestionada por sus efectos nocivos a la salud. Otros, aseguran que la intromisión de las llamadas “agro industrias” en las universidades podría ser antiético.

Tan grande es la influencia de algunas empresas agrícolas en el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, que utilizan a estudiantes e investigadores para sus intereses y no dan espacio para el estudio de la agricultura orgánica, con excepción luego de tantos reclamos, de un curso de producción de frutas orgánicas. Estas denuncias las hizo el estudiante Samuel Morales, representante del Comité de Agricultores Orgánicos del Suroeste días antes de la implantación del nuevo curso.

“Que solamente hay un estilo de agricultura que no hay cambiado, ya que los intereses quienes promueven esta agricultura en el colegio y en el gobierno son intereses de compañías agroindustriales que son los mismos vendedores de estos plaguicidas que no quieren que su negocio se vaya a pique”, sostuvo Morales.

Según Morales, le consta que el Recinto de Mayaguez responde a las empresas agrícolas para sus estudios e investigaciones.

“Pero sí sé que hay unos intereses encontrados y que muchas veces el gobierno, por decir la universidad también, responde a esos intereses de la industria como es el caso de traer unas compañías de semillas aquí a Puerto Rico y nosotros a hacerles los estudios como si fueran parte de nuestros estudios universitarios hacerles los estudios a ellos de las necesidades que ellos tengan de compañías. En vez de buscar otras alternativas, muchas veces los estudiantes y también las personas que hacen investigaciones de semillas se ven presionados con que no hay alternativas. Hay que buscar semillas transgénicas para hacer los estudios y hay que buscar semillas viables entre plagicidas y antiyerbicidas”, manifestó Morales.

El estudio de la agricultura mediante el uso de plaguicidas, herbicidas, químicos, manipulación genética y que prevalece en el currículo de enseñanza en el Recinto de Mayagüez podría obedecer, no sólo al interés de las agro empresas sino al conservadurismo institucional universitario.

“Es preocupante, primero, la preferencia masiva y bastante obvia que está haciendo el recinto a la agricultura convencional con agroquímicos venenosos y manipulaciones genéticas sobre la agricultura orgánica. El Recinto de Mayagüez es un recinto que hace mucho trabajo agrícola más que los demás y ha estado por muchos años metido en la ideología de la agricultura industrial, que es no solamente un paquete tecnológico, sino todo un conjunto de creencias acerca de cómo se debe interactuar con el ambiente y producir alimentos”, comentó Carmelo Ruiz Marrero, director del Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico.

“Ese modelo de agricultura que ha prevalecido en Puerto Rico y en el recinto universitario, ese tipo de agricultura está siendo cuestionado”, añadió.

Según el también educador ambiental el acceso de las grandes empresas agrícolas en el Recinto de Mayagüez plantea una interrogante ética.

“En el caso de una universidad pública es preocupante. Porque hay que hacerse un planteamiento ético, una interrogante de hasta qué punto una institución del estado, que se supone que sirva a fines públicos no privados, haga convenios con instituciones privadas como lo son las compañías de biotecnología”, sostuvo Ruiz Marrero.

Según información de Radio Universidad de Puerto Rico, el Recinto de Mayagüez trabaja en la modificación de los componentes químicos de la yuca y el cilantrillo con la intención de modificar su toxicidad. Sobre el particular, consultamos con el experto en temas de la medicina natural Norman González Chacón.

“Lo que van a hacer es un cilantrillo que después ellos lo van a patentar para venderlo únicamente y exclusivamente ellos porque todavía no han llegado ahí, y fíjate que ya están llegando. Y la yuca, que es de las pocas cosas que les queda sin intervenir genéticamente y ahora nos la van a dañar. Ahora le van a quitar el tóxico de la yuca, que es un tóxico que el cuerpo lo admite como cosa natural y sabe eliminarlo, para entonces crear unas nuevas variedades tóxicas que el cuerpo no va a poder entonces bregar con ello y si lo admite, entonces a largo plazo veremos los resultados”, indicó González Chacón.

En Perú se está experimentando con bebés para evaluar el efecto de un tipo de arroz transgénico con genes humanos para supuestamente desarrollar un arroz farmacéutico para el tratamiento de diarrea aguda. Nos preguntamos si las madres de los niños conocían todos los impactos que pueden enfrentar sus hijos al ser tratados con estos productos transgénicos que no han sido aprobados en ningún país del mundo, acotó nuestro entrevistado el educador ambiental Carmelo Ruiz.

Hicimos numerosas gestiones para entrevistar al Decano de la Facultad de Ciencias Agrícolas del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, doctor John Hernández Van Cleve, pero fueron infructuosas. Hay muchas interrogantes. Primero, ¿hay un conflicto ético con las llamadas agro empresas, como lo señalan los entrevistados en el reportaje? Segundo, ¿por qué el espacio limitado para la enseñanza de la agricultura orgánica en el recinto? Tercero, ¿por qué el uso de estudiantes y profesores para el estudio transgénico y qué injerencia tienen las grandes empresas agrícolas en el recinto? Cuarto, ¿qué estudio en específico realiza la institución con la yuca y el cilantrillo?

Radio Universidad, Internet, 24-5-06

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