Un maíz transgénico causó malformaciones en cobayos

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Desarrollaron riñones más pequeños y distinta composición sanguínea

Londres (ANSA) - Cobayos de laboratorio alimentados con un tipo de maíz genéticamente modificado, que podría pronto ser cultivado en Europa, desarrollaron graves anomalías físicas como riñones más pequeños y una diversa composición genética en la sangre, reveló ayer un semanario británico.

La investigación fue realizada en forma secreta por la empresa de biotecnología Monsanto, que es la misma entidad que produce el maíz Ogm, agrega The Independent on Sunday.

El informe reservado de 1.139 páginas señala que las anomalías halladas en el grupo de topos alimentados con maíz transgénico, denominado MON 863, no se encontraban en los animales alimentados con maíz convencional.

Los resultados de la investigación plantean dudas sobre los potenciales riesgos del MON 863 para la salud humana.

En estos días la Unión Europea está estudiando la posibilidad de autorizar la importación a Europa del maíz Ogm producido por Monsanto.

Una primera votación realizada la semana pasada la rechazó, en tanto Gran Bretaña y otras nueve naciones europeas votaron a favor.

PREOCUPACION

El dominical subraya que, según una fuente del gobierno británico, los ministros ahora estarían tan preocupados por los resultado del estudio que habrían pedido a Monsanto nuevas informaciones.

Los detalles de la investigación sobre cobayos forman parte de un informe sobre MON 863 que Monsanto se niega a hacer público porque contiene ‘‘informaciones reservadas que podrían ser útiles a la competencia’’.

Un portavoz de la sociedad se quejó ayer porque se debería haber planteado el problema a los organismos anteriormente. ‘‘El MON 863 -dijo- no es nuevo y fue decretado tan seguro como el maíz convencional por las autoridades internacionales desde 2003’’.

Este tipo de estudio pone en evidencia la necesidad de realizar nuevas investigaciones sobre el impacto a largo plazo del maíz Ogm sobre la salud.

Según algunos especialistas interpelados por The Independent, los cambios en la composición de la sangre de los roedores podrían indicar que su sistema inmunitario fue dañado y puesto en funcionamiento un mecanismo de respuesta a una enfermedad.

Michael Antoniu, especialista de genética molecular del Guy’s Hospital Medical School, definió los resultados del estudio como ‘‘extremadamente preocupantes desde el punto de vista médico’’, y agregó que está ‘‘aterrorizado por el número de diferencia significativas hallados’’ en los topos alimentados con MON 863.

La Prensa, Argentina, 23-5-05

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