Audio - Jesús Carmona: "Con los decretos, al levantar las vedas, todos sabemos que se viene el fracking"

Idioma Español
País México

"Con los decretos, se ha generado más desconfianza en un sector cada vez más grande de la población mexicana. Hoy día, tenemos esos decretos que van orientados al desarrollo económico. Detrás de ellos, hay un interés solamente económico que busca generar riqueza a costa de lo que sea."

Participación de Jesús Carmona de la Torre en el conservatorio organizado por Otros Mundos A.C./Amigos de la Tierra México el 17 de julio 2018 en el Foro Cultural Kinoki de San Cristóbal de las Casas, titulado "Los decretos de agua: impactos sobre los ríos, pueblos y mujeres en Chiapas". Jesús Carmona de la Torre trabaja en el área de laboratorios institucionales del Colegio del Frontera Sur (ECOSUR) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

"Con los decretos, se ha generado más desconfianza en un sector cada vez más grande de la población mexicana. Hoy día, tenemos esos decretos que van orientados al desarrollo económico. Detrás de ellos, hay un interés solamente económico que busca generar riqueza a costa de lo que sea.

El agua siempre ha sido y sigue siendo uno de los graves problemas en México, aunque se diga que el agua es potable. Solo en las ciudades más grandes e importantes del país el agua se podría denominar como 'potable' porque tienen realmente la infraestructura para potabilizar el agua. Sin embargo, la carencia en términos de saneamiento es mucha y Chiapas está lejos de alcanzar los niveles nacionales promedios. Tenemos una planta llamada 'Ciudad del agua' en Tuxtla Gutiérrez que quizo potabilizar el agua, pero sabemos que ésta no es potable. El resto es agua entubada.

En términos de calidad del agua, los problemas principales son microbiológicos en las zonas urbanas y también en las comunidades rurales porque en las comunidades rurales tenemos flora y fauna y a veces no tenemos servicios sanitarios, entonces todos los desechos humanos y de los animales van al agua, contaminándola microbiológicamente.

En el campo, el agua de los ecosistemas está contaminada, en Chiapas muy particularmente, por el sector agrícola. El uso indiscriminado de agroquímicos es terrible. Se hacen verdaderas bombas: se mezcla un producto con otro para controlar una plaga o la vegetación en los cultivos o monocultivos, y también hay un uso exagerado de fertilizantes sin conocimiento real de la fertilidad de las tierras.

Esta contaminación se va moviendo en las zonas urbanas a través de los drenajes que van a los ríos. Recordemos que los ríos no llevan nada más agua. Tienen una dinámica más importante ya que también arrastran suelos. Entonces el flujo de los contaminantes va asociado a estos sólidos que se van arrastrando con el agua y con la erosión hídrica. Esto no ha sido contemplado tampoco en los decretos.

Con los decretos, al levantar las vedas, todos sabemos que se viene el fracking (o fracturación hidráulica) en México en su máxima expresión. Con el fracking, en un pozo pequeño de extracción de petróleo o de gas natural, tenemos una inversión de agua de entre 4,000 y 9,000 m3 de agua para el proceso extractivo. Podemos tener hasta 29,000 m3 de agua en un pozo más grande. Para perforar varios kilómetros de capas de tierra, tienen que utilizar sustancias químicas, maquinaria pesada y energía, además de agua.

Hoy día, la legislación no prohibe a las empresas extractivas usar ciertas sustancias o no las invita a dar información sobre las sustancias que utilizan en las perforaciones. Es más: son secretos industriales. No conocemos la composición de estos fluidos que inyectan para perforar. Lo que sí se sabe de algunos estudios que se han hecho a nivel mundial, sobre todo en Estados Unidos, es que hay contaminantes como metales pesados que utilizan para romper capas de suelo y que mezclan con agua, además de otras sustancias químicas. Incluso también utilizan elementos radioactivos.

Cuando se mezclan con el agua, las empresas sacan lo que necesitan sacar, pero ocurren otros fenómenos colaterales que van incrementando la contaminación. Por ejemplo, puede haber liberación de metano, que es el gas más abundante. Además, se pueden liberar otros gases como el óxido nitroso o los compuestos derivados del azufre y los metales pesados que las mismas empresas extractivas utilizan, como el mercurio. También puede haber liberación natural de los minerales naturales de la tierra. Son de origen natural pero somos nosotros quienes provocamos una fractura que genera la liberación potencial de estos elemento en el aire, incluidos los mismos elementos radioactivos.

Contaminan los mantos acuíferos y los ríos. Se mezclan con la lluvia y entonces es muy difícil contener la contaminación. No hay experiencias muy exitosas en donde las industrias extractivas puedan contener la contaminación. De hecho, siempre hay lagunas y depósitos importantes de materiales mezclados con agua, asociados a los lugares donde estas empresas extraen, y estos hacen indisponible el agua.

¿Entonces qué hacemos?

En San Cristóbal de las Casas, nos preocupamos con muchos colegas en el Comité de cuenca de Jovel y propusimos en el 2012 un monitoreo de la calidad el agua. Pero es bien complicado y costoso. Logramos obtener datos y hoy día se conocen ya los riesgos a la salud por la contaminación microbiológica. Sin embargo, la contaminación por los agroquímicos todavía no está documentada. Nos falta mucho para tener bases de datos confiables. No son procesos baratos: a veces hacer una determinación de un solo metal pesado nos puede costar 1,500 pesos y eso hace imposible que podamos monitorear toda una cuenca, pero debemos ser capaces de proponer métodos para hacer al menos algunos monitores que nos den indicios del nivel de contaminación en la cuenca.

¿Qué otra cosa podemos hacer además de los monitoreos? Necesitamos poner otros niveles máximos permisibles de contaminación en la legislación y eso es algo que deberíamos impulsar desde la sociedad. Si lo dejamos en manos de los políticos, finalmente vamos a adoptar legislaciones y normativa internacionales que no corresponden al contexto local, estatal ni nacional. Tenemos que hacer nuestras propias normas e impulsarlas a través de procesos de participación ciudadana.

Algo que nos puede motivar a hacerlo es hacer las cuentas de cuánto invertimos, pues el costo para atender una diarrea o una enfermedad más grave vinculada a problemas de contaminación es mínimo 200 pesos, pero si es una enfermedad terminal como cáncer en hígado o algún otro problema, la familia gasta mucho más. Al hacer estos cálculos y ponerse a reflexionar sobre porqué estamos en esta situación, nos puede ayudar a tomar acciones específicas y motivar la participación.

Cuando le llega el agua de lluvia al parabrisas de un carro, se empiezan a formar pequeñas gotitas y luego se van juntando hasta que formen un pequeño escurrimiento. Pues nosotros si somos agua, nos deberíamos empezar a juntar. Como gotitas de agua, vamos formando ríos de soluciones para toda la problemática ambiental."

Fuente: Otros Mundos Chiapas

Temas: Agua

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